Femen, de Ucrania al mundo
El mundo es una enorme red en la que participan diferentes actores.
Desde los estados, pasando por gobiernos, instituciones como la UE, el MERCOSUR o la propia ONU y foros internacionales como el FMI o el G-20, todo tipo de ONG’S, cualquier movimiento internacional como Green Peace o hasta la sociedad civil, todo ello componen unas relaciones internacionales cada vez más complejas.
En toda esta telaraña surgen algunos movimientos capaces de hacerse un hueco y presionar a diferentes niveles para lograr un cambio ya sea a nivel nacional o internacional.
Femen, la organización feminista fundada en 2008 en Ucrania, es un claro ejemplo de cómo una organización que surgió a un nivel local y nacional ha logrado alcanzar una escala internacional. Su ideología se basa en el feminismo, el ateísmo y el sextremismo.
Su objetivo, luchar contra el patriarcado en sus tres manifestaciones –la explotación sexual de la mujer, la dictadura y la religión– y sus métodos, alienta a seguidores y detractores y han convertido a Femen en la portada de los medios de comunicación de medio mundo en los últimos años.
Pero, ¿cómo surge Femen? ¿Cuáles son sus objetivos y métodos? ¿Cómo se desarrolla en cada sociedad? Y lo más importante, ¿es Femen la cara visible del movimiento feminista?
¿Quién es Femen para proclamarse bandera del feminismo internacional? ¿Cuál es su relación con el mundo musulmán y el movimiento feminista en estas sociedades?
NOTICIA: ¿Qué es Femen?
Femen ha nacido
Los orígenes de Femen se remontan al año 2008 cuando un grupo de activistas decidieron organizarse para enfrentarse a uno de los mayores problemas de Ucrania: la prostitución, la explotación sexual y el tráfico de mujeres.
Su principal fundadora, Ana Hutsol, se rodeó rápidamente de activistas jóvenes, universitarias y, por lo general, concienciadas con los problemas de la sociedad ucraniana.
Este grupo comenzó sus protestas luchando contra el turismo sexual en alza en Ucrania.
Según las fundadoras, las desigualdades económicas y políticas, basadas en el papel hegemónico de un sólo género, el masculino, habían convertido a la Ucrania post-soviética en un destino internacional de este tipo de turismo y de los traficantes de seres humanos, algo que no se podía tolerar.
Pero a estas preocupaciones no tardaron en unirse otros problemas como la pobreza, el desigual acceso a las oportunidades laborales y a la educación superior de las mujeres y la falta de participación femenina en la sociedad y el poder político ucraniano.
Para revertir la situación la organización defendió el empoderamiento de las mujeres jóvenes para hacerlas partícipes activas de la sociedad civil ucraniana con el fin de cambiar el estatus de la mujer y sus derechos en el país del este.
Los actos y concentraciones de Femen empezaron a llamar la atención de los medios de comunicación al presentarse con prendas provocativas o con escasa ropa.
Sin embargo en 2009, durante una protesta frente a la embajada de Turquía en Kiev, Oksana Shachko, una de las fundadoras del movimiento, mostró sus pechos en público para denunciar la explotación sexual y la masiva llegada de ciudadanos turcos que desembarcaban en Kiev con intención de hacer uso de las redes de prostitución de la capital.
Este método de denuncia marcó un antes y un después en la forma de actuar de Femen, ya que desde ese momento en cada uno de sus actos de rebeldía aparecen mostrando sus cuerpos desnudos que según las integrantes se ha convertido en un “arma de lucha contra las normas del patriarcado” y defendiendo que ellas son las únicas dueñas de sus cuerpos.
A medida que el fenómeno Femen iba creciendo en Ucrania sus frentes de protesta se ampliaban igualmente. Sin dejar de lado las pequeñas protestas locales, como la protagonizada por Oksana Shachko en el exterior de un baño público, donde mostró sus nalgas para denunciar las deficiencias de estos servicios en la capital, Femen comenzó a expandir su radio de acción hacia las actitudes autoritarias de Vladimir Putin, el presidente Viktor Yanukovich e incluso contra el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, en una protesta que organizaron en Minsk en 2011.
De esta forma las integrantes de Femen comenzaron a expandir sus acciones fuera de las fronteras ucranianas, pero no sería hasta 2013 cuando su expansión alcanzara las grandes capitales del occidente europeo y conquistara su enorme fama internacional.
De cómo Femen salió de Ucrania
Femen fue evolucionando desde un pequeño grupo de protesta de Kiev, conocido por el uso de la desnudez y la performance en la calle, hacia un fenómeno internacional capaz de denunciar incluso los problemas relacionados con la energía nuclear o la prohibición de conducir a las mujeres en Arabia Saudi.
¿Pero cómo se produjo este repentino cambio?
Dos razones fundamentales produjeron un salto cualitativo en la organización de Femen.
Por un lado, la provocación como arma de protesta y el uso de sus cuerpos como objeto de lucha, más conocido como sextremismo, se hizo eco en los medios de comunicación internacionales, que dejaron de lado las razones de su descontento para centrarse en una sola cosa: las activistas, al margen de por qué se manifestaban, iban con los pechos descubiertos.
Las imágenes de jóvenes ucranianas en topless dieron la vuelta al mundo y se convirtieron en portada de numerosos medios de comunicación internacionales.
Esto catapultó a la organización a la fama y acabó por ganarse adeptos y enemigos a partes iguales.
La segunda razón que impulsó a la organización a salir de Ucrania de forma definitiva y expandirse por buena parte del mundo occidental tuvo que ver con un acto de protesta en el que Inna Shevchenko, otra de las fundadoras del movimiento, taló una cruz en el centro de Kiev para protestar por la detención de las integrantes del grupo ruso Pussy Riot y denunciar la influencia de la iglesia ortodoxa, si bien el monumento fue erigido en recuerdo de las víctimas católico-orientales que fueron torturadas y asesinadas durante la persecución soviética impulsada por Stalin.
Este acto costó a las asistentes la apertura de una causa criminal por el daño a la memoria de las víctimas y sus familiares. Por miedo a ser encarceladas, las integrantes y fundadoras optaron por huir del país e instalarse en Francia.
De este modo las dirigentes del movimiento ubicaron su cuartel general en París, que se convertía en el “primer centro de entrenamiento del nuevo feminismo” y el lugar desde donde se planificaba la expansión de Femen por buena parte de Europa, Estados Unidos y Brasil.
La fama recibida por los medios de comunicación, que amplió el eco de sus acciones, les ayudó a ganar nuevas activistas en diferentes países de Europa, lo que facilitó, a su vez, la creación de nuevos grupos cercanos a Femen.
Finalmente, la salida de Ucrania y su asentamiento en París obligó a las activistas de Femen a ampliar su campo de acción y pasar definitivamente de lo local a lo internacional, abriendo nuevas sedes en Berlín, Londres, Roma, Varsovia, Río de Janeiro y Tel Aviv, entre otros.
Ideología, objetivos y métodos de protesta
La rápida expansión de Femen tras su salida de Ucrania obligó a la organización a establecer una ideología, unos objetivos y unos métodos de protesta para que no se desvirtuara el movimiento, ya que el aumento de las activistas en gran parte de Europa obligaba a concretar un poco sus límites, las ideas y sobre todo cómo actuar en su lucha contra el patriarcado.
En su página web hay breves explicaciones sobre estas ideas, objetivos y métodos de protesta.
En primer lugar el feminismo es, obviamente, la piedra angular de la organización.
La mujer debe ocupar un espacio que, social, económica y políticamente, le ha sido limitado o incluso vetado durante largos años y conquistar ese espacio en igualdad de condiciones que el género dominante es el fin último.
Además Femen se considera un movimiento ateo; muchas veces enfrentado a la religión por entender que es una cadena más del patriarcado para mantener a la mujer como un sujeto dependiente y subordinado.
El último pilar de su ideología es el sextremismo, una “nueva interpretación del feminismo moderno donde el cuerpo desnudo se convierte en un instrumento activo en la confrontación con las instituciones del patriarcado como la iglesia, la dictadura y la industria sexual”.
Según el manual de Femen, “este es un mundo dominado económica, cultural e ideológicamente por el hombre y donde la mujer es una esclava a la que le han suprimido todo tipo de derechos y la han extirpado el control de su propio cuerpo.
Separado de la mujer, el cuerpo se ha convertido en un objeto de la explotación patriarcal basado tan sólo en la reproducción y el placer sexual. El control del cuerpo por parte de la mujer es clave para la supresión de este sistema y su liberación total.
La desnudez femenina, libre del sistema patriarcal, representa el final de un sistema y un símbolo sagrado de la liberación femenina.”
Estas son las principales bases de Femen, su visión del mundo. Pero más allá de la ideología, basada en la lucha feminista, el ateísmo y el uso del cuerpo femenino para dicho cometido, habría que pensar también en el papel del hombre dentro de Femen.
A fin de cuentas, el feminismo no hace distinciones de género y todas aquellas personas que quieran luchar por la igualdad deben encontrar su lugar dentro del movimiento.
Sus integrantes han defendido también la inclusión del género masculino en la lucha contra el sistema patriarcal.
De hecho, Anna Hutsol, fundadora del movimiento, en una entrevista para Osocio se expresaba así por el rol masculino dentro de Femen: “Tenemos muchos hombres que nos apoyan y nos ayudan en nuestro trabajo. Muchos de ellos nos ayudan con donaciones.
Tenemos fotógrafos que nos ayudan a difundir y hacer visible nuestra lucha e incluso hombres que vienen a nuestras acciones para proteger a las chicas. No estamos en contra de los hombres, pero queremos ser independientes de ellos.”
En cuanto al objetivo final de Femen, este se basa en poner fin al patriarcado al ser un sistema basado en la desigualdad que impera en todo el mundo.
Para ello hay una serie de medidas que las fundadoras consideran clave para lograr el desmoronamiento de dicho sistema.
En primer lugar iniciar un movimiento global de la mujer para acabar con el patriarcado como la primera y la última forma de esclavitud existente.
Una vez conseguido esto, empujar al patriarcado hacia un conflicto abierto, forzándole a revelar su agresiva naturaleza anti-humana para desacreditarlo a los ojos de la Historia.
Esto permitirá acabar ideológicamente con las instituciones fundamentales del patriarcado: la dictadura, la industria sexual y la Iglesia, al mismo tiempo que facilitará impulsar una cultura feminista moderna basada en una oposición activa en la lucha por la justicia.
En este sentido, Femen también persigue crear el sindicato de mujeres más influyente y combativo del mundo.
Para alcanzar estos objetivos la dirección de Femen considera que sus activistas deben poner en práctica unas estrategias y acciones basadas en la no-violencia y en la denuncia pública, sobre todo dirigida a los altos cargos.
En este contexto, el sextremismo –uso del cuerpo desnudo para protestar– es la pieza clave para manifestarse contra el patriarcado, una forma de provocación sin violencia pero altamente agresivo y que pretende convertirse en un arma que desmoralice los fundamentos ético-políticos y la cultura patriarcal.
DOCUMENTAL: Ucrania no es un Burdel
Además, uno de los principales pilares de sus métodos de protesta se basa en la visibilización, es decir, que sus protestas lleguen, a través de los medios, lo más lejos posible.
Por ello las activistas tienden a protestar contra los altos cargos a fin de que sus manifestaciones creen un impacto mayor, alcanzando a un número considerable de espectadores de forma que su lucha se extienda por todo el globo.
Un manual para cada sociedad
Aunque Femen tiene un objetivo común cada sección del movimiento se ha centrado en unas acciones, dependiendo de la situación de cada país.
Así, no es comparable la situación de la mujer en Ucrania, que en Francia o en Marruecos y por ello las activistas se centran en lo que ellas consideran que son los principales problemas del país en el que residen.
En primer lugar, Femen Ucrania centró casi todas sus energías en enfrentarse a la industria sexual y a la prostitución imperante en el país, así como la lucha contra las redes internacionales de la prostitución forzada que engañaba a jóvenes ucranianas con falsas promesas laborales fuera del país.
Sin embargo, en aquellos estados donde la situación de la mujer es mejor y el nivel de prostitución no alcanza cotas alarmantes Femen promueve otro tipo de luchas.
Por ejemplo, en Francia Femen ha protestado también contra la prostitución, pero otros temas como el avance del Frente Nacional y la influencia de Marine Le Pen han forzado al movimiento a protestar contra el autoritarismo de un partido que cuenta con el mayor poder de su historia y que, si las encuestas no le acaban por dar la espalda, tiene altas posibilidades de convertirse en la primera fuerza del parlamento francés.
Por otro lado, en España, las activistas se han centrado en luchar contra dos medidas tomadas por el Partido Popular, que gobierna desde 2011.
La primera de ellas es la Ley del Aborto, impulsada y defendida por el ex-ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, contra la que han protestado en numerosas ocasiones y que las llevó a reprochar al Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, su papel en favor de la supresión del aborto.
Además, Femen España se ha manifestado en contra de la polémica “Ley Mordaza” y en contra de lo que han denominado el “autoritarismo del gobierno español”.
ENTREVISTA: Lara Alcázar, portavoz de Femen-España
Fuera de la Unión Europea la organización feminista también ha comenzado a protagonizar diversas acciones.
En Brasil, donde Femen tiene sede desde 2013, las integrantes se han encontrado con un alarmante aumento de la prostitución y del turismo sexual a raíz de los grandes acontecimientos deportivos que están teniendo lugar en los últimos años como el Mundial de Fútbol de 2014 o los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Río de Janeiro en 2016.
Ante la situación, Femen Brasil optó por protestar durante el Carnaval de Río para concienciar de la situación de la mujer en el país sudamericano.
Otro de los objetivos de Femen es su lucha en favor de la libertad de expresión, la homosexualidad y el papel de la mujer que corren un serio peligro en la Federación Rusa.
Para poner freno a las medidas que el dirigente ruso, Vladimir Putin, está llevando a cabo, las integrantes de Femen se han encarado con el alto cargo en diversas ocasiones, la más reciente en Hungría.
Finalmente, uno de los focos de su particular lucha contra el patriarcado es el mundo musulmán, donde Femen lucha en contra de la homofobia y el machismo.
Activistas de origen europeo han provocado numerosas polémicas tanto en Marruecos, donde dos integrantes francesas se besaron con sus pechos descubiertos, en el Mausoleo de Hassan II; como en Túnez, donde las activistas protestaron en contra de la detención de la tunecina Amina.
Por tanto, la organización Femen tiene una indudable capacidad de amoldarse a las necesidades de cada sociedad. No es un movimiento estático, sino que es capaz de modificar sus acciones y sus objetivos si es necesario, si bien las diferentes acciones de Femen, su organización, sus objetivos y sus métodos e, incluso, sus orígenes, no se libran de las críticas.
Críticas a Femen
Muchas han sido las críticas que Femen ha recibido desde su expansión fuera de Ucrania, incluso dentro del movimiento feminista.
Desde sus orígenes, pasando por la imagen que proyectan de la mujer, su activismo calificado de show más que de protesta, su relación con el mundo musulmán o incluso su carácter eurocentrista centran los reproches de sus detractoras.
OPINIÓN: Femen ¿Por qué nadie está con ellas?
Los orígenes de Femen encierran una contrariedad que podría despojar al movimiento de toda credibilidad. Y es que el posible papel dirigente de un hombre en los inicios de la organización es algo que choca con los fundamentos de un movimiento feminista, sobre todo si tenemos en cuenta que ese curioso personaje llegó a menospreciar las opiniones y a las propias integrantes del grupo.
A pesar de que este “patriarca contra el patriarcado” fue expulsado de la dirección cuando Femen tuvo que huir de Ucrania, muchas han sido las voces que han tachado al movimiento de todo menos feminista.
Por otro lado, varias activistas han denunciado que para Femen es más importante llamar la atención que acabar con un sistema injusto y desigual. Muchos han llegado a preguntarse si esto es activismo o es simplemente un show para lograr mayor publicidad.
Asimismo, se ha llegado a cuestionar la proyección que Femen hace de la mujer, ya que en la mayoría de sus actos las protagonistas son mujeres esbeltas, blancas y muchas de ellas rubias. Esta imagen distorsionada de la mujer, que no deja espacio en las cámaras para la diversidad femenina, impacta en las pupilas de los espectadores y acaban relacionando el movimiento con un tipo de mujer.
OPINIÓN: Femen detrás de las cámaras
Por otro lado, dentro del movimiento feminista se ha tildado a Femen de ser un movimiento puramente eurocentrista y neocolonialista. Estas acusaciones se entienden por la tendencia de buena parte de sus integrantes a considerar que deben liberar a la mujer en el resto del mundo y, sobre todo, en el mundo musulmán sin tener en cuenta que ya existen colectivos que luchan por los derechos de la mujer, así como de los colectivos LGBT. Esa idea de “civilizar” recuerda mucho a los años de la colonización, sobre todo en África y las sociedades musulmanas.
Así, la propia Amina, la activista tunecina que participó en Femen durante una temporada, acabó por abandonar el grupo en vista de cómo las integrantes de Femen no tenían en cuenta otras opiniones fuera de los límites de la democracia liberal y de las percepciones de Occidente.
OPINIÓN: La falsa fatua de Amina
De esta manera muchas críticas denuncian que el eurocentrismo y el neocolonialismo son dos caracteres perceptibles en Femen, que olvidan que antes que ellas han existido movimientos y activistas que han luchado por la mujer en todas aquellas sociedades en las que el movimiento desembarca.
Y que la visión de una mujer blanca y europea que llega a África con la mentalidad de evangelizar con su verdad al resto de mujeres no puede representar la imagen de un movimiento feminista que no entiende de racismo ni xenofobia.
Femen, por tanto, se ha convertido en un fenómeno mediático sin precedentes que ha conseguido llamar la atención y poner de relieve la necesidad de seguir luchando por la igualdad, por frenar el turismo sexual, por defender los derechos LGTB o luchar contra cualquier forma de dictadura.
La fuerza del movimiento no puede ser subestimada ya que en tan solo en siete años consiguió salir de Ucrania para dirigirse al mundo y extender sus acciones.
Si bien Femen ha cometido el error de olvidarse que el movimiento feminista existía mucho antes de que el grupo se formara; de que ya existían grupos cristianos que luchaban por defender a la mujer; musulmanas que luchan por cambiar su papel dentro del Islam; activistas LGBT en Marruecos; defensores del aborto y un largo etcétera.
Femen está eclipsando todas estas luchas con su difusión mediática y acabará por dejar a la organización sola, sin apoyos, al menos que logre cambiar esa visión centrista que tiene de sí misma.
No obstante, Femen ha demostrado ser una organización capaz de moverse en la escena internacional capitalizando al máximo los medios de comunicación para hacer llegar su lucha al mayor número de espectadoras.
Femen, show o activismo, logra mandar un mensaje a través de sus acciones.
Pero la clave reside en si este movimiento logrará cambiar algo del mundo en el que ha nacido o si sus consignas serán si quiera recordadas por salir en televisión y llamar la atención con sus polémicas performance.
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