Un riguroso análisis del sociólogo norteamericano James Petras
EL LETAL "PROCESO DE PAZ" COLOMBIANO
En este artículo James Petras realiza un riguroso análisis de cada uno de los "procesos de paz" que se han suscrito históricamente entre la guerrilla colombiana y el gobierno de ese pais en el curso de los últimos 40 años.
En él, Petras pone de relieve cómo tales acuerdos ha ofrecido unos resultados catastróficos tanto para la guerrilla como para el propio pueblo de Colombia...
Una burda trampa que han llevado a la rendición tácita de los protagonistas antiimperialistas y de los movimientos populares de masas.
El sociólogo norteamericano destaca las consecuencias dramáticamente negativas que ya se está cobrando la guerrilla por estos acuerdos y, también, el propio pueblo colombiano.
"Hace unos treinta años, un sagaz
campesino colombiano me dijo:
“Cuando oigo hablar de acuerdos de paz,
escucho al gobierno afilar sus cuchillos”
En un extenso análisis sobre los denominados “procesos de paz” que han tenido lugar en el mundo en el curso de los últimos 50 años, del que aquí les ofrecemos un apretado resumen, el sociólogo norteamericano James Petras llega a la conclusión de que estos “pactos de paz” han sido una burda trampa que han llevado a la rendición tácita de los protagonistas antiimperialistas armados y de los movimientos populares de masas.
Petras, en su artículo, hace un repaso riguroso de cada uno de los"procesos de acuerdos" que se han concertado en las últimas décadas. Desde las conversaciones a finales de los 80 entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov,hasta los pactos de resultados catastróficos firmados entre la guerrilla centroamericana y los gobiernos apoyados por Washington.
Sin embargo, el profesor de la Universidad de Nueva York se centra especialmente en su análisis, en recientes "acuerdos de La Habana", firmados entre las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el actual presidente Santos.
“En las últimas cuatro décadas, explica el sociólogo norteamericano - los regímenes oligárquicos colombianos, apoyados por el ejército, los escuadrones de la muerte y Washington han convocado innumerables “comisiones de paz”, inaugurado negociaciones con las FARC y procedido a romperlas para relanzar guerras a gran escala, utilizando los “acuerdos de paz” como un pretexto para diezmar y desmoralizar a los activistas políticos".
Para situar históricamente a sus lectores, Petras hace un balance histórico de los “acuerdos de paz” que se han suscrito en ese país desde principios de los años 80 hasta hoy.
Como puede constatarse por la narración de Petras, su saldo fue ha sido letal para las fuerzas políticas progresistas y para el pueblo colombiano
“En 1984, el que era presidente Belisario Betancourt firmó un acuerdo de paz con las FARC conocido como el “Acuerdo Uribe” por el cual miles de activistas y simpatizantes de las FARC se desmovilizaron, fundaron un partido legal, la Unión Patriótica (UP), y entraron en el juego electoral.
"En las elecciones de 1986, candidatos de la UP fueron elegidos senadores, congresistas, alcaldes y concejales y su candidato presidencial consiguió más del 20% del voto nacional.
En los siguientes cuatro años, de 1986 a 1989, más de 5.000 dirigentes, cargos electos y candidatos presidenciales de la UP fueron asesinados en una campaña nacional de terror.
Decenas de miles de campesinos, trabajadores del petróleo y jornaleros de las plantaciones fueron asesinados, torturados y empujados al exilio.
Los escuadrones paramilitares de la muerte y los ejércitos privados de los terratenientes, aliados con las Fuerzas Armadas de Colombia, asesinaron a miles de líderes sindicales, periodistas, trabajadores y familiares".
A los cinco años de su creación, la Unión Patriótica ya había desaparecido: sus miembros supervivientes se habían exiliado o pasado a la clandestinidad.
Pero, paradojicamente, reiteradas iniciativas de "nuevos acuerdos de paz" volvieron a ponerse en marcha
"En 1990, el recién elegido presidente César Gaviria proclamó el inicio de nuevas negociaciones de paz con las FARC.
A los pocos meses de su anuncio, el presidente ordenó el bombardeo de la “Casa Verde”, donde se alojaban dirigentes de las FARC y un equipo negociador.
Afortunadamente, pudieron escapar antes del ataque traicionero.
"El presidente Andrés Pastrana (1998-2001) demandó nuevas negociaciones de paz con las FARC que se llevarían a cabo “en una zona desmilitarizada”.
Las conversaciones se iniciaron en la región selvática de El Caguan, en noviembre de 1998.
El presidente Pastrana había negociado con las FARC y activistas sociales numerosas promesas, concesiones y reformas pero, al mismo tiempo, había firmado un acuerdo multimillonario de ayuda militar por diez años con el presidente Clinton, conocido como “Plan Colombia”.
"Esta práctica de “dobles relaciones” culminó con el inicio por parte de las Fuerzas Armadas de Colombia de una “política de tierra quemada” contra las “zonas desmilitarizadas” bajo el recién elegido presidente Álvaro Uribe, relacionado con los escuadrones de la muerte.
A lo largo de los siguientes ocho años, el presidente Uribe empujó al exilio interno a cerca de cuatro millones de campesinos colombianos.
Gracias a la financiación de cientos de miles de millones por parte de Washington, Uribe pudo duplicar el volumen de las fuerzas armadas hasta superar los 350.000 hombres, a la vez queincorporaba a miembros de los escuadrones de la muerte al ejército.
Asimismo, supervisó la formación de nuevos grupos paramilitares. Hacia 2010, el número de guerrilleros de las FARC había descendido de 18.000 combatientes a menos de 10.000,se habían producido cientos de bajas civiles y millones de personas perdieron su hogar.
“En 2010, el antiguo ministro de defensa de Uribe, Juan Manuel Santos, fue elegido presidente.
En 2012, Santos inició otro “proceso de paz” con las FARC, que fue firmado finalmente a finales de 2016.
Según este nuevo acuerdo negociado en Cuba, cientos de oficiales implicados en torturas, asesinatos y desplazamientos forzosos de campesinos recibirían inmunidad mientras que las guerrillas de las FARC tendrían que enfrentarse a juicio.
El gobierno prometió la reforma agraria y el derecho al retorno a los campesinos desplazados y sus familias.
No obstante, cuando los campesinos regresaban para reclamar sus tierras, eran expulsados o incluso asesinados".
"Los dirigentes de las FARC aceptaron la desmovilización y el desarme unilateral que tendría que realizarse en junio de 2017.
El ejército y sus aliados paramilitares conservarían sus armas y obtendrían el control total sobre las zonas previamente liberadas por las FARC".
"El actual presidente Santos aseguró que el “acuerdo de paz”incluiría una serie de decretos presidenciales para privatizar los recursos minerales y petroleros del país y convertir las pequeñas granjas familiares en plantaciones para la agroexportación.
A los campesinos-rebeldes desmovilizados se les ofreció parcelas de tierra yerma y marginal, sin recibir apoyo del gobierno ni fondos para carreteras, aperos, semillas, fertilizantes, ni siquiera para construir las escuelas o viviendas necesarias para la transición.
Aunque algunos de los líderes de las FARC obtuvieron escaños en el Congreso y la libertad para presentarse a las elecciones sin ser hostigados, las bases jóvenes de la guerrilla y los campesinos quedaban sin muchas alternativas, a no ser la de unirse a los paramilitares o las bandas de narcotráfico".
"En resumen, este repaso histórico demuestra que sucesivos presidentes y regímenes colombianos han violado sistemáticamente todos los acuerdos de paz, asesinado a los rebeldes firmantes y mantenido el control de la economía y la mano de obra por parte de las élites. Antes de la actual elección, Santos presidió la década más letal siendo ministro de defensa con Uribe".
"Por su intermediación para lograr la paz de los cementerios para decenas de miles de campesinos y activistas colombianos, el presidente Santos fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
"En La Habana, los líderes y negociadores de las FARC recibieron los elogios del presidente cubano Raúl Castro, el presidente Obama, el presidente Maduro de Venezuela y la gran mayoría de “progresistas“ y derechistas de Norteamérica, Sudamérica y Europa".
“Se nos pide - concluye Petras- que creamos que los regímenes presidenciales que han asesinado y continúan asesinando a más de 150.000 trabajadores, campesinos, líderes indígenas y profesionales colombianos se han convertido de un día para otro en socios amantes de la justicia para conseguir la paz.
En los tres primeros meses de este año, activistas defensores del acuerdo de paz con las FARC siguen siendo el objetivo y siguen siendo asesinados por los paramilitares supuestamente desmovilizados".
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