Vargas Llosa, al servicio del Imperio o la prostitución del intelectual (y seguimos con Snowden)
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- julio 11º, 2013
Confieso haber disfrutado en mi juventud leyendo a Vargas Llosa.
Considero que obras como La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras, Conversación en La Catedral, etc., constituyen un hito en la historia de la Literatura latinoamericana.
Sólo desde una posición sectaria desafortunada, puede negarse el talento literario que en una época pasada mostró el creador de estos y de otros títulos. Pero a medida que el talento creativo del escritor peruano iba perdiendo fecundidad, su predisposición para actuar de vocero de la élites privilegiadas fue en aumento.
Las musas le abandonaron y en su desamor buscó cobijo entre las sábanas del Poder, tratando de hallar el protagonismo y satisfacción de ego que la pérdida de inspiración le negaba.
Pero sobre todo, tratando de engordar sus cuentas bancarias con los periódicos pagos que recibe por los servicios prestados al Imperio, al Poder, a los grandes grupos financieros que controlan nuestras vidas, a los intereses de esa oligarquía política obsesionada en un anticomunismo y antisocialismo patológico que antes o después conduce a variadas formas de barbarie.
El sarcasmo radica en que dice actuar en nombre de la democracia y de la libertad. Bueno, lo mismo decían Milton Friedman (el padre del neoliberalismo) y sus Chicago boys.
La trayectoria política de Vargas Llosa le convierte en un claro reaccionario. Identificado con lo más retrógrado de las posiciones políticas conservadoras y neoliberales de América Latina, Vargas Llosa se ha mostrado dispuesto, cada vez más con el paso de los años, a actuar en defensa de los intereses de la política exterior de Washington, del Imperio en definitiva. Y de los representantes locales del Imperio: las oligarquías nacionales.
A otros ilustres reaccionarios de la Literatura, siendo magnánimos podríamos concederles el atenuante de su genio.
Me viene a la mente el caso de ese otro compulsivo anticomunista llamado José Luis Borges, tantas veces calificado de reaccionario genial. Borges fue protagonista de hechos tan despreciables como saludar con simpatía el golpe de Estado de los militares en Argentina, una postura de una obscenidad moral injustificable, por mucho que posteriormente rectificase.
Porque las rectificaciones a destiempo, no consuelan a las víctimas secuestradas, torturadas y asesinadas.
Borges en ocasiones se definió asimismo como anarquista, razón por la cual su figura es defendida a capa y espada por algunos anarquistas de la torre de marfil narcisista, situada en una dimensión paralela de la realidad social.
En la web anarquistaalasbarricadas.org se llegaron a escribir cosas como “[Borges] cumple una función anarquizante”.
Pero por muy reaccionario que Borges fuese, es difícil negar el genio que le acompañó hasta el final de sus días, su asombrosa erudición, su capacidad de recreación ontológica, su originalidad elevada a la más alta cúspide del arte literario…
Sin duda, Borges fue un genio universal, hasta que la parca vino a llevárselo.
Pero no caigamos en la confusión.
Al contrario de lo que podamos decir de Borges, Vargas Llosa no merece el condescendiente calificativo de reaccionario genial: lo primero sí, pero no lo segundo. Abandonado por el genio que sí acompañó a Borges hasta el final, Vargas Llosa se ha ido refugiando cada vez más en la obscenidad política, en el ejercicio de la prostitución intelectual con los que manejan, o pretenden manejar, los hilos de América Latina y del Mundo.
Desde hace mucho, apagada la luz de su creatividad, pasea lo que le queda de su competencia literaria por las oscuras alcantarillas políticas del Poder.
Vargas Llosa es de estos intelectuales que regularmente publican artículos en destacados medios del mundo, siempre con un común denominador: salir en defensa de los intereses de los EEUU en temas calientes de actualidad, y servir de ariete intelectual contra los gobiernos progresistas de América Latina y/o contra aquellos que, sin merecer el calificativo de progresistas, se atreven a atentar contra los intereses de las grandes corporaciones multinacionales y de la oligarquía.
Triste papel de sicario intelectual que parece asumir el antaño genial escritor. Todo... por un puñado de dólares.
1.- Comienza Vargas Llosa su artículo con una cierta dosis de azúcar o, más bien, de sacarina baja en calorías.
Pese a dejarnos claro desde la primera línea que tiene una "pobre opinión" del presidente Evo Morales, también resulta explícito al afirmar que el jefe de estado boliviano fue"maltratado" por los países europeos al impedir que su avión cruzase su espacio aéreo y pudiera repostar.
Actuación que Vargas Llosa califica de"prepotente y torpe". Pudieran parecer razonables estas palabras. Veamos...
- Hablar de torpeza es un eufemismo que utiliza para no tener que decir que lo que se produjo fue una gravísima VIOLACIÓN DEL TRATADO O CONVENCIÓN DE VIENA (ver
- Hablar de torpeza es un término que pretende enmascarar el servilismo de la UE hacia EEUU, porque dichos países actuaron a petición del Imperio. Y en este sentido, los países europeos actuaron con eficacia servil, que es todo lo contrario de la torpeza.
- Hablar de torpeza supone un intento, por parte de Vargas Llosa, de aplicar un atenuante semántico desde el primer momento del artículo. De ahí que yo dijese antes que el azucarillo que parece querer dar a los lectores al inicio, es más bien un sucedáneo.
2.- Pasemos por alto lo melodramático que resulta que Vargas Llosa, con independencia de lo que escriba, de una forma u otra necesite siempre soltar sapos y culebras contra Evo Morales, Maduro (antes contra Chávez), Rafael Correa..., cuando no contra Cuba o contra el gobierno argentino de Cristina Fernández.
Reiteraciones cansinas y cargadas de tópicos conservadores, que permiten que se le vea el plumero a Vargas Llosa en su condición de mercenario intelectual.
Parece como si suscontratistas, esos blackwater mediáticos, le marcasen una cláusula en su contrato que dijese "escriba usted de lo que le apetezca, pero háblame siempre mal de estos en cada artículo".
esta argumentación (y la indignación consecuente) es arcangélica en el mejor de los casos, en el peor hipócrita, y desprovista de realidad.
¿Alguna vez han hecho algo distinto los espías, desde que existen, que violar la intimidad de los ciudadanos de sus propios países y de los ajenos? (...) La verdad es que el señor Snowden no ha revelado nada que cualquiera que tiene dos dedos de frente sabía ya, aunque, es cierto, pocos hubieran imaginado la magnitud de aquellas grabaciones
Vargas Llosa aplica la cínica lógica de la ideología dominante, expresada reiteradamente en los medios sistémicos. Aplicada a un caso concreto, como es el de la grave violación de derechos civiles y de soberanía de los países, esta lógica se concreta en dos premisas aplicables alternativamente según las circunstancias:
PREMISA A.- Nada de ello se ha demostrado. No existen pruebas. Todo aquello que no pueda ser probado, no existe. Hay que negarlo.
La primera premisa la tuvieron muy en cuenta los milicos argentinos durante la dictadura, al hacer desaparecer los cuerpos de los secuestrados y asesinados.
Lo que no pueda probarse, no existe. Por lo tanto, qué mejor que hacer desaparecer las pruebas. Algo parecido puede decirse con los campos nazis de exterminio.
Pero una vez probados tales hechos, si aplicamos la lógica de Vargas Llosa, tendríamos que seguir la premisa B: es hipócrita, arcangelical y desprovisto de realidad escandalizarse por los crímenes de la dictadura argentina o de los nazis, ya que después de todo cualquiera que tuviera dos dedos de frente lo sabía.
En otras palabras. Vargas Llosa pretende desconocer que es la presentación de pruebas de una conducta criminal llevada a cabo por un estado, lo que permite actuar contra los gobiernos responsables.
Y que exista la sospecha social generalizada y previa a la aparición de pruebas, ni resta gravedad a los hechos ni convierte en tontos hipócritas e irracionales a quienes los denuncian.
Sin duda, la bajeza moral en la que cae Vargas Llosa es vergonzosa. Y eso que poco menos que se proclama un apóstol de la democracia y de la libertad.
El verdadero miedo que el Poder tiene es a que las masas tomen conciencia y decidan acabar con el capitalismo. Y para restringir las libertades y derechos, nada mejor que crear y alimentar un enemigo externo.
Tras el derrumbamiento del bloque socialista, el Imperio y sus vasallos de primera línea (Europa) han necesitado buscar otro malo de la película que justifique la progresiva sofisticación de los mecanismos represivos y de control, en aras de mantener el status quo de la clase dominante.
El Gran Hermano que todo lo vigila y controla, cada vez es más grande. ¡Pero no temed, oh gente!
La represión de nuestra libertad es para protegerla. Al menos eso parece querer decir Vargas Llosa, en su empeño por ser el siervo bien remunerado del Gran Hermano.
"Por desgracia, mientras existan las guerras (...)". Me temo que de nada serviría recordarle a este mercenario que dichas guerras las provocan los mismos que violan nuestros derechos y libertades.
¿Qué es eso de echarle la culpa a la CIA o a la NSA, de la violación de la privacidad? No se puede violar lo que no existe. Así que está de menos esa acusación.
El derecho a la privacidad ya desapareció hace tiempo en el mundo en que vivimos. Lo arrasaron, antes que los espías, la prensa amarilla y las revistas del corazón (...) Hoy la frontera entre lo privado y lo público se ha eclipsado y, aunque existan leyes que en apariencia protejan la privacidad, pocas personas acuden a los tribunales a reclamarla (...)
¡Vamos! Que la culpa es de la prensa del corazón. Y nosotros, injustos herejes, acusando a la pobre CIA, esa especie de ONG inspirada en la Madre Teresa de Calcuta. ¿Qué es eso de echarle la culpa a los espías?
Acabo de exponer los tres argumentos principales que componen la estructura discursiva del artículo de Vargas Llosa en El País. Más allá de la valoración política que merezca a cada cual la lectura de sus contenidos, la incongruencia, simplismo, tosquedad, inadecuación y pobreza de la arquitectura lógica argumental utilizada para dar sentido al texto, nos muestra a un Vargas Llosa que intelectualmente apenas es ya un patético reflejo espectral de lo que antaño fue.
Escribía hace cuatro años Salvador Ramírez Campos en aporrea.org, a propósito de Vargas Llosa (3):
El chino cholo peruano Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, nacido en Arequipa de una humilde familia de ascendencia indígena, rompió, ya lo sabemos, con ese entronque genealógico cuando adquirió, en un como rito de limpieza de sangre, la nacionalidad española. Lo que le permitió la monarquía hispana, dada la labrada estatura intelectual y física del novelista y boxeador peruano. Después de esa purificación sanguínea el chino cholo hispano salta como alegre canguro en los salones y rincones de la oligarquía suramericana. Recientemente fue acunado y perfumado por lo más reaccionario de la élite más “pupú” de la burguesía caraqueña. Allí, después de palpar en sus bolsillos y monederos, la presencia alineada de numerosos dólares, regurgitó opiniones y doctrinas sobre aspectos políticos y económicos, objetivamente pensados para auditores con atraso mental.
En realidad son muchos los que han acusado a Vargas Llosa de ser un mercenario intelectual.
Parafraseando al propio Vargas Llosa y devolviéndole con sus propias palabras el cumplido que nos dedica a quienes defendemos a Snowden, "cualquiera que tenga dos dedos de frente"sabe que Vargas Llosa es un mercenario. Un político peruano del PNP (Partido Nacionalista Peruano), Daniel Fernando Abugattás (4), califica así hace algún tiempo el quehacer político del escritor peruano:
El señor Vargas Llosa puede salir a hablar en contra de uno simplemente por cuánto dinero hay detrás de él. Y es evidente que ya todos los grupos poderosos, especialmente del sector energético tienen la mira puesta en nuestro candidato (Ollanta Humala), y uno de sus operadores es el señor Vargas Llosa. Es un mercenario de la política.
Luego, Mario Vargas Llosa es un idiota. Pero, me pregunto yo, ¿un idiota de qué grado? (...) Así, con tanta hiel como escasez de equipaje espiritual, deambula por la vida, en el último recodo de la misma, vomitando aguas servidas que no alcanzan a ensuciar salvo a quienes con él deambulan, aterridos, por una vía cada vez más solitaria y despreciada, la de los parias, la de los mercenarios de toda laya.
Triste devenir el de un escritor cuya creatividad se fue marchitando hasta extinguirse, dando la espalda a la principal obligación moral que tienen los intelectuales: el compromiso con el pueblo, con los que sufren, con los explotados y dominados. Porque el imperativo ético supremo del intelectual o del científico, debe concretarse en el compromiso primordial con los que sufren la barbarie de los poderosos.
En este sentido y al respecto, más que nunca, debemos reivindicar el espíritu comprometido de la Escuela de Frankfurt.
El colaboracionismo del intelectual o del científico con los promotores de la barbarie en el mundo, la transformación de aquellos en mercenarios al servicio de estos últimos, constituye un suicidio moral.
Nada nuevo que no supiéramos. Es cierto. Pero conviene de vez en cuando recordarlo. Cientos de veces ha sido objeto de réplica Vargas Llosa por intelectuales de todos los países.
Pero el escritor peruano parece ser indiferente. Quizás porque sólo le guían dos motivaciones: un ego únicamente satisfecho en estrecho contacto y armonía con las altas instancias del Poder, y un amor desmesurado por el lucro económico que le ha conducido a convertirse en el paradigma de lo que es un mercenario intelectual.
Hace ya bastantes años, durante el lúgubre mandato presidencial de George W. Bush, escribía Miguel del Padrón un artículo titulado Las vulgaridades de Mario Vargas Llosa. Bush y el dinero para desestabilizar Cuba(7). Quisiera recordar algún fragmento de aquel artículo como cierre de esta entrada del blog:
Su vulgar y ofensivo artículo es propio de los VENCIDOS, de los que se han quedado sin argumentos o en un fiesta de disfraces perdió las mascaras y la vestimentas y se quedó desnudo. Se sabe perdedor y da fingidos gritos histéricos de placer ante Bush como la más vulgar de las VISITADORAS de su excelente novela.
Era el año 2004 cuando Miguel del Padrón escribía tales palabras. Nada ha cambiado.
Vargas Llosa con Aznar. Sonrisas entre siervos del Imperio. Imagen: diario Granma.
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- julio 11º, 2013
Confieso haber disfrutado en mi juventud leyendo a Vargas Llosa.
Considero que obras como La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras, Conversación en La Catedral, etc., constituyen un hito en la historia de la Literatura latinoamericana.
Sólo desde una posición sectaria desafortunada, puede negarse el talento literario que en una época pasada mostró el creador de estos y de otros títulos. Pero a medida que el talento creativo del escritor peruano iba perdiendo fecundidad, su predisposición para actuar de vocero de la élites privilegiadas fue en aumento.
Las musas le abandonaron y en su desamor buscó cobijo entre las sábanas del Poder, tratando de hallar el protagonismo y satisfacción de ego que la pérdida de inspiración le negaba.
Pero sobre todo, tratando de engordar sus cuentas bancarias con los periódicos pagos que recibe por los servicios prestados al Imperio, al Poder, a los grandes grupos financieros que controlan nuestras vidas, a los intereses de esa oligarquía política obsesionada en un anticomunismo y antisocialismo patológico que antes o después conduce a variadas formas de barbarie.
El sarcasmo radica en que dice actuar en nombre de la democracia y de la libertad. Bueno, lo mismo decían Milton Friedman (el padre del neoliberalismo) y sus Chicago boys.
La trayectoria política de Vargas Llosa le convierte en un claro reaccionario. Identificado con lo más retrógrado de las posiciones políticas conservadoras y neoliberales de América Latina, Vargas Llosa se ha mostrado dispuesto, cada vez más con el paso de los años, a actuar en defensa de los intereses de la política exterior de Washington, del Imperio en definitiva. Y de los representantes locales del Imperio: las oligarquías nacionales.
A otros ilustres reaccionarios de la Literatura, siendo magnánimos podríamos concederles el atenuante de su genio.
Me viene a la mente el caso de ese otro compulsivo anticomunista llamado José Luis Borges, tantas veces calificado de reaccionario genial. Borges fue protagonista de hechos tan despreciables como saludar con simpatía el golpe de Estado de los militares en Argentina, una postura de una obscenidad moral injustificable, por mucho que posteriormente rectificase.
Porque las rectificaciones a destiempo, no consuelan a las víctimas secuestradas, torturadas y asesinadas.
Borges en ocasiones se definió asimismo como anarquista, razón por la cual su figura es defendida a capa y espada por algunos anarquistas de la torre de marfil narcisista, situada en una dimensión paralela de la realidad social.
En la web anarquistaalasbarricadas.org se llegaron a escribir cosas como “[Borges] cumple una función anarquizante”.
Pero por muy reaccionario que Borges fuese, es difícil negar el genio que le acompañó hasta el final de sus días, su asombrosa erudición, su capacidad de recreación ontológica, su originalidad elevada a la más alta cúspide del arte literario…
Sin duda, Borges fue un genio universal, hasta que la parca vino a llevárselo.
Pero no caigamos en la confusión.
Al contrario de lo que podamos decir de Borges, Vargas Llosa no merece el condescendiente calificativo de reaccionario genial: lo primero sí, pero no lo segundo. Abandonado por el genio que sí acompañó a Borges hasta el final, Vargas Llosa se ha ido refugiando cada vez más en la obscenidad política, en el ejercicio de la prostitución intelectual con los que manejan, o pretenden manejar, los hilos de América Latina y del Mundo.
Desde hace mucho, apagada la luz de su creatividad, pasea lo que le queda de su competencia literaria por las oscuras alcantarillas políticas del Poder.
Vargas Llosa es de estos intelectuales que regularmente publican artículos en destacados medios del mundo, siempre con un común denominador: salir en defensa de los intereses de los EEUU en temas calientes de actualidad, y servir de ariete intelectual contra los gobiernos progresistas de América Latina y/o contra aquellos que, sin merecer el calificativo de progresistas, se atreven a atentar contra los intereses de las grandes corporaciones multinacionales y de la oligarquía.
Triste papel de sicario intelectual que parece asumir el antaño genial escritor. Todo... por un puñado de dólares.
1.- Comienza Vargas Llosa su artículo con una cierta dosis de azúcar o, más bien, de sacarina baja en calorías.
Pese a dejarnos claro desde la primera línea que tiene una "pobre opinión" del presidente Evo Morales, también resulta explícito al afirmar que el jefe de estado boliviano fue"maltratado" por los países europeos al impedir que su avión cruzase su espacio aéreo y pudiera repostar.
Actuación que Vargas Llosa califica de"prepotente y torpe". Pudieran parecer razonables estas palabras. Veamos...
- Hablar de torpeza es un eufemismo que utiliza para no tener que decir que lo que se produjo fue una gravísima VIOLACIÓN DEL TRATADO O CONVENCIÓN DE VIENA (ver
- Hablar de torpeza es un término que pretende enmascarar el servilismo de la UE hacia EEUU, porque dichos países actuaron a petición del Imperio. Y en este sentido, los países europeos actuaron con eficacia servil, que es todo lo contrario de la torpeza.
- Hablar de torpeza supone un intento, por parte de Vargas Llosa, de aplicar un atenuante semántico desde el primer momento del artículo. De ahí que yo dijese antes que el azucarillo que parece querer dar a los lectores al inicio, es más bien un sucedáneo.
2.- Pasemos por alto lo melodramático que resulta que Vargas Llosa, con independencia de lo que escriba, de una forma u otra necesite siempre soltar sapos y culebras contra Evo Morales, Maduro (antes contra Chávez), Rafael Correa..., cuando no contra Cuba o contra el gobierno argentino de Cristina Fernández.
Reiteraciones cansinas y cargadas de tópicos conservadores, que permiten que se le vea el plumero a Vargas Llosa en su condición de mercenario intelectual.
Parece como si suscontratistas, esos blackwater mediáticos, le marcasen una cláusula en su contrato que dijese "escriba usted de lo que le apetezca, pero háblame siempre mal de estos en cada artículo".
esta argumentación (y la indignación consecuente) es arcangélica en el mejor de los casos, en el peor hipócrita, y desprovista de realidad.
¿Alguna vez han hecho algo distinto los espías, desde que existen, que violar la intimidad de los ciudadanos de sus propios países y de los ajenos? (...) La verdad es que el señor Snowden no ha revelado nada que cualquiera que tiene dos dedos de frente sabía ya, aunque, es cierto, pocos hubieran imaginado la magnitud de aquellas grabaciones
Vargas Llosa aplica la cínica lógica de la ideología dominante, expresada reiteradamente en los medios sistémicos. Aplicada a un caso concreto, como es el de la grave violación de derechos civiles y de soberanía de los países, esta lógica se concreta en dos premisas aplicables alternativamente según las circunstancias:
PREMISA A.- Nada de ello se ha demostrado. No existen pruebas. Todo aquello que no pueda ser probado, no existe. Hay que negarlo.
La primera premisa la tuvieron muy en cuenta los milicos argentinos durante la dictadura, al hacer desaparecer los cuerpos de los secuestrados y asesinados.
Lo que no pueda probarse, no existe. Por lo tanto, qué mejor que hacer desaparecer las pruebas. Algo parecido puede decirse con los campos nazis de exterminio.
Pero una vez probados tales hechos, si aplicamos la lógica de Vargas Llosa, tendríamos que seguir la premisa B: es hipócrita, arcangelical y desprovisto de realidad escandalizarse por los crímenes de la dictadura argentina o de los nazis, ya que después de todo cualquiera que tuviera dos dedos de frente lo sabía.
En otras palabras. Vargas Llosa pretende desconocer que es la presentación de pruebas de una conducta criminal llevada a cabo por un estado, lo que permite actuar contra los gobiernos responsables.
Y que exista la sospecha social generalizada y previa a la aparición de pruebas, ni resta gravedad a los hechos ni convierte en tontos hipócritas e irracionales a quienes los denuncian.
Sin duda, la bajeza moral en la que cae Vargas Llosa es vergonzosa. Y eso que poco menos que se proclama un apóstol de la democracia y de la libertad.
El verdadero miedo que el Poder tiene es a que las masas tomen conciencia y decidan acabar con el capitalismo. Y para restringir las libertades y derechos, nada mejor que crear y alimentar un enemigo externo.
Tras el derrumbamiento del bloque socialista, el Imperio y sus vasallos de primera línea (Europa) han necesitado buscar otro malo de la película que justifique la progresiva sofisticación de los mecanismos represivos y de control, en aras de mantener el status quo de la clase dominante.
El Gran Hermano que todo lo vigila y controla, cada vez es más grande. ¡Pero no temed, oh gente!
La represión de nuestra libertad es para protegerla. Al menos eso parece querer decir Vargas Llosa, en su empeño por ser el siervo bien remunerado del Gran Hermano.
"Por desgracia, mientras existan las guerras (...)". Me temo que de nada serviría recordarle a este mercenario que dichas guerras las provocan los mismos que violan nuestros derechos y libertades.
¿Qué es eso de echarle la culpa a la CIA o a la NSA, de la violación de la privacidad? No se puede violar lo que no existe. Así que está de menos esa acusación.
El derecho a la privacidad ya desapareció hace tiempo en el mundo en que vivimos. Lo arrasaron, antes que los espías, la prensa amarilla y las revistas del corazón (...) Hoy la frontera entre lo privado y lo público se ha eclipsado y, aunque existan leyes que en apariencia protejan la privacidad, pocas personas acuden a los tribunales a reclamarla (...)
¡Vamos! Que la culpa es de la prensa del corazón. Y nosotros, injustos herejes, acusando a la pobre CIA, esa especie de ONG inspirada en la Madre Teresa de Calcuta. ¿Qué es eso de echarle la culpa a los espías?
Acabo de exponer los tres argumentos principales que componen la estructura discursiva del artículo de Vargas Llosa en El País. Más allá de la valoración política que merezca a cada cual la lectura de sus contenidos, la incongruencia, simplismo, tosquedad, inadecuación y pobreza de la arquitectura lógica argumental utilizada para dar sentido al texto, nos muestra a un Vargas Llosa que intelectualmente apenas es ya un patético reflejo espectral de lo que antaño fue.
Escribía hace cuatro años Salvador Ramírez Campos en aporrea.org, a propósito de Vargas Llosa (3):
Escribía hace cuatro años Salvador Ramírez Campos en aporrea.org, a propósito de Vargas Llosa (3):
El chino cholo peruano Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, nacido en Arequipa de una humilde familia de ascendencia indígena, rompió, ya lo sabemos, con ese entronque genealógico cuando adquirió, en un como rito de limpieza de sangre, la nacionalidad española. Lo que le permitió la monarquía hispana, dada la labrada estatura intelectual y física del novelista y boxeador peruano. Después de esa purificación sanguínea el chino cholo hispano salta como alegre canguro en los salones y rincones de la oligarquía suramericana. Recientemente fue acunado y perfumado por lo más reaccionario de la élite más “pupú” de la burguesía caraqueña. Allí, después de palpar en sus bolsillos y monederos, la presencia alineada de numerosos dólares, regurgitó opiniones y doctrinas sobre aspectos políticos y económicos, objetivamente pensados para auditores con atraso mental.
En realidad son muchos los que han acusado a Vargas Llosa de ser un mercenario intelectual.
Parafraseando al propio Vargas Llosa y devolviéndole con sus propias palabras el cumplido que nos dedica a quienes defendemos a Snowden, "cualquiera que tenga dos dedos de frente"sabe que Vargas Llosa es un mercenario. Un político peruano del PNP (Partido Nacionalista Peruano), Daniel Fernando Abugattás (4), califica así hace algún tiempo el quehacer político del escritor peruano:
El señor Vargas Llosa puede salir a hablar en contra de uno simplemente por cuánto dinero hay detrás de él. Y es evidente que ya todos los grupos poderosos, especialmente del sector energético tienen la mira puesta en nuestro candidato (Ollanta Humala), y uno de sus operadores es el señor Vargas Llosa. Es un mercenario de la política.
Luego, Mario Vargas Llosa es un idiota. Pero, me pregunto yo, ¿un idiota de qué grado? (...) Así, con tanta hiel como escasez de equipaje espiritual, deambula por la vida, en el último recodo de la misma, vomitando aguas servidas que no alcanzan a ensuciar salvo a quienes con él deambulan, aterridos, por una vía cada vez más solitaria y despreciada, la de los parias, la de los mercenarios de toda laya.
Triste devenir el de un escritor cuya creatividad se fue marchitando hasta extinguirse, dando la espalda a la principal obligación moral que tienen los intelectuales: el compromiso con el pueblo, con los que sufren, con los explotados y dominados. Porque el imperativo ético supremo del intelectual o del científico, debe concretarse en el compromiso primordial con los que sufren la barbarie de los poderosos.
En este sentido y al respecto, más que nunca, debemos reivindicar el espíritu comprometido de la Escuela de Frankfurt.
El colaboracionismo del intelectual o del científico con los promotores de la barbarie en el mundo, la transformación de aquellos en mercenarios al servicio de estos últimos, constituye un suicidio moral.
Nada nuevo que no supiéramos. Es cierto. Pero conviene de vez en cuando recordarlo. Cientos de veces ha sido objeto de réplica Vargas Llosa por intelectuales de todos los países.
Nada nuevo que no supiéramos. Es cierto. Pero conviene de vez en cuando recordarlo. Cientos de veces ha sido objeto de réplica Vargas Llosa por intelectuales de todos los países.
Pero el escritor peruano parece ser indiferente. Quizás porque sólo le guían dos motivaciones: un ego únicamente satisfecho en estrecho contacto y armonía con las altas instancias del Poder, y un amor desmesurado por el lucro económico que le ha conducido a convertirse en el paradigma de lo que es un mercenario intelectual.
Hace ya bastantes años, durante el lúgubre mandato presidencial de George W. Bush, escribía Miguel del Padrón un artículo titulado Las vulgaridades de Mario Vargas Llosa. Bush y el dinero para desestabilizar Cuba(7). Quisiera recordar algún fragmento de aquel artículo como cierre de esta entrada del blog:
Hace ya bastantes años, durante el lúgubre mandato presidencial de George W. Bush, escribía Miguel del Padrón un artículo titulado Las vulgaridades de Mario Vargas Llosa. Bush y el dinero para desestabilizar Cuba(7). Quisiera recordar algún fragmento de aquel artículo como cierre de esta entrada del blog:
Su vulgar y ofensivo artículo es propio de los VENCIDOS, de los que se han quedado sin argumentos o en un fiesta de disfraces perdió las mascaras y la vestimentas y se quedó desnudo. Se sabe perdedor y da fingidos gritos histéricos de placer ante Bush como la más vulgar de las VISITADORAS de su excelente novela.
Era el año 2004 cuando Miguel del Padrón escribía tales palabras. Nada ha cambiado.
Vargas Llosa con Aznar. Sonrisas entre siervos del Imperio. Imagen: diario Granma.
Perú : Mario Vargas Llosa: el encubridor de la masacre de Uchuraccay
El 26 de enero de 1983 ocho periodistas y un guía andino fueron brutalmente masacrados por campesinos al servicio de las fuerzas armadas. Este brutal crimen fue perpetrado en la comunidad de Uchuraccay (Ayacucho) por campesinos adiestrados y dirigidos por la Marina de guerra del Perú.
Con este crimen, el gobierno y las fuerzas armadas ponen en evidencia la utilización de rondas campesinas en la lucha contrainsurgente contra la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso.
Con este crimen el gobierno inaugura “las aldeas estratégicas” (rondas) contra la subversión.
Ello ocurrió durante el gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985) un personaje del derechista partido Acción Popular (AP) que en la década del 90 colaboraría estrechamente con el régimen de Alberto Fujimori.
Los periodistas habían llegado hasta esa localidad para investigar la muerte de presuntos miembros del Partido Comunista del Perú, entre ellos algunos menores de edad, por pobladores de la vecina comunidad de Huaychao.
Las Fuerzas Armadas habían empezado con su táctica de organizar comunidades campesinas contra las guerrillas como lo hicieron norteamericanos en Vietnam y que después se haría de uso corriente en Guatemala, El Salvador y Colombia.
Los periodistas fueron asesinados a golpes con palos, piedras y hachas.
Tras la masacre se creó una comisión investigadora presidida por el escritor Mario Vargas Llosa, hoy premio Nóbel de Literatura.
La comisión investigadora determinó que los comuneros de Uchuraccay habían creído que los periodistas eran miembros de Sendero Luminoso confundiendo sus cámaras fotográficas con fusiles.
Esta comisión investigadora presidida por Vargas Llosa concluyó que la masacre era producto de la existencia de “diferencias culturales entre los campesinos quechuahablantes y los periodistas provenientes de un mundo urbano” y que las “Fuerzas Armadas no habían tenido ninguna responsabilidad en el hecho”.
“Todos somos culpables”, dijo Vargas Llosa en su conclusión final.
Estas conclusiones contradecían todas las evidencias.
En esta época las Fuerzas Armadas ejercían el control militar del campo. Uchuraccay estaba controlada por la Marina.
Los militares intentaban organizar comunidades campesinas contra Sendero Luminoso y estaban en contacto directo con los campesinos, controlándolos y organizándolos para lucha antiguerrillera.
La versión oficial decía que los campesinos de Uchuraccay habían confundido las cámaras fotográficas de los periodistas con armas.
Pero se sabía que muchos campesinos de la zona habían hecho el servicio militar obligatorio y no podian confundir un fúsil con un aparato de fotografia
De esta manera, la comisión Vargas Llosa exculpó la política de violación sistemática de derechos humanos como pilar de la estrategia contrainsurgente del Estado peruano y eximió a militares asesinos, encubrió una masacre y, de esta manera, muchas otras y legitimó la militarización del campo peruano.
Al exculpar a los militares, Vargas Llosa se convirtió en complice de la matanza de Uchuraccay.
El escritor peruano, para encubrir este crimen, pretendió dar un tono literario a la masacre.
En una entrevista concedida posteriormente Vargas Llosa afirmó que la masacre había sido producto de la existencia de “dos Perús”, uno compuesto por hombres que viven en el siglo veinte y otros, como los pobladores de Uchuraccay, que vivían en el siglo XIX o incluso en el siglo XVIII.
Los hechos posteriores fueron confirmando las sospechas en torno a la responsabilidad de las Fuerzas Armadas. 135 de los comuneros de Uchuraccay fueron muertos en los años posteriores, la mayoría de ellos desaparecidos por militares quienes pretendían de tal manera desaparecer cualquier vestigio de responsabilidad en la masacre de los periodistas.
Los familiares de las víctimas han denunciado en repetidas oportunidades que han sido amenazados y presionados para que no hagan denuncias para el esclarecimiento de la masacre.
A pesar de esto, la Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada para investigar los crímenes cometidos en el marco de la guerra interna entre 1980 y 2000, avaló la tesis de la comisión Vargas Llosa y exculpó a las Fuerzas Armadas.
Es este uno de los casos más claros en los cuales se evidencia que esta Comisión de la Verdad ha servido a escribir una Historia Oficial de la guerra interna exculpando a militares, policías o paramilitares o para minimizar su responsabilidad en los asesinatos, masacres, desapariciones y torturas cometidas contra ciudadanos y ciudadanas peruanos.
Posteriores investigaciones no sólo han traído más luces y demuestran la coautoría de las Fuerzas Armadas en la masacre. Fernando Fuchs Valdez ha investigado el caso y ha revelado detalles de la coautoría de los militares.
Según las investigaciones Fuchs Valdez, los militares no sólo alentaron la masacre sino que tendieron la celada a los periodistas y su guía.
La región estaba llena de agentes de inteligencia que avisaron a los comuneros de Uchuraccay de la llegada de los periodistas y les dieron las órdenes de asesinarlos.
Los responsables de la masacre fueron el Presidente Fernando Belaúnde en tanto Jefe de las Fuerzas Armadas, el General Clemente Noel como Jefe del Comando Militar de Huamanga, capital de Ayacucho, el oficial de la Marina Duffo, mando militar de la provincia de Huanta y su lugarteniente el marino Artaza Adrianzén. (Ver entrevista a Fuchs Valdez en:
La comisión Vargas Llosa y la Comisión de la Verdad y Reconciliación son responsables de encubrir la masacre.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José de Costa Rica ha declarado en el 2010 admisible la demanda interpuesta por los familiares de la masacre para que lleve acciones para que el Estado peruano corrija las irregularidades en las investigaciones de la masacre de Uchuraccay por parte del Poder Judicial peruano.
Esta demanda fue interpuesta por los familiares de las víctimas.
Se han cumplido 30 años de mentiras, amedrentamiento sistemático a los familiares de las víctimas para intentar ocultar a los verdaderos responsables y asesinato selectivo de los testigos.
Esta historia de infamia empezó con el informe de la Comisión Vargas Llosa que se esmero en tergiversar y ocultar informaciones, acallar a los familiares, exculpar a los militares y al gobierno de Belaúnde de toda culpa.
El 26 de enero, aniversario de la masacre de Uchuraccay, quedara marcada con sangre en la copiosa biografía de Mario Vargas Llosa cuya pluma sivió y renombre ha servido para encubrir a militares asesinos.
http://eldiariointernacional.com/spip.php?article3610
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