"Cada día que pasa sin democratizar los medios es un día que el poder corporativo y financiero global usa para manipular a la ciudadanía.
Está probado que se puede hacer cualquier tropelía criminal si antes se consiguió el suficiente nivel de convencimiento o de aceptación de la opinión pública internacional."
Por Telma Luzzani. El objetivo de los medios es imponer el Consenso de Washington. (*)
Cuatro notables especialistas analizaron, paso a paso, cómo los medios de comunicación hegemónicos, asociados a los bancos, fabricantes de armas y corporaciones buscan destruir la pluralidad de voces e instalar el discurso único del neoliberalismo.
Estas son las reflexiones de Fernando Buen Abad, Pascual Serrano, Ramón Reig y Fernando Casado.
Para el filósofo mexicano Buen Abad, Occidente ha creado una red de medios poderosos para imponer su narrativa.
En América Latina la configuración de ese sistema de alianzas está liderado por CNN y lo componen el grupo Prisa de España, O Globo en Brasil, Clarín en Argentina y Televisa en México. ¿Cómo operan? “La gran virtud de esta red de medios es su ubicuidad y velocidad de ataques.
En poco tiempo siembran calumnias, sospechas y acusaciones sin pruebas. Se llega al linchamiento mediático a través de afirmaciones sin juicios ni debido proceso.
El caso de Brasil es claro“, aseguró Buen Abad, quien acuñó el concepto de “Plan Cóndor mediático”, en alusión a aquel que ejecutaron las dictaduras militares del Cono Sur, en los años 70, bajo las órdenes de EEUU.
También Ramón Reig detalló cómo opera la “cultura de la descalificación” para desestabilizar Gobiernos o demonizar a líderes opositores.
Reig se refirió al caso de los ataques recibidos en Europa por Sputnik y RT.
“Creo que en Europa hay una corriente ideológica muy relacionada con el mercado salvaje que no sólo quiere acabar con la libertad de las personas de expresarse y su derecho a informarse sino que además quieren acabar con el conocimiento que da la pluralidad de voces”, afirmó.
“El acoso al presidente Putin y a Rusia es parte de un contexto geopolítico que no es nuevo”, agregó Ramón Reig.
Lo grave es que no hay castigo para los calumniadores, ni reparación para los afectados porque de tanta repetición se instala la calumnia como una verdad y cuenta con la complicidad de una parte de las capas medias de la sociedad.
Fernando Casado por su parte, explicó cómo, a través del bombardeo mediático se crean estereotipos (por ejemplo en América Latinachavismo=totalitarismo) y luego ese término se transforma en arma de descalificación.
Su tesis doctoral volcada en un libro “Antiperiodistas. Confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela” es un texto de referencia por la rigurosidad del estudio de campo y profundidad del análisis.
Finalmente, Pascual Serrano, creador del sitio Rebelión.com subrayó la necesidad urgente de democratizar los medios.
“Cada día que pasa sin democratizar los medios es un día que el poder corporativo y financiero global usa para manipular a la ciudadanía.
Está probado que se puede hacer cualquier tropelía criminal si antes se consiguió el suficiente nivel de convencimiento o de aceptación de la opinión pública internacional.
Se puede invadir Irak, asesinar a Gadafi o derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.
Lo único que se necesita es controlar y dominar a la opinión pública”.
Serrano analizó además la utilidad pero también la frivolidad de los nuevos formatos.
Fuente: Mundo.sputniknews
Anexo Contrainfo.com:
(*) Consenso de Washington:
Por Marco Antonio Moreno
(*) Consenso de Washington:
Por Marco Antonio Moreno
La hemorragia financiera que está secando a las bolsas mundiales pese a las contundentes inyecciones de liquidez tiene ya una víctima crucial: el “Consenso de Washington”.
Las disputas de los últimos días entre Dani Rodrik y John Williamson (recopilador del sistema y a quien llama su “hijo ilegítimo”) dan cuenta del resquebrajamiento de este decálogo que si bien comenzó como un “adoctrinamiento” para las políticas latinoamericanas, terminó invadiendo ideológicamente a todo el planeta.
Creado inicialmente como un documento de trabajo en noviembre de 1989 por Williamson y titulado What Washington Means by Policy Reform (Lo que Washington quiere decir por una política de reformas), consistía en una lista de diez medidas de política económica que, según su autor, erán “más o menos aceptadas por todo el mundo en Washington” desde 1980, de ahí su título de Consenso de Washington.
Para comprender brevemente la esencia de este recetario que terminó siendo el eje de los alineamientos económicos de los años 80 y 90 potenciando el laissez-faire del libre mercado y las desregulaciones, hay que reseñar algunos de sus puntos centrales.
En primer lugar la disciplina fiscal:
no más déficit fiscales, en un llamado a los países a tener presupuestos balanceados dado que los trastornos macroeconómicos son la consecuencia de los procesos inflacionarios.
La segunda medida de alerta era el control de la inflación como un parámetro central de la economía.
De aquí viene el manejo de la política monetaria via tasa de interés encareciendo y limitando la oferta monetaria en los momentos de auge para evitar el “sobrecalentamiento” de la economía.
Un tercer punto fue el tipo de cambio. Los países tenían que tener un tipo de cambio competitivo para promover el crecimiento de las exportaciones (en dólares, por cierto).
Esta promoción al comercio internacional debía eliminar las protecciones arancelarias de tal forma de no hallar trabas al libre acceso a los productos. Esta misma libertad de entrada y salida era preciso aplicar también a los flujos financieros.
El modelo de John Williamson insiste en dos puntos más:
las privatizaciones y la desregulación.
La lógica de las privatizaciones obedece a la creencia de que la empresa privada es más eficiente que la estatal, junto a permitir una fuente de ingresos de corto plazo a los Estados.
La lógica de la desregulación, es la fe en que laissez-faire es el mejor regulador.
Dada la magnitud de la crisis que estamos viviendo en todo el mundo y que según datos de la FAO significa un retroceso de 15 años en la lucha contra el hambre, podemos ver las consecuencias del llamado “Consenso de Washington” y no es por nada que Williamson se retracte y lo llame un “hijo ilegítimo”.
El “consenso de Washington” halló su tierra fértil tras la caída del bloque soviético que dejó al mundo a merced del “pensamiento único” dominado por la hegemonía del imperio estadounidense.
Curiosamente, el primer mandamiento de este “consenso” (los déficit fiscales) jamás fue cumplido por los gobiernos republicanos de EEUU (desde Nixon a Bush) y hoy el déficit fiscal está descontrolado y la deuda pública llega al 80% del PIB (de ahí la profundidad de la crisis),
es decir, predicaron,
pero no practicaron sus propios dichos.
Gran parte del colapso mundial que estamos viviendo deviene de esa práctica maquiavélica en la cual la palabra y la acción van por caminos que nunca se encuentran.
Fuente: Blog Salmón
No hay tiempo que perder.
Los imperios mediáticos se re-acomodan diariamente, se alían, se compran entre sí, se expanden… y no pocos operan como armas de guerra ideológica mercantilista e inhumana.
La Revolución de la Comunicación que Maduro convoca tiene el desafío de profundizar la crítica del modelo mediático dominante y tiene la tarea de impulsar el nacimiento del “Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación” del siglo XXI.
Rebelión/Centro Universitario Sean MacBride
“Vamos a la Revolución Comunicacional en Medios, Redes, Calles y Paredes” N.M. Edición 68 de “Contacto con Maduro” 20 de noviembre del año 2016.
Por fin un estadista pone a la “Comunicación” en su agenda de prioridades con clave revolucionaria, es decir, con la premisa de que urgen cambios profundos e inmediatos con extensión planetaria y respuesta histórica contundente. Acaso como lo soñó el Movimiento de los no Alineados en 1973 o como lo veía el “Informe MacBride” en 1980. “Un solo mundo voces múltiples”.
Tomar los muros, las redes, las calles y los medios.
“Vamos a la Revolución Comunicacional en Medios, Redes, Calles y Paredes” N.M. Edición 68 de “Contacto con Maduro” 20 de noviembre del año 2016.
Por fin un estadista pone a la “Comunicación” en su agenda de prioridades con clave revolucionaria, es decir, con la premisa de que urgen cambios profundos e inmediatos con extensión planetaria y respuesta histórica contundente. Acaso como lo soñó el Movimiento de los no Alineados en 1973 o como lo veía el “Informe MacBride” en 1980. “Un solo mundo voces múltiples”.
Tomar los muros, las redes, las calles y los medios.
En las comunas, en las escuelas, en las fábricas…
hacer visible el sentimiento y el pensamiento de los pueblos. Ponerse a la vanguardia de la semántica, de la sintaxis
y de la “Batalla de las Ideas” revolucionarias.
Renovar las técnicas, renovar la imaginación,
renovar la poesía de la lucha pero unidos,
convertidos en fuerza global,
convertidos en factor decisivo y organizador
para que nunca más nos quedemos silenciados ante las acometidas (impúdicas e impunes) del avasallamiento monopólico mundial.
¿Cómo no sumarse?
No se trata de una ocurrencia de coyuntura.
No se trata de una ocurrencia de coyuntura.
Hemos padecido episodios sistemáticos de abuso delincuencial contra la voluntad democrática del pueblo venezolano, por ejemplo, desde que su revolución inició transformaciones decisivas y ejemplares.
Se han cometido atropellos y agresiones escandalosas que no han merecido denuncia ni castigo de las organizaciones internacionales que se auto-proclaman defensoras de la “libertad de expresión” o de la “independencia de los medios”.
Silencio absoluto de la UNESCO, del la SIP, de la OEA… silencio de la FELAFACS, de la INVECOM… en suma silencio de los organismos y asociaciones de profesionales que debieran tener respuesta rápida contra toda forma de golpismo mediático.
Y sin embargo, ni una palabra frente al grotesco periódico español “El País” que, por ejemplo, publicó la fotografía de una persona en un quirófano y la promovió (a sabiendas de su falsedad) como la imagen de Hugo Chávez. Hay ejemplos terribles de esta envergadura. Y pasa nada.
Maduro ha extendido la convocatoria revolucionaria al mundo entero. Sabe bien que los abusos mediáticos no se reducen a un sólo país y que mientras se fortalece la alianza mediático-militar (la OTAN mediática) los pueblos se ven silenciados y las democracias se ponen en peligro.
Maduro ha extendido la convocatoria revolucionaria al mundo entero. Sabe bien que los abusos mediáticos no se reducen a un sólo país y que mientras se fortalece la alianza mediático-militar (la OTAN mediática) los pueblos se ven silenciados y las democracias se ponen en peligro.
Hay que ver cómo, por la decisión inconsulta de un presidente, se borra de un plumazo una “Ley de Medios”, como en Argentina.
Hay que ver cómo avanza el poderío tecnológico basado en una asimetría grotesca en las condiciones y oportunidades para que los pueblos accedan a una tecnología sustentable sin la extorsión de la caducidad programada por el mercado.
Maduro ha entendido la necesidad de una Revolución de la Comunicación que abarque la enseñanza, que haga visibles -y aprenda- las luchas históricas de los pueblos y su herencia simbólica poderosa y vivificante.
Maduro ha entendido la necesidad de una Revolución de la Comunicación que abarque la enseñanza, que haga visibles -y aprenda- las luchas históricas de los pueblos y su herencia simbólica poderosa y vivificante.
Ha entendido la urgencia de renovar las agendas y potenciarlas a partir de lo que piensan y sienten los pueblos y no de los intereses de los publicistas, de los comerciantes o de los gobernantes serviles al modelo de mercantilización desaforada.
Maduro ha puesto el dedo en una llaga, dolorosa y profunda, que expresa un error y una de las debilidades más sufridas por nuestros pueblos. Ha indicado un rumbo y una modalidad de trabajo que, en su carácter contemporáneo, recoge las herencias de generaciones y las pone a retoñar cuando muchos creían que el silencio y la resignación nos derrotarían para siempre.
Es verdad que no alcanza con una convocatoria por más sentida que sea. Se requiere ahora de un programa con principios humanistas revolucionarios capaces de modelar acciones y metas para el corto, el mediano y el largo plazo.
Es verdad que no alcanza con una convocatoria por más sentida que sea. Se requiere ahora de un programa con principios humanistas revolucionarios capaces de modelar acciones y metas para el corto, el mediano y el largo plazo.
Se requiere coordinación y unidad inmediata. Se requiere un Frente Único Internacional capaz de superar sectarismo y pesimismo.
Se requiere trabajo político imaginativo y confiable, recorriendo puertas y oídos para articular y salvaguardar las más diversas identidades en un esfuerzo de unidad de lo diverso que nos permita trabajar juntos en las coincidencias, sin que las divergencias nos frenen. Una revolución dentro de la revolución.
No hay tiempo que perder.
No hay tiempo que perder.
Los imperios mediáticos se re-acomodan diariamente, se alían, se compran entre sí, se expanden… y no pocos operan como armas de guerra ideológica mercantilista e inhumana.
La Revolución de la Comunicación que Maduro convoca tiene el desafío de profundizar la crítica del modelo mediático dominante y tiene la tarea de impulsar el nacimiento del “Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación” del siglo XXI.
Eso requiere de pueblos en lucha con semiología, epistemología y tecnología emancipadoras.
Eso requiere “moral y luces” revolucionarias donde no se admitan reconciliaciones ni reformismo.
Donde no se admitan burocracias ni demoras.
Una etapa nueva de la Patria Digital Emancipada, de la Revolución del Espíritu y la Revolución Semiótica que aguardan su oportunidad para concatenarse en una sola Revolución mundial y desde abajo.
Desde luego, la única manera de evitar que semejante convocatoria no quede en eso y se haga realidad concreta, es actuar de inmediato y masivamente. No hay lugar a los regateos ni a las especulaciones.
Desde luego, la única manera de evitar que semejante convocatoria no quede en eso y se haga realidad concreta, es actuar de inmediato y masivamente. No hay lugar a los regateos ni a las especulaciones.
Jugar al coqueteo o hacerse desear implica irresponsabilidad suprema hija de una egolatría perversa que ya nos hizo padecer derrotas y humillaciones feroces.
Estamos hartos de esas manías de izquierdismo infantil.
Esa convocatoria de Maduro debe madurar, a su vez, no como una prédica mesiánica con el “culto a la personalidad” que ha sido vicio de mediocres.
Ha de madurar en la refriega de la lucha de clases, en la construcción social que, desde las bases, le den sustento y coherencia revolucionaria a todos los episodios y las tareas que urgen en lo inmediato y en lo mediato.
No hay que esperar ni un minuto.
Demos la bienvenida activa a tal llamado, a su jerarquía y a su valor político sin retroceder un solo paso en las conquistas ganadas, hasta el momento, por todos los que luchan honradamente y minuto a minuto, por poner las herramientas y los conocimientos en materia de Información y Comunicación al servicio de las tareas supremas de la hora: frenar las guerras, salvar al planeta y salvar a la humanidad en un mundo sin amos, sin esclavos, sin clases sociales y con voces múltiples dignas hablando de futuro y felicidad para todos. Nada menos. Aprobado.
Demos la bienvenida activa a tal llamado, a su jerarquía y a su valor político sin retroceder un solo paso en las conquistas ganadas, hasta el momento, por todos los que luchan honradamente y minuto a minuto, por poner las herramientas y los conocimientos en materia de Información y Comunicación al servicio de las tareas supremas de la hora: frenar las guerras, salvar al planeta y salvar a la humanidad en un mundo sin amos, sin esclavos, sin clases sociales y con voces múltiples dignas hablando de futuro y felicidad para todos. Nada menos. Aprobado.
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