jueves, 23 de noviembre de 2017

¿Qué pasaría si el comandante de las FARC llega a la presidencia?

Rodrigo Londoño Echeverry, el comandante Timochenko, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) aspira a la presidencia de su país.

Es difícil predecir qué sucederá en las próximas elecciones presidenciales en mayo del 2018, pero de ganarlas Timochenko: ¿qué podría pasar?
Ante todo, dos consideraciones: 
1) el más profundo respeto por la lucha de un movimiento revolucionario armado como las FARC, y 2) esto no es un caprichoso ejercicio de futurología.
Decimos esto para que quede claro que, en modo alguno, se está cuestionando la participación de una fuerza de izquierda, hasta hace poco alzada en armas, en una justa electoral dentro de los marcos de las democracias vigiladas y a cuentagotas que puede permitir el sistema capitalista. 
En todo caso, esa participación es una maniobra política, quizá útil en este momento (quizá, incluso: lo único posible en las actuales circunstancias), y de ningún modo podríamos enjuiciarla. La lucha política, por supuesto, admite muchas variantes.
Al mismo tiempo, como otra consideración indispensable para completar lo anterior: de ningún modo se está llamando a continuar la lucha revolucionaria por vía armada. Eso, lo vemos en forma descarnada, en este momento no tiene espacio político para crecer, distintamente a lo que ocurrió en el contexto latinoamericano cinco décadas atrás. 
Más aún: no tiene el más mínimo espacio siquiera para nacer. Insistamos: eso es válido en este momento puntual, ahora que estamos en el auge del neoliberalismo y la desmovilización del campo popular. 
¿Cómo seguirá la lucha revolucionaria por un cambio social en el futuro?, no lo sabemos. Es probable que se rearmen guerrillas, ¿por qué no? 
Pero hoy por hoy, definitivamente no hay posibilidades. 
¿Los hackers serán una opción? ¿La victoria electoral en poderes locales, como alcaldías? No está claro. Habrá que inventarlo.
¿Qué pasaría si Timochenko ganara las elecciones? 
El presente no pretende ser un análisis de la figura personal de este luchador colombiano; es, en todo caso, un ensayo de interpretación de una realidad compleja, donde el comandante de las FARC devenido político en los marcos de la actual institucionalidad tiene un espacio limitado, quizá muy limitado. 
Por lo pronto, el grueso de la prensa comercial lo criminaliza. El latiguillo del castro-comunismo y el “fracaso” del chavismo es el coro que le acompaña ya desde ahora.
Sobre lo que se quiere llamar la atención en este momento, justamente, es sobre ese espacio que tiene, quizá limitado. 
¿Qué es posible modificar dentro de la institucionalidad capitalista? ¿Es posible modificar algo? ¿Vale la pena intentarlo? ¿Para qué entrar en la contienda electoral como un partido político más de la clase dominante?
Todas estas preguntas merecen largos y complejos desarrollos. Un pequeño texto como el actual no pretende agotarlas, por supuesto. Pero sí dejarlas indicadas, con la intención de retomarlas en un futuro, abriendo el debate.
¿Hasta dónde se puede cambiar algo sustancial dentro del sistema de partidos políticos burgueses? La experiencia muestra que hay límites infranqueables. 
La socialdemocracia (capitalismo con rostro humano, políticas keynesianas, regulaciones “humanistas” dentro de la lógica despiadada del mercado) ha logrado sociedades medianamente equilibradas, pero solo en muy contados países. De hecho, eso presupone una división internacional del trabajo donde la renta capitalista llega a unos pocos lugares que se pueden permitir esos “lujos”. 
¿Por qué no resultan los planteos socialdemócratas en la mayoría de naciones del llamado Tercer Mundo? 
Porque la explotación y extracción de plusvalía no permite repartir con equidad el producto del trabajo social (la riqueza generada por el trabajo), pues esa diferencia es la condición de posibilidad de la insultante riqueza de la clase dominante. 
Si el pastel de riqueza da para todos, el sistema no permite su repartición equitativa, porque contiene en sí mismo esa negación insalvable: los ricos son ricos porque hay pobres, y punto.
Si se trata de repartir equitativamente esa riqueza logrando una auténtica justicia social, el sistema capitalista no lo puede permitir, aunque quisiera (¡y no quiere!). Lo más a que puede aspirar es a un esquema donde el Estado juega un papel regulador, facilitando políticas sociales que beneficien medianamente a las mayorías. Pero de allí no puede pasar. 
Entonces, el juego de los partidos políticos de la derecha no puede ir más allá de una relativa regulación de la renta generada por la clase trabajadora. Igualar realmente las condiciones de vida confiriendo poder a los trabajadores, está absolutamente imposibilitado. ¡Eso es el socialismo!
Dicho de otro modo: los partidos políticos burgueses están para administrar el sistema, no para cambiarlo. Las FARC, como cualquier grupo revolucionario que se alzó en armas, intentaron cambiar el sistema, ¡no administrarlo con prolijidad y mesurada corrección!, no con saco y corbata y “bien portados” según la lógica dominante. Si Timochenko llegara a ser presidente: ¿podría cambiar estructuras de base? O… ¿tendrá que ponerse el saco y la corbata?
La historia demuestra -lamentablemente con mucha sangre y dolor de por medio- que esos cambios reales vía urnas no son posibles. 
Toda vez que una administración surgida de una elección popular en los marcos del capitalismo quiso ir más allá de lo que el sistema permite (Salvador Allende en Chile, Jacobo Árbenz en Guatemala, la Revolución Bolivariana en Venezuela), fue duramente golpeada. En todo caso, el sistema se permite cambios cosméticos, no más- ¿Podría Rodrigo Londoño (Timochenko) cambiar eso?
Las izquierdas armadas reconvertidas en partidos políticos no pudieron pasar de las tibias socialdemocracias, cuando detentaron algún poder, sea la presidencia o la oposición parlamentaria; el mandato inexorable del mercado (y el continuo hostigamiento de la derecha) no lo permiten. Ejemplos al respecto hay muchos: el Farabundo Martí en El Salvador, el Frente Sandinista en Nicaragua, los Tupamaros de saco y corbata en Uruguay, la URNG en Guatemala.
Estas reflexiones no son, de ningún modo, un ataque contra las FARC ni contra la candidatura presidencial de su comandante. En todo caso, pretenden abrir una pregunta sobre los caminos que hoy puede recorrer un verdadero proceso de transformación social. Si la vía armada hoy por hoy se agotó y la institucionalidad burguesa no ofrece salidas: ¿por dónde ir?



Nacido en Argentina. Estudió piscología y filosofía. Vivió en varios países latinoamericanos. También es investigador social y escritor. Desde hace varios años radica en Guatemala.

Fuente: HISPANTV

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro