sábado, 26 de marzo de 2016

Los Sionistas Koch y la Gran Farsa de la Democracia en EEUU


Porqué lo llaman Lobby´s 
cuando quieren decir en realizad corrupción legalizada
armak de odelot

Charles y David Koch transformaron la democracia de EEUU en una farsa, con el acuerdo de la Corte Suprema

Los Koch y la gran farsa de la democracia en EEUU

Los hermanos Koch son la prueba de que la democracia norteamericana es la menos indicada para ser “exportable” y la que menos autoridad tiene en este momento histórico para decirles a otras democracias cuáles son sus virtudes y defectos. La democracia de Estados Unidos se ha vuelto una mercancía más.
Por Sandra Russo. 
Entre muchas otras cosas, cuando uno mira el documental del periodista y activista norteamericano Robert Greenwald sobre los hermanos Charles y David Koch –Los hermanos Koch al descubierto– lo que sorprende es que desde hace años, a cada intento de los multimillonarios Koch por disciplinar al pueblo norteamericano después de disciplinar con donaciones de muchos miles de dólares a legisladores, jueces, periodistas, académicos y a todo aquel con influencia para modificar leyes sensibles a los bolsillos de los más ricos de todos, le correspondió una revuelta, una manifestación, una incipiente organización popular repelida casi en todos los casos con represión. 
(VER VIDEO SOBRE LOS KOCH, AL PIE DE ESTA NOTA)
Hubo y hay resistencia de los negros, de los ancianos, de los latinos, de los discapacitados, de los enfermos de cáncer por intoxicación medioambiental, de los sindicatos. 
Estados Unidos no es, como parece desde lejos y cuando la información que uno tiene sobre ese país depende de lo que difunden los grandes medios de comunicación, un polifacético y monumental territorio manso ante el avance obsceno de la restauración conservadora. 
Hay decenas de luchas que se mantienen casi en secreto, invisibilizadas. 
Para decirlo rápido y cortito, los Koch, cuyo apellido aún suena protegido por los sectores que los propios Koch financian, lo que quieren es un gobierno para el uno por ciento, o como dice una de las víctimas que hablan en el documental, “quieren comprar el gobierno, y lo están logrando”.
Charles y David Koch hablan de sí mismos como hombres “que se han hecho solos”, de acuerdo a la arquetípica versión del sueño americano. 
Pero los miles de millones de dólares que poseen y que multiplican a un ritmo frenético –con base en la industria petrolera– no los hicieron ellos. Los heredaron. Su padre fue el visionario inescrupuloso que en los años ’30 trabajó codo a codo con Stalin en la URSS. Después volvió a Estados Unidos, montó su propia industria y comenzó a interesarse en la política. 
El patriarca Koch fue el primero en oponerse a cualquier avance en materia de derechos civiles, bajo el pretexto de que esos derechos “encubrían al comunismo”. 
Ferviente defensor de la supremacía blanca, inculcó esas ideas a sus retoños, que ya andan por los 70 años, y que desde hace más de una década vienen financiando a tanques de pensamiento y a legisladores para llevar a cabo una operación política de proporciones: torcer la opinión pública mayoritaria en favor de los intereses de no más de cien personas, especialmente los de los Koch.
La expresión “restauración conservadora” se hace viva cuando se repasa la primera actuación desembozada de los Koch en materia de financiación a cambio de votos a favor de sus ideas. Fue una prueba piloto que les salió mal, pero vaya que era ambiciosa: el lugar fue el condado de Wake, en Carolina del Norte. 
Los Koch les pusieron miles de dólares a medios de comunicación, a legisladores locales y a miembros de la Junta Escolar del condado: lo que querían era lo mismo que en su momento –1963– había defendido el entonces gobernador George Wallace: volver a la segregación de los estudiantes negros. 
Una de sus frases más recordadas tenía un contenido agrio y un formato de estribillo de canción berreta: “Segregación ahora, segregación mañana y segregación siempre”. 
Los Koch no actuaron a cara lavada. Crearon una fundación, Americanos por la Prosperidad, que levantó las banderas de la supremacía blanca, aunque le puso otras palabras. 
Hubo una tenaz resistencia de la comunidad de Wake a que se volviera a separar a los estudiantes blancos de los negros. Aunque hubo miembros de la Junta Escolar “subvencionados”, la mayoría rechazó el retroceso.
Pero los Koch ya habían puesto a prueba el mecanismo de la compra de influencias, refrendado luego por la Corte Suprema norteamericana, al fallar que una corporación era equivalente a una persona.
Pero los Koch ya habían puesto a prueba el mecanismo de la compra de influencias, refrendado luego por la Corte Suprema norteamericana, al fallar que una corporación era equivalente a una persona. 
No había entonces límites para la financiación de la política, y eso fue una bisagra, la misma a la que ahora están trepados los buitres. 
Para llegar a eso, los Koch mantuvieron reuniones con algunos de los jueces de la Corte, como Clarence Thomas y Antonin Scalia. Esa bisagra abrió la compuerta de degradación de todo un sistema. La democracia puede ser vendida a los ricos.
Los Koch están hoy atrás de innumerables fundaciones, como Kochtopus, el Cato Institute y Alec, que directamente se ocupa de redactar leyes a la medida de las corporaciones. 
Después esas leyes son promovidas por un monumental y monstruoso dispositivo que incluye a legisladores –han sido donantes de unas 1500 campañas políticas–, por medios y periodistas que entrevistan a académicos que por otra parte producen miles y miles de papers y trabajos que les dan la razón a los Koch. 
Siguen financiando a decenas de colegios y universidades (la lista es demasiado larga, pero algunos ejemplos son Alma College, American University, Andrew College, Arkansas Tech University, Ball State University, Barton College, Colorado College, Chapman University, Baylor University, College of New Jersey, Delaware State University, Duke University, MIT, Florida Atlantic University, George Fox University, Georgia State University, Loyola University, Michigan State University y siguen muchas más). 
En ellas han colocado más de 60 millones de dólares en donativos. Gary Nelson, presidente de la Asociación Americana de Profesores, señala que el dinero tiene una condición comprobable en cada una de esas casas de estudio: la agenda corporativa es el único punto de vista que se imparte en las aulas. “Están comprando una agenda ideológica”, dice.
En los últimos años los Koch vienen librando, a través de sus fundaciones y ONG, batallas contra, por ejemplo, el salario mínimo. El argumento, que en decenas de entrevistas televisivas repiten como loros los beneficiarios de los donaciones, es que “el salario mínimo crea una cultura de la dependencia”
En los últimos años los Koch vienen librando, a través de sus fundaciones y ONG, batallas contra, por ejemplo, el salario mínimo. 
El argumento, que en decenas de entrevistas televisivas repiten como loros los beneficiarios de los donaciones, es que “el salario mínimo crea una cultura de la dependencia”. Cada uno de los Koch gana casi dos millones de dólares por hora. 
Los 23 millones que han aportado a sus fundaciones para que produzcan aparentes trabajos académicos que atacan la idea del salario mínimo son un vuelto para ellos: Greenwald señala que durante esa campaña contra los derechos laborales lograron que se publicaran no menos de 4000 estudios y papers en sintonía con su pretensión de eliminarlo.
Han llevado adelante, como no sorprenderá a nadie a esta altura, brutales compañas para hacer desaparecer los sindicatos como forma de asociación de los trabajadores (“Una sociedad libre no necesita sindicatos”). 
Han batallado para llevar la edad de jubilación a los 70 años. Han batallado contra el seguro social o de desempleo, también con decenas de “expertos” parloteando en la televisión sobre el costo que generan en la sociedad “los vagos”. 
Han creado, además, la organización Voto Verdadero, un núcleo duro de su concepción ideológica. Multiplicando los requisitos para votar en elecciones estaduales o generales, lograron una ley que dejó afuera de las urnas a millones de personas, sobre todo negros, latinos, discapacitados y ancianos.
En definitiva, los Koch son la prueba de que la democracia norteamericana es la menos indicada para ser “exportable” y la que menos autoridad tiene en este momento histórico para decirles a otras democracias cuáles son sus virtudes y defectos. 
La democracia de Estados Unidos se ha vuelto una mercancía más, algo en la góndola de lujo a la que acceden no sólo los hermanos Koch, sino quienes se les parecen: son muy, muy pocos, y quieren todo, absolutamente todo para ellos.

Video:Los hermanos Koch expuestos. Subtitulado


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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro