jueves, 1 de septiembre de 2016

El Jurado Popular es a menudo utilizado por el Sistema, como Pelotón de Linchamiento de la Opinión Pública

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JURADO POPULAR:


Doce HOMBRES sin PIEDAD o doce HOMBRES sin CONOCIMIENTO?

Los Jurados Populares son utilizados, a menudo por el sistema como pelotones de linchamiento de la opinión pública mayoritaria.

Ya sabemos que en cualquier parte del mundo donde existe, un Jurado Popular, éste carece de preparación jurídica, pero hay cierta reticencia al hora de decir que a menudo, se sentencia olvidándose de la premisa principal que debe regir un juicio y es que aunque todo apunte al acusado no se puede condenar sin pruebas.

Por eso mayoritariamente son utilizados por el sistema, en aquellos casos que tienen por su índole, gran repercusión mediática y que por ello, todos esperan que se haga justicia sí o sí en un determinado sentido.

Son casos en los que por su dificultad, resulta difícil demostrar la culpabilidad del acusado y que por ello, pueden ser difícilmente declarados culpables por un  jurista profesional y al endosárselo al jurado popular, el sistema simplemente se lava las manos. 

En otros, al contrario, se busca la absolución del acusado, por ser de una ideología concreta mayoritaria entre la gente, partidario de una causa que provoque simpatías, miembro de la iglesia o componente de las fuerzas del orden y esperan de éstos y con razón, que levanten un poco la mano a la hora de juzgar.

Normalmente, los integrantes del jurado, llegan al juicio con una opinión previamente deformada y manipulada por los medios. 

Y en muchas ocasiones ocurre, que no sentencian con objetividad ni ateniéndose a la pruebas, si las hay, inculpatorias, sino en virtud de aquello que ellos piensan que la sociedad ya ha dictaminado por ellos.

Y se convierten de facto, en simples intermediarios y verdugos de la voluntad popular.

O sea, actúan como vulgares pelotones de linchamiento de la opinión pública mayoritaria y al hacerlo, institucionalizan el linchamiento como una forma jurídica perversa al servicio del poder. 

Incluso, en aquellos juicios con jurados populares que no tienen tanta repercusión mediática,  muchas sentencias tienen un marcado sesgo basado en perjuicios y opiniones predeterminadas y mayoritariamente establecidas en el acerbo cultural del ciudadano común, que es el que se presupone en la mayor parte de los integrantes del jurado. 

Es más fácil condenar a un musulmán o inmigrante que a un español, a una persona con antecedentes que a un componente de las fuerzas de seguridad o a una persona de dudosa moral, de bajos recursos o anti-sistema que a alguien de apariencia más conservadora, con recursos altos o más integrada en el sistema.

El sistema, con los jurados populares, en muchos casos, se cubre las espaldas. Tanto si declaran culpable o no al acusado, la responsabilidad del error o el acierto de la sentencia recaerá tan solo sobre los miembros de los mismos.

Y en el caso de que el error sea de bulto, aquí en España siempre nos quedará el Tribunal Supremo para enmendarlo.

ARMAK de ODELOT




Juicio al jurado popular. La Verdad

Nueve personas de la calle. Nueve hombres y mujeres con un objetivo en común: decidir sobre la suerte de un prójimo.

El jurado popular ha vuelto a saltar en las últimas semanas a la palestra. Su decisión de absolver a Francisco José Cano, el policía local de Ceutí acusado de matar de un tiro a un joven lituano, no dejó indiferente a nadie. Llovieron las críticas.

Sin embargo, meses más tarde, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) ha confirmado esa polémica decisión. Esta vez, el jurado ha ganado la partida. La Fiscalía Superior de Murcia, sin embargo, no se da por vencida y recurrirá ante el Tribunal Supremo.
Desde la aprobación de la ley en 1995, la historia del jurado popular ha estado poblada de duras críticas y acérrimas defensas. 
¿Es correcto que unos ciudadanos, sin formación jurídica alguna, impartan justicia? Lo cierto es que ni los expertos en Derecho Penal consiguen ponerse de acuerdo sobre este espinoso asunto. 
'La Verdad' ha querido en este reportaje plantear el tema a algunos de los más afamados penalistas de la Región y también ellos se alejan en sus posturas.
«Yo, personalmente, suprimiría la institución del jurado. Aún con sus faltas, prefiero los jueces, los profesionales». 
El que habla es José María Caballero, director de la Cátedra de Derecho Penal de la UCAM y conocido abogado penalista. 
En su trayectoria profesional, Caballero se ha tenido que enfrentar a ocho juicios por jurado que, reconoce, no le fueron nada mal. 
No obstante, cree que la justicia habitual, la que ejercen los jueces y magistrados, ofrece más garantías al penado que la de los tribunales populares. «A los ciudadanos les afectan más sus prejuicios y son más dados a dejarse llevar por juicios paralelos», sostiene.
Críticas a la propia Ley
El problema, sin embargo, no pasa simplemente por la falta de formación y la supuesta maleabilidad de los jurados populares. Según Caballero, la propia Ley del Jurado ya arrastra, en sus procedimientos, varias deficiencias. «Resulta políticamente incorrecto decirlo, pero tanto la ley como la institución deberían suprimirse», concluye.
En una postura totalmente opuesta se encuentra el abogado José Luis Mazón -famoso, entre otras cosas, por su demanda para retirar el Cristo de Monteagudo- que se declara totalmente 'jurista'. 
«El jurado popular tiene sus puntos oscuros, pero la justicia profesional también los tiene», advierte. «Prefiero, con mucho, el jurado». 
Este abogado argumenta que para impartir justicia sólo es necesario el sentido común y que, por lo tanto, cualquier ciudadano con dos dedos de frente es apto para ejercer de jurado. 
«Para decidir si alguien intentó matar o no a otra persona sólo hace falta cierto sentido común», recalca.
Mazón reclama, además, un jurado 'al estilo americano', esto es, que sus decisiones no puedan ser revocadas por los juzgados. 
«En España se está produciendo un falseamiento de la institución del jurado», denuncia. «Al final son los jueces profesionales los que acaban decidiendo». Este letrado explica que los penados deberían tener derecho a un segundo juicio por jurado, en el caso de que en el primer juicio se haya producido algún error, pero que debería ser la justicia popular la que dijese la última palabra.
En este punto, curiosamente, coinciden ambos letrados. «Lo cierto es que las reglas del juego tendrían que ser estar a lo que el jurado esté», recalca Caballero. «Ahora es al final el Tribunal Supremo el que acaba decidiendo».
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Una de cada cinco sentencias de jurado popular son revocadas por el Supremo

Más de 5.000 acusados han escuchado desde mayo de 1995 el veredicto emitido por los ciudadanos
Madrid / Colpisa, 24 de mayo de 2015
Salvando las distancias, Francisco Camps, Jaume Matas, Lluis Corominas, Dolores Vázquez o José Bretón tienen algo en común. Son algunos de los 5.500 acusados que han pasado por el veredicto de un jurado popular desde que volvió a instaurarse, el 22 de mayo de 1995. 
Entonces era ministro de Justicia, el socialista Juan Alberto Belloch, quien encargó al magistrado del Supremo Luciano Varela el borrador del proyecto legal que este viernes cumplió 20 años.
En síntesis, el tribunal del jurado fue creado para acercar la administración de justicia a los ciudadanos. Los requisitos son ser español, mayor de edad, saber leer y escribir y no estar impedido ni aforado. 
El 15 % se excusa tras salir elegido en un sorteo. «Es como meter camiones en descarga continua de sentido común en el aparato judicial. 
La novedad es que quienes tienen el poder lo pierden a favor de los ciudadanos», resumió en una entrevista el magistrado Varela, padre de la criatura.
En este período el jurado popular se ha consolidado como un elemento más de la Justicia. Aunque desde su creación ha caminado entre dos aguas. 
Por un lado están los defensores, para los que «la institución ha funcionado bien con los datos en la mano», según Joaquim Bosch, portavoz de Jueces para la Democracia.
Del otro están quienes ponen en duda la profesionalidad del jurado, sobre todo en casos complejos e incluso aquellos marcados por su relevancia mediática, como el caso de los trajes de Camps (fue declarado no culpable de cohecho impropio) o en su momento el juicio a Dolores Vázquez, condenada por el asesinato de la joven Rocío Wanninkhof y luego absuelta por el Supremo.
«El jurado no percibe los aspectos que aprecia el juez. Es imposible que se aparte porque son personas. En ocasiones se enfrentan a asuntos muy técnicos. En el fondo es una lotería», comenta José Cabrejas, penalista zaragozano que ha asistido a tres juicios con jurado popular como defensor. 

«No me fue mal: una absolución, un condena y un acuerdo», enumera. «Los abogados sabemos los márgenes y previsiones reales de los juicios, y con los jurados es imprevisible. 

Hay un dicho: si eres culpable que te juzgue un jurado», añade Cabrejas.
Juicios y condenas
La mejor radiografía del tribunal del jurado son los datos. En estos 20 años se han abierto unos 10.000 procedimientos, de los que más de la mitad han acabado en juicio. Una media superior al 89 % de las vistas con ciudadanos acaba en condena, un porcentaje superior al de los jueces en procedimientos sumarios (85 %) o abreviados (79 %).
La fiabilidad de los fallos del jurado popular se mide por la estimación parcial o total de los recursos ante los tribunales profesionales. 

Pues bien, en los Tribunales Superiores de Justicia se estiman un 27 % de las apelaciones, mientras que las casaciones al Supremo se sitúan en el 20 %, según los datos del Consejo General del Poder Judicial. Es decir, el alto tribunal revoca en su totalidad una de cada cinco sentencias que dicta el jurado popular y de forma parcial, el 13 % del total.
«Es cierto que existen decisiones puntuales revocadas, pero esto ocurre igualmente con los tribunales profesionales», apunta el magistrado Joaquim Bosch. 
Entre los defensores también están quienes plantean revisar el catálogo de delitos juzgados por el jurado y sobre aquellos casos mediáticos en los que se encausa a políticos como Camps. «En este supuesto abogo por un tribunal profesional», opina el portavoz de Jueces para la Democracia.
La ristra de delitos para el jurado popular son parricidio, asesinato, homicidio, inducción al suicidio, cohecho, malversación, fraudes y exacciones ilegales, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas a funcionarios, omisión del deber de socorro, allanamiento de morada, amenazas e incendios forestales.
En el caso de los delitos conexos, aquellos casos en los que algunos delitos imputados son competencia del jurado y otros no, el Tribunal Supremo ha ido haciendo diversas aclaraciones. 
La última fijaba que corresponderá a un jurado aquellas conductas cuyo objetivo principal sea la realización de un delito previsto en el anterior catálogo. Si hubiese dudas la competencia se determinará de acuerdo con la que corresponda al delito más gravemente penado. 
El alto tribunal también dejó claro que la prevaricación, clave en los casos de corrupción, no la juzga un jurado.
La Voz de Galicia
Jose Bretón a su llegada al juicio.| Efe
Jose Bretón a su llegada al juicio.| Efe
  • El jurado popular funciona en España desde 1995
  • Se realizan unos 500 juicios anuales con este tipo de tribunal
  • Los profesionales creen que debe seguir, pero que hay aspectos mejorables

Veredicto al jurado popular



"Ya está crucificado", dijo el letrado de José Bretón cuando supo que le iba a juzgar un jurado popular compuesto por siete mujeres y dos hombres. "La opinión pública le ha condenado", añadió. Es un temor, una corazonada a raíz de la reacción que ha despertado esta historia, pero no una realidad. De momento. No hay nada fijo de antemano. Son las nueve personas del jurado, de entre 35 y 60 años elegidas de forma aleatoria, quienes decidirán, en función de lo que vean y escuchen en el juicio que se está celebrando, si Bretón es culpable o no de la desaparición y el asesinato de sus hijos, Ruth y José.
¿Podrán alejarse de la presión social y mediática que rodea el caso? ¿Pueden mantener la mente fría y evaluar las pruebas sin ser expertos en leyes? Son las preguntas que surgen de manera recurrente en torno al jurado popular, una figura defendida por los profesionales, aunque con matices.
¿Puede abstraerse el jurado completamente y aislarse de lo que dicen los medios?
Este jurado funciona en España desde la ley del jurado de 1995, aunque ya se contemplaba en el artículo 125 de la Constitución de 1978. Está formado por nueve ciudadanos que se eligen del censo electoral. La selección se hace multiplicando por 50 el número de causas que vaya a conocer el Tribunal, en función de los procesos de años anteriores. En la actualidad, el número de procedimientos anuales con jurado popular se ha estabilizado alrededor de 500, según cifras del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Los únicos requisitos para formar parte del mismo son ser español, mayor de edad, saber leer y escribir y no padecer ninguna incapacidad física o psíquica que impida el desarrollo de la función como jurado. Nada más.
"Esta ley fue una conquista para toda la sociedad y tiene muchas virtudes, pero también defectos. Está claro que necesitaría una reforma", explica a ELMUNDO.es el letrado Francisco Gómez Gracia. "Uno de los aspectos criticables es el proceso de selección. Mientras en otros países, como EEUU, acceder al tribunal exige varias pruebas duras y se tiene en cuenta el caso que se juzga, por ejemplo que si el acusado es un negro no sea todo el jurado blanco y cosas así, aquí no se piensa en eso", añade.
Otro problema es "la sobreexposición del jurado a los medios, como ocurre con el juicio a Bretón. No hay forma de evitar esto, porque el caso lleva tres años y ha sido muy mediático. Es posible que condicione un poco a los miembros del tribunal", señala Gómez Gracia.

Críticas recurrentes

Para José Luis Garrido, decano del Colegio de abogados de Córdoba, "no es lógico que cada vez que hay un juicio mediático se ponga en duda una figura tan importante como el jurado popular. Cuando los juicios, como el de Bretón, son tan públicos es una garantía para todos. El riesgo está en la utilización que hacen los medios de comunicación y en la existencia de juicios paralelos. Es ahí donde se debe actuar, porque es eso lo que hace daño a la Justicia", protesta.
En la misma línea se expresa Marc Molins, vicepresidente de la sección de Derecho Penal del Colegio de Abogados de Barcelona. "Todas las críticas hacia el jurado popular parten de una premisa equivocada: la infalibilidad de la sala profesional. Pensamos que los jueces profesionales no se dejan influir o son menos permeables que los ciudadanos, pero no es así. Ambos jurados trabajan con rigor".
"Pensamos que los jueces profesionales no se dejan influir o son menos permeables que los ciudadanos, pero no es así".
La propia Ley del Jurado establece que los miembros del tribunal popular estén aislados, "pero esto es imposible hoy día", admite Garrido. "Están expuestos a valoraciones de fuera y eso influye. Hay que informar verazmente, pero sin emitir juicios de valor. Sería bueno entrar en la autorregulación de los medios", dice.
Para Molins es difícil lograr un equilibrio entre "el derecho a estar informado y la necesidad de estar incomunicado. La ley prevé mecanismos para que el jurado popular no se deje influir, pero hay que aceptar algún tipo de daño colateral".

Esto no es Hollywood

Mitificado por las películas de Hollywood, el jurado no cuenta en España con la misma credibilidad e influencia que tiene en otros países. "Debería ser una figura muy respetada, pero lo cierto es que aquí nadie quiere que le toque ser miembro de un jurado popular", reconoce Francisco Gómez. De hecho, un 15% de las personas que reciben citación para ser jurado trata de librarse con alguna excusa, en general poco convincente.
En España funciona el sistema puro, es decir, los nueve miembros son inexpertos en cuestiones legales y responden a preguntas sobre las pruebas para elaborar su veredicto de 'culpable o no culpable'. Luego es el presidente del tribunal, un magistrado, el que decide la pena. Existe otra modalidad, denominada sistema escabinado o mixto, en el que jueces profesionales se mezclan en el jurado popular y deciden todos juntos. No obstante, el decano de los abogados cordobeses no es partidario de este sistema mixto porque "los que más saben influirían en el resto y el proceso estaría viciado". Algo que también comparte Molins.
"La malversación de caudales públicos es algo demasiado complejo para un jurado popular"
Como consta en la legislación, los delitos que deben ser enjuiciados con tribunal popular son los de asesinato, homicidio, auxilio o inducción al suicidio, infidelidad en la custodia de presos y documentos, allanamiento de morada, cohecho, tráfico de influencias, omisión del deber de socorro, malversación de caudales públicos, fraude y exacciones ilegales, negociaciones prohibidas a funcionarios, amenazas e incendios. En teoría se trata de delitos que no conllevan mucha complejidad técnica. Aunque en la práctica, las cosas no son tan fáciles.
Para Garrido, "la malversación de caudales públicos, por ejemplo, no debería juzgarse por gente ajena a la justicia, porque es una cuestión muy técnica". Marc Molins también piensa que "el catálogo es mejorable" mientras que Gómez Gracia, por su parte, "no quitaría ningún delito de la lista".
Además de la presión a la que están sometidos y la capacidad para centrarse en las pruebas y abstraerse del ruido exterior, uno de los aspectos cuestionados sobre este jurado es que eleva mucho los costes del proceso. Sobre todo, si éste se alarga en el tiempo. Cada miembro recibe unos 67 euros por día, 18 euros por dietas y compensación económica por costes de desplazamiento.
Pero sobre si falla más o menos que los jurados profesionales no hay duda. Molins explica que según sus datos y su experiencia "el número de sentencias falladas con jurado popular que luego se han anulado es mínimo".
Francisco Camps durante una de las jornadas del juicio.| José Cuéllar
Francisco Camps durante una de las jornadas del juicio.| José Cuéllar

Casos famosos

Entre los procesos recientes en los que ha participado el jurado popular destacan el del caso de Francisco Camps, que fue absuelto de un delito continuado de 'cohecho impropio'. Por cinco votos a favor y cuatro en contra, el tribunal consideró al ex presidente de la Generalitat Valenciana no culpable, una sentencia después ratificada por el Supremo.
Más controversia despertó el juicio a Dolores Vázquez por la muerte de la joven Rocío Wanninkhof. Los miembros del jurado la consideraron culpable y estuvo 17 meses en la cárcel, hasta que la Audiencia Provincial de Málaga la exculpó. Después se decretó que el asesino de Wanninkhof era el británico Tony King. El de Marta del Castillo también podía haber caído en manos de un jurado popular. Pero al valorar que el móvil había sido la violación, antes que el crimen, el caso pasó a manos de profesionales.
Y delicada y polémica fue la causa contra Mikel Otegi, acusado de matar a dos ertzainas en Itsasondo y puesto en libertad porque un jurado popular lo absolvió al considerar que no era dueño de sus actos. Aunque los delitos de terrorismo no se contemplan para jurado popular, en este caso se estableció que Otegi no pertenecía a la banda armada cuando cometió los asesinatos. La Audiencia Nacional contradijo después a este jurado y condenó a Otegi a 34 años de cárcel.

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España: El crimen de Cuenca

El jurado condena sobre la base de rumores

Película realizada por Pilar Miró sobre la base del caso
El Crimen de Cuenca consistió en una serie de errores judiciales y policiales con tortura y penas de prisión para los acusados, ya que el crimen jamás existió. Ocurrió entre las localidades de Tresjuncos y Osa de la Vega, en la provincia de Cuenca, España, en el año 1910.

José María Grimaldos López, un joven pastor de 28 años apodado El Cepa (al parecer por su baja estatura y pobre entendimiento), que trabajaba en la finca de Francisco Antonio Ruiz, era objeto de continuas burlas por parte de León Sánchez, mayoral de la finca y también por el guarda Gregorio Valero.


El 20 de agosto de 1910, José María vendió unas ovejas de su propiedad y desapareció.

Posteriormente se averiguó que fue a tomar unos baños a «La Celadilla», laguna cuyas aguas y barros, con los que se embadurnan los bañistas, se cree que poseen propiedades curativas ("Baños medicinales La Celadilla"), y que se encuentra situada en el término municipal de El Pedernoso a unos 4 km de la población.
León Sanchez, uno de los acusados injustamente por el inexistente crimen


Después de varias semanas desde su desaparición, comenzaron a correr rumores por los alrededores del pueblo de Tresjuncos sobre el posible asesinato de José para robarle el dinero que había obtenido por la venta de las ovejas.

Al tener conocimiento los familiares de las burlas que José María recibía, puesto que él mismo las comentaba continuamente cuando estaba en casa, decidieron presentar denuncia de la desaparición en el juzgado de Belmonte, acusando a León y a Gregorio de ser los presuntos asesinos del supuesto crimen, por lo que fueron apresados para ser presentados a juicio.

En el mes de septiembre de 1911 la causa fue sobreseída, luego de interrogar a los detenidos, se instruyó el sumario y por falta de pruebas el juez puso a los acusados en libertad.

Al cabo de un par de años, en 1913, por insistencia de los familiares de Grimaldos se reabre el caso. La familia de José María vuelve a denunciar coincidiendo con la llegada del nuevo juez, Emilio Isasa Echenique. Nuevamente se vuelve a cursar orden de detención a los mismos sospechosos iniciándose así un largo proceso de calvario para éstos.
Gregorio valero en primer termino junto a su mujer. Arriba a la izquierda León Sanchez, y a la derecha, el cura de Tresjuncos, en la prensa de la época

La Guardia Civil comenzó a torturar y maltratar a los detenidos a fin de conseguir las confesiones de los inculpados de la muerte de José María como responsables del crimen y conseguir también averiguar qué habían hecho con el cadáver del desaparecido.

Así transcurre hasta que el 11 de noviembre de 1913 y por orden del juez de Belmonte, el juez de Osa de la Vega levanta acta de defunción haciendo constar que, José María Grimaldos López, natural de Tresjuncos, falleció el 21 de agosto de 1910 a las 8.30 o las 9.00 de la noche a consecuencia de haber sido asesinado por Gregorio Valero y León Sánchez. El acta recoge la anotación marginal: No ha podido ser identificado el cadáver por no haber sido hallado.

En 1918 después de llevar 4 años y medio encarcelados, comienza el juicio contra los inculpados con un sumario plagado de contradicciones y diligencias sin esclarecer, el juicio termina condenando a los acusados a 18 años de cárcel por sentencia de la Audiencia Provincial.

El tribunal que condenó a los acusados apenas deliberó durante treinta minutos, y los doce miembros que componían el jurado los consideró culpables de la muerte de José María.

La labor de la defensa consistió en limitarse a evitar la pena capital, el garrote vil aún vigente en esos días. Gregorio cumplió condena en el penal de San Miguel de los Reyes en Valencia, mientras que León la cumplió en la prisión de Cartagena.
Los condenados injustamente por un jurado popular

El 8 de febrero de 1926, el cura de Tresjuncos recibe correo del cura del municipio de Mira, que le envía una carta en la que solicita la partida de bautismo de José María Grimaldos a fin de celebrar el matrimonio de este.

El cura de Tresjuncos, sin salir de su estupor ante semejante noticia, decide no responder al párroco de Mira. Mientras tanto pasa el tiempo y José María Grimaldos, impaciente por que su partida de nacimiento no llega, decide partir hacia Tresjuncos y se presenta sin más en el pueblo.

La gente del pueblo al ver a José María no dan crédito y todo el pueblo y sus alrededores se conmueve ante la noticia, entonces, el juez de Belmonte interviene y ordena detener al llamado José María Grimaldos.

En las siguientes horas, la noticia llega a la prensa y a la opinión pública y alcanza enorme trascendencia. El Cepa desapareció el 21 de agosto de 1910 porque, según él mismo declaró, «me dio un barrunto y me marché» a tomar los baños medicinales a la cercana finca de La Celadilla.

Jose Maria Grimaldos "El cepa" junto a varios vecinos del pueblo en la esquina inferior izquierda


Tras la indiscutible identificación de Grimaldos, el Ministro de Gracia y Justicia ordena la revisión de la causa y manda al fiscal del Tribunal Supremo interponer recurso de revisión contra la sentencia de la audiencia de Cuenca. En dicha orden se anota que, "hay fundamentos suficientes para estimar que la confesión de los reos Valero y Sánchez, base esencial de sus condenas, fue arrancada mediante violencia continua inusitada". (...)

Según el Tribunal Supremo: "en vista del error de hecho que motivó la sentencia, se declara la nulidad de la misma, por haberse castigado en ella delito que no se ha cometido, afirmándose así la inocencia de Gregorio Valero y León Sánchez" (Tribunal Supremo, sentencia del juicio de revisión de 10 julio 1926). La sentencia publicada por el Tribunal Supremo, declara nula la resolución dictada en Cuenca en 1918 estableciendo así la inocencia de Sánchez y Valero, al mismo tiempo, establece la nulidad en el acta de defunción de José María Grimaldos, y determina, las indemnizaciones correspondientes que el Estado debe abonar a los presos en estos casos.

Es muy atinada la editorial escrita en el Diario El Debate de España (9 de marzo de 1926) con motivo del error judicial que originó la actuación del jurado en el juzgamiento del Crimen de Cuenca: "La policía y el sumario se limita a recopilar prueba que, reproducidas en el juicio oral, son apreciadas libremente por el jurado popular. Los magistrados no tienen más misión que aplicar como autómatas la pena que señala el código penal al delito definido en el veredicto, del cual no se pueden apartar. El error judicial no es responsabilidad de la policía, ni del instructor del sumario, ni de las partes, ni del magistrado que en base al veredicto del jurado dicta la sentencia. El error ha de cargarse a cuenta exclusiva del jurado" (citado por Alejandre, J.A., La justicia popular en España. Análisis de una experiencia histórica: los Tribunales de Jurados, Madrid, 1981, p. 223).

Sánchez y Valero acabaron sus días en Madrid, lejos de su pueblo y de las gentes que los habían condenado, ahí se les ofreció un trabajo de guarda jurado al servicio del Ayuntamiento.

España: Caso Wanninkhof

El jurado influenciado por la prensa

Rocío Wanninkhof, víctima del homicidio
 
Introducción

El caso Wanninkhof es un caso de error jurídico grave que sucedió cuando, en un ambiente de histeria popular creado por los medios de comunicación, Dolores Vázquez Mosquera, sobre la base de ninguna prueba de cargo, fue declarada culpable por un jurado popular de la muerte de Rocío Wanninkhof, quien había sido asesinada en octubre de 1999 cerca de Mijas, provincia de Málaga.
Dolores Vázquez, víctima del jurado

Unos años después se descubrió el error al resolverse otro asesinato posterior, el de la joven Sonia Carabantes, en agosto de 2003 y descubrirse que el ADN del asesino de Sonia Carabantes coincidía con el ADN encontrado en pruebas del caso Wanninkhof.

Desaparición

La tarde del 14 de octubre de 1999 Rocío Wanninkhof, de 19 años, visitó a su novio, Antonio José Jurado, en su domicilio en la cala de Mijas y hacia las 9:30 de la noche salió sola camino de su propia casa que distaba unos 500 metros con intención de ducharse y volver a ver a su novio en la feria de Fuengirola. Tras este hecho desaparece y se le pierde la pista.

En las declaraciones a la Guardia Civil hubo discrepancia en lo que respecta a la vestimenta que llevaba ese día ya que la madre, Alicia Hornos y la hermana, Rosa, declararon que vestía una camiseta blanca con logotipo “Nike” y un pantalón morado elástico mientras que el novio declaró que no llevaba tal camiseta y que nunca la había visto con tal prenda.

Un hombre declaró haberla visto camino de su casa pero la policía no le preguntó por la vestimenta.

A la mañana siguiente Alicia Hornos, su madre, se extrañó por la ausencia de su hija y envió a su otra hija Rosa a la casa de Antonio José Jurado para que preguntara por ella. 

A su regreso, Rosa, le dice que no se preocupe ya que, aunque Antonio José no fue a la feria porque se quedó dormido, le ha dicho que la vieron en la feria, y era posible que se hubiera quedado a dormir en casa de alguna amiga. 

Pero nadie comprobó si realmente la habían visto sus amigas o si se había quedado a dormir con alguna.

Con el paso de las horas, Alicia Hornos, intranquila por falta de noticias de su hija, con el fin de despejarse sale a dar un paseo junto con su compañero sentimental Juan Cerrillo

Alicia comentó a Juan que le iba a enseñar unas ruinas que existían adentrándose en un descampado, percatándose ella, a escasos metros, de la existencia de unas zapatillas de deporte que identificó como pertenecientes a su hija, de un pañuelo y de manchas de sangre en el suelo.

Inmediatamente lo pone en conocimiento de la Guardia Civil la cual procede al acotamiento de la zona y se confirma que tanto las zapatillas como los restos de sangre existentes en el suelo y el pañuelo, corresponden a Rocío Wanninkhof.

La investigación afirma en el acto del juicio que las gotas de sangre se inician en la misma calzada a una distancia de 1,10 metros de la acera, formando un reguero que continúa hacia el descampado hasta una zona donde existe un gran charco de sangre donde se desangró. 

En dicho lugar había huellas de un vehículo que por las características de las mismas podrían corresponder a un modelo pequeño, cuyos neumáticos ya no estaban disponibles en el mercado, estimándose que debían tener una antigüedad de unos 6 años. 

En dicho vehículo fue muy probablemente donde se trasladó el cuerpo pues las huellas dejadas estaban superpuestas a los restos de sangre y a las dejadas por el arrastramiento del cadáver que en un primer momento se realizó para ocultarlo.

La investigación sitúa los hechos a las 22.00 del día 9/10/99 coincidiendo con la declaración en juicio de un taxista que manifestó que ese día regresaba de dejar a unos clientes en Fuengirola y al llegar a la altura en donde aparecieron los restos de sangre y zapatillas, esquivó a un vehículo todo-terreno que se encontraba parado encima de la acera (contraria al sentido de dicho vehículo) con las luces puestas y que al cruzarse con él pudo oír un enorme "chillido o grito" que le hizo asustarse hasta el punto de subir rápidamente los cristales de las ventanas de su vehículo. A los tres o cuatro días de enterarse de lo que allí había sucedido acudió a la Guardia Civil para manifestar lo que él había visto y oído. Este dato es importante porque sitúa la agresión a Rocío a las 22.00 de dicho día pues según su declaración se fijó en el reloj de su vehículo y marcaba exactamente dicha hora.

El día 17 de octubre de 1999 se organiza en la Cala de Mijas una búsqueda dirigida por la Guardia Civil que distribuyó a los vehículos que acudieron en grupos integrados cada uno de ellos por 6 u 8 coches, entregando a cada una de las personas que iban en los vehículos una pegatina con el número del grupo al que pertenecían. A las pegatinas autoadhesivas se les desprendía su parte posterior y se la colocaba cada persona que participaba. Estas pegatinas fueron hechas por el párroco Sr. Tejero.

Tras más de tres semanas de búsqueda infructuosa, el día 2 de noviembre apareció el cadáver de Rocío, totalmente desnudo, en unos terrenos ubicados entre Marbella y San Pedro de Alcántara, pertenecientes al complejo donde se encuentra el restaurante denominado "El Rodeito". Más tarde se determinó que había sido apuñalada repetidamente. El cadáver estaba en muy mal estado, probablemente por haber sido rociado con líquido inflamable y quemado, por lo que no pudo determinarse si había sido violada.

A poca distancia del cuerpo se encontraron dos bolsas de basura tipo "industrial o comunitaria" de color negro conteniendo entre otros objetos personales dos camisetas, de las cuales una de ellas era de color blanco con el anagrama "Nike", pero no se encontró en dichas bolsas ninguna vestimenta correspondiente a la parte inferior ni tampoco de su ropa interior.

No existe duda en cuanto a que dichas prendas eran las que llevaban Rocíocuando la mataron ya que constan en ellas los desgarros ocasionados por las puñaladas. Según declaración de los investigadores en el acto del juicio, en una de las bolsas que aparecieron junto al cadáver constaba escrito en grandes caracteres el número 8. Según los investigadores estas bolsas fueron unidas entre sí con cinta adhesiva en forma de sudario. Apareció, asimismo, una pegatina de las repartidas por el párroco Sr. Tejero en la búsqueda organizada del día 17 de octubre de 1999. Esto hizo sospechar que quizá el asesino o algún cómplice fueran del círculo de Rocío o de su familia.

El lugar donde fue hallado el cadáver necesariamente debía ser bien conocido por la persona/s que allí lo depositaron ya que el acceso al mismo parte de un camino existente que se inicia perpendicularmente a la carretera, inapreciable para los conductores que no conozcan su situación.

El propietario del citado restaurante "El Rodeito" manifestó que viendo en la televisión la noticia de la aparición del cadáver de Rocío, reconoció a una persona, y que ésta, junto con otra, muy poco tiempo atrás habían mantenido contactos para arrendarle el negocio. Este dato lo puso en conocimiento de los investigadores así como el nombre y teléfono de la persona a la que reconoció en la TV quienes resultaron ser familiares de Rocío. Esto también parecía indicar que el/los culpables podrían estar entre el círculo familiar de Rocío ya que conocían bien esa zona donde fue depositado el cadáver.

Investigación

Durante los primeros días tras la aparición del cadáver la Guardia Civil facilita a los medios de comunicación tres informes diferentes y contradictorios sobre las condiciones en que fue encontrado el cadáver.

Interrogan inicialmente como principal sospechoso al novio de RocíoAntonio José Jurado. El hecho de haberse quedado dormido en su casa en lugar de haber acudido a la feria de Fuengirola como había acordado, la contradicción respecto a la ropa que vestía Rocío, la circunstancia de la poca altura desde su dormitorio a la calle, etc., le puso en situación muy sospechosa. Durante los interrogatorios negó contundentemente los hechos y afirmó, asimismo, no tener carné de conducir, extremo éste que se comprobó pero, paradójicamente se supo que conducía habitualmente. Fue puesto en libertad sin cargos.

Otra persona sospechosa y sometida a vigilancia fue a María Dolores Vázquez Mosquera, nacida en Betanzos (provincia de La Coruña), profesional de la hostelería, vecina de la Cala de Mijas y ex pareja de Alicia Hornos, la madre deRocío. La Guardia Civil le intervino su línea telefónica e incluso introdujo en su círculo social una agente femenina, quizá psicóloga, quien posteriormente declararía que Dolores "era fría, calculadora y agresiva".

La Guardia Civil fue reduciendo la lista de sospechosos hasta centrarse enDolores Vázquez. La propia Alicia Hornos estaba convencida de la culpabilidad de Dolores Vázquez y fue una de las principales instigadoras de la acusación.

Alicia Hornos, madre de Rocío Wanninkhof

Ante la publicidad y alarma social suscitadas por el caso la Guardia Civil aceleraba sus pesquisas y finalmente la detuvo como sospechosa por lo que pasó a prisión preventiva.

Durante varios días se la sometió a largos interrogatorios sin que en ningún momento se "derrumbase". Dolores Vázquez negó una y otra vez haber tenido parte en los hechos declarando que el día 9 de octubre de 1999 estaba al cuidado de su madre y de una hija de su sobrina de dos años y medio. Manifiesta, asimismo, que esa noche realizó algunas llamadas telefónicas desde su domicilio que se podrán acreditar mediante los correspondientes recibos. El Juez declaró que la acusada mantenía una actitud manifiestamente amable diciendo que, cuando se la invitó a realizar un descanso, ella dijo que no era necesario y que, tras un vaso de agua, estaba presta para continuar.

En una rueda de prensa el fiscal y la Guardia Civil declararon que dos fibras correspondientes a la ropa deportiva que Dolores Vázquez vestía habitualmente, habían sido cotejadas con fibras encontradas en el cadáver deRocío y se correspondían casi en su totalidad. La prueba se había realizado con microscopio por el Instituto de Toxicología. La fiscalía se opuso a la libertad de la acusada aseverando la certeza de la prueba. El juez instructor de Fuengirola D. Román Martín, deniega la libertad provisional solicitada por el abogado defensor de la detenida, Pedro Apalategui.

A partir de ese momento, la opinión pública, alimentada por la prensa y televisión sensacionalistas, ya condenaba a Dolores Vázquez como culpable del asesinato.

Desde el Laboratorio de Investigación Criminalista de la Guardia Civil, se solicitan las fibras para realizar un nuevo análisis ya que, con el efectuado por el Instituto de Toxicología, no hay garantías de fiabilidad. El análisis de ADN definitivo, concluye que las prendas intervenidas no guardan similitud con las encontradas en el cadáver de Rocío Wanninkhof.

El abogado de Dolores VázquezPedro Apalategui, ante la evidencia de todos estos extremos, vuelve a solicitar su libertad provisional pero el Juez Instructor deniega nuevamente la petición.

Dr. Pedro Apalategui

Juicio

El juicio se hizo con un jurado popular y la fiscalía se concentró en descalificar la persona de Dolores Vázquez sin aportar pruebas concluyentes que la inculparan. Se centró en la relación lésbica que la acusada había mantenido en el pasado con la madre de Rocío y en la relación "paternal" que la acusada había tenido hacia Rocío.

Testimonios

Testificó la Guardia Civil para declarar que ninguna de las huellas dactilares encontradas en las bolsas de plástico se correspondía con las de Dolores Vázquez.

También declararon que las fibras encontradas en el cadáver de Rocío no coincidían con fibras de la ropa de la acusada y que la pegatina de los grupos de búsqueda que había aparecido en los alrededores del cadáver no había sido utilizada ya que no estaba despegada del papel protector.

Declararon que el día del crimen Dolores Vázquez no utilizó su coche ni alquiló otro. Por otra parte, el modelo del coche de marca Toyota de la acusada era de tipo deportivo de rueda ancha y no aparecieron ese tipo de huellas ni en lugar de la agresión ni en el de la aparición del cadáver. Es destacable que los neumáticos del vehículo utilizado en el crimen eran muy antiguos y ya no se encontraban disponibles en el mercado, a pesar de lo cual los investigadores barajaron la hipótesis de que Dolores Vázquez hubiera podido alquilar el vehículo para trasladar el cadáver ya que las compañías de alquiler de coches renuevan la flota con mucha frecuencia.

El fiscal del caso, el Dr. Montijano, manifestó que María Dolores, "vive en una zona en donde residen muchos extranjeros y éstos tienen costumbre de dejar las llaves puestas, por lo que pudo coger cualquier coche que su dueño hubiera dejado en tales condiciones".

Begoña Martínez, sobrina de la acusada, que declaró que, el día 9 de octubre de 1999, junto a su marido e hija de dos años y medio se trasladaron, desde su domicilio habitual en Granada, hasta el chalet de su tía Dolores en Mijas adonde llegaron sobre el mediodía. Almorzaron y alrededor de las nueve de la noche se trasladaron a Málaga para cenar en casa de unos amigos dejando a Dolores Vázquez en la vivienda al cuidado de la niña y de su madre.

María del Mar Torres, amiga de la sobrina de la acusada confirmó que el día 9 de octubre de 1999 ésta fue con su marido a cenar a su casa dejando a su hija a cargo de su tía Dolores Vázquez.

La acusada, Dolores Vázquez, declaró que sólo se ausentó de su casa el tiempo de cruzar al restaurante Oasis (a 7 metros desde su domicilio) para comprar tabaco, y tirar la basura. El resto de la noche no se movió de casa. Se acredita con documentos de Telefónica que estuvo hablando por teléfono desde las 22.34 hasta las 23.10 y, posteriormente, de nuevo, a las 23.17 durante dos minutos.

Rosa María Díaz, compañera de trabajo de Dolores Vázquez, declaró que ésta le telefoneó para decirle que no podía ir a visitarla por motivo de estar al cuidado de su madre y sobrina. Describe a la acusada como persona "buenísima, generosa, a la que le encantan los niños y que atiende con dedicación a los mayores entregándose a las personas que la necesitan", añadiendo que "jamás he presenciado una sola escena de violencia suya, sino un comportamiento exquisito".

Una empleada ucraniana que había trabajado en el domicilio de Dolores Vázquez declaró que ésta agredió con un cuchillo un cartel de Rocío el día 2 de noviembre de 1999, día del descubrimiento del cadáver.

Marisa Sevillano, "la Bruja", declaró que la acusada había acudido a su consulta de vidente y le había contado ciertos planes de venganza contra Rocío.

Encarnación Lozano, empleada del restaurante Oasis declaró, al año de transcurridos éstos, que María Dolores Vázquez se acercó a la ventana de la cocina a las 23:30 del día 9 de octubre de 1999 para comprar tabaco, con signos de estar nerviosa, al tiempo que decía que venía de correr.

El propietario del restaurante Oasis declaró que Dolores Vázquez nunca se ausentaría de su domicilio sin tener a una persona al cuidado de su madre. 

Asimismo manifestó que la última vez que Dolores limpió la fosa séptica de su casa fue aproximadamente un año antes de ocurrir los hechos y que lo hizo porque un vecino se lo pidió. 

Posteriormente nunca se volvió a limpiar pues si lo hubiera hecho se habría dado cuenta no sólo por el olor que se desprende al realizar esta operación sino también porque hubiera visto el camión de la empresa que lo hace, ya que es un camión grande que ocupa la mitad de la estrecha calle.

Antonio José Jurado, novio de Rocío declaró que Rocío salió de su casa a las 21:30 vestida con un body de color burdeos con tirantes y pantalón vaquero. Otra testigo ocular declaró que, efectivamente, Rocío iba así vestida cuando la vio dirigirse por el camino de “La Cortijera”.

El abogado defensor de Dolores VázquezPedro Apalategui, insistió al novio en el tema de la camiseta blanca con el logotipo “Nike” y éste aseguró que jamás vio a Rocío vestir esa prenda.

La madre del novio de Rocío declaró que sobre la camiseta llevaba una rebeca gris marengo con cremallera porque recuerda que ella misma se la subió.

La madre de Rocío y la hermana, Rosa, declararon que a las 17:30 de esa misma tarde salió vestida con una camiseta blanca con el logotipo “Nike” y unos pantalones morados de tipo elástico. 

Ambas declararon que fue la última vez que la vieron con vida y que no había subido de nuevo a su casa. Alicia Hornos, madre de Rocío, dijo que su hija no podía llevar esa chaqueta ya que se encontraba en su domicilio.

Los forenses manifestaron que Rocío murió desangrada en el lugar donde fue asaltada y que aproximadamente pudo permanecer en dicho lugar de 4 a 6 horas y que, posteriormente, el cadáver fue trasladado a alguna casa en donde se le desnudó y se prepararon las bolsas que aparecieron junto al mismo. 

Según los cinco forenses es inusual que en tan poco período se produzca en un cadáver tan avanzado estado de descomposición ―casi esqueletizado―, pero que existían casos, aunque muy pocos, constatados en la práctica forense.

Conclusiones del Ministerio Fiscal

Según las conclusiones del fiscal basadas en la investigación de la Guardia Civil, Dolores Vázquez, que se encontraba haciendo deporte por la zona de “La Cortijera”, alrededor de las 10 de la noche, se encontró inesperadamente conRocío.

Discutieron y, con un estilete o punzón que portaba, la asesinó arrastrando su cadáver hasta unos matorrales para esconderlo.

De camino a su casa se detuvo a comprar tabaco en el restaurante Oasis en la urbanización "El Chaparral" y entró en su domicilio que está, justo enfrente.

Posteriormente, cogiendo el coche de "cualquier extranjero" o auxiliada por otras personas involucradas, volvió al lugar de los hechos sobre las 2 de la madrugada para recoger el cadáver, introducirlo en el coche, y llevarlo hasta su domicilio desde donde, tras varios días, realizó su posterior traslado.

Sentencia

El jurado popular en su veredicto se limitó a repetir literalmente las conclusiones del fiscal y en septiembre de 2001 declaró a la acusada culpable del asesinato.

Tras este veredicto, el juez de la Audiencia Provincial de Málaga, Fernando González Zubieta, el día 25 de septiembre de 2001, condenó a María Dolores Vázquez a 15 años y un día de prisión y a una indemnización de 18 millones de pesetas.

Miembros del jurado en una de las sesiones

El abogado defensor de Dolores VázquezPedro Apalategui, presentó recurso contra la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que revisó la sentencia y ordenó a la Audiencia celebrar un segundo juicio a la vista de la falta de motivación detectada en el veredicto del Jurado

Se consideró que la gran repercusión que el crimen había tenido en los medios de comunicación y la marea de opinión pública contra Dolores Vázquez tuvieron quizás más influencia de la debida en un jurado popular formado por ciudadanos legos en Derecho.

Caso Sonia Carabantes

En agosto de 2003 desapareció en la localidad malagueña de Coín ―muy cerca de Mijas―la joven de 17 años Sonia Carabantes y un mes más tarde, en el curso de sus investigaciones, la Guardia Civil descubrió que el ADN del presunto asesino de Sonia coincidía con los restos biológicos hallados en una colilla recogida en el lugar donde había aparecido el cadáver de Rocío Wanninkhof cuatro años antes.

Sonia Carabantes

El segundo juicio de Dolores Vázquez había sido señalado para el otoño de 2003 pero fue suspendido a la vista de la nueva información. 

A mediados de agosto de 2004, la juez de instrucción número 6 de Fuengirola, María Jesús del Río, decidió el sobreseimiento provisional del sumario, rechazando la petición de la acusación particular (Alicia Hornos). 

Finalmente, 
tras 17 meses de cárcel, Dolores Vázquez fue puesta en libertad.
Dolores Vázquez con ropa de presidiaria

Tony Alexander King

Tony Alexander King, un británico residente en la zona, fue denunciado por su ex mujer como sospechoso de los crímenes y el 21 de septiembre de 2004, reconoció ante el juez, además de los crímenes de las jóvenes de Coín y Mijas, haber cometido al menos tres agresiones sexuales en Málaga. 

En su comparecencia ante el juez, dijo que la muerte de Sonia Carabantes se produjo "por accidente" y sobre el crimen de Rocío Wanninkhof dio detalles concretos.

El asesino Tony Alexander King

Posteriores investigaciones policiales descubrieron que tenía historial delictivo en el Reino Unido donde su nombre original era Tony Alexander Bromwich

En 1986, cuando apenas contaba 19 años de edad, fue condenado a 10 años de cárcel por una serie de agresiones sexuales en Londres. 

Tras salir en libertad en 1991, volvió a ser condenado por robar a una mujer a punta de pistola. Salió de la cárcel en 1996 y cambió su nombre legal a Tony Alexander King

En 1997 se mudó con su mujer, Cecilia, al sur de España. En 1999 se separó de su mujer, el mismo año en que asesinó a Rocío Wanninkhof

En 2003 asesinó a Sonia Carabantes y en 2005 fue condenado a 36 años de cárcel por la muerte de Sonia Carabantes y a otros siete por un intento de violación en Benalmádena en 2001. 

En diciembre de 2006 fue condenado a 19 años de cárcel y 294.000 euros de indemnización por la muerte de Rocío Wanninkhof.

En diciembre de 2006 un jurado popular compuesto por 9 jurados declaró por unanimidad que Tony King era culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof pero lo exoneró de la acusación de agresión sexual que no pudo ser probada dado el mal estado del cadáver de la víctima cuando fue encontrado. 

No obstante el jurado declaró por siete votos a favor y dos en contra que King no actuó solo y que tuvo que tener ayuda de cómplices.

No hay perdón para Dolores Vázquez

Un jurado popular destrozó la vida de Dolores Vázquez. Su testimonio es verdaderamente desgarrador:



Pero nadie se hace responsable. Los "gurúes" que promocionan los juicios por jurado, los legisladores que sancionan las leyes y los gobiernos que los implementan deberían ofrecer sus disculpas y sepultar para siempre el oscurantista y retrógrado sistema de juicios por jurado.

Enlace: Versión On line

Fuente Wikipedia
Mas información:

España: El crimen de Heaven

Para el jurado hay balas que surgen de la nada

Alejandro Muñoz Rojas-Marcos
Víctima del homicidio impune

Extractos:

Han pasado seis años desde la noche del tristemente famoso "crimen de Heaven" en que murió Alejandro Muñoz Rojas-Marcos. Y lo que ha sucedido desde entonces es, quizás, aún más difícil de creer

El asesinato quedó impune. El asesino, que recorrió el centro de Madrid pegando tiros como si estuviera en Vietnam, está libre.

Mientras Alejandro vuelve a "Joy Eslava" desde otra discoteca cercana, Palacio de Gaviria, un hombre, Carlos Monge, dispara a quemarropa al portero de la discoteca Heaven en la cercana plaza de Ópera. Catalin Stefan Craciun, que así se llamaba el portero, muere en el acto, y Monge huye disparando a diestro y siniestro por el mismísimo centro de Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol.

Al igual que otros porteros y relaciones públicas, Rojas-Marcos, sobrino del célebre psiquiatra español que ejerce en Nueva York, sale corriendo tras el asesino en una escena cinematográfica si no fuera dramática. A la altura de la calle Arenal, Monge, apodado "El Cuchillos", intenta subirse en un taxi que por allí cruza. El taxista, siquiera por la excitación de la escena, percibe algo raro y pega un acelerón. "El Cuchillos" se ha equivocado al intentar cogerlo, sus perseguidores se le echan encima.

Es en ese momento cuando saca la pistola y dispara, ciego, casi en dirección a la multitud. El asesino corre por Arenal y Rojas-Marcos, al ver a amigos suyos de Heaven intentar darle caza, se une al grupo por un momento.

Trágicamente: Monge se da la vuelta de golpe y dispara en su dirección.Alejandro se percata. Pega un salto. Se contrae de una forma muy particular. Intenta huir de la muerte de tal manera que la bala, el proyectil que le matará, le atraviesa cuatro órganos y los agujeros en su ropa, finalmente, casi no casarán con los de su cuerpo.

La Policía recogió en los alrededores del lugar donde “El cuchillos” mató al portero Cracium un total de “siete vainas dubitadas del 9 mm Parabellum recogidas con ocasión de los disparos que produjeron la muerte de Catalín Stefan Cracium y Alejandro Muñoz Rojas-Marcos

En este mismo documento se afirma rotundamente que las siete vainas dubitadas fueron percutidas por la pistola semiautomática “Glock, modelo 19, con número de serie 5522, del 9 milímetros Parabellum”. Es decir, el mismo arma que la Policía secuestró aCarlos Monge.

A la vaina del proyectil que mató al chaval la Policía no la encontró aquella noche, y tuvo que ser un ciudadano rumano el que la aportara a las pesquisas policiales varias horas después. La defensa de Monge consiguió sembrar la duda con respecto a ella, y logró convencer al jurado: aquella vaina podría no ser la de la bala que mató al chaval.

«Sin embargo, ¿de qué pistola iba a proceder, si no había nadie más disparando aquella noche junto a la Puerta del Sol?», dice el abogadoAnsón

«Es evidente que la bala no podía haber salido de ninguna otra arma, e incluso se podría haber analizado la vaina para certificar que procedía de aquella pistola... 

Es más, muchas veces los tribunales dan por hecho que, en un sitio donde sólo se ha disparado un arma, cualquier víctima lo es de esa misma arma».

El jurado popular, institución temida por demasiados profesionales del Derecho, simplemente no considera a Monge autor de la muerte de Rojas-Marcos. Como si la bala que le mató hubiera podido salir de quién sabe dónde (pero no de la pistola del asesino)

Pese a los testimonios de varios testigos que le vieron disparando. Contra toda lógica. La muerte de Rojas-Marcos fue gratis, y aún lo es hoy.

Pilar Rojas-Marcos
Madre de la víctima

La madre Pilar Rojas-Marcos no entiende nada. 

Declaró: "No me lo creía. Fue como un... [a punto de llorar] Me parecía como si estuviéramos en el Tercer Mundo. Con los testigos, con todas las cámaras, con este sujeto disparando a diestro y siniestro... 

Aún es el día de hoy y todavía no me lo creo, me parece de una irracionalidad... Es que es tremendo, ¿no? 

Que alguien pueda asesinar así y quede impune, en pleno siglo XXI en la calle Arenal. Le quitan la vida a un estudiante de 24 años y no pasa nada... Es tremendo pero éste es el país que tenemos".

Enlace: Versión On Line 1 y 2

Nadie juzgó la muerte de Alejandro Rojas-Marcos
Por Jesús Mendoza
El Estrella Digital
27 de noviembre de 2013

La muerte impune de Alejandro Muñoz Rojas-Marcos
Por Quico Alsedo y Pablo Herraiz
El Mundo
23 de junio de 2015

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro