Con el TTIP quieren que acabemos como en China, sin derechos y trabajando por cuatro perras.
Sólo serán ricos ellos y sus corporaciones.
ARMAK de ODELOT
Los grandes medios contraatacan. Misión: limpiarle la cara al TTIP
Las filtraciones de Greenpeace sobre los documentos de las negociaciones del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Europa (TTIP por sus siglas en inglés), donde se puede ver como la primera presiona a la segunda para que rebajé estándares de calidad, han conseguido sacar a la luz una polémica que los grandes medios ignoraban.
Estas filtraciones han obligado a estos medios a hablar sobre el tratado y estos han pasado de ignorarlo a defenderlo de diferentes modos.
Foto: Zoomnews.es
Para manipular la opinión pública no hace falta mentir. Los grandes medios no necesitan hablar bien o mal sobre un asunto para influir sobre la opinión pública, sólo necesitan ignorar el tema.
Que los grupos de comunicación no publiquen nada sobre algo puede relegar esa noticia a que pase desapercibida.
Si ellos no hablan sobre algo, tal cosa no existe para la gran mayoría de la población.
Esa ha sido la estrategia que han usado los grandes medios con el TTIP. No escribir ni hablar sobre el tratado de libre comercio, como si no existiera. Esta técnica les ha funcionado bastante bien viendo que la gran mayoría de la población sigue ignorando de qué trata este tratado. Les ha funcionado bien. Hasta ahora.
Las filtraciones de Greenpeace de los documentos del TTIP -y la insistencia de algunos medios minoritarios- han cambiado por completo el panorama y han obligado a los grandes medios a poner encima de la mesa la polémica que rodea a este tratado.
En las dos últimas semanas hemos visto como grandes medios, que habían ignorado hasta el momento las noticias referentes al tratado, publican varios artículos diarios sobre este y otros tratados de libre comercio.
La estrategia de ignorar la noticia ya no funciona y ahora los medios empiezan su contraataque, el de defender el tratado y el libre comercio.
Los antiTTIP: radicales antiglobalización, subvencionados, paranoicos y de ultraderecha
El periódico El País (grupo Prisa) arrancaba esta campaña proTTIP desprestigiando a los activistas contra el tratado. Muchos medios se han sumado a esta estrategia usando la palabra antiglobalización de una manera despectiva, como ya hicieron anteriormente con las protestas contra el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la cumbre del G8. “El despertar de estos grupos” reza la entradilla de la noticia de El País, como si los movimientos altermundistas, antiglobalización y contra los tratados de libre comercio hubieran estado durmiendo los últimos años esperando a la filtración de Greenpeace o a que el grupo Prisa hablara de ellos para despertarlos de su letargo.
Seguramente algunos de estos medios estarán deseando que en la próxima protesta a alguien se le ocurra quemar una papelera para poder llenar sus portadas de palabras como “radicales” o “vándalos”.
El medio digital “Libremercado.com”, perteneciente al grupo Libertad Digital, va más allá y echa mano del mantra liberal de“lo subvencionado es malo” y tacha a las organizaciones que promueven la campaña contra el TTIP de "proteccionistas subvencionados".
Para este medio parece que está mal y que es preocupante que se concedan recursos económicos a organizaciones que no están totalmente alineadas con la política y el discurso de las autoridades políticas europeas. Este diario no parece entender que el dinero de los europeos no es sólo para perpetuar la “agenda de apertura comercial que promueve Bruselas”, sino que es bastante sano y democrático que se escuchen -y subvencionen- diferentes posturas.
¿Qué pasaría si un país como Venezuela o un partido como Podemos retirara las subvenciones a toda organización que se opusieran a sus políticas? ¿Qué dirían estos medios?
Otra técnica común para desprestigiar a los actores de una movilización o una protesta es la de buscar al peor de esos actores y mostrarlo en los medios para que el público lo entienda como una representación del conjunto, lo mismo se puede usar a un "radical que quema una papelera" que a un partido político nazi.
Esto es exactamente lo que ha hecho el diario de economía El Economista con el titular “Le Pen y la ultraderecha europea piden el cese inmediato de las negociaciones del TTIP”.
Este diario, pese a ser de economía, no ha publicado muchos artículos en torno a este tratado.
Tampoco ha publicado las opiniones y motivos de otros actores que se oponen al TTIP, pero publica este con un titular que remarca que la ultraderecha europea está en contra del tratado.
Otro de estos magistrales artículos es el escrito por el columnista Manuel Conthe en el periódico económico Expansión. En su artículo, el expresidente de la CNMV, tacha de paranoia antiliberal la oposición al TTIP, una “difusa hostilidad contra las empresas y la economía del mercado”.
En el artículo defiende las bondades del libre comercio y las ventajas para nuestras empresas exportadoras del acceso a los mercados o de la cooperación entre reguladores.
Pero si hay algo que impresiona en el artículo son los argumentos para pormenorizar los efectos que podría tener la armonización de los estándares sanitarios entre los dos continentes, teniendo en cuenta que en Estados Unidos son mucho más bajos.
Conthe alega que los que creen que esa armonización pueda ser perjudical para nuestra salud son unos paranoicos porque cuando él vivió en los años 80 en Estados Unidos comió“mucha carne de vaca y de pollo, y usé bronceadores, sin temor y -de momento- sin secuelas, a pesar de que las normas sanitarias no eran idénticas a las europeas”.
Para el columnista, el que él no haya tenido secuelas por haber comido carne de vaca hace 30 años es argumento suficiente para afirmar que la armonización de los estándares en materia de alimentación no vayan a suponer ningún problema para nuestra salud... y si no piensas lo mismo que él es que eres un paranoico.
El comercio siempre es bueno. Las barreras son malas
A nadie creo que le extrañe que los grandes medios, con un accionariado compuesto en su gran mayoría por grandes grupos empresariales, abracen los dogmas liberales del libre comercio.
La máxima capitalista de que el comercio sin barreras arancelarias aumentará la riqueza y el bienestar de la gran mayoría es una idea que, desde la gran mayoría de personas del ámbito académico, político y periodístico, ha sido adoptada sin ponerla en duda.
Con el TTIP, este discurso y esta ideología política económica liberal vuelve a la carga mediante artículos que se podrían resumir en una sola frase: “El comercio es bueno y las barreras son malas”.
Con este titular publicaba un artículo el ABC en el que explicaban los beneficios que nos traería el tratado de libre comercio. “Mercado de millones”, “Sin aranceles”, “Más rentas y empleos” y “Crecimiento del PIB” son los 4 subtítulos que contiene la noticia, seguidos de una explicación de apenas tres líneas para apoyar y argumentar estos supuestos beneficios.
El País titulaba a un artículo “¿En qué me afecta a mí el acuerdo comercial TTIP?” que tras explicar “lo que alegan los partidiarios” continúa con un párrafo que ofrece datos, de esos mismos actores que defienden el tratado, sobre las bondades que ofrecerá a la economía española.
El País sólo ha preguntado a la Comisión Europea, el mismo organismo que está negociando el acuerdo en la más oscura opacidad, sobre los efectos del tratado para las pymes, pero no le han preguntado a la Corporate Europe Observatory que publicó recientemente un estudio sobre el impacto del TTIP en las pymes.
Libremercado.com, en el mismo artículo que hemos visto antes, ofrece datos de los beneficios del tratado de libre comercio tales como la creación de 140.000 empleos, mejora en el poder adquisitivo o un “enriquecimiento de cada español de 1.500 euros”.
Para este diario, el que el tratado alcance a un 40% del PIB mundial y que afecte a más de 650 millones de personas ya es motivo suficiente para celebrar la noticia.
Seguramente en los próximos meses la batalla mediática y de (des)información en torno al TTIP y otros tratados de libre comercio se recrudecerá. No tardaremos en ver algún programa de televisión que nos hable de las ventajas del libre comercio, noticias en los telediarios sobre el crecimiento económico que supuestamente nos traerá o la criminalización de los "radicales antiglobalización".
Pero si algo queda claro en este cambio de estrategia de estos grandes grupos empresariales es que las filtraciones de Greenpeace y la campaña ciudadana contra el TTIP están en el buen camino.
La UE maniobra para aprobar un acuerdo comercial con Canadá, la ‘puerta de atrás’ del TTIP
La filtración de parte del TTIP ha puesto a Bruselas contra las cuerdas por su política comercial y podría haber herido de muerte al acuerdo transatlántico; por eso las instituciones europeas pisan el acelerador para aprobar el CETA, antes de que el rechazo a este y otros tratados no tenga vuelta de hoja.
Los ministros, secretarios de Estado y otros titulares de Comercio de los 28 se reúnen este viernes en Bruselas desde las 10.00 de la mañana para conversar sobre el estado de las negociaciones del tratado comercial con EEUU, y para diseñar la hoja de ruta a seguir por su homólogo canadiense, el CETA, considerado el caballo de Troya y la puerta de atrás del TTIP por parte de sindicatos, partidos políticos y cientos de organizaciones sociales europeas.
La reunión lleva meses en agenda, pero el escenario actual parecía impensable entonces; el TTIP se ha visto debilitado, una región belga cuya decisión es vinculante se opone al CETA y países como Bulgaria y Rumanía condicionan su respaldo al acuerdo a que Otawa levante su exigencia de visados para los ciudadanos de estos países que visiten su territorio.
Fuentes conocedoras del estado de las negociaciones apuntan que el CETA también puede llegar a verse en vía muerta, ya que contiene algunos de los elementos más criticados del TTIP.
Previsiblemente, y además de tocar otros materias de la política comercial europea, el encuentro de este viernes servirá para allanar el terreno para el siguiente movimiento en relación con el acuerdo con Otawa: la propuesta formal de la Comisión al Consejo y al Europarlamento en junio para cerrar la fecha de ratificación del CETA, que en principio debería tener lugar en octubre de este año.
A diferencia del Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP, en inglés), que todavía se encuentra en fase de negociación, las conversaciones sobre el Comprehensive Economic and Trade Agreement (CETA) concluyeron a finales de 2014. Después, las cerca de 1.600 páginas que lo integran han sido revisadas por los servicios jurídicos europeos, y hoy está siendo traducido a las lenguas oficiales de los 28.
La Secretaría de Estado de Comercio -dependiente del Ministerio de Economía- no ha atendido la petición de información de este diario, aunque en la agenda pública de su titular en funciones, Jaime García Legaz, no aparece reflejada esta cita. Legaz ha sido el responsable de representar a España en este tipo de foros en anteriores ocasiones, por lo que desde la Campaña estatal auguran que será él quien finalmente acuda a la reunión en Bruselas.
El fantasma de la implementación provisional y la “hipocresía” de Francia
La segunda cuestión sobre el CETA prevista en el orden del día para este viernes es la posibilidad de implementarlo de forma provisional, un escenario especialmente temido por las organizaciones contrarias al acuerdo.
Tom Kucharz, portavoz de Ecologistas en Acción, explicaba recientemente a este diario que esta implementación se prolongaría durante un periodo de tres años, y otros integrantes de la Campaña contra el TTIP apuntan que esto no requeriría del voto unánime del Consejo -como sí lo haría su implementación total-.
También alertan de que aún en este estado permitiría a las empresas canadienses (o estadounidenses con filiales en Canadá) demandar a los estados europeos que realizasen cambios normativos que a juicio de las empresas fueran perjudiciales para sus beneficios e incluso para sus expectativas de beneficio en el marco del ICS, la versión remodelada del mecanismo de blindaje de las corporaciones ISDS, rechazado por un 97% de los 150.000 europeos que participaron en una consulta abierta de Bruselas sobre este mecanismo en 2014.
Estados como Alemania, Dinamarca, Grecia o Portugal se posicionaron a favor de la implementación provisional en el Comité de Política Comercial del Consejo celebrado el 27 de abril, según fuentes conocedoras de esta reunión.
Público desveló entonces cómo el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy se deshace en elogios hacia el acuerdo comercial en estas reuniones y aboga por su implementación provisional sin haber requerido la opinión del Congreso de los Diputados.
En la misma reunión, y mientras el parlamento austriaco estudia la viabilidad legal de esta modalidad de implementación del acuerdo, las mismas fuentes aseguran que Francia se muestra decidida a apoyarla, haciendo gala de su “hipocresía”, en palabras de Kucharz. La filtración de 250 páginas de documentos de las negociaciones del TTIP por parte de Greenpeace Holanda llevó al país galo a elevar el tono contra el tratado con EEUU.
Al mismo tiempo París ha mantenido su respaldo al acuerdo con Canadá, que no goza de la misma repercusión mediática que su denostado hermano mayor, pero que es considerado prácticamente idéntico por sus detractores, que ya han recogido más de 3.400.000 firmas contra ambos tratados.
Alejandro López de Miguel | Público
No hay comentarios:
Publicar un comentario