miércoles, 3 de agosto de 2016

El Neoliberalismo, o el Robo Institucionalizado de los Bienes Sociales


El neoliberalismo, 


o el robo institucionalizado de los bienes sociales

Juan Manuel Aragües, ElVentano.es

El neoliberalismo, como ideología dominante de nuestras sociedades, se ha mostrado como una estrategia de las élites dirigentes tendente a expoliar a la sociedad de bienes y derechos que se consiguieron tras décadas de durísimas luchas sociales a lo largo del planeta. 

Las políticas neoliberales se aplican a privatizar bienes comunes, como el agua, o servicios, como la educación, las pensiones, la sanidad, con el objetivo de convertir en negocio de unos pocos lo que hasta ese momento había sido patrimonio colectivo. 

Dicho de manera contundente, el neoliberalismo se sustenta en el robo institucionalizado de los bienes sociales.

En realidad, la práctica neoliberal no es una excepción histórica, sino más bien la norma. 

Desde sus orígenes, el capitalismo se ha sustentado en una dinámica expoliadora en la que los pocos se hacían con los bienes de los muchos. 

El desarrollo inicial del capitalismo en Inglaterra, allá por los siglos XVI-XVII, se sustenta en un proceso de cercado de campos y privatización de bosques comunales, lo que sumió en la pobreza a miles de campesinos y enriqueció de forma fabulosa a una minoría, que consiguió una acumulación de capital de tal magnitud que pudo dar origen a la tremenda empresa de industrialización del XIX.

Este proceso vino apoyado por toda una serie de desarrollos legales, de gran dureza y brutalidad, tendentes a garantizar el dominio de esa minoría y la proletarización del resto de la población. 

A la gente del común se le impedía, incluso, recoger leña de esos bosques privatizados con la que calentarse o encender el fuego de sus cocinas. Por otro lado, y en la misma época, la empresa colonial en América supuso también un enorme expolio de riquezas que revirtieron en Europa y en su desarrollo capitalista, como atestigua, por ejemplo, la poesía de Quevedo.

Una vez culminado el robo de bienes naturales, fundamentalmente la tierra, el capitalismo del XIX se aplica al robo del tiempo de trabajo y de los productos elaborados por la clase obrera. 

Los teóricos liberales habían fundamentado su doctrina en el trabajo, vinculando riqueza, esfuerzo y trabajo: quien más tiene es porque más se esfuerza, más trabaja, es decir, la propiedad es fruto del trabajo. 

Paradójicamente, la práctica capitalista se sustenta sobre lo contrario: el trabajo no produce propiedad, lo que se produce no pertenece al productor quien, en el XIX, debía contentarse con un salario de miseria.

La historia nos muestra que la habitabilidad del capitalismo es, en realidad, una excepción histórica. Y, además, resultado de la encarnizada resistencia y lucha de la clase obrera. 

La profunda explotación que se produce en el siglo XIX desemboca en las revoluciones obreras de finales del XIX y principios del XX, fruto de la potente organización obrera. 

Ciertamente, y por desgracia, estas revoluciones culminaron en otra nefasta experiencia histórica, el estalinismo.

Pero esa potencia obrera, representada por las organizaciones obreras, por los países del socialismo real, se convirtió en una amenaza que estuvo en el origen de un “capitalismo de rostro humano”, el estado de bienestar posterior a la II Guerra Mundial. 

Ese capitalismo socialdemócrata y keynesiano supuso una excepción histórica, un espejismo, que el neoliberalismo se encargó de desmontar con celeridad tras la caída del Muro de Berlín. 

Desaparecida la amenaza soviética y roto el espinazo de la clase obrera a través de la domesticación sindical, el capitalismo pudo retornar a su senda histórica de robo y expolio.

Las políticas que se aplican en la Unión Europea son la expresión más acabada de ese proceso neoliberal. La crisis no ha sido sino el instrumento de esas élites para aplicar medidas en beneficio propio y abundar en el expolio de los bienes colectivos. 

Vaciar la hucha de las pensiones, como hace, por ejemplo, el PP, no es sino una estrategia para promover el negocio de los fondos de pensiones, generando en la población el miedo a un futuro incierto. Porque el miedo es una eficaz arma política.

Decía Rousseau que todos los males empezaron cuando alguien cercó un campo, dijo “esto es mío” y hubo gente tan simple que lo consintió. Dos siglos más tarde, en vez de campos, los expoliadores cercan la educación, la sanidad, las pensiones y dicen: esto es mío y de mis amiguitos del alma. Y hay gente tan simple, como diría Rousseau, que encima va y les vota.

mamvas.blogspot.com.es

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro