Pasado ya el primer aviso que está aireando Eduardo Inda, la extorsión a las más altas instituciones del Estado ha tomado forma: o se detienen las investigaciones judiciales sobre la brigada política montada en la anterior cúpula del Ministerio del Interior o estallará un escándalo mediático sin precedentes que socavará a la mismísima Casa Real. Avisado está el propio Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
En realidad, la operación ya ha comenzado a través de las primeras filtraciones sobre las relaciones sexuales del rey Juan Carlos con Bárbara Rey, un asunto antiguo que se conoce desde hace veinte años y que se ha resucitado inopinadamente.
Pero la verdadera bomba de relojería se llama Corinna zu Sayn-Wittgenstein, aristócrata alemana de origen danés que mantuvo muchos años de intimidad con el monarca decrépito.
Los más altos mandos policiales del círculo íntimo del exministro Jorge Fernández Díaz están chantajeando al CNI con desvelar interioridades inconfesables de la relación entre Corinna y Juan Carlos, así como detalles de los presuntos pagos que ella recibió a cambio de su silencio, si no se pone fin a las pesquisas por la que ya está imputado un comisario, José Manuel Villarejo Pérez, y se amplía esa investigación hasta el propio ex director adjunto operativo (DAO), Eugenio Pino.
El caso lo instruye el Juzgado Número 2 de Madrid que dirige el juez Arturo Zamarriego y en él se investiga una grabación ilegal de una reunión de agentes del CNI con el entonces jefe de Asuntos Internos, Marcelino Martín-Blas, y el inspector Rubén López, realizada en dependencias policiales, presuntamente, por esta cúpula de Interior que estaba a las órdenes del exministro Fernández Díaz. Los espías y jefes policiales trataban en ese encuentro sobre el sospechoso caso de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, quien se ha hecho famoso como "el pequeño Nicolás".
La extorsión que se está llevando ahora a cabo sería un salto en esta campaña de desprestigio que se ha desarrollado desde 2013, cuando algunos funcionarios policiales fueron procesados por colaborar con la trama de la mafia china de Gao Ping.
El cénit de esa larga operación fue la citada grabación ilegal, que ponía en jaque a dos de los cuerpos de investigación más infranqueables y que presuntamente fue entregada al pequeño Nicolás por Eduardo Inda, quien está siendo el altavoz de este nuevo chantaje a las más altas instituciones del Estado.
En caso de que no se cediese a la extorsión, el siguiente capítulo de este chantaje a la Casa Real y al CNI consistirá en airear los pagos de fondos reservados que recibió Corinna, según reconoce el comisario principal Enrique García Castaño, perteneciente a la Comisaría General de Información.
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