Pidió que suavizaran una resolución en la que la UE llamaba a diferenciar entre Israel y los asentamientos judíos |
TSIPRAS SE CONVIENTE EN EL PRINCIPAL VALEDOR DE ISRAEL EN EL SENO DE LA UE
- REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG /AGENCIAS DE PRENSA INTERNACIONALES
Por segunda vez en menos de dos meses, Alexis Tsipras ha visitadoa Israel. En esta ocasión, lo hizo acompañado nada menos que de seis ministros y un viceministro. La atención prestada por el gobierno heleno a este segundo encuentro con ministros israelíes, no hace augurar que el estrechamiento de la colaboracion entre Israel y Grecia profundizará más en el próximo futuro
Sin embargo, en el pasado Grecia siempre mantuvo lazos estrechos con el pueblo palestino. Ésa es la razón por la que mucha gente esperaba vanamente que el líder de Syriza, un partido que se reclama perteneciente a la "izquierda", no solo conservará esa línea , sino que además va intensificarla.
Cuando Syriza se hizo con el gobierno heleno no pocos esperaban que Tsipras se mostrara muy crítico con Israel y con su política represiva contra los palestinos, especialmente con un Israel gobernado por el ala masdura derecha de Netanyahu. Pero hoy parece claro que Tsipras no tuvieron en cuenta estos elementos
Sin embargo, contra todo pronóstico, el lider de Syriza ha terminado convirtiéndose en uno de los principales miembros de la UE que avalan la política de Israel .
Curiosamente - y este un dato que no ha circulado muy profusamente la prensa occidental- Atenas llegó a presionar la semana pasada a sus socios europeos para que suavizaran una resolución sobre Oriente Medio en la que la UE llamaba a diferenciar entre Israel y los asentamientos judíos, a la hora de aplicar sus acuerdos con Israel.
Chipre, otro de los países de la UE que apoya a Israel, acogerá este jueves a Tsipras y Netanyahu en una cumbre trilateral en Nicosia, la capital chipriota.
“Nuestra cooperación con Grecia y Chipre se mantiene por sí misma. Creemos que tendría que haberse producido hace ya un tiempo, pero estamos satisfechos del progreso actual”, dijo Netanyahu tras su encuentro con Tsipras en Jerusalén.
Los dos mandatarios mandaron un mensaje a Turquía para dejarle claro que el acercamiento entre Grecia e Israel no va contra Turquía, con la que los israelíes mantienen unas relaciones muy tensas que los dos países están intentando normalizar.
El acercamiento de Grecia a Israel preocupa mucho a los palestinos. Los seis ministros que acompañaron a Tsipras en su visita a Israel firmaron diversos acuerdos bilaterales sobre turismo, seguridad pública, desarrollo de infraestructuras, seguridad viaria, agua y la preparación de diplomáticos.
ALEXIS TSIPRAS,
CADA VEZ MÁS AMIGO DE ISRAEL
Alexis Tsipras realiza la segunda visita a Israel en dos meses, acompañado de seis ministros y un viceministro, para mantener el segundo encuentro con ministros israelíes, escenificando la consolidación de la amistad entre Israel y Grecia.
Curiosamente, Grecia siempre había mantenido lazos estrechos con los palestinos y mucha gente esperaba que el líder de Syriza, un partido de izquierdas, no solo mantuviera esa línea, sino que la intensificara.
Quizás muchos esperaban que Tsipras se mostrara muy crítico con Israel y con su política represiva sobre los palestinos, especialmente con un Israel gobernado por la dura derecha de Netanyahu.
Pero contra todo pronóstico, Tsipras emergió como uno de los principales avaladores de Israel dentro de la Unión Europea.
Curiosamente, Grecia siempre había mantenido lazos estrechos con los palestinos y mucha gente esperaba que el líder de Syriza, un partido de izquierdas, no solo mantuviera esa línea, sino que la intensificara.
Quizás muchos esperaban que Tsipras se mostrara muy crítico con Israel y con su política represiva sobre los palestinos, especialmente con un Israel gobernado por la dura derecha de Netanyahu.
Pero contra todo pronóstico, Tsipras emergió como uno de los principales avaladores de Israel dentro de la Unión Europea.
Atenas llegó a presionar la semana pasada a sus socios europeos para que suavizaran una resolución sobre Oriente Medio en la que la UE llamaba a diferenciar entre Israel y los asentamientos judíos, a la hora de aplicar sus acuerdos con Israel.
Chipre, otro de los países de la UE que apoya a Israel, acogerá este jueves a Tsipras y Netanyahu en una cumbre trilateral en Nicosia, la capital chipriota.
“Nuestra cooperación con Grecia y Chipre se mantiene por sí misma. Creemos que tendría que haberse producido hace ya un tiempo, pero estamos satisfechos del progreso actual”, dijo Netanyahu tras su encuentro con Tsipras en Jerusalén.
Los dos mandatarios mandaron un mensaje a Turquía para dejarle claro que el acercamiento entre Grecia e Israel no va contra Turquía, con la que los israelíes mantienen unas relaciones muy tensas que los dos países están intentando normalizar.
Las relaciones entre Israel y Turquía resultaron muy dañadas por el asalto de las fuerzas israelíes a la primera Flotilla de Gaza, en el que los israelíes mataron a nueve activistas turcos que iban a bordo de uno de los barcos de la expedición.
El acercamiento de Grecia a Israel preocupa a los palestinos, que lo atribuyen a cuestiones económicas.
Los seis ministros que acompañaron a Tsipras en su visita a Israel firmaron diversos acuerdos bilaterales sobre turismo, seguridad pública, desarrollo de infraestructuras, seguridad viaria, agua y la preparación de diplomáticos.
Un año después, Syriza ha vendido su alma por poder
Costas Lapavitsas, The Guardian
Este 25 de enero se cumplió un año desde que un gobierno de izquierda radical fue elegido en Grecia; su joven y dinámico primer ministro, Alexis Tsipras, prometió un golpe decisivo contra la austeridad.
Este 25 de enero se cumplió un año desde que un gobierno de izquierda radical fue elegido en Grecia; su joven y dinámico primer ministro, Alexis Tsipras, prometió un golpe decisivo contra la austeridad.
Yanis Varoufakis, el poco convencional Ministro de Finanzas, llegó a Londres poco después de la victoria y causó un gran impacto en los medios.
Aquí había un gobierno que ignoraba las convenciones burguesas y estaba buscando pelea. Las expectativas eran altas.
Aquí había un gobierno que ignoraba las convenciones burguesas y estaba buscando pelea. Las expectativas eran altas.
Un año después, el partido Syriza está aplicando fielmente las políticas de austeridad. Se ha purgado la ala izquierda del partido y Tsipras ha desechado su radicalismo para mantenerse en el poder a toda costa. Grecia ha sido abatida.
¿Por qué terminó así?
Un mito propagado por algunos círculos mediáticos sugieren que los radicales sufrieron un golpe de Estado compuesto por políticos conservadores y funcionarios de la UE, decididos a eliminar cualquier riesgo de contagio.
Syriza fue superada por los monstruos del neoliberalismo y el privilegio.
Aún así, peleó una buena batalla, y tal vez incluso sembró las semillas de la rebelión.
La realidad es muy diferente.
Hace un año la dirección de Syriza estaba convencida que si se rechazaba un nuevo plan de rescate, los prestamistas europeos serían afeados por un descontento político y financiero generalizado. Los riesgos para la zona euro eran, se presume, mayores que los riesgos de Grecia.
Si Syriza negociaba duro, se ofrecería un "compromiso de honor" que relajara la austeridad y aligerara la deuda nacional.
El autor intelectual de esta estrategia fue Varoufakis, y fue ávidamente adoptada por Tsipras y la mayor parte de la dirección de Syriza.
Los críticos bien intencionados señalaron reiteradamente que el euro tenía un conjunto rígido de instituciones con su propia lógica interna y que simplemente rechazarían las demandas que apostaran por abandonar la austeridad y amortizar la deuda.
Por otra parte, el Banco Central Europeo estaba preparado para restringir la provisión de liquidez a los bancos griegos, estrangulando su economía y al gobierno de Syriza.
Grecia no podría negociar con eficacia sin un plan alternativo, incluyendo la posibilidad de salir de la unión monetaria, ya que la creación de su propia liquidez era la única manera de evitar el bloqueo del BCE. Esto no sería nada fácil, por supuesto, pero al menos habría ofrecido la opción de hacer frente a las condiciones catastróficas de rescate de los prestamistas.
Desafortunadamente, Tsipras y buena parte de la dirección de Syriza no quiso saber nada de esta opción.
La respuesta de los políticos de la UE a Syriza fue el desconcierto, la frustración y una escalada de hostilidad.
L a naturaleza desastrosa de la estrategia de Syriza quedó clara ya el 20 de febrero de 2015.
Los políticos europeos obligaron al nuevo gobierno griego a estar de acuerdo con la meta de los superávits presupuestarios, a implementar "reformas", a cumplir todas las obligaciones de deuda total y desistir de utilizar los fondos de rescate existentes para cualquier otro propósito que no fuera el apoyo a los bancos.
La UE cerró poco a poco el grifo de liquidez del Banco Central Europeo, y se negó a darle un centavo de apoyo financiero adicional hasta que Grecia obedeciera.
Las condiciones en el país se hicieron cada vez más complicadas ya que el gobierno liquidó las reservas de liquidez, los bancos se quedaron secos, y la economía apenas avanzaba.
En junio Grecia se vio obligada a imponer controles de capital y dar vacaciones a sus bancos. Syriza hizo un último intento en julio, Tsipras convocó un referéndum sobre un nuevo y duro programa de rescate.
Sorprendentemente, y con gran valentía, el 62% de los griegos votaron negativamente a la propuesta de rescate.
Tsipras había hecho campaña para su rechazo, pero cuando el resultado llegó se dio cuenta que en la práctica, eso significaba salir del euro, para este escenario su gobierno no había hecho preparativos serios.
A grandes rasgos habían "planes" para una moneda paralela, o un sistema bancario paralelo, pero esas ideas de aficionados no eran de ninguna utilidad estando ya a un minuto para la medianoche.
Por otra parte, el pueblo griego no había sido preparado para esta situación y Syriza como partido político apenas funcionaba por su base.
Por encima de todos, Tsipras y su círculo se comprometieron personalmente por la permanencia en el euro. Frente a los resultados catastróficos de su estrategia, se rindieron abyectamente a los prestamistas.
Desde entonces, ha adoptado una dura política de superávits presupuestarios, aumentado los impuestos y vendiendo los bancos griegos a fondos especulativos, privatizando aeropuertos y puertos marítimos, y ahora está a punto de recortar las pensiones.
El nuevo plan de rescate ha condenado a Grecia a estar atrapada en una profunda recesión y a un declive a largo plazo, ya que las perspectivas de crecimiento son pobres, los jóvenes más preparados están emigrando y la deuda nacional pesa demasiado.
Syriza es el primer ejemplo de un gobierno de izquierdas que no ha dejado simplemente de cumplir con sus promesas, sino que también ha adoptado por lo general el programa de la oposición.
Su fracaso ha reforzado la percepción de toda Europa que la austeridad es la única vía posible y que nada puede cambiar.
Las consecuencias son graves para varios países, entre ellos España, donde Podemos está llamando a la puerta del poder.
Syriza no fracasó porque la austeridad es invencible, ni porque el cambio radical es imposible, sino porque, desastrosamente, no estaba dispuesta y ni preparada para soportar un desafío directo con el euro.
El cambio radical y el abandono de la austeridad en Europa requieren de una confrontación directa con la propia unión monetaria. Para los países más pequeños, esto significa prepararse para salir, para los países centrales significa aceptar cambios decisivos en unos acuerdos monetarios disfuncionales.
Esta es la tarea que nos espera y la única lección positiva de la debacle Syriza para la izquierda europea.
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Tomado de Rebelión. Traducción de Albert Medina.
¿Por qué terminó así?
Un mito propagado por algunos círculos mediáticos sugieren que los radicales sufrieron un golpe de Estado compuesto por políticos conservadores y funcionarios de la UE, decididos a eliminar cualquier riesgo de contagio.
Syriza fue superada por los monstruos del neoliberalismo y el privilegio.
Aún así, peleó una buena batalla, y tal vez incluso sembró las semillas de la rebelión.
La realidad es muy diferente.
Hace un año la dirección de Syriza estaba convencida que si se rechazaba un nuevo plan de rescate, los prestamistas europeos serían afeados por un descontento político y financiero generalizado. Los riesgos para la zona euro eran, se presume, mayores que los riesgos de Grecia.
Si Syriza negociaba duro, se ofrecería un "compromiso de honor" que relajara la austeridad y aligerara la deuda nacional.
El autor intelectual de esta estrategia fue Varoufakis, y fue ávidamente adoptada por Tsipras y la mayor parte de la dirección de Syriza.
Los críticos bien intencionados señalaron reiteradamente que el euro tenía un conjunto rígido de instituciones con su propia lógica interna y que simplemente rechazarían las demandas que apostaran por abandonar la austeridad y amortizar la deuda.
Por otra parte, el Banco Central Europeo estaba preparado para restringir la provisión de liquidez a los bancos griegos, estrangulando su economía y al gobierno de Syriza.
Grecia no podría negociar con eficacia sin un plan alternativo, incluyendo la posibilidad de salir de la unión monetaria, ya que la creación de su propia liquidez era la única manera de evitar el bloqueo del BCE. Esto no sería nada fácil, por supuesto, pero al menos habría ofrecido la opción de hacer frente a las condiciones catastróficas de rescate de los prestamistas.
Desafortunadamente, Tsipras y buena parte de la dirección de Syriza no quiso saber nada de esta opción.
La respuesta de los políticos de la UE a Syriza fue el desconcierto, la frustración y una escalada de hostilidad.
L a naturaleza desastrosa de la estrategia de Syriza quedó clara ya el 20 de febrero de 2015.
Los políticos europeos obligaron al nuevo gobierno griego a estar de acuerdo con la meta de los superávits presupuestarios, a implementar "reformas", a cumplir todas las obligaciones de deuda total y desistir de utilizar los fondos de rescate existentes para cualquier otro propósito que no fuera el apoyo a los bancos.
La UE cerró poco a poco el grifo de liquidez del Banco Central Europeo, y se negó a darle un centavo de apoyo financiero adicional hasta que Grecia obedeciera.
Las condiciones en el país se hicieron cada vez más complicadas ya que el gobierno liquidó las reservas de liquidez, los bancos se quedaron secos, y la economía apenas avanzaba.
En junio Grecia se vio obligada a imponer controles de capital y dar vacaciones a sus bancos. Syriza hizo un último intento en julio, Tsipras convocó un referéndum sobre un nuevo y duro programa de rescate.
Sorprendentemente, y con gran valentía, el 62% de los griegos votaron negativamente a la propuesta de rescate.
Tsipras había hecho campaña para su rechazo, pero cuando el resultado llegó se dio cuenta que en la práctica, eso significaba salir del euro, para este escenario su gobierno no había hecho preparativos serios.
A grandes rasgos habían "planes" para una moneda paralela, o un sistema bancario paralelo, pero esas ideas de aficionados no eran de ninguna utilidad estando ya a un minuto para la medianoche.
Por otra parte, el pueblo griego no había sido preparado para esta situación y Syriza como partido político apenas funcionaba por su base.
Por encima de todos, Tsipras y su círculo se comprometieron personalmente por la permanencia en el euro. Frente a los resultados catastróficos de su estrategia, se rindieron abyectamente a los prestamistas.
Desde entonces, ha adoptado una dura política de superávits presupuestarios, aumentado los impuestos y vendiendo los bancos griegos a fondos especulativos, privatizando aeropuertos y puertos marítimos, y ahora está a punto de recortar las pensiones.
El nuevo plan de rescate ha condenado a Grecia a estar atrapada en una profunda recesión y a un declive a largo plazo, ya que las perspectivas de crecimiento son pobres, los jóvenes más preparados están emigrando y la deuda nacional pesa demasiado.
Syriza es el primer ejemplo de un gobierno de izquierdas que no ha dejado simplemente de cumplir con sus promesas, sino que también ha adoptado por lo general el programa de la oposición.
Su fracaso ha reforzado la percepción de toda Europa que la austeridad es la única vía posible y que nada puede cambiar.
Las consecuencias son graves para varios países, entre ellos España, donde Podemos está llamando a la puerta del poder.
Syriza no fracasó porque la austeridad es invencible, ni porque el cambio radical es imposible, sino porque, desastrosamente, no estaba dispuesta y ni preparada para soportar un desafío directo con el euro.
El cambio radical y el abandono de la austeridad en Europa requieren de una confrontación directa con la propia unión monetaria. Para los países más pequeños, esto significa prepararse para salir, para los países centrales significa aceptar cambios decisivos en unos acuerdos monetarios disfuncionales.
Esta es la tarea que nos espera y la única lección positiva de la debacle Syriza para la izquierda europea.
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Tomado de Rebelión. Traducción de Albert Medina.
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