Hillary Clinton reaccionó con una gran violencia contra su equipo de campaña tras conocer que había perdido las elecciones presidenciales, según el periodista radiofónico Todd Kincannon.
“Según me informó un reportero de la CNN, alrededor de la medianoche, Hillary se mostró muy agresiva con Robby Mook y John Podesta y debió ser tranquilizada con sedantes”, señaló el periodista.
Como se sabe, tuvo que ser que Podesta quien compareciera ante los miles de abatidos seguidores que esperaban la intervención de la candidata. 
Según Kincannon, tras ser sedada, Clinton desapareció del cuartel general de los demócratas y no volvió a dar señales de vida hasta el día siguiente.
Preguntado acerca de los rumores de que Hillary Clinton se encontraba ebria la noche electoral, Kincannon respondió: “Puedo asegurar que sí. Tenía la típica rabia de borracha psicótica.
Todd Kincannon reveló también que el reportero de la CNN que pudo comprobar el deplorable estado de Hillary Clinton recibió órdenes de sus jefes de ocultar la información.
Funcionarios del Servicio Secreto y miembros de su equipo de campaña han denunciado asimismo los “ataques de ira” de la secretaria de Estado.
 “Los gritos y berrinches eran tan frecuentes que algunos miembros del Servicio Secreto querían ser revelados de sus puestos ante la imposibilidad de llevar a cabo eficazmente su trabajo en medio de un ambiente tan histérico y crispado”, añadió la misma fuente.
Discusión telefónica con Bill Clinton
Pocos días antes de las elecciones presidenciales en EEUU, Bill y Hillary Clinton mantuvieron una dura conversación telefónica en la que la aspirante demócrata a la Casa Blanca culpó al director del FBI James Comey “de su caída en las encuestas y de la posibilidad de su fracaso en los comicios”, ha revelado un asesor cercano a Bill Clinton en una entrevista a ‘Daily Mail’.
Según la candidata demócrata, el factor clave en la campaña campaña presidencial fue la “reapertura por parte de Comey de la investigación sobre su servidor privado”, el cual empleó en el cargo de secretaria de Estado en el período 2009-2013, ha hecho público la fuente.
Sin embargo, su marido le aseguró que “toda la culpa era de Robby Mook, gerente de su campaña; de John Podesta, presidente de su campaña, y de la propia Hillary, porque casi no habían prestado atención a la debilidad de la economía y a su influencia en millones de votantes de la clase obrera”.
El expresidente demócrata “fue marginado de la campaña de su esposa por sus asesores”, porque, según la aspirante demócrata a la Casa Blanca, “sus ideas estaban anticuadas”, ha revelado el mismo asesor. Según ha añadido el colaborador de Hillary, el expresidente de EE.UU. estaba “tan enfadado que tiró su móvil desde el tejado de su apartamento en Arkansas”.