jueves, 13 de julio de 2017

La nueva industria farmacéutica: volver a hacer lo mismo que hace 10 años por la mitad de sueldo

La nueva industria farmacéutica: volver a hacer lo mismo que hace 10 años por la mitad de sueldo

Creía que era el final. El día que le llamaron de la fábrica de plásticos de Vicalvaro en la que trabajaba y en la que, finalmente, cumplieron su amenaza: lo habían despedido. 
Nacho acababa de teclear miles de datos en una lista de Excel en la que le pedían funcionar a toda prisa y, por lo visto, se equivocó en un encargo que fue a parar a un destinatario incorrecto: no hubo perdón.
Hoy, él ya no quiere dar el nombre ni tampoco hay forma de que acceda a la fotografía. 
Pero el periodismo no puede renunciar a estas historias que muestran a un hombre de 47 años que, en realidad, va a demostrar algo más interesante que un despido: va a demostrar que, a esas edades, uno no está sentenciado en el mercado laboral, que la paciencia puede ser muy brillante y que a veces los milagros están por encima de las estadísticas, llenas de baches.
A la semana del despido, Nacho, que hoy será su pseudónimo, tenía dos ofertas para volver a la industria farmacéutica, en la que trabajaba hasta 2011, cuando una fusión del laboratorio, en el que estaba, segó 16 años de vida laboral "con un sueldo que entonces llegaba a los 44.000 euros". Pero entonces, en plena crisis, no imaginaba que la vida pudiese ser tan difícil ni que un hombre, que siempre fue de lo más risueño, se fuese a hundir de esa manera.
"Me puse a buscar trabajo y fue como pegarme con las paredes. Iba a entrevistas en laboratorios en las que te ofrecían 600 o 700 euros y te podían cambiar el turno mañana, tarde o noche cualquier día. Quedaban en llamar y ni siquiera llamaban", recuerda hoy como una pesadilla que no supo administrar, pudo ser el pánico de un hombre que ya había cumplido 40 años.
"No sabía si era yo o el mercado el que se había vuelto loco cuando escuchaba esas cosas. Pero cogí una depresión que no supe como evitar"

"Quizás fue culpa mía. No sabía si era yo o el mercado el que se había vuelto loco cuando escuchaba esas cosas. Pero cogí una depresión que no supe como evitar". Y hoy no quiere que se interprete como un drama, "porque no vinimos a este mundo para dar pena. Sólo estoy relatando una historia en la que me sentí como un boxeador acorralado frente a la cuerda. 
Tenía dos hijos aún muy pequeños que hasta me hacían sentirme en deuda conmigo mismo. Y por las mañanas, a solas en casa, en la calle, o en donde fuese, me preguntaba por qué y ni yo mismo sabía responder. Y no es que estuviese ahogado porque mi mujer conservaba su trabajo. Pero no era yo. 
Era la situación, la sensación de que llegase el lunes y preguntarte, '¿adónde vas?' La soledad del parado me pareció muy dura y esa amarga duda de si, a partir de los 40, ya se me había pasado el arroz me hizo daño. Por eso no me gusta perder la memoria. No me gusta olvidarme de la crisis, que dejó días muy duros y que cambió mi forma de pensar".
"Mi mejor amigo de la juventud me llamó para ofrecerme un trabajo en la fábrica de la familia de su mujer"

Al final, sin embargo, en el que escampó. "Mi mejor amigo de la juventud me llamó para ofrecerme un trabajo en la fábrica de la familia de su mujer". 
Las condiciones se alejaban del pasado y el sueldo, "17.000 euros anuales", era otra historia. "Pero no pasaba nada. No era una limosna. 
Era un trabajo. Por encima de todo, era un trabajo y hay gente que no lo tiene, yo mismo no lo tenía. Y, además, en casa ya habíamos descubierto que se puede vivir con menos y que si no se puede coger un avion en vacaciones no pasa nada. Hay otras opciones".

Un infierno ir a trabajar

"Yo perdí la cuenta de las amenazas que me hicieron en los cuatro años que estuve en la fábrica"

El escenario, sin embargo, fue más duro y es una de las razones por las que Nacho hoy prefiere no identificarse ("sería una falta de educación"), sino relatar lo que pasa en tantas empresas, "donde la presión es enorme, te machacan si te equivocas y te amenazan con despedirte y parece que se olvida que somos humanos. Yo perdí la cuenta de las amenazas que me hicieron en los cuatro años que estuve en la fábrica, las cosas que veía, las que escuchaba en el comedor a los compañeros, las que hablábamos... No todos los sitios pueden ser así pero hay sitios así. Cada día era casi como un infierno ir a trabajar. 
Mi mujer me decía que lo dejase, pero yo no lo concebía porque eso era parte de nuestros ingresos. Pero, si no me equivoco, creo que no hubo una semana en la que dejase de enviar currículums por las tardes cuando regresaba a casa".
"Como me habían cambiado el contrato tantas veces en los cuatro años que estuve, la indemnización por el despido fue menor"

El despido, cuando el hijo sustituyó al padre al frente de la fábrica, ya fue irremediable tras teclear unos datos mal después de siete u ocho horas con la cabeza pegada a la pantalla. "Me lo prepararon como despido improcedente", recuerda. 
"Aunque como me habían cambiado el contrato tantas veces en los cuatro años que estuve, la indemnización fue menor. Pero con esto no quiero decir que yo sea una excepción. Sé que en muchos sitios es así. Había compañeros que venían de otras empresas familiares del sector y te decían, 'no te puedes ni imaginar...'" Por eso, al final, todo es saber donde uno está. 
"Supongo que sería injusto decir que sólo fue culpa de ellos. 
Supongo que no es fácil ser empresario y no sé si yo en su caso haría lo mismo y metería esa presión a los trabajadores. No tengo el valor ni de imaginarlo. Pero hay mas cosas en la vida y como me dijo mi amigo cuando se enteró de la decisión de su cuñado y me llamó, 'espero que esto no cambie nuestra relación' y no la va a cambiar. Al final, esto sólo son las reglas de juego que, al parecer, se repiten en no pocos trabajos".
La realidad es que, a la semana del despido, vino el milagro, la patria potestad de este relato. "Ha sido un milagro. No me atrevo a pensar de otra manera". 
A los 47 años, tenía dos ofertas para volver a su mundo, a lo que estudió en la universidad, a la industria farmacéutica, al mismo sitio del que salió hace siete años con otros dueños y otro sueldo ahora, "23.000 euros prácticamente la mitad de antes". 
Pero cuatro meses después Nacho es inamovible en su declaración ("la vida ha vuelto a sonreirme") y a algunos compañeros de la vieja época, que también han regresado y que se quejan de que esto ya no es como antes, les recuerda que "ahí fuera hace mucho frío" a la vez que se recuerda a sí mismo que no es verdad que, a partir de los 45 años, los trabajadores tengan que pasar al desguace en el mundo laboral. La prueba es él, tal vez un anónimo milagro lleno de cicatrices.

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro