Es un secreto a voces que los servicios de inteligencia, ya sea la ex Secretaría de inteligencia, la ex Secretaría de inteligencia del Estado y la actual Agencia Federal de Inteligencia cumplieron y cumplen aquella frase atribuida al General Perón, “no constituyen ningún servicio, ni tienen nada de inteligentes”.
Una especie de temor omnipresente fue tomando densidad a lo largo de la recuperación de la democracia, que el solo nombrar a la famosa “Casa” despierta el temor al famoso carpetazo o espionaje telefónico, o a cualquier trapisonda mafiosa.
Por supuesto, este organismo que debe ser fundamental en un país para el sistema nacional de inteligencia y garantizar la seguridad de la nación, lo que menos hace es esto, sino la persecución política en un sentido amplio.
Además, al manejar una caja sin control, el espionaje empezó a controlar a la justicia federal.
El caso de la Banelco, la figura de Stiusso denunciada por Gustavo Beliz, la participación en el caso AMIA y los vínculos con el Fiscal Nissman, la extorsión a periodistas en la llamada “cadena de la felicidad” -entrega de sumas de dinero a periodistas mercenarios-, guerra de bandas con asesinatos de matriz mafiosa, tomaron estado publico, así como las llamadas “operaciones” de todo tipo.
Sin embargo, el Presidente Macri designó a un amigo personal vinculado a los negocios de lavado de dinero del fútbol, Gustavo Arribas, como nuevo jefe de la AFI, sin ninguna experiencia en el tema.
Arribas, hoy acusado por cuentas de dinero en el extranjero, no refleja la mínima señal de transparencia para un Estado paralelo identificado por su agenda cargada de extorsión y por un poder que es continuación permanente mas allá de los cambios de gobiernos.
Sin embargo, el discurso del gobierno de Macri es de una permanente obsesión hacia una agenda estratégica de seguridad vía su ministra Patricia Bulrrich, y cuando nos vamos al terreno de la realidad se hace agua por todos lados y terminamos más que inundados.
Pero, por otro lado, nadie habla de este tema que nos convoca, que es un verdadero Estado paralelo de la extorsión, porque existe un temor real.
Como existe una malformación de entender a los servicios de inteligencia como sinónimo de persecución o escuchas, los argentinos nos debemos un debate político profundo sobre
– qué son los Servicios de Inteligencia,– cuáles son sus fines,– cuáles es su relación con la democracia.– y desmitificar un simplismo muy extendido en ciertos ámbitos, el que realizar tareas de análisis de inteligencia no significa buchoneo, cuestión muy común dentro de la atmósfera de la política.
En el Glosario de Inteligencia se conceptúa el servicio de inteligencia como un “Organismo del Estado que tiene como misión obtener, analizar e interpretar información, no alcanzable para otros organismos, sobre los riesgos y amenazas para la seguridad y las diversas oportunidades de actuación existente en este ámbito para producir conocimiento (inteligencia), que suministra al Gobierno, con el fin de permitir la toma de decisiones y hacer posible la prevención y la desactivación de los primeros y el aprovechamiento de las segundas”. (Esteban Navarro, Miguel Angel, Glosario de Inteligencia, Madrid, CNI, 2007, pag 131).
Dados sus objetivos, los servicios de inteligencia son una clase muy específica de organización.
El entendimiento de cuál es la estrategia informacional de un servicio de inteligencia pasa por las respuestas a las siguientes preguntas:
¿qué papel tiene la información en un servicio de inteligencia?¿qué hace un servicio de inteligencia con la información?
Los servicios de inteligencia en un tipo ideal son unidades de gestión del conocimiento. Todo el trabajo que realizan implica adquirir, procesar, analizar y difundir la información.
Además de atender a sus usuarios prioritarios, que son los gobernantes de la nación, los servicios de inteligencia proveen información a otros públicos, como pueden ser otros servicios de inteligencia, que pueden ser asociados.
En verdad, necesitan compartir información con sus homónimos o bien producir inteligencia cooperativa.
El equipo informacional de los servicios de inteligencia gubernamentales está compuesto por los recolectores, los analistas y los usuarios de inteligencia.
Los recolectores son las personas integrantes o ajenas a la organización, dedicadas a obtener información necesaria.
Los analistas de inteligencia son los profesionales dotados de la capacidad para valorizar e interpretar la información y producir inteligencia a partir de ella.
Los usuarios son los beneficiarios del proceso.
Como consecuencia de la propia naturaleza de la labor de lo servicios de inteligencia, la cultura y el comportamiento informacional de sus profesionales generalmente se caracteriza por el secreto y el aislamiento.
Sin embargo, actualmente en el marco de la sociedad de la información y del conocimiento, se demanda a los servicios de inteligencia una cultura y un comportamiento informacional proclive a la interacción.
El proceso de gestión de la información está en la base y es condición necesaria para la producción de inteligencia.
Los servicios de inteligencia manejan diversos tipos y canales de información. Además disponen del conocimiento de sus analistas desarrollado a lo largo de su formación y de su experiencia profesional. Todos estos recursos deben ser aprovechados en un mapa de inteligencia distribuida.
Con respecto a los usuarios de la información, en una empresa los usuarios de la empresa integran el propio ambiente organizacional y difieren de los usuarios o clientes de los productos y servicios que la empresa ofrece y que pertenecen al ámbito externo.
En los servicios de inteligencia, como en otra unidades de gestión del conocimiento, todos sus usuarios son usuarios de información, puesto que la información es la materia prima como el producto de estos tipos de organizaciones.
Así, los usuarios de información de los servicios de inteligencia pueden ser clasificados en usuarios externos e internos.
Los analistas y demás miembros del equipo de información son los usarios internos preferentes. El gobernante que usará el informe elaborado por el servicio de inteligencia es el usuario externo preferente.
En función de la complejización de los objetivos de seguridad, de la especialización del conocimiento y de la sobre abundacia de información, la generación de inteligencia es una tarea más colectiva.
Ademas de la participación de los varios miembros del equipo de información para producir inteligencia, crece la necesidad de contar con la contribución de profesionales ajenos a la organización.
Uno de los ámbitos para la captación de expertos son las universidades e institutos de investigación.
El reclutamiento -para evitar infiltraciones- se debe realizar a travás de la creación de reserva de inteligencia, cuando proceden de los ámbitos académico, industrial, empresarial.
Por las propias características de los servicios de inteligencia, la realización de auditorias de información constituye un gran desafío, porque permite describir, analizar, mejorar el ambito informacional de los servicios de inteligencia.
Esta nota tuvo como finalidad introducir al debate político, el rol de los servicios de inteligencia -de los que casi nadie sabe- y realizar una aproximación a la descripción y análisis del microambiente informacional de los servicios de inteligencia, para alejarle de ese cono de sombra de aparato mafioso que genera temor con solo nombrarlo.
Por supuesto dejamos para el final el centro que atraviesa todo lo expuesto.
La geopolítica como disciplina del estudio del PODER en la dinámica de los Espacios que nunca son neutros se ocupa del mediano y largo plazo -en la Argentina no se da geopolitica, excepto una geopolítica militarista en las Academias Militares- con un enfoque global; la inteligencia se centra en los detalles, en el corto plazo, en la evolución de hechos y situaciones (Miguel Angel Barrios -Director-, Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolitica, Biblos, Bs.As., 2009).
En estos niveles de Estado, el verdadero valor de la inteligencia reside en su capacidad de acierto en la prospectiva.
La importancia para un Estado del que dirija la inteligencia para una nación es que sea un verdadero hombre de Estado -cuando nos remontamos a Stiusso y Arribas, vemos donde estamos, paradójicamente abajo-.
La inteligencia es un complemento imprescindible de la geopolítica, pero posee su propia guía. Por eso es fundamental que esté definida la proyección geopolítica de un Estado.
La inteligencia guía a la geopolítica, ayuda.
Pero si no están claros los fines geopolíticos, la inteligencia toma autonomía de la geopolítica y sirve a la geopolítica de otros poderes -caso AMIA-.
En síntesis, solo si existe una dirección geopolítica clara y firme, verdaderamente al servicio del Estado, es posible que la inteligencia alcance todo su valor y eficacia. Todos ellos con las miras puestas en el interés superior de la nación.
Únicamente haciendo cotidianos estos debates para la acción voltearemos para siempre un Estado paralelo de la extorsion al servicio de cualquier cosa menos de la NACIÓN (Fernando Navarro, Diego Navarro, Ruben Arcos. La Inteligencia como disciplina cientifica,Plaza&Janés, Madrid, 2010).
Miguel Ángel Barrios, es Doctor en Educación y Doctor en Ciencia Política. Autor de más de quince obras de reconocida referencia bibliográfica.
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