La fiesta de los ladrones: el saqueo de la URSS
- Escrito por Tatiana Yakovleva
En 1987, la deuda exterior de los EE.UU. se elevó a los 246 mil millones. Y el 19 de octubre de 1987, Wall Street se estrelló.
Sólo un milagro podría salvar a los EE.UU.. El milagro ocurrió, y su salvador fue Gorbachov, salvó la economía de los EE.UU. arruinando la URSS.
¿Sabes cómo sucedió esto?
En enero de 1987 las restricciones sobre el comercio exterior fueron derogadas. Estas restricciones protegían el mercado interno de la Unión Soviética del colapso.
Sin ellas, el mercado interno de la Unión Soviética -con sus precios ridículamente bajos para los alimentos y los bienes esenciales de consumo, en comparación con los mercados extranjeros- no se pudo mantener ni un solo día.
Y, de repente, empresas e individuos fueron autorizados a exportar alimentos al exterior, materias primas, electrónica, energía, productos químicos, simplemente… ¡de todo!
Era como si un poderoso huracán hubiese pasado sobre el vasto territorio de la URSS. En solo un instante arrastró fuera del país todos los productos de valor. Productos alimenticios y objetos manufacturados desaparecieron de las tiendas.
El saqueo de las reservas de oro
El 21 de julio de 1989, nuevas regulaciones aduaneras derogaron todas las restricciones sobre la exportación de oro y piedras preciosas.
El trabajo de las aduanas soviéticas de los últimos 70 años fue inmediatamente lanzado a la basura.
Oro, en cantidades hasta entonces inéditas, fue lanzado al mercado interno, para ser comprado a un precio interno, y luego exportado.
En esa época, el diario “The Moscow Komsomol” describió así el comercio de joyas:
“Una brillante imagen de especulación desenfrenada, la cuota de ventas de la Tesorería del Estado (Gokhran) para joyas fue fijada más y más… Los tesoreros estaban bajo ataque, el Tesoro Público fue bombardeado con cartas solicitando nuevos suministros de oro y piedras preciosas…“.
El diario “Izvestia” solicitó como medida de control contra las colas para el oro y los diamantes “ser colocada en el mercado una extraodinaria cantidad de oro, tales como las reservas de oro del Estado“.
El diario “Cultura soviética” llamó a la eliminación permanente de las barreras aduaneras para la exportación de oro.
Después de un tiempo, G.Yavlinsky (responsable de la economía en el gobierno en ese momento) alarmó a la prensa con una declaración acerca de la desaparición de las reservas de oro. Pero todo se calmó rápidamente.
Se puso peor y peor
En aquel mismo año, el pueblo exportó individualmente 500.000 televisores en color y 200 000 lavadoras. En 1988, sólo una familia exportó: 392 refrigeradores, 72 lavadoras, 142 máquinas de aire acondicionado…
Una de las miles organizaciones extranjeras exportó: 1.400 planchas, 174 ventiladores, 3.500 piezas de jabón y 242 kg de jabón en polvo, productos que fueron adquiridos específicamente por el Estado -por insistencia del MPS- con moneda extranjera, supuestamente para el uso de los ciudadanos soviéticos.
Estos datos pasaron inadvertidos para la prensa de la época. En 1989, en sólo uno de los puntos de control aduaneros, algunos individuos exportaron más de 2 millones de toneladas de productos que faltaban en la URSS.
Toda la producción de la cosechadora de algodón Krasnoyarsk fue exportada. En la época, una buena manta costaba 5 rublos, una de seda, 8 rublos. Las exportaciones de tela se triplicaron, las de algodón casi se cuadruplicaron, mientras que las de lino se multiplicaron por 7.
Estas son sólo las cifras de exportación del Estado.
Las exportaciones privadas superaron las del gobierno.
Además, determinar el número exacto de las exportaciones era imposible.
El mismo diario “Izvestia“, escribió en su momento: “Nuestro Estado es uno de los pocos en el mundo que no registra las estadísticas aduaneras“.
¿Cuál es el milagro “Balcerowicz”
del que hablan tanto los medios de comunicación?
Expertos estadounidenses sugirieron a Balcerowicz (el organizador e inspirador ideológico de las reformas económicas en Polonia) reducir la producción y el comercio normal al mismo tiempo que incentivaba a las pequeñas empresas.
Esto significaba rebajar a la clase obrera y convertirla en una “nación de vendedores ambulantes”.
Todos estos individuos rebajados, a los millones, se reunieron en la URSS como langostas, y comenzaron a exportar todo lo que caía en sus manos, desde muebles importados hasta pasta de dientes, y a toneladas.
En el Congreso de los Diputados había un terrible escándalo y gritos por la falta de pasta dental para la población soviética.
Nunca se les ocurrió a los representantes del pueblo cuestionarse acerca de las causas que condujeron a la flagrante escasez de pasta dental.
Simplemente decidieron comprar en el extranjero 60 millones de dólares de pasta dental.
¿Quién se hizo rico con esos 60 millones?
En Francia, de donde fue importado, el tubo de pasta de dientes costaba 15 francos, mientras que en la URSS costaba un rublo. Por supuesto, en ningún momento, la pasta de dientes salió de nuevo hacia al exterior.
Fue enviada a Polonia en embalajes de 500 tubos (el paquete original de la fábrica francesa) y, de nuevo, sin ningún tipo de restricciones.
Los tubos fueron transportados en cisternas, compartimentos enteros de tren, o contenedores en las cubiertas de los barcos. Así como las hormigas dejan solamente el esqueleto del cuerpo de un león muerto, las “pirañas de Balcerowicz” llevaron todo y dejaron al pueblo soviético con los estantes vacíos. No había un artículo de consumo, de productos alimenticios o de electrodomésticos que no fuera exportado.
Nos preguntamos cómo desaparecieron estos bienes, pues la industria, a lo largo de los años, continuó produciendo a plena capacidad.
El “Pravda de Leningrado” de 1992
“En la URSS, hasta 1990-1991, produjimos 38 metros de tela por habitante.
Eso representaba el 75% de la producción mundial de lino, el 16% lana y el 13% seda.
Según los datos oficiales del Estado, sólo el 50 % de los productos de los productos de lino y el 42% de los productos de lana fueron exportados“.
Pero estas cifras no toman en cuenta las exportaciones efectuadas por particulares. Porque, como langostas, ellos exportaban todo lo que podían comprar.
La URSS produjo el 21,4% de la producción mundial de mantequilla (la población soviética era el 4.88% de la población mundial).
La producción de mantequilla siguió aumentando, pero por causa de las exportaciones, las cartillas de racionamiento fueron introducidas.
En la Unión Soviética, la producción de mantequilla por habitante era un 26% más que en el Reino Unido.
Aún así, no había mantequilla en las tiendas soviéticas, en cambio, en el Reino Unido se podía comprar sin ningún tipo de problema. Extraño, ¿no?
Las estadísticas oficiales consideraban como consumida en la URSS toda la mantequilla y la carne que había sido enviada a los almacenes que abastecían las tiendas de comestibles.
Para la compra de mantequilla y carne, no se exigía pasaporte, y por lo tanto, productos adquiridos en la URSS, aunque eran exportados fuera de sus fronteras, fueron considerados como contribución para el bienestar del pueblo soviético.
De hecho, toneladas de carne y de mantequilla no pasaron por las tiendas y fueron directamente enviadas a almacenes del exterior por mar (en contenedores), por tierra (carretera y ferrocarril) y aire.
Todas las estadísticas muestran que el insaciable pueblo soviético devoró todo él solo.
A finales de los años 80 y principios de los 90, todo había desaparecido. ¡Calcetines y refrigeradores, televisores y planchas, papel y lavadoras!
La langosta había devorado todo, las salchichas y el pescado, la sémola y el azúcar. Cacerolas de aluminio, platos de sopa y cucharas fueron exportados a un precio muy bajo, siendo material muy valioso que había pasado por las fases de producción que requieren una gran cantidad de energía.
Los insectos y los exportadores de madera erosionaron la poderosa nave que era la economía soviética y la redujeron a polvo.
Y en 1991, se derrumbó.
http://culturaproletaria.wordpress.com/
Artículo de Tatiana Yakovleva
VISTO en redroja.net
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