domingo, 29 de enero de 2017

Neofascismo, la Fase Superior del Neoliberalismo

Neofascismo, la fase superior del neoliberalismo

Las promesas de Trump se van a romper en mil pedazos cuando sus votantes descubran a qué se refiere la oligarquía económica con hacer Ameríca “grande” otra vez.

Son promesas que suenan bien para quienes se oponen a los efectos del neoliberalismo.

El nuevo patriarca promete ponerle freno a la deslocalización de las empresas, devolver el poder a la “gente”, acabar con el enriquecimiento de los políticos, ocuparse de lo nacional/local primero, llevarse bien con otros países, y sobre todo generar riqueza para todos.

Es un discurso que coincide con muchos de los objetivos de la izquierda, especialmente en sus vertientes patriotas-populistas, por su apelación a la “patria” y a la “gente”.

Por otro lado, hay que reconocer que quien escribe el guión de la vida política de Trump es un genio diseñando discursos seductores, transversales y potentes.

El truco es muy sencillo: sus promesas son falsas.

Cualquiera de sus medidas servirá para incrementar la desigualdad generado por las políticas neoliberales, no para revertirlo.

Sus promesas recuerdan a esas historias en las que un demonio te concede un deseo y, pidas lo que pidas, siempre se las arregla para volver el deseo en tu contra.

Cuando habla de devolver las fábricas a EEUU, no se refiere a la creación de un sistema productivo más justo y sostenible, sino a generar dentro de su propio país las condiciones de vida pauperrimas que existen en los países “en desarrollo”.

A simple vista, esto puede parecer positivo: “así los americanos probarán las condiciones de explotación a las que sometían a otros países”.

Sin embargo, la estrategia supone una degradación del régimen de protección social y laboral de EEUU, y por lo tanto del “estándar internacional” de lo que es aceptable hacer.

En el orden neoliberal la desigualdad se exporta a terceros países, y se oculta la explotación de unos países por otros detrás del sistema de comercio internacional.

En el neofascismo, las condiciones de explotación se generalizan y se justifican culturalmente.

Además, en términos macroeconómicos, la deslocalización de las empresas a los países en desarrollo genera un excedente que poco a poco da lugar a ciertos derechos laborales.

A través de la explotación masiva de su población, estos países construyen su “desarrollo” económico.

Éticamente, esto es inaceptable, pero lo cierto es que con esta estrategia países como China han mejorado su posición geopolítica y se han convertido en agentes centrales del mercado internacional.

Para corregir estos efectos no deseados (por la élite económica) del neoliberalismo, el sistema tiene que evolucionar hacia el neofascismo, como vía para seguir favoreciendo los proceso de acumulación de poder y capital.


La vía de Obama y Clinton consistía en equilibrismos geoestratégicos y financieros para mantener viva la ilusión de que el capitalismo es compatible con la igualdad, los derechos civiles y la justicia internacional.

Una versión cada vez menos creíble.

En cambio, el proyecto neoliberal ha logrado que el deseo de crecimiento económico no se cuestione como objetivo social prioritario.

Así, al descubrir que la igualdad y la justicia social no son compatibles con la economía de mercado, parecerá lógico dejarlos atrás para “ser grandes otra vez”.

En definitiva, aunque Trump ponga fin a algunos tratados de libre comercio, su victoria no representa un retroceso del neoliberalismo, sino su evolución hacia un estadio superior en el que se intensifican las relaciones de dominación y degradación de los lazos sociales.

Su plan incluye incrementar el gasto militar, que es el único gasto público que los conservadores consideran aceptable.

Esto propiciará nuevas aventuras bélicas, que puede que no se limiten a amedrentar a países débiles con los que se atrevía Obama, y que vayan más allá.

También ha anunciado medidas contra la agencia de protección ambiental (EPA) para favorecer el desarrollo industrial, lo que inevitablemente implicará más desastres ecológicos, más cambio climático y mayor contaminación de los océanos.

Ha prometido desmantelar todo vestigio de protección social, empezando por la sanidad para aumentar la indefensión de las clases bajas; y siguiendo con la educación que quieren hacer “grande otra vez” por medio de la financiación pública de escuelas privadas.

Muchas de estas políticas se oponen al legado de Obama, pero en el fondo no son más que la expresión desnuda de la misma tendencia económica hacia la polarización social.

Lo que se destruyen son los parachoques con los que se pretendía hacer la transición más llevadera.

Después de todo, es posible que no hagan falta, cuando el neofascismo logra instalarse sobre una nueva cultura basada en la mentira, las noticias falsas y los prejuicios xenófobos.

Es decir, cuando el empleo de la fuerza y la opresión se justifican por la promesa de bienestar económico.

Los neoliberales solo tenían que convencernos de que la “libertad del mercado” es la base de una sociedad mejor; se limitaban a mantener una mentira—muy grande—sobre la que justificar un sistema de opresión.

Los neofascistas en cambio van a por todo el pastel: que no quede germen de verdad, para que toda la fuerza del pensamiento manipulado y asustado de la población se implique en la intensificación de la dominación social.

Ante este cambio, es importante valorar adecuadamente la situación para evitar que, en la comparación con Trump, los neoliberales de la globalización se presenten como adalides de la libertad y la justicia social.

Ambos sistemas responden a un mismo impulso, por lo que la respuesta debe ser la misma: luchar por el desarrollo de una mayor conciencia social y mantener vivas las iniciativas de resistencia.

* Profesor coordinador del Máster CCCD, miembro del grupo de investigación Cibersomosaguas y editor en Teknokultura

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro