viernes, 6 de enero de 2017

La Anticientífica Doble Vara de Medir de la Psiquiatría: Ateos Locos y Creyentes Cuerdos

La anticientífica doble vara de medir de la psiquiatría: ateos locos y creyentes cuerdos

Ante un mismo conjunto de síntomas los profesionales médicos pueden diagnosticar o no a una persona como enfermo mental dependiendo de si el individuo en cuestión responde con un par de palabras “mágicas”.

Y aunque pueda parecer increíble, esto es posible ya que la psiquiatría tiene un gran problema irresoluto llamado religión.

La ciencia en general y la medicina en particular avanzan al extraer conclusiones generales de casos similares, pero cuando esa misma medicina diferencia de forma totalmente artificial, por evidentes presiones anticientíficas heredadas de nuestro pasado más supersticioso, a los enfermos entonces eso se llama psiquiatría.

Un paciente llega a la consulta médica con tos, irritación y moqueo nasales, cansancio y algo de fiebre y el médico sin pestañear diagnostica enfermedad.

Los detalles de la dolencia: si es debida a un virus respiratorio, a una bacteria o a cualquier otra causa puede luego ser determinado por pruebas adicionales, pero el diagnóstico primario es claro y ha sido realizado por médicos de todas las épocas, incluso en el más lejano pasado cuando los seguidores de Hipócrates no sabían nada de la existencia de los patógenos.

También el hecho de que estos síntomas afectaran a una sola persona o fueran comunes a un grupo o incluso a la mayoría de los miembros de una comunidad no condicionaba el diagnóstico, únicamente se hablaba de enfermedad individual o de epidemia.

Ahora bien, supóngase que un médico del pasado u otro de la actualidad dijera que cuando estos síntomas afectaran a la mayoría de los habitantes de una ciudad, región o país entonces ya no debía considerarse enfermedad ¿increíble, no?

Es más, si un médico afirmara que si los síntomas catarrales se dieran mayoritariamente entre hombres, o personas de origen asiático, o pobres, o bebedores de cerveza, o panaderos o cualquier otra agrupación humana particular entonces por supuesto que la tos, el dolor de garganta o de pecho, la dificultad en respirar y la fiebre debían dejar de ser considerados síntomas de enfermedad y pasar a ser una virtud, muy seguramente este más que curioso galeno perdería su credibilidad profesional y en el peor de los casos lo mismo acababa siendo expedientado por mala praxis médica.

Sin embargo hay una especialidad clínica en donde a día de hoy este tipo de diagnósticos sui generis, totalmente dependientes de factores externos siguen estando muy presentes.

Tal y como ha descrito recientemente en una columna de “Scientific American” un médico residente en psiquiatría de la Universidad de Stanford la dicotomía es más que evidente. Así:

Tomemos el ejemplo de un hombre que entra a urgencias murmurando incoherencias. Dice que escucha voces en su cabeza, pero insiste en que no hay nada malo en ello. 

No ha abusado ni de drogas ni del alcohol. 

Si hubiera sido evaluado por profesionales de la salud mental, existe una alta probabilidad de que se le diagnosticara un trastorno psicótico como la esquizofrenia.

Ahora bien

¿Y si ese mismo hombre fuera profundamente religioso? ¿Y si su incomprensible lenguaje fuera hablar en lenguas? ¿Y si él pudiera escuchar a Jesucristo hablando con él? 

También podría insistir en que no había nada malo en ello. Después de todo, estaría practicando su fe.

Y en este segundo caso es bastante improbable que muchos médicos (algunos de ellos quizás también más o menos religiosos en diferente grado) fueran capaces de diagnosticar la misma esquizofrenia que al anterior paciente.

Es decir, que en la actualidad es más que cierto que ante un conjunto de síntomas muy similares una persona poco o nada religiosa pueda ser considerada un enfermo mental, mientras que un verdadero creyente puede seguir siendo no sólo una persona “normal” sino que en muchos casos este “conversador” con el Mesías o con el Gran Espíritu de la Pradera puede incluso llegar a gozar del mayor de los respetos no sólo en su entorno social más próximo, sino que si es muy constante y convincente en su delirio puede acabar siendo recibido por gobernantes de medio mundo y ser incluido en los libros de Historia como una de las grandes personalidades de su época.

Es más, tal y como indica el médico estadounidense en su artículo el problema puede tomar tintes casi surrealistas, puesto que el diagnóstico clínico dependerá de la aceptación de la religión en particular que profese el individuo en cuestión, y por tanto su situación médica puede cambiar en un breve espacio de tiempo por motivo legales completamente ajenos a la praxis médica.

Así por ejemplo en EEUU hasta el año 1993 las personas que creían ciega y verdaderamente que eran el resultado de un experimento genético a gran escala ocurrido hace unos 75 millones de años llevado a cabo por un superdictador genocida alienígena, líder de una Confederación Galáctica que llevó a miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8 y que las dejó cerca de volcanes, en donde este predecesor extrasolar de Hitler las exterminó sin piedad alguna con bombas de hidrógeno en lo que únicamente se podría calificar (en caso de ser verídico el relato) del mayor xenocidio conocido de la Historia podían ser calificados (bajo todo el rigor científico-medico) como severos enfermos mentales.

Pues bien, de pronto estos sujetos se convirtieron en personas más que “normales” y hasta dignas de elogio ya que algunas eran destacados miembros de la farándula hollywoodiense.

¿Y cuál fue el milagroso cambio de criterio médico-científico que logró esa más que maravillosa “curación” de cientos de norteamericanos en el ya casi lejano 1993? pues no se crean que ningún riguroso estudio clínico sino la más que simple modificación legislativa en la primera superpotencia mundial en el que se consideraba a la Iglesia de la Cienciología como una religión más, con todos sus derechos legales inalienables, con su exención de impuestos y lo que es muchísimo más grave con la dispensa y el apoyo legal y hasta constitucional para su ejercicio y proselitismo.


Y nuestro residente en psiquiatría de Stanford narra otro episodio más que sorprendente de la dicotomía en la práctica médica asociada a la religión: el caso de los asesinatos de una mujer y un niño acaecidos en Utah en 1984 por parte de dos fundamentalistas mormones, Ron Lafferty y su hijo Dan. 

Ron Lafferty se declaró profeta, afirmando haber recibido una revelación divina en la que se le instruía (telepáticamente por supuesto, que ya sabemos que para lo importante no sirve el teléfono o el WhatsApp) para “eliminar” a varias personas incluyendo a las dos víctimas del caso juzgado.

Los abogados de la defensa presentaron el testimonio de varios psiquiatras que indicaron que el acusado presentaba una evidente enfermedad psicótica y un trastorno esquizoafectivo ya que pensaba (entre otros delirios religiosos) que un espíritu homosexual malvado trataba de invadir su cuerpo a través de su ano

Sin embargo, el fiscal subió al estrado a otro psiquiatra que testificó que el acusado lejos de ser el loco de remate que presentaba la defensa era un creyente bastante normal ya que La mayoría de la gente en nuestro país cree en Dios.

La mayoría de la gente en nuestro país dicen que reza a Dios.

Es una experiencia común.

Y aunque las etiquetas que usa el señor Lafferty son ciertamente inusuales, las formas de pensamiento en sí mismas son realmente muy comunes … para todos nosotros.

Porque la lógica del psiquiatra de la acusación es impecable, a la vez que imposible de refutar si se considera a la verdadera religión como una propiedad humana elogiable.

Si la inmensísima mayoría de las personas de este mundo consideran normal conversar con un dios zarza ardiente, con un dios elefante o con un dios cocodrilo, entes supraterrenales todos ellos capaces de los mayores milagros como llevar a vírgenes judías (o a beduinos pederastas a lomos de un corcel blanco) hasta el cielo en cuerpo y alma, entes todopoderosos a los que no se puede contrariar en sus telepáticos aunque muchas veces incomprensibles e irracionales dictados salvo que uno quiera terminan asándose en las calderas de Pepe Botero por toda la eternidad, entonces nadie podrá ser considerado esquizoide o psicótico siempre y cuando ande trasteando por en medio el diablillo de Maxwell católico, sintoísta, musulmán, hinduista, luterano, budista, anglicano, zoroastrista, calvinista, judaico o taoísta.

En resumen, hasta que la psiquiatría rompa las cadenas que la subordinan a la religión esta especialidad médica únicamente podrá catalogar como enfermos mentales a los ateos, agnósticos y similares que vean o hablen con elefantes rosas o duendes verdes, porque aquellas personas que dialoguen con espíritus incorpóreos del más acá o del más allá siempre estarán “cuerdas” por definición si sus delirios están ligados a alguno de la infinidad de libros sagrados de ayer, de hoy y de mañana que la siempre fértil y también más que disparatada inventiva humana haya acabado escribiendo.

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro