Ante la acusación del ahora presidente Donald Trump, quien señala que la administración Obama no obtuvo prácticamente nada de los países aliados a cambio de la «defensa» que EEUU les garantiza, el New York Times acaba de lanzarse al ruedo con la publicación, el 16 de enero de 2017, de una documentación basada en datos oficiales para demostrar lo que la administración Obama hizo para «defender los intereses de EEUU en el extranjero».
La administración Obama concluyó tratados con más de 30 países diferentes, que «contribuyen a aportar estabilidad en las regiones económica y políticamente más importantes para EEUU». Para ello, desplegó de manera permanente más de 210 000 militares en el extranjero.
En Europa, EEUU mantiene 80 000 militares –además de la Sexta Flota, con base en Italia– para «defender a los aliados miembros de la OTAN» y como «disuasión contra Rusia».
A cambio de ello, Obama obtuvo de sus aliados de la OTAN el compromiso de «defender a EEUU» y la posibilidad de mantener sus propias bases militares cerca de Rusia, en Medio Oriente y en África, bases cuyo costo cubren los aliados en un 30%, lo cual permite a EEUU tener a la Unión Europea como principal socio comercial.
En el Medio Oriente, EEUU mantiene 28 000 militares en las monarquías del Golfo –además de la Quinta Flota, con base en Bahréin– para «defender el libre flujo de petróleo y gas y, al mismo tiempo, defender a los aliados contra Irán».
A cambio, obtuvo acceso a un 34% de las exportaciones mundiales de petróleo y a un 16% de las exportaciones mundiales de gas natural y la posibilidad de mantener sus propias bases militares contra Irán, bases cuyo costo asumen las monarquías del Golfo en un 60%.
A cambio obtuvo la posibilidad de mantener sus propias «bases militares cerca de China y de Corea del Norte», bases cuyo costo cubren los aliados en un 40% (en Corea del Sur) y en el 75% (en Japón).
Eso permite a EEUU mantener a Japón y Corea del Sur como importantes socios comerciales.
En el sudeste asiático, EEUU mantiene una cantidad variable de militares, varios miles, para apoyar a Tailandia y Filipinas, con Australia en el Pacífico.
Eso incluye «los ejercicios militares para la libertad de navegación en el Mar de China Meriodinal», por donde pasa un 30% del comercio marítimo mundial.
EEUU obtuvo a cambio la posibilidad de «proteger» un volumen de comercio marítimo cuyo valor asciende a más 5 000 millardos [1] de dólares anuales.
Al mismo tiempo obtuvo «una región más amiga de EEUU y más capaz de unirse contra China».
Esta lista no menciona el hecho que, bajo la administración Obama, el Pentágono comenzó a desplegar contra China, a bordo de sus navíos de guerra, el sistema Aegis, análogo al ya desplegado en Europa contra Rusia.
El sistema Aegis es capaz de lanzar no sólo misiles antimisiles sino también misiles de crucero que pueden llevar ojivas nucleares.
Así es de infundada la crítica de Trump a Obama, quien ha demostrado en la práctica lo que afirmó en su último discurso sobre el Estado de la Nación:
«[Norte]América es la nación más fuerte de la Tierra. Gastamos en el sector militar más de lo que gastan juntas las 8 naciones siguientes. Nuestras tropas constituyen la mejor fuerza de combate en la historia mundial.»
Ahí tenemos el legado del presidente «bueno».
¿Qué hará ahora el presidente «malo»?
Il Manifesto / Red Voltaire
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