sábado, 26 de marzo de 2016

Por qué hay que temer a un mundo sin dinero en efectivo

Por qué hay que temer a un mundo sin dinero en efectivo
La economía de la gente pobre y de los pequeños comercios se basa en el dinero en efectivo. Es probable que la implementación de nuevos sistemas de pago ensanche la brecha de la pobreza y marque el camino hacia nuevos y aterradores niveles de vigilancia

El gobierno alemán estudia limitar las operaciones con dinero en efectivo
Londres tiene ya un bar en el que no se paga con efectivo. EFE
La cadena de comida saludable Tosed ha abierto recientemente la primera cafetería del Reino Unido en la que no se paga con dinero en efectivo. Otro paso más hacia la muerte del pago al contado. 
Los cambios en la forma del dinero no son nada nuevo. El dinero es tecnológico. Las monedas de metal volvieron obsoletas a las conchas de mar, los dientes de ballenas y otras formas primitivas de dinero. La imprenta tuvo el mismo efecto sobre los metales preciosos: en su lugar, empezamos a utilizar papel moneda. 
La banca electrónica terminó con la era del cheque y ahora, los sistemas de pago 'sin contacto' ocontactless están haciendo lo mismo con el efectivo, cada vez más incómodo. Por lo general, en el mercado gana la comodidad. 
Está muy bien, siempre y cuando las personas puedan elegir con libertad. Lo que me preocupa es la guerra extraoficial desatada contra el dinero en metálico, desde las miradas de sospecha que uno recibe cuando paga grandes cantidades de dinero al contado hasta la cruzada europea para decomisar los billetes de 500 euros. No creo que se hayan pensado bien las consecuencias.
En un mundo sin efectivo, cada pago que se realice será fácil de rastrear. ¿Quiere usted que gobiernos (no siempre benévolos), bancos y procesadores de transacciones tengan la posibilidad de acceder a esa información?
En lo que respecta a la distribución de la riqueza, ya vivimos en un mundo que no puede ser más desigual. Hasta puede que sea más desigual de lo que nunca ha sido. Mi preocupación es que una sociedad sin dinero en efectivo pueda exacerbar aún más esa desigualdad. 
Los sistemas de pago sin contacto le darán aún más poder al sector financiero: los bancos y las empresas de tecnología financiera supervisarán todas las transacciones. La crisis de 2008 demuestra que, cuando la situación apremia, los bancos logran ser eximidos de regulaciones tan importantes y eficaces como la de la bancarrota, una ley bajo la que el resto de nosotros debemos operar. ¿Estamos seguros de que es bueno darle aún más poder e influencia a este sector?
En un mundo sin efectivo, cada pago que se realice será fácil de rastrear. ¿Quiere usted que gobiernos (no siempre benévolos), bancos y procesadores de transacciones tengan la posibilidad de acceder a esa información? Eso daría a estas entidades un poder enorme: la vigilancia podría llegar a un nivel orwelliano aterrador. 
Por el contrario, el dinero en metálico confiere el poder al que lo usa. Le permite comprar, vender y guardar sus ahorros sin depender de nadie. Si así lo quisiera, esa persona podría mantenerse completamente fuera del sistema financiero. 
Hay muchas razones, tanto morales como prácticas, para querer estar fuera del sistema. En 2008 muchas personas se apresuraron a sacar su dinero de los bancos. Si es cierto que el sistema financiero estuvo tan cerca del colapso como nos dijeron, la reacción estuvo más que justificada. En 2011, con los bancos de Chipre al borde del desastre financiero, nos enteramos de la existencia de "bail-ins" o rescates internos: con el fin de salvar el sistema, se incautaba el dinero que la gente común tenía depositado. Si los ahorros de toda su vida estuvieran en peligro de ser confiscados para rescatar a una corporación a la que considera derrochadora, me imagino que usted también retiraría su dinero a toda prisa. 
Hemos visto temores similares en Grecia y, en menor medida, en el sur de Europa.  Hace poco, Mervyn King, exgobernador del Banco de Inglaterra, declaró que no se había arreglado el sistema bancario y que, otra vez, habría pánico financiero. 
En Japón, donde el banco central ha impuesto tasas negativas, los bancos le cobran a la gente para guardar su dinero. Es un intento de incitarlos a gastar, en lugar de ahorrar. 
Los japoneses han sacado tanto dinero de los bancos que, según algunos informes, todas las cajas fuertes del país ya se vendieron. 
Son todas razones bastante legítimas para querer salirse del sistema. 
No digo que todos deberíamos sacar nuestro dinero del banco, pero sí que todos deberíamos tener la opción de hacerlo. El efectivo nos da esa libertad. 
¿Por qué dejarlo de lado? El dinero es nuestro, no del banco.
El teléfono nos enseñó una valiosa lección. En su pico más alto, en 2008, había 1.300 millones de teléfonos fijos para una población mundial de 7.000 millones. 
En la actualidad, más de 6.000 millones de personas tienen un teléfono móvil. Según un estudio de la ONU, son más personas que las que tienen acceso a un inodoro. 
Muchos asumen que los móviles tuvieron éxito donde el teléfono fijo falló: la tecnología más avanzada hizo posible que la cobertura fuera más extendida. 
Hay algo de cierto en eso. Pero la razón principal es más simple: para tener un teléfono fijo se necesita una cuenta bancaria y un crédito. 
Cerca de la mitad de la población mundial no está bancarizada, o sea que no tiene acceso a los servicios financieros básicos requeridos. 
Las empresas de telecomunicaciones no veían potenciales clientes, la infraestructura nunca se construyó y millones de personas quedarons con pocos medios para comunicarse. 
Pero con dinero se puede comprar un móvil y el tiempo de llamada. No se necesita bancarización. Casi cualquier persona podía conseguir un móvil y eso fue lo que ocurrió. El sistema financiero era una barrera que impedía progresar a los de menos recursos, mientras que el dinero en metálico fue un factor facilitador.
Para mediados de 2020, 6.000 millones de personas en todo el mundo tendrán un teléfono inteligente. También tendrán casi todo lo necesario para acceder al comercio electrónico (básicamente, acceso a Internet), excepto la inclusión financiera. 
Es por eso que, en el futuro, las nuevas formas de dinero digital desempeñarán un rol muy importante (desde los M-Pesa de Kenya hasta los bitcoin): dinero que se podrá utilizar aunque no estén incluídos en el sistema financiero. 
En el Reino Unido, el pago al contado sirve para pequeñas transacciones (comprar una barra de chocolate, un diario o un cartón de leche), que aún no es rentable procesar de otra manera. Siempre será el medio de pago más rápido y directo. 
Por ejemplo, a mí me gusta dejar propina en efectivo a los camareros, con la certeza de que recibirán ese dinero y no quedará en manos de un empleador con pocos escrúpulos. 
También me gusta comprar en los mercados, donde puedo adquirir directamente del productor con la certeza de que recibirá el dinero sin que un intermediario se lleve un porcentaje. 
El dinero en efectivo sirve también para las transacciones privadas, muy conveniente por una gran cantidad de razones posibles, de las cuales no todas son ilegales. Los pequeños comercios que recién empiezan necesitan que su economía dependa del metálico. La gente pobre, también. La guerra contra el dinero en efectivo es una guerra contra ellos
Si hacemos caso a las voces alarmistas, empezaremos a pensar que todos los que usan efectivo son delincuentes, evasores de impuestos o terroristas. 
Claro que algunos usan el dinero para evadir impuestos, pero no es nada en comparación con las argucias de Google y Facebook para la elusión fiscal: Google no utiliza efectivo en su sistema de elusión fiscal, lo consigue siguiendo fielmente la normativa.
Sólo gracias al dinero en efectivo tenemos inclusión financiera total, un lujo que los más acomodados dan por hecho. Si sacamos el efectivo y restringimos la inclusión financiera total, muchas personas quedarán atrapadas en la pobreza. 
Cuidado con la guerra contra el efectivo.
Traducción de Francisco de Zárate

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro