Mientras China anda -todavía- con pies de plomo en su enfrentamiento con EEUU, Rusia ha puesto el acelerador.
Es muy sorprendente que las cuatro grandes noticias de la semana pasada a nivel internacional (prescindiendo del lanzamiento del misil por parte de Corea del Norte) tengan como protagonista a Rusia tanto por sí sola como impulsora del empuje de los BRICS para romper la tutela de Occidente en cuestiones económicas.
Rusia se está hartando de EEUU, de la UE y de todo lo que huela a Occidente. Tiene mucho que ver el hecho de que el año que viene se van a celebrar elecciones allá, que hay una fortísima presión para que Putin repita y rompa esa curiosa alternancia que tiene con Medvedev (yo presidente, tú primer ministro y viceversa) y que ya queda más que claro que no hay que esperar nada de nada de los "socios occidentales".
La semana pasada Rusia dio cuatro pasos que dejan buen claro por dónde van las cosas:
1.- Anunció oficialmente una "compra masiva de oro" como "garantía contra sanciones y riesgos económicos y geopolíticos".
En este último trimestre del año Rusia ha comprado 63 toneladas de oro, situando sus reservas en las 1.801 toneladas y convirtiéndose ya en el quinto país del mundo en cuanto a reservas de oro tras EEUU, Alemania, Italia, Francia y China. Ya prácticamente pisa los talones a los chinos, que tienen unas reservas de 1.842 toneladas de oro.
Al mismo tiempo, ha comenzado a imponer su propia cotización del oro en la Bolsa de Valores de Moscú con el aval del Banco Central de Rusia.
Eso significa que ahora que China está lanzando de forma activa un "contrato de futuro" para el petróleo, es decir, la posibilidad de comerciar o bien en la moneda local del país en cuestión o en oro,
esto cambia radicalmente las reglas del juego en el mercado petrolero ya que permitirá a los exportadores evitar el uso total del dólar estadounidense.
No se debe olvidar que Rusia es el principal suministrador de petróleo a China y que exporta unos 10 millones de barriles diarios.
Esto va a significar que en cuanto se solidifique esta tendencia se va a convertir en un nuevo, y definitivo, punto de referencia para muchos países, especialmente los asiáticos, dejando al margen a los tradicionales, como el Brent (Londres) o el WTI (Suiza), dominados por el dólar y gestionados por Occidente.
Rusia y China, por iniciativa del primer país, ya han firmado en setiembre de este año un Memorando de Entendimiento para desarrollar el comercio conjunto de oro a partir del primer trimestre de 2018.
En ese memorando se establece que serán Moscú y Shanghai los centros que centralizarán ese comercio.
2.- Junto a ello, Rusia está preparando una emisión de bonos en yuanes por importe de 6.000 millones.
China es el mayor socio comercial de Rusia, por lo que esta medida refuerza a los dos países y se desvinculan así un poco más del dólar. Esto va a impulsar los intereses de China sobre la internacionalización del yuan.
3.- En paralelo a la compra de oro, Rusia está disminuyendo sus reservas de bonos del Tesoro de EEUU, es decir, está vendiendo esos bonos.
4.- Pero no sólo eso. El 24 de noviembre, Rusia confirmó que los BRICS están estudiando cómo establecer su propio sistema de comercio del oro.
La importancia de ello es crucial para el nuevo mundo que se está estableciendo y para el hundimiento, un poco más, de Occidente. China, Rusia, Sudáfrica y Brasil están entre los principales países productores de oro del mundo (en los puestos 1, 3, 7 y 11).
China y Rusia son los dos principales importadores y consumidores de oro físico del mundo.
Por lo tanto, los BRICS se convertirían en los principales actores en el mundo sobre el oro y eso en unos momentos en los que se ha abierto la puerta a la incorporación de nuevos miembros.
Y es que a pesar de las tonterías habituales de los propagandistas occidentales, los datos económicos de Rusia son mucho mejores de lo que se dice como reconoce uno de esos propagandistas, Bloomberg.
La tendencia es irreversible, aunque aún falta mucho para que el dólar pierda su hegemonía total.
Pero a partir de 2018, y en cuanto todo lo anterior esté en funcionamiento, dejará de suponer el 80% de todas las transacciones financieras internacionales y bajará, de golpe, hasta el 73%.
A partir de aquí esa bajada será constante. Y Rusia está a la vanguardia para que ello sea así.
El Lince
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