jueves, 21 de enero de 2016

El Homo Imbecilis: La Culminación de la Evolución Humana







El Homo Imbecilis: 

La Culminación de la Evolución Humana


 
Nuestro bien instalado paradigma científico nos dice que el ser humano moderno es el resultado de una larga cadena evolutiva de mamíferos y primates que –por obra y gracia de las consabidas mutaciones aleatorias– produjo un homínido supuestamente inteligente, consciente de sí mismo y capaz de dominar y modelar la naturaleza a su antojo. 
Pero mira por dónde, la evolución debe ser caprichosa –por decir algo– porque la especie humana es la única que no posee un único lenguaje común (más allá del lenguaje no verbal) para comunicarse con sus semejantes. ¿Extraño, no? Eso nos hace ser más diferentes entre nosotros y tener unas marcadas identidades de las que muchos se sienten orgullosísimos.
Sea como fuere, la ortodoxia científica nos ha catalogado como Homo sapiens, la especie que ha venido poblando la Tierra desde hace decenas de miles de años y que ha ido avanzando en su desarrollo, ya no estrictamente biológico, sino básicamente en sus capacidades cognitivas y creativas, dando pie a la cultura y la civilización. 
En fin, ahora podríamos discutir si el hombre es realmente sapiens (sabio) –y quizá lo fue en un pasado muy remoto– pero mucho me temo que las cosas han ido a peor y que el Homo sapiens es una denominación bastante incorrecta para definir al ser humano actual. Así pues, podríamos decir que hemos sufrido una especie de “involución”, que se ha traducido en la aparición de un nuevo espécimen al que podríamos bautizar científicamente con el nombre de Homo imbecilis.
¿Cuáles serían las características de este novísimo homínido? 
En cuanto a su localización, se extiende por casi la totalidad del planeta, pues habita en todas las zonas civilizadas y muy especialmente el llamado mundo occidental o primer mundo. No se aprecia distinción racial importante, aunque el hombre blanco es probablemente el mayor exponente de esta nueva especie, seguido por las razas asiáticas, simplemente por su enorme peso demográfico.
El Homo imbecilis es fundamentalmente urbanita y es un homínido de su tiempo, instalado en la modernidad, el progreso y la alta tecnología. 
De hecho, es más próximo a una máquina que a un ser consciente. No sabe nada de nada, pues la educación básica –o incluso avanzada– que ha recibido ha llenado su mente de mentiras y estupideces. Desde luego, cree saber muchas cosas (sobre todo aquel que tiene  estudios superiores, másters, y demás), pero no es más que un almacén de datos superfluos que él no ha razonado, ni contrastado ni criticado. 
Se orienta fundamentalmente por su sistema de creencias, que inocentemente considera que es suyo. Lo cierto es que ha ido incorporando a su cerebro lo que le han programado (perdón, quise decir “enseñado”) y no ve el mundo más que con los ojos de su amo.
Enlace permanente de imagen incrustadaEn su comportamiento social, es el perfecto animal gregario que forma parte de un rebaño desorientado y pusilánime. 
El Homo imbecilis está en su salsa cuando se mueve en un entorno borreguil masivo, promovido por la educación, las costumbres y sobre todo por los medios de comunicación y más últimamente por las tecnologías de la información (Internet, redes sociales, etc.). 
Se rige por emociones básicas e impulsos y tiende a hacer lo que hace todo el mundo para no convertirse en un “excluido social”. Es muy fácil de manipular y convencer; no es nada complicado hacerle creer que él es soberano y protagonista de los acontecimientos, cuando en realidad lo están llevando dócilmente al matadero. Él cree en los Estados y en las instituciones, y no se imagina un mundo sin leyes ni normas. 
Todo tiene que estar perfectamente reglamentado y organizado. 
En este contexto, el buen Estado se preocupa de uniformizar a la gente para que no haya diferencias indeseables y todos puedan ser como todos; además vela en todo momento por nuestra seguridad y por nuestro bien con medidas de control de todo tipo, y así da la tranquilidad adecuada al Homo imbecilis.
Su actitud diaria es la de estar enganchado permanentemente a un artefacto-droga llamado teléfono móvil (o dispositivos similares) con el cual juega, se comunica, se “informa” o simplemente pasa el rato, enviando mensajes y fotos y riéndose de buena gana. 
Además, ahora se hace selfies porque está de moda y es guay. T
rabaja, come, viaja, duerme, se levanta, se acuesta, acompañado de su inseparable artilugio y sufre hasta la exasperación cuando se da cuenta que ha salido de su casa sin su aparato querido. El Homo imbecilis también ve la televisión, y se cree todo lo que allí se dice, como en el pasado su ancestro el Homo sapiens se creyó lo que decía el párroco desde su púlpito eclesial. 
Aparte, con la televisión trata de divertirse y desconectar de la realidad a veces dura y fatigosa mirando series, deportes, concursos y otros divertimentos pensados para hacer su vida más llevadera…
El mundo del Homo imbecilis está construido en torno a los bienes materiales, a los que tiene en la más alta estima, empezando por su casa y su coche. 
Valora el dinero como su dios principal en este mundo y hace planes para conservarlo y acrecentarlo en la medida de lo posible. 
Entretanto, vive instalado en un estado de permanente miedo e inseguridad, y está preocupado por fenómenos que apenas puede comprender como el paro, la crisis económica, el terrorismo, el cambio climático, la pérdida de las pensiones, etc. 
Por lo demás, se identifica con su bello (o no tan bello) cuerpo y se preocupa obsesivamente de su aspecto físico, su indumentaria, sus complementos, su apariencia de cara a los demás… Come de forma compulsiva, engorda, y luego va al gimnasio, hace deporte, hace dietas, toma pastillas, se hace liposucciones y cirugía estética… o está obsesionado con su dieta vegetariana, sus productos naturales y ecológicos, etc; son dos caras aparentemente muy distintas… de una misma moneda.
Y mientras tanto, enferma, va al médico, lo machacan a medicamentos y terapias agresivas, lo llevan de un sitio a otro, le hacen mil y una pruebas, se obsesiona con sus índices y marcadores y se olvida de vivir. Está literalmente aterrado por la muerte, hasta que lo acaban fulminando. Pero no sabe por qué está aquí ni le preocupa.
¿Quiere ver al Homo imbecilis en su ambiente? 
Está en la oficina pegado a una pantalla de ordenador, en una cadena de montaje industrial colocando piezas, en el metro jugando con su móvil, en el fútbol gritando como un poseso, en el restaurante devorando una paella, en la playa tostándose junto a otros miles de tostados, en las manifestaciones promovidas por “movimientos populares”, en los megaconciertos de música electrónica, en un gran complejo comercial buscando las mejores ofertas, en un gigantesco atasco de coches a la entrada de una ciudad, en una larga cola frente al mostrador de una entidad bancaria…
El Homo imbecilis es, en suma, un pobre desgraciado, un robot, un pelele, un mamarracho, un pedazo de carne, una cosa sin espíritu ni voluntad. 
O dicho de otro modo, nace dormido, vive dormido y muere dormido (y donde dice “dormido” también pueden poner “anestesiado” o “hipnotizado”). A esto hemos llegado… para satisfacción del amo.
Pero no seamos derrotistas; la evolución (y no precisamente biológica) tal vez pronto nos depare alguna sorpresa, cuando el Homo imbecilis empiece a mirar para dentro cada vez más y encuentre al ser que realmente es. 
Parece que algunos ejemplares de esta especie ya han entrado en esta fase… y en este caso, el amo ya no está tan satisfecho.
Por © Xavier Bartlett 2015 –  Licenciado en Prehistoria e Hª Antigua por la Universidad de Barcelona –
El Homo Imbecilis: La Culminación de la Evolución Humana / La Caja de Pandora













No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro