Los amigos de Hitler
(un texto de Eduardo Galeano)
Reproducimos un esclarecedor texto del escritor uruguayo Eduardo Galeano, extraído de su libro Espejos: una historia casi universal.
Galeano, con manos de experto cirujano, disecciona y describe la perfecta simbiosis entre los grandes emporios capitalistas de EEUU y Alemania —de ayer y de hoy— que con la inestimable colaboración de la Iglesia Católica y la banca suiza allanaron el camino para el ascenso del nazifascismo y su conquista de Europa… y para la mayor hecatombe que haya conocido la historia humana.
Un lectura necesaria y muy recomendable de uno de los ensayistas más lúcidos del panorama literario actual en castellano.
[Las negritas son nuestras]
Galeano, con manos de experto cirujano, disecciona y describe la perfecta simbiosis entre los grandes emporios capitalistas de EEUU y Alemania —de ayer y de hoy— que con la inestimable colaboración de la Iglesia Católica y la banca suiza allanaron el camino para el ascenso del nazifascismo y su conquista de Europa… y para la mayor hecatombe que haya conocido la historia humana.
Un lectura necesaria y muy recomendable de uno de los ensayistas más lúcidos del panorama literario actual en castellano.
[Las negritas son nuestras]
«Los amigos de Adolf Hitler tienen mala memoria, pero la aventura nazi no hubiera sido posible sin la ayuda que de ellos recibió.
Como sus colegas Mussolini y Franco, Hitler contó con el temprano beneplácito de la Iglesia Católica.
Como sus colegas Mussolini y Franco, Hitler contó con el temprano beneplácito de la Iglesia Católica.
Hugo Boss vistió su ejército.
Bertelsmann publicó las obras que instruyeron a sus oficiales.
Sus aviones volaban gracias al combustible de la Standard Oil [hoy Exxon y Chevron] sus soldados viajaban en camiones y jeeps marca Ford.
Henry Ford, autor de esos vehículos y del libro El judío internacional, fue su musa inspiradora. Hitler se lo agradeció condecorándolo.
También condecoró al presidente de la IBM, la empresa que hizo posible la identificación de los judíos.
La Rockefeller Foundation financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi.
Joe Kennedy, padre del presidente, era embajador de los Estados Unidos en Londres, pero más parecía embajador de Alemania.
Y Prescott Bush, padre y abuelo de presidentes, fue colaborador de Fritz Thyssen, quien puso su fortuna al servicio de Hitler.
El Deutsche Bank financió la construcción del campo de concentración de Auschwitz.
El consorcio IGFarben,
el gigante de la industria química alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de mano de obra.
el gigante de la industria química alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de mano de obra.
Estos obreros esclavos producían de todo, incluyendo el gas que iba a matarlos.
Los prisioneros trabajaban también para otras empresas, como Krupp, Thyssen, Siemens, Varta, Bosch,Daimler Benz, Volkswagen y BMW, que eran la base económica de los delirios nazis.
Los bancos suizos ganaron dinerales comprando a Hitler el oro de sus víctimas: sus alhajas y sus dientes.
El oro entraba en Suiza con asombrosa facilidad, mientras la frontera estaba cerrada a cal y canto para los fugitivos de carne y hueso.
Coca-Cola inventó la Fanta para el mercado alemán en plena guerra.
En ese período, también Unilever,Westinghouse y General Electric multiplicaron allí sus inversiones y sus ganancias.
Cuando la guerra terminó, la empresa ITT recibió una millonaria indemnización porque los bombardeos aliados habían dañado sus fábricas en Alemania.»
Eduardo Galeano (Uruguay, 1940)
Fragmento de Espejos: una historia casi universal (ISBN: 978-84-323-1314-1)
Siglo XXI Ed. (Madrid, México, Buenos Aires, 2008)
Fragmento de Espejos: una historia casi universal (ISBN: 978-84-323-1314-1)
Siglo XXI Ed. (Madrid, México, Buenos Aires, 2008)
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Eduardo Galeano: “Los nadies” » • Puño y letra »
Eduardo Galeano: “Los nadies”
De: El libro de los abrazos (1989)
“Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos, rejodidos:” …
EL TERCER REICH ECONÓMICO:
LAS EMPRESAS QUE AYUDARON A HITLER
De: Fernando Arancón
Coches, electrodomésticos, medicinas, productos tecnológicos e incluso prendas de ropa son actualmente fabricadas por empresas alemanas que entre 1933 y 1945 fueron muy cercanas al régimen nazi en Alemania.
Algunas por supervivencia y otras por verdadera creencia en los principios nacionalsocialistas, estas corporaciones sostuvieron gran parte del esfuerzo de guerra alemán y se beneficiaron del acercamiento que se produjo entre las grandes empresas, especialmente industriales, y el partido de Adolf Hitler.
Cuando terminó la guerra, ninguna recordaba nada. Al ser claves en la recuperación de la Alemania de posguerra, los vencedores hicieron la vista gorda.
Esta colaboración es hoy en día una lejana mancha en la trayectoria de esas empresas que, directa o indirectamente, arrastraron a Europa a la peor catástrofe que jamás ha vivido.
Un conveniente cambio de chaqueta
A pesar de la creencia popular, Hitler nunca ganó unas elecciones.
De hecho, las únicas a las que se presentó, las presidenciales de 1932, las perdió frente a von Hindenburg por seis millones de votos. Quien sí ganó elecciones – parlamentarias – fue el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).
Tanto en los comicios de julio de 1932, en los de noviembre del mismo año y en los de marzo de 1933 – estos últimos con Hitler ya como canciller –, el Partido Nacionalsocialista fue la fuerza política más votada y con mayor representación en el Reichstag.
Esto refleja que a nivel popular, Hitler se había ganado las simpatías de la clase obrera y acomodada, los pequeños comerciantes y grandes sectores de los empleados públicos. Hasta cierto punto era comprensible.
El clima de inestabilidad política en Alemania – en gran medida también provocado por el NSDAP – era terrible y la devastación económica de la crisis de 1929 se había sumado a la cojera que arrastraba la economía germana desde la crisis hiperinflacionaria de 1922.
Hasta 1933, la gestión político-económica había sido desastrosa. La renta nacional cayó en los tres años siguientes al crack del 29 un 40% y la inversión se contrajo un 70%; las políticas deflacionarias habían triturado la industria y el paro en Alemania se había disparado a cifras exorbitadas – 43,8% de paro en 1932 –.
Ante este panorama y en base a la inminencia de un gobierno nazi, las grandes empresas empezaron un acercamiento hacia el NSDAP. Si jugaban bien sus cartas y hacían ver a Hitler la importancia de la élite empresarial alemana en la recuperación económica del país, se librarían de la nacionalización masiva que en teoría propugnaba el nazismo como método de control absoluto sobre la economía.
Además de las empresas y hombres de negocios que se fueron acercando al Partido Nacionalsocialista por conveniencia, el propio partido tenía su cantera de hombres de negocios enormemente ideologizados que poco a poco habían ido ocupando puestos de cierta relevancia en poderosas empresas alemanas.
Este lento goteo de nazis convencidos en empresas industriales y bancos germanos también motivó que dichas corporaciones fuesen cada vez más favorables al régimen nacionalsocialista.
Uno de los primeros apoyos especialmente fructíferos sería el de Kurt von Schröder, un banquero de Colonia afín a las tesis nazis. Financiaría gran parte del partido nacionalsocialista a partir de diciembre de 1932, además de hacer de enlace entre el excanciller de Alemania, Von Papen y Hitler, de cara a que el primero convenciese al anciano presidente Hindenburg de nombrar al líder nazi como canciller de Alemania.
Este encuentro, clave en el ascenso de Hitler al poder, hubiese sido imposible sin esa red de hombres de negocios y altos empresarios partidarios del NSDAP.
El 30 de enero de 1933 Hitler formaría gobierno, empezando un camino que terminó el general Jodl el 7 de mayo de 1945 con la rendición de Alemania.
La oligarquía político-económica nazi
En el momento en el que Hitler recibe plenos poderes gracias a la mayoría parlamentaria de su partido, rápidamente desarticula el entramado democrático que le quedaba a la República de Weimar y lanza su programa nacionalsocialista.
Obviando la instauración de un modelo totalitario y el inicio de la salvaje represión contra disidentes políticos y enemigos de la raza aria como judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados, el programa económico del Reich fue uno de los puntos centrales en los que se fundamentó la colaboración de la élite económica con los jerarcas nazis.
Dicho programa fue ideado y conducido por Hjalmar Schacht, primero como presidente del Reichsbank y luego como Ministro de Economía.
El señor Schacht, que no tenía especial devoción por la ideología nazi, sí era un buen economista y cierto es que había movido hilos entre la gran industria alemana para que Hitler recibiese apoyo.
Como Ministro de Economía, desarrolló un plan de estilo keynesiano, en el que la inversión pública y el gasto público se dispararon, todo ello financiado de una forma un tanto particular gracias a los Bonos MEFO – una empresa fantasma que hacía de intermediario entre el Estado y las empresas de armamento para poder esquivar las restricciones económicas del Tratado de Versalles –.
Dicha inversión pública crecería entre 1933 y 1935 un 350% y un 800% hasta 1938; el gasto en armamento se elevó en un 2300% esos mismos años.
Las grandes obras públicas que se realizaron en este periodo, tales como autopistas, presas hidroeléctricas, construcción de ferrocarriles y el desarrollo de la industria militar, corrieron a cargo de licitaciones arbitrarias, por lo que muchas grandes empresas que habían colaborado previamente con el NSDAP, ahora recibían su recompensa.
Del mismo modo, para financiar también estas obras, los bancos nacionalizados durante las dos crisis anteriores a la llegada del nazismo fueron privatizados a cambio de apoyo al nuevo régimen.
Otras medidas de estímulo al consumo y a las familias permitieron que estas, que habían perdido una enorme capacidad adquisitiva durante la última crisis, lo recuperasen a base de préstamos blandos y el constante aumento del empleo, casi pleno para 1938.
MÁS INFORMACIÓN: Cómo el nazismo consiguió acabar con el desempleo
El gran negocio de la guerra
Al igual que sucedió en Estados Unidos cuando empezó a fluir el crédito en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, en Alemania tener un coche era una de las primeras aspiraciones de la creciente clase media.
Con el impulso crediticio y de gasto propulsado por las políticas nacionalsocialistas, las familias empezaron a demandar automóviles, así como el estado alemán todo tipo de vehículos motorizados en su política de rearme.
Por aquel entonces y gracias a la calidad de la gran industria alemana y a sus buenos ingenieros, numerosas empresas germanas jugaban en el mercado automovilístico. Muchas de ellas han sobrevivido hasta hoy.
Quizás uno de los casos más conocidos sea el de Ferdinand Porsche, fundador de la marca de automóviles que lleva su apellido.
En los años anteriores al estallido de la guerra, la administración nazi le encargó a Porsche, entonces un ingeniero de enorme fama que había trabajado en Mercedes-Benz, un utilitario para el pueblo alemán, un “Volkswagen” que fuese barato, estiloso y que se pudiese fabricar en masa. Algo así como el Ford T alemán.
Bajo esta premisa, en 1938 nacía el Volkswagen Tipo 1 o “Escarabajo”. Hitler recibió el suyo de manos de Porsche el día de su quincuagésimo cumpleaños, el 20 de abril de 1939. Fue el único que tuvo su utilitario.
El proyecto de dotar a la ciudadanía alemana de su Volkswagen se canceló y reconvirtió a uso militar en cuanto la guerra estalló en septiembre de 1939. La producción de Volkswagen se reanudaría después de la guerra, ya con la fábrica en manos inglesas.
Fue en el periodo bélico donde Porsche creó artilugios de notable calidad que mejoraron la maquinaria de guerra alemana.
El Escarabajo se recicló militarmente al Kübelwagen, llegándose a fabricar 50.000 unidades de este coche. Incluso hubo una versión anfibia, el Schwimmwagen.
Estas fueron las aportaciones más inocuas del ingeniero alemán. Su experiencia y calidad profesional pronto fueron requeridas para mayores proyectos que demandaba el curso de la guerra.
Así, el diseño de la torreta del temido Panzer VI “Tigre” es obra suya; también el del tanque superpesado Panzer VIII Maus – que no llegó a entrar en combate – y el del cazacarros Elefant – bautizado también como Ferdinand –, usado masivamente en la batalla de Kursk.
Una vez finalizada la guerra, Porsche acabó en un presidio francés por usar mano de obra esclava en sus fábricas y fue puesto en libertad a los dos años.
Desde entonces, tanto él como sus herederos en la empresa, decidieron dedicar su ingenio a la elaboración de vehículos deportivos, actividad principal de la empresa Porsche hasta el día de hoy.
En esta línea de empresas automovilísticas con lazos históricos cuestionables, podemos seguir relatando ejemplos.
Opel, comprada por la estadounidense General Motors justo antes de comenzar la guerra, también fabricó vehículos insignes para la motorización del ejército germano.
El polivalente camión Opel Blitz, que sirvió de principio a fin en el teatro europeo y norteafricano, fue un vehículo muy avanzado para su época gracias a su tracción a las cuatro ruedas.
También corrió a cargo de la empresa germano-americana la fabricación del bombardero Junker-88, diseñado por el homónimo Junker y que ha pasado a la `Historia como uno de los aviones más reconocibles de la Segunda Guerra Mundial.
Hasta 15.000 unidades de este bombardero fabricó la empresa Opel antes de que sus fábricas quedasen arrasadas por los bombardeos aliados y el saqueo soviético posterior a la guerra.
Otra empresa que tuvo pingües beneficios gracias a la guerra fue Bayerische Motoren-Werke, conocida comúnmente como BMW, o más bien la familia que la controlaba, los Quandt.
Nazis hasta la médula, no dudaron en apoyar a Hitler antes y durante la guerra.
Al contrario que las empresas anteriores, BMW no llegó a fabricar ningún arma como tal, pero sí compuestos o piezas igualmente necesarias para que dichas armas funcionasen.
Sistemas eléctricos para submarinos o los protomisiles V-2 y motores de avión para media Luftwaffe – la fabricación de motores de avión llegó a suponer el 90% de las ventas de BMW durante la guerra – fueron los grandes filones de la marca bávara.
También ayudó a tener buenos rendimientos empresariales el hecho de que la comentada familia Quandt, muy cercana a las altas esferas del NSDAP, usase hasta 50.000 esclavos para sus diversas empresas, incluyendo BMW.
La cuestión del trabajo esclavo ha sido sin duda uno de los puntos que más debate han suscitado y que con el paso del tiempo han acabado convirtiéndose en una de las espinas de la guerra más vergonzantes para Alemania.
Hasta 1943, el gobierno alemán no se decidió a reconvertir al país en una economía de guerra, algo que sí habían hecho el resto de contendientes desde el primer momento.
La tardanza de esta medida estuvo motivada por el mantenimiento de cierta paz social y normalidad cuando la guerra iba bien para Alemania y también porque a medida que las tropas de Hitler avanzaban, numerosa mano de obra, prisioneros de guerra e “indeseables” para la raza aria, eran enviados a Alemania como mano de obra esclava.
Se calcula que en 1944, dentro de los límites del III Reich había unos 7,5 millones de estos esclavos, de los que 5,3 eran civiles y el resto prisioneros de guerra.
Las grandes empresas alemanas, sobre todo las industriales, se nutrieron masivamente de este tipo de trabajador durante el conflicto.
No tenían tampoco ningún tipo de limitación respecto con ellos; podían trabajar ilimitadamente, tanto como se requiriese o la fábrica considerase necesario, incluso hasta morir. Siempre había más esclavos que podían sustituir a los fallecidos.
La química IG Farben, que casi tenía el monopolio del sector a la hora de nutrir a la Wehrmacht, llegó a instalar una fábrica en Auschwitz para tener cerca la mano de obra. 25.000 judíos murieron aproximadamente en dicha fábrica, un 70% de los que pasaron por allí.
Otras empresas del sector industrial como Siemens o Krupp se aprovecharon igualmente de la mano de obra gratuita proporcionada por el régimen nazi.
Hasta marcas que actualmente están tan alejadas del mundo industrial y armamentístico como son Hugo Boss o Adidas, tuvieron en aquellos años treinta y cuarenta cierta importancia para el desarrollo de la contienda.
En el caso del primer nombre, conviene desmitificar ciertos aspectos que están bastante extendidos antes de seguir avanzando. Se dice que el sastre alemán diseñó los trajes de las SS por ser extremadamente afín al partido, cuando ni realizó tales diseños ni era tan acérrimo seguidor del Führer.
Sí es cierto que al igual que otros muchos talleres, en el de Hugo Boss se confeccionaron prendas de ropa para el ejército alemán, pero la capacidad creativa de Boss no podía hacer nada ahí.
Tenía que fabricar simplemente lo que le mandaban desde Berlín.
La segunda corporación, la conocida marca deportiva Adidas, sí tuvo más relación con la guerra. Fundada por los hermanos Dassler en 1924, Adolf “Adi” y Rudolf, fabricaron en sus inicios material y calzado deportivo, pero cuando estalló la guerra reinventaron el negocio, pasando a fabricar además de vestimenta para el ejército el famoso lanzagranadas Panzerschrek. Ellos, al contrario que Hugo Boss, sí eran fieles seguidores de las tesis nacionalsocialistas.
Cuando la guerra terminó y comenzó la “desnazificación”, Rudolf fue acusado de tener estrechos lazos con el derrotado régimen y creyendo haber sido delatado por Adolf, decidió salir de la todavía “Gebrüder Dassler Schuhfabrik” y fundar en 1949 la empresa Puma.
Adolf, por su parte, renombró la empresa con su nombre y su apellido, resultando en el nacimiento de Adi-Das.
Toda esta vorágine de armamentismo y esclavitud tampoco se circunscribe sólo a Alemania. Ya vimos que General Motors compró la alemana Opel antes de empezar la guerra y a pesar de que a los dos años Estados Unidos y Alemania ya eran enemigos declarados, no dudaron en seguir fabricando desde Colonia. El negocio era el negocio. Y es que la empresa de Detroit no fue la única estadounidense en sacar tajada en Alemania.
La también automovilística Ford estableció algunas fábricas en Renania, movidas también por mano de obra esclava. Esto no era casual. Su dueño, Henry Ford, era un ardiente antisemita y desde suelo estadounidense machacaba el país con propaganda que culpaba, al igual que Hitler, a los judíos de los males económicos y sociales de la nación, además de señalarles como un peligro creciente si acumulaban más poder.
De hecho, el magnate americano y el Führer se tenían en alta estima, que llegó al extremo en 1938 cuando se le concedió al señor Ford la Gran Cruz del Águila alemana, la mayor condecoración que un extranjero podía recibir del régimen nacionalsocialista.
Esa misma medalla la recibió en 1937 Thomas Watson, fundador de la empresa informática IBM. Su entonces primitiva tecnología informática de las tarjetas perforadas fue implantada en Alemania bajo una empresa subsidiaria.
Aquel precursor de los actuales programas informáticos ayudó enormemente a la logística y la organización alemana, especialmente con la elaboración de censos e inventarios.
Sólo tres años después de recibir la medalla, Watson la devolvió al enterarse de que su producto estrella, las comentadas tarjetas perforadas, estaban siendo utilizadas para elaborar listas de disidentes, judíos y demás personas a eliminar.
Aquella tecnología favoreció en gran medida la rapidez y la sistematización de los métodos que generaron el Holocausto y el genocidio de otras minorías.
Una vez IBM le retiró el apoyo a Hitler en 1940, éste nacionalizó la filial y cayó en manos de la alemana Dehomag, que siguió utilizando la tecnología norteamericana para exterminar y neutralizar lo que los dirigentes nazis creyesen oportuno.
Reparaciones frente al olvido
Una vez terminada la guerra, los dirigentes de estas mismas empresas se apresuraron en convencer a los nuevos dueños del país, especialmente a Estados Unidos, Reino Unido y Francia de su indispensable papel en la recuperación alemana.
Su misión era sobrevivir a los tiempos, así que se apresuraron a gritar “El rey ha muerto, viva el rey”. Como la desnazificación del país tampoco pudo ser total – se exponían a crear un vacío de poder completamente –, las potencias vencedoras tuvieron un ataque de amnesia con el inmediato pasado de estas corporaciones. Simplemente se limitaron a reconstruir y poner en funcionamiento de nuevo las fábricas, eso sí, esta vez sin mano de obra esclava.
Sin embargo, los entonces esclavos del Tercer Reich serían los que no dejasen que aquellos abusos cayesen en el olvido. Muchos de ellos sobrevivieron a la guerra y desde diversos países y desde Estados Unidos a los países del bloque oriental, aquella historia siguió viva.
Ante la presión ejercida y con la finalidad de no ver perjudicada su imagen, algunas empresas empezaron a indemnizar a algunos afectados; otras remolonearon aquella reparación intentando desmarcarse de la historia – y de la Historia –.
Finalmente, el gobierno alemán tuvo que crear en 1999 un fondo compensatorio para las víctimas, en el que empresas como Allianz, BASF, Bayer, BMW, Daimler-Chrysler, el Deutsche Bank, Friedrich-Krupp, Krupp-Hoesch, Hoechst, Siemens, Volkswagen y el Dresdner Bank se vieron obligadas a aportar para compensar a los todavía supervivientes.
Sin embargo, esto sólo ocurrió con los afectados de nacionalidad alemana. Miles de supervivientes que acabaron en el este de Europa cuando la guerra terminó apenas han visto nada de ese dinero. Y vistas las pocas ganas que los responsables tienen en resarcir a las víctimas, así seguirá siendo.
MÁS INFORMACIÓN:
Como recomendación para saber más acerca de este tema, un escrito de Alejandro Teitelbaum titulado “Las grandes empresas y su participación en el nazismo: Gran capital y Tercer Reich” en el Explorador sobre Alemania de Le Monde Diplomatique.
*Fernando Arancón: Nacido en Madrid, en 1992. Graduado en Relaciones Internacionales en la UCM. Máster en Inteligencia Económica en la UAM. Analista de Inteligencia. Especialista en geopolítica y entornos estratégicos.
https://grupoinfocril.wordpress.com/2015/12/14/el-tercer-reich-economico-las-empresas-que-ayudaron-a-hitler/Seguro que no sabías
que estas 10 empresas tienen raíces nazis.
Conoce cuáles son estas famosas empresas!
La mayoría de la gente probablemente podría adivinar que Volkswagen tiene raíces nazis, sobre todo porque era una de las marcas de automóviles favoritas de Hitler.
Sin embargo, hay varios otros nombres de empresas como Coca-Cola y Chase Bank, que también colaboraron con la Alemania nazi.
1-Coca Cola
Coca cola es, sin duda una marca americana icónica, y a pesar que no gozaba de fama en los altos mandos del Tercer Reich, al público alemán le encantó y se negó a renunciar de ella durante la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, Coca Cola ya ha sido acusada de jugar en ambos bandos en la época de la guerra.
En un principio, se retiró el apoyo logístico a sus fábricas embotelladoras alemanes, pero luego crearon un refresco especial para los nazis llamado Fanta.
Esto le permitió al público alemán seguir recibiendo su dosis diaria de azúcar.
2-Kodak
Kodak es una empresa que tienen profundas raíces en particular nazis.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la rama alemana de la compañía, construyó sus productos con mano de obra de los esclavos proveniente de los campos de concentración.
Incluso, el máximo asesor económico de Hitler, Wilhelm Keppler, aconsejo a Kodak despedir a todos sus empleados judíos.
3-Hugo Boss
En 1933, Hugo Boss fue contratado para crear los uniformes del partido nazi. Boss ya era un miembro del partido nazi y comenzó haciendo uniformes para las HJ -Juventudes hitlerianas-.
Pronto, Boss paso a diseñar los uniformes de la guardia de asalto y los de las SS.
A partir de ahí, Boss fue contratado para crear más uniformes y trajo un grupo de trabajadores esclavos procedentes de Polonia y Francia.
3-Metro Goldwyn Mayer
Antes de la segunda guerra, Alemania era un país muy importante para el mercado de cine estadounidense.
Inicialmente, los estudios de cine estadounidenses como Warner Brothers no tienen ningún problema en trabajar con el gobierno alemán.
Un importante ejemplo de apoyo nazi vino de MGM, que donó algunas de sus películas al esfuerzo de ayuda alemana después de que los alemanes invadieron Polonia.
MGM no se apartó del apoyo hacia los nazis, sólo cuando Francia y Gran Bretaña amenazaron con boicotear a MGM por el apoyo a su enemigo.
Otro ejemplo de esto viene de Warner Brothers, que ordenó que la palabra “Judío” sea removido de las películas para la alemania nazi.
4-Bayer
Pocas personas saben que Bayer era en realidad una rama de una empresa alemana llamada IG Farben.
Durante el reinado nazi en Alemania, IG Farben fue el grupo más grande que trabajo con los nazis e incluso ayudó a desarrollar el Zyklon B, el gas utilizado en sus cámaras de gas, además financiaron varios experimentos de Josef Mengele.
Cuando terminó la guerra, la compañía se dividió en varias divisiones una de las cuales era Bayer.
Para empeorar las cosas, un empleado judío de Bayer, Arthur Eichengrün, es el que invento la aspirina, pero Bayer no quería dar crédito a una persona judía, por lo que le dieron el crédito a Felix Hoffman.
5-El Chase Manhattan Bank
Sorprendentemente, una gran cantidad de bancos se pusieron al lado de los nazis durante la segunda guerra.
Sin embargo, el Chase Bank fue uno de los bancos más importantes cómplices de la Alemania Nazi.
Carlos Nierdermann, un representante de Chase Bank en París, tenía una particular relación con algunos miembros del partido nazi y acordó apoderarse de todos los bienes de los judíos que vivían en París.
En total millones de dólares fueron robados de clientes judíos durante la guerra.
6-Siemens
Siemens es una empresa de ingeniería que aún sigue en los negocios a día de hoy.
La compañía utilizó mano de obra esclava durante el Holocausto y ayudaron a los nazis a construir sus cámaras de gas. Siemens también ha sido criticado por su falta de sensibilidad post-Holocausto.
En 2001 intentaron nombrar a una línea de hornos de gas “Zyklon”, que es el nombre del veneno utilizado en las cámaras de gases nazis.
7-Random House Publishing
Random House es propiedad de una empresa matriz llamada Bertelsmann AG que trabajó directamente para los nazis durante la segunda guerra.
Publicaron la mayoría de la propaganda de Hitler, que incluye un libro titulado ”La esterilización y la eutanasia: una contribución a la Ética Aplicada cristiana.”
Bertelsmann AG es propietaria de varias empresas, pero Random House ha sido criticado abiertamente por sus suaves definiciones hacia los nazis en sus diccionarios.
De acuerdo con la Liga Anti-Difamación, las suaves definiciones de Random House “trivializan y niegan las intenciones y acciones asesinas del régimen nazi.”
8-Dow Chemical
No es de extrañar que las compañías petroleras se benefician de las guerras. Sin embargo, Dow Chemical proporcionó toneladas de materias primas valiosas a la Alemania Nazi.
Además no solo materias primas, sino que también innovaciones tecnológicas estadounidenses.
Dow Chemical fue criticado más tarde por ser un factor importante en la contribución para el desarrollo de armas nazis.
9-Brown Brother Harriman & Co
La compañía Brown Brother Harriman tiene unas raíces confusas con la Alemania nazi.
En la década de 1930, la empresa fue directamente responsable de ayudar a Hitler en su ascenso al poder ya que fue la empresa que proporcionó a Hitler una base estadounidense de operaciones.
Además, Prescott Bush, el padre del ex presidente George Bush y abuelo del también ex presidente George W. Bush, sirvió en la junta de directores de la compañía. En 1942, el gobierno estadounidense confiscó todos los bienes de Brown Brother Harriman por sus lazos con la alemania nazi.
10-Ford Motor Company
Henry Ford, era ídolo de Hitler. Además, Henry Ford fue un abierto antisemita y fue galardonado con una medalla nazi por su cumpleaños número 75.
Ford también proporciono apoyo tanto a los nazis así como a los aliados, incluso aceptó 1.200 esclavos rusos como pago a una de las fábricas de Ford en la ciudad Colonia.
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