De acuerdo al propio Soros, pudo salvarse de la represalia de las autoridades alemanas en Hungría por el instinto de supervivencia de su padre y por su perspicacia, una habilidad que todavía la conserva.
Llega a Inglaterra en 1947 y se egresa del London School of Economics, donde alcanza una maestría en filosofía en 1954.
Desde entonces, su vida comenzará a ser caracterizada por la presencia y el ascenso relevante en los círculos financieros-económicos internacionales, por su actuación en los estamentos del Poder Mundial, amasando una gran fortuna, colaborando para que otros también ganen mucho dinero y conectándose con gente y organismos de todo el mundo; creando, recreando y potenciando una gran red de redes de la Oligarquía Internacional realmente existente.
Soros, integrante de la esfera Rothschild, en 1954, ingresa al banco mercantil Singer & Friedlander perteneciente a Julius Singer y Ernst Friedlander.
Singer era húngaro y Friedlander alemán y tenían una notoria trayectoria en el mundo financiero, bancario y bursátil.
Friedlander fue el fundador del banco de Sudáfrica.
En 1957, accede a los Estados Unidos como empleado de FM Mayer y obtiene la ciudadanía de aquel país en 1961.
Durante los 1961 y 1964 desempeñará funciones en las oficinas de Nueva York del banco de inversión Arnhold & S. Bleichroeder, Inc., entidad representante de los intereses de los Rothschild hasta el día de hoy, ya que Blackstone Group, propietaria de Arnhold & S. Bleichroeder, tiene entre sus propietarios a Jacob Rothschild.
En 1966, con aportación monetaria de aquella empresa, comenzó un fondo con cien mil dólares; al año siguiente, estableció el fondo off shore First Eagle y en 1969 surgió el Double Eagle, un fondo de inversión que inmediatamente daría paso al Quantum Fund, matriz del Soros Fund Management, constituído en 1973.
El Soros Empire tiene dos buques insignia: el Soros Fund Management LLC y el Open Society Foundations, ambos con oficinas centrales en Nueva York.
En la gestión y en los activos de la compañía Soros Fund Management, contó –y cuenta- con hombres y dinero vinculados a los Rothschild y muchos de sus clientes son europeos.
El fondo de inversión desde su creación tuvo un promedio de tasa de rendimiento anual del 20%.
Ya en 1981, la revista especializada Institutional Investor, calificó a Soros como el mejor administrador de dinero del mundo entero, título que luego repetirían los grandes medios específicos y generalistas del mundo.
A través del ya mencionado Quantum Fund, gestionado por Soros Fund Management, el mega especulador globalista se posicionó vigorosamente en Wall Street.
En 1987, falló en su cálculo, prediciendo una crisis en Japón, pero la misma terminó siendo en Wall Street.
En 1992, con ayuda de la red Rothschild, hizo un gran negocio sirviéndose de la manipulación que se llevó a cabo contra la libra esterlina (pero sin afectar los intereses de las dominantes élites británicas) y un año después Soros era el principal ganador en Wall Street.
Soros ganaba dinero pero también efectuaba maniobras geopolíticas, no sólo por interés propio, sino también para cumplir con los objetivos de la agenda mundialista.
Un amigo personal, Aryeh Neier, en reportaje al medio británico The Independent, a fines de la década de 1990, contó que en Soros "Hay dos motivos fuertes en su vida, y sería difícil desenredarlos", acotando "El primero es que es judío; el segundo es la profunda influencia que tiene sobre él Sir Karl Popper".2
La obra del filósofo austríaco,
La sociedad abierta y sus enemigos, sería una de las referencias intelectuales para Soros, a tal punto que a su máxima creación de ingeniería geopolítica y social la llamó Open Society.
Esta fue iniciada en el año 1979, pero da su gran salto a partir de 1993, y la primera premiación de envergadura que otorgó a nivel mundial fue precisamente para Popper, aunque éste, según el biógrafo Michael T. Kaufman, en 1984 no recordaba a Soros.
En España, la ONG de George Soros ha financiado parte del ‘procés català’, pagando al Diplocat, al Cidob, el ‘think tank’ independentista, y la iniciativa #parlem #hablemos
Las guerras de la Edad Contemporánea, o la Era Global, no son como las del Medievo. Entonces existían atalayas para otear el horizonte y advertir con tiempo suficiente la llegada del enemigo, que era fácilmente identificable al galope de su brioso caballo.
Pero hoy el adversario entra en el país elegido de forma invisible y soterrada, exhibiendo una sonrisa de buenrollismo tras la que oculta objetivos maquiavélicos difíciles de apreciar.
Los antiguos guerreros con sus cotas de malla, yelmos, escudos y adargas han sido sustituidos por burócratas y activistas sociales que con la palabra democracia en la boca pretenden hacer pasar la verdadera libertad por un totalitarismo de libro.
Los generales globales ya no visten pesadas armaduras de hierro sino trajes firmados por el último sastre de moda y adquiridos en la Quinta Avenida de Nueva York, la Causeway Bay de Hong Kong o en la londinense New Bond Street. Sus cuellos blancos combinan a la perfección con sus robos épicos.
Sus arcos, antes de madera, son ahora muros de Facebook o cuentas en Twitter desde donde disparan frases, en vez de flechas, cargadas de elegantes mentiras, amoralidades y un secreto interés político-económico, provocando un cambio mental en determinadas personas.
Éstas, que antes vivían felices sin saber que estaban oprimidas, sienten ahora adoración por los dioses que vinieron a liberarlas.
La planificación para atacar un país ya no se traza entre los muros de un castillo sino en los laboratorios de prestigiosas universidades de élite, enthink tanks, ONG y despachos donde los espías se codean con altos financieros, políticos sin ideales y estrategas militares.
Diseñan planes a miles de kilómetros de distancia, en los que la injerencia en la educación, la prensa, el ocio, el cine y el arte son los pilares básicos que los conducirán al éxito.
Las llaman “armas silenciosas para guerras tranquilas” e inciden en la cultura propia para aniquilar cualquier atisbo de resistencia en el pueblo atacado.
Y es que las batallas actuales son sumamente sofisticadas y se enmarcan en un amplio proyecto de programación social que desarrollo en mi libro Perdidos.
Es la Tercera Guerra Mundial y la tenemos ahora en España, donde el enemigo se coló con la crisis de 2008 a través del movimiento, aparentemente espontáneo, del 15M. Su modus operandi comparte similitudes con las primaveras árabes, la guerra de Kosovo y lo sucedido en la plaza Maidan de Ucrania.
Aquí el contrincante se ha hecho fuerte en Cataluña, a la que pretende desmembrar de España para integrarla en un nuevo sistema político gobernado por globócratas.
Este sofisticado modelo de guerra ha sido declarado a todos los países europeos, aplicando tácticas distintas dependiendo de la fase de penetración de su plan.
Jefes y ministros de Gobierno de naciones como Chequia, Italia, Polonia y Hungría se están pronunciando en contra de ONG financiadas por Estados Unidos.
Pero nadie ha ido tan lejos como el joven presidente austriaco recién elegido, Sebastian Kurz, quien le ha dado veintiocho días a la Open Society de George Soros para que abandone el país.
En España, la ONG del filántropo ha financiado parte del procés català pagando al Diplocat, al Cidob, el think tank independentista, y la iniciativa #parlem #hablemos.
Como afirma Reig: “La obligación de todo poder es ser poder todo el tiempo que pueda y, para ello, precisa de estrategias comunicacionales mediáticas concretas”.
Lo que se está tratando en Cataluña no es la independencia sino la destrucción de un Estado-nación histórico. Para la élite mundial, la demolición de todo el mapa político español es un proceso necesario para implantar la nueva fase del nuevo orden mundial, cuyo fin último es crear un gobierno global.
Lo que aprendió la élite de las dos guerras mundiales es que la ingeniería cultural es mucho más barata y eficaz que las armas convencionales.
Éstas deben dejarse para la última fase de la batalla.
Si no ha ocurrido un Maidan en Cataluña es porque, contrariamente a lo que le dictan sus fórmulas mágicas de big data, la conciencia no puede destruirse y el instinto de supervivencia no puede aniquilarse....
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