Europa se desintegra bajo la mirada indiferente de sus ciudadanos
Roberto Savio, Alainet
Todos somos testigos de la lenta agonía del sueño de la integración europea, sin una sola manifestación en cualquier lugar, entre sus 508 millones de ciudadanos. Está claro que las instituciones europeas atraviesan una crisis existencial. Sin embargo, el debate se ha limitado al nivel intergubernamental.
Eso demuestra claramente que los ciudadanos europeos no se sienten relacionados con Bruselas. Atrás han quedado los años cincuenta, con la movilización de los jóvenes en el Movimiento Federalista de la Juventud y los activistas del Movimiento Federal encabezado por Altiero Spinelli, o la campaña masiva para una Europa que trascendería las fronteras nacionales, un tema frecuente de los encuentros de los intelectuales de la época.
Ha sido un in crescendo de la crisis. Primero la división Norte-Sur, con un norte que no quería rescatar el sur y que ha convertido la austeridad en un tabú monolítico, con Alemania como líder inflexible. Grecia fue el lugar elegido para entrar en conflicto y ganar, incluso si su presupuesto era sólo el 4% de la Unión Europea.
El frente de la disciplina fiscal y la austeridad fácilmente rebasaron a aquellos que abogaban por el desarrollo y el crecimiento como una prioridad. Pero había alienar a muchos de los ciudadanos atrapados en la lucha.
Entonces viene la división este-oeste. Es claro que los países que estaban bajo la Unión Soviética ingresaron a la UE por razones puramente económicas y no por identificarse con los llamados valores europeos, la base de los tratados constitutivos. La solidaridad no sólo fue ignorada, sino activamente rechazada, primero respecto a Grecia y ahora con los refugiados.
Dos países, primero Hungría y luego Polonia, rechazan explícitamente "el modelo y los valores europeos", el primero para defender un modelo autocrático de gobierno y el segundo los valores cristianos, haciendo caso omiso de todas las declaraciones de Bruselas.
Al mismo tiempo, apareció otro asunto de mal agüero. El primer ministro británico David Cameron amenazó con que si no obtenía condiciones especiales , salía de la Unión Europea. En Davos, dijo explícitamente que el Reino Unido está en la UE debido al mercado, pero rechaza todo lo demás, sobre todo una posible mayor integración, tal como se indica en los tratados de la UE.
La canciller alemana Angela Merkel ha estado enviando señales tranquilizadoras, mientras todos los países europeos se empeñan en el proceso de recuperación de soberanía tanto como sea posible. Por lo tanto, sea lo que sea que Londres obtenga, será un punto de referencia para todo el mundo.
Es revelador que en el Reino Unido, la campaña pro europea está dirigida por el sector financiero y económico y no hay ningún movimiento ciudadano.
Todo esto ocurre en un marco de estancamiento económico, que incluso las inyecciones financieras sin precedentes del BCE no han sido capaces de aliviar. La lista de los países con problemas no incluye sólo a países del Sur. Líderes de la inflexibilidad fiscal, como Holanda y Finlandia, enfrentan serias dificultades.
Alemania el único país que lo está haciendo muy bien, goza de una balanza comercial positiva con el resto de Europa, tiene una tasa mucho más baja de interés debido a sus mejores desempeños.
Se ha calculado que más de la mitad de su presupuesto positivo proviene de sus relaciones asimétricas con el resto de Europa.
Sin embargo, Alemania se ha negado obstinadamente a utilizar parte de esos ingresos para crear cualquier convenio para socializar sus activos, como un Fondo Europeo para rescatar a los países, o cualquier otra propuesta de ese tipo. No es un brillante ejemplo de solidaridad...
Todos somos testigos de la lenta agonía del sueño de la integración europea, sin una sola manifestación en cualquier lugar, entre sus 508 millones de ciudadanos. Está claro que las instituciones europeas atraviesan una crisis existencial. Sin embargo, el debate se ha limitado al nivel intergubernamental.
Eso demuestra claramente que los ciudadanos europeos no se sienten relacionados con Bruselas. Atrás han quedado los años cincuenta, con la movilización de los jóvenes en el Movimiento Federalista de la Juventud y los activistas del Movimiento Federal encabezado por Altiero Spinelli, o la campaña masiva para una Europa que trascendería las fronteras nacionales, un tema frecuente de los encuentros de los intelectuales de la época.
Ha sido un in crescendo de la crisis. Primero la división Norte-Sur, con un norte que no quería rescatar el sur y que ha convertido la austeridad en un tabú monolítico, con Alemania como líder inflexible. Grecia fue el lugar elegido para entrar en conflicto y ganar, incluso si su presupuesto era sólo el 4% de la Unión Europea.
El frente de la disciplina fiscal y la austeridad fácilmente rebasaron a aquellos que abogaban por el desarrollo y el crecimiento como una prioridad. Pero había alienar a muchos de los ciudadanos atrapados en la lucha.
Entonces viene la división este-oeste. Es claro que los países que estaban bajo la Unión Soviética ingresaron a la UE por razones puramente económicas y no por identificarse con los llamados valores europeos, la base de los tratados constitutivos. La solidaridad no sólo fue ignorada, sino activamente rechazada, primero respecto a Grecia y ahora con los refugiados.
Dos países, primero Hungría y luego Polonia, rechazan explícitamente "el modelo y los valores europeos", el primero para defender un modelo autocrático de gobierno y el segundo los valores cristianos, haciendo caso omiso de todas las declaraciones de Bruselas.
Al mismo tiempo, apareció otro asunto de mal agüero. El primer ministro británico David Cameron amenazó con que si no obtenía condiciones especiales , salía de la Unión Europea. En Davos, dijo explícitamente que el Reino Unido está en la UE debido al mercado, pero rechaza todo lo demás, sobre todo una posible mayor integración, tal como se indica en los tratados de la UE.
La canciller alemana Angela Merkel ha estado enviando señales tranquilizadoras, mientras todos los países europeos se empeñan en el proceso de recuperación de soberanía tanto como sea posible. Por lo tanto, sea lo que sea que Londres obtenga, será un punto de referencia para todo el mundo.
Es revelador que en el Reino Unido, la campaña pro europea está dirigida por el sector financiero y económico y no hay ningún movimiento ciudadano.
Todo esto ocurre en un marco de estancamiento económico, que incluso las inyecciones financieras sin precedentes del BCE no han sido capaces de aliviar. La lista de los países con problemas no incluye sólo a países del Sur. Líderes de la inflexibilidad fiscal, como Holanda y Finlandia, enfrentan serias dificultades.
Alemania el único país que lo está haciendo muy bien, goza de una balanza comercial positiva con el resto de Europa, tiene una tasa mucho más baja de interés debido a sus mejores desempeños.
Se ha calculado que más de la mitad de su presupuesto positivo proviene de sus relaciones asimétricas con el resto de Europa.
Sin embargo, Alemania se ha negado obstinadamente a utilizar parte de esos ingresos para crear cualquier convenio para socializar sus activos, como un Fondo Europeo para rescatar a los países, o cualquier otra propuesta de ese tipo. No es un brillante ejemplo de solidaridad...
Tal como dijo su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, no vamos a dar a nuestros sudados logros para los que no trabajan duro como nosotros ... Por último, la crisis de los refugiados ha sido el último golpe a una institución que ya estaba respirando con gran esfuerzo.
El año pasado, más de 1,3 millones de personas escaparon de los conflictos de Irak, Libia y Siria y han llegado a Europa. En esos países existe una gran responsabilidad europea directa por las respectivas guerras. Este año, según el Alto Comisionado para los Refugiados, se espera al menos otro millón.
Lo que sucede, muestra la realidad europea. La Comisión determinó que 40.000 personas de Siria y Etiopía deben ser reubicadas, lo que es sólo una gota en el océano. Esto condujo a un proceso frenético de negociaciones, con los países de Europa del Este negándose de plano a tomar parte, a pesar de las amenazas por parte de la Comisión.
El número total de personas que se han reubicado es de apenas 201.
Mientras tanto, Angela Merkel decidió abrir las puertas de Alemania y recibir hasta un millón de refugiados, principalmente sirios.
Pero una interpretación inteligente del Tratado de refugiados dejó claro que se excluyen los refugiados económicos (así como los climáticos), y luego se estableció que los Balcanes estaban a salvo y seguros, lo que excluye a cualquier europeos que vengan a Alemania a través de Albania, Kosovo y otros países que todavía no forman parte de la UE.
Al mismo tiempo, cabe señalar que Montenegro, que tiene un ejército de solo 3.000 personas, ha sido invitado a ingresar a la OTAN, para aumentar la barrera a Rusia.
Pero, por supuesto, la avalancha de gente hizo difícil de procesar el papeleo necesario, y así cada país recurrió a su propia imaginación, sin ninguna relación con Bruselas.
Austria declaró que aceptaría sólo 37.500 solicitudes de asilo. Dinamarca, junto con hacer una campaña anunciando a los refugiados que no eran bienvenidos, aprobó una ley que retrasa la reunificación familiar de tres años y autoriza a las autoridades a confiscar dinero y joyas por valores superiores 10.000 coronas danesas (a 1.455 dólares ) de los solicitantes de asilo.
Suecia anunció que les daría permisos de residencia más breves y que impondrá controles estrictos a los trenes procedentes de Dinamarca.
Finlandia y Holanda han indicado que van a expulsar de inmediato a todos los que no encajan en las estrictas normas que deben cumplir los refugiados.
Gran Bretaña, que con Estados Unidos fue responsable por la invasión de Irak, la que provocó el nacimiento del ISIS, ha anunciado que recibirá solo 27.000 refugiados.
Y en Europa Centro-Oriental, ha sido un florecimiento de construcciones de barreras y muros en Hungría, Eslovenia, Eslovaquia, Austria.
Mientras tanto Europa intentó comprar Erdogan, con 3.000 millones de euros, para lo que se pennsaba que iba a detener el flujo. No funcionó.
Así que ahora Grecia es culpable por no haber sido capaz de procesar las casi 800.000 personas que pasaron por su territorio.
Austria ha pedido excluir a Grecia del acuerdo de Schengen y desplazar las fronteras europeas “más al norte”.
En este capítulo se está concluyendo por la iniciativa alemana de introducir nuevamente el control fronterizo nacional por un período de dos años. El año pasado, hubo 56 millones de camiones cruzando entre los países y cada día las fronteras son atravesadas por 1,7 millones de personas.
La eliminación del acuerdo de Schengen de libre circulación de los europeos, sería una señal de alcance muy vasto.
Pero lo más importante, hay que observar con cuidado el cambio político que se aproxima, con partidos anti europeos y xenófobos en la cresta de la ola del miedo e inseguridad que vive Europa.
En Alemania, donde Merkel está perdiendo cada vez más apoyo, el Partido por una Alternativa, que era marginal, podría quedar representado por lo menos en tres Estados federados. En las sucesivas elecciones en Francia, Italia, Gran Bretaña y Holanda, los partidos más a la derecha han ido creciendo.
Todos esos partidos utilizan algo de la retórica izquierdista: vamos a renacionalizar industrias y bancos, aumentar el tejido social, la lucha contra la globalización neoliberal ...
Hungría ha colocado fuertes impuestos a los bancos extranjeros, con el propósito de que salgan del país y Polonia está hablando el mismo idioma.
Sus metas son muy simples: capar el apoyo de los desempleados, los subempleados, los jubilados, todos los que tienen la vida precaria, los que sienten que han sido puestos de lado por el sistema político y con el sueño de un ayer glorioso, que fue robado por los forasteros. Si esto está funcionando en EE.UU. con Donald Trump, aquí funcionará mejor todavía...
Por lo tanto, no cabe duda de que en este momento, un referéndum por Europa nunca se impondría entre ciudadanos que no se sienten que esta es su Europa, lo que es un problema grave para una sociedad democrática.
¿Sobrevivirá la Unión Europea? Probablemente, pero será más una especie de mercado común de las finanzas y los negocios, que un proyecto de ciudadanía.
Y va a acelerar la reducción del poder de Europa en el mundo, con la consecuente pérdida de la identidad europea, que una vez fue el proyecto más revolucionario de la historia moderna.
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