Estados Unidos: De las fronteras de Sykes-Picot a los “muros de sangre”. Irak como modelo.
- by Mohsen Mohammed Saleh
- original
Los que creen que Estados Unidos se está retirando gradualmente del Oriente Medio (especialmente del Levante: Siria, Palestina, Líbano o Jordania) están equivocados; los que anuncian que Barack Obama y su política son torpes están más equivocados aún; y los que describen la política de Estados Unidos en la región como débil y rancia han llegado a conclusiones erróneas.
Lo que los EE.UU están haciendo en la región no necesariamente refleja el fracaso, la incapacidad o la confusión; una lectura cuidadosa del proceso político y la toma de decisiones de Estados Unidos… sugiere que los intereses superiores no han cambiado … la guía y el curso general de los acontecimientos con el fin de servir a la política de Estados Unidos sigue siendo el mismo … y el resultado de la intervención de otras potencias (incluyendo los rusos) … finalmente se vierte en el “molino de América” .
Todo lo que Obama ha hecho ha sido cambiar el estilo americano de hacer frente a la región con intervenciones sangrientas , directas y costosas, para la consecución de los mismos intereses a través de poder blando… que cuesta menos… y tal vez incluso logra mejores resultados. Esto es lo que trataba de poner en práctica a través de su concepto de “Gestión Inteligente de Crisis”.
La segunda observación es que algunos de los que acusan a los EE.UU. de debilidad y vacilación juzgan sobre la base de que es una superpotencia cuyo deber es imponer la seguridad y la estabilidad en sus “áreas de influencia”.
Pero, ¿quién dice que los responsables de las políticas de Estados Unidos tratan, en esta etapa, de lograr la estabilidad, sobre todo en el Levante árabe?
Si la administración estadounidense quisiera lograr algún tipo de estabilidad, que no necesariamente fuese a servir a las aspiraciones del pueblo por la libertad, el progreso y el desarrollo; sino basada en sus intereses, ésta podría llevar incluso a construir estados sobre ecuaciones sectarias y étnicas, frágiles o con gobiernos dentro de la órbita occidental de Estados Unidos.
Este artículo se centra únicamente en Irak como un modelo (seguido de un segundo artículo sobre la política estadounidense en Siria).
Se trata de determinar la realidad de la perspectiva y práctica americana hacia los dos países…
Se afirma que los políticos estadounidenses, tras cien años del acuerdo Sykes-Picot, están tratando de dibujar fronteras no vistas antes en los mapas; fronteras en el que las paredes de “sangre” se construyen con la ayuda tragicómica de los propios habitantes de la región.
Los intereses nacionales:
La estrategia internacional de la administración estadounidense se centra en mantener su hegemonía sobre el mundo y quedar como la única superpotencia durante el mayor tiempo posible (militar, económica, científica, tecnológica, etc.), con el objetivo de reformar el sistema internacional de acuerdo a sus intereses.
Tal estrategia se caracteriza por ser en gran medida pragmática y flexible, así como altamente adaptable.
Dentro de esta estrategia, y lejos de caer en la clasificación de las escuelas de la política exterior estadounidense, con sus diferentes niveles y la posible superposición, hay dos tendencias principales que definen esta política.
El primero da un mayor peso a la seguridad y el poder, que describe a sí mismo como un representante de los valores de la libertad, y tiende en gran medida a intervenir directamente en conflictos extranjeros, aunque considere el uso de la fuerza militar para imponer sistemas y reglamentos acorde con sus valores e intereses y digno con los EE.UU. como primera potencia mundial.
Por otro lado, el segundo favorece el papel de “poder blando”, y busca reformar el sistema global.
Se centra en los mecanismos de negociaciones y acuerdos, la publicidad de su interés en el desarrollo y los derechos humanos.
También da importancia a las fuerzas locales y sus culturas, y una muestra de respeto a la especificidad y el pluralismo.
No fomenta la intervención militar a menos que los intereses superiores de EE.UU. estén en riesgo.
Por lo general, la primera tendencia es abrazada por los seguidores del Partido Republicano y la segunda es adoptada por los que apoyan al Partido Demócrata.
Aun así, hay fluctuación entre estas dos tendencias, sobre todo cuando una de ellas falla… por ejemplo, el “fuerte” Ronald Reagan reemplazó a Carter cuyo foco estaba en el poder blando… y Obama depende del poder blando reemplazando a Bush Jr., que utilizó la fuerza contra Afganistán e Irak…
Sin embargo, estas tendencias paralelas, en última instancia, sirven al mismo fin, que son los intereses superiores de EE.UU.
La estrategia de Estados Unidos en el Medio Oriente se puede resumir de la siguiente manera:
- El mantenimiento de Israel y su seguridad como una superpotencia regional es la piedra angular de la política de Estados Unidos en la región.
- Dominar los campos de petróleo para satisfacer las necesidades de los Estados Unidos y sus aliados, como palanca en su estrategia internacional.
- El control de las rutas de navegación y el comercio internacional de la región, incluyendo el Estrecho de Ormuz y Bab al-Mandeb, así como el canal de Suez.
- Apoyo a los sistemas políticos pro-estadounidenses y los que mantienen una buena relación con los EE.UU. Además, definición y asignación de roles e influencia de los regímenes de la región con el fin de servir, o al menos estar en consonancia con los intereses de Estados Unidos.
- Ser la única superpotencia que domina la región contra cualquier otro país competidor importante, excepto por un pequeño margen que no haga daño a los intereses estratégicos de Estados Unidos (incluida Rusia).
Justificación de la ocupación de Irak:
Durante veinticinco años, la política exterior de Estados Unidos en Irak siempre se ha alternado entre dos tendencias: la retirada de poder a los enemigos y la fragmentación.
Después de la intervención militar directa bajo la dirección de George Bush para destruir las fuerzas iraquíes y expulsarlas de Kuwait en 1991, el presidente Clinton continuó (desde enero de 1993 a enero de 2001) la política de retirada de poder de sus enemigos con el fin de agotar Irak y derrocar el régimen de Saddam Hussein usando “suaves” medios, tales como embargo y sanciones internacionales.
Además, proporcionó protección contra la fuerza aérea iraquí a las áreas kurdas en el norte de Irak. Luego vino George W. Bush, quien utilizó una intervención militar directa para derrocar el régimen de Saddam, e imponer un ambiente de fragmentación interna.
Fue seguido por la política de restricción de poder de Obama, previamente aprobada por Clinton, utilizando medios “blandos”, y disminuyendo los costes financieros y militares.
El método utilizado por lla retirada de poder de Clinton contra Irak era inhumano, despiadado e ilógico, en tanto castigó al pueblo iraquí y destruyó la economía de Irak.
Por ejemplo, en una entrevista en Al Jazeera el 01/06/2001, el vicecanciller iraquí Riad al-Qaisi dijo que el capital que las Naciones Unidas (ONU) permitió per cápita (en los cinco años anteriores) era de 125 dólares por año, sabiendo que la ONU, por ejemplo, importó 28 perros para hacer frente a la cuestión de las minas y gastó 33 mil dólares en su alimentación en el transcurso de 11 meses, lo que significa que el coste medio de la alimentación de un perro era 1,286 dólares al año, lo que es más de diez veces el capital permitido a un ciudadano iraquí.
El pueblo iraquí fue castigado y humillado bajo el pretexto de castigar al régimen, que fue capaz de adaptarse y continuar hasta la ocupación estadounidense.
Después de que George W. Bush asumiera el cargo como presidente, se produjo un cambio importante en la estrategia de Estados Unidos en la región cuando, impulsado por la escuela “Seguridad y Poder”, rodeado por el movimiento neo-conservador que controla la política exterior y tomando descaradamente ventaja de la situación tras los acontecimientos del 11 de septiembre, Bush implementó su propia agenda, que no tenían nada que ver con los acontecimientos mismos.
La ocupación de Irak fue el mayor ejemplo de esta nueva estrategia.
Los dos principales pretextos bajo las cuales los EE.UU trató de justificar la ocupación de Irak fueron:
- La posesión de Irak de armas de destrucción masiva (ADM), o más o menos tener un programa de armas de destrucción masiva en violación de sus obligaciones internacionales, por lo que constituyen una amenaza para los países de la región.
- El apoyo de régimen iraquí del terrorismo y los terroristas que albergan.
El 6 de Julio de 2016 fue publicado “El Informe de la Investigación sobre Irak” de John Chilcot, que plantea la ilegalidad de la participación de Gran Bretaña en la invasión de Irak .
El informe confirma la falsedad de las razones expuestas para la ocupación de Irak, subrayando que eran frágiles e inexistentes.
Está claro que el objetivo no era apuntar a Saddam Hussein, sino al propio Irak, sin ninguna lógica ni razones declaradas.
Sin embargo, no hubo demandas serias de castigar o amonestar a quienes mintieron y emprendieron la guerra para destruir Irak.
El informe no causó un impacto profundo ni logró la suficiente presión de los medios para sancionar a los responsables, y será enterrado al igual que otros informes.
Se ha demostrado que las afirmaciones sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak eran absolutamente falsas.
En cuanto a la historia de apoyar el terrorismo… estaba claro que se trataba de un montaje de los medios de comunicación… el régimen iraquí no tenía ninguna relación con Al Qaeda o similares… por el contrario, era uno de los regímenes de mayor éxito en la supresión de movimientos de “Islam político”…. No es cómo si un individuo del régimen participara en los ataques del 11 de septiembre… o cualquier otro ataque contra intereses occidentales….
Por lo tanto, la cuestión es simple: si esos dos pretextos eran falsos, ¿por qué ocuparon los EE.UU. Irak?
La falta de la justificación económica:
Muchos análisis rechazaron la justificación de Estados Unidos de la ocupación y declararon que la motivación económica, es decir, el control de los recursos de Irak y la toma de su riqueza, en especial del petróleo, fue la verdadera razón de la guerra… La escuela que apoya este tipo de análisis sigue siendo popular hoy en día.
Sin embargo, una lectura cuidadosa de los costes de la guerra de EE.UU contra Irak revela que los gastos de la guerra y las pérdidas financieras fueron mucho mayores que las ganacias provenientes del petróleo iraquí, incluso a precios preferenciales o casi gratis.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos no saqueó el petróleo de Irak, y los precios del petróleo no cayeron durante la ocupación estadounidense de Irak.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos admitió que su gasto directo en la guerra ascendió entre 2003 y 2010 a aproximadamente 758 millones de dólares.
El estudio elaborado por el Instituto Watson de Estudios Internacionales y Asuntos Públicos de la Universidad de Brown mostró que los costes de la guerra para el mismo período superaron el billón de dólares; un promedio de 2. 640 millones a la semana.
El economista estadounidense Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía, preparó un estudio en colaboración con la profesora Linda Bielmez de la Universidad de Harvard que indica que el gasto en la guerra contra Irak le costará a la economía de Estados Unidos cerca de tres billones de dólares en una tasa promedio; tirando a la baja.
Menos de una semana después de la agresión contra Irak (marzo de 2003), el vicepresidente Dick Cheney declaró que la guerra en su primer año costaría 80 millones, y que no sería necesario gastar alrededor de 20 mil millones durante el curso de los siguientes dos años para ayudar a la reconstrucción de Irak. Sin embargo, él no habló de los costos de mantener el ejército de Estados Unidos en Irak.
¿Omitió Cheney deliberadamente los posibles costos de mantener el ejército a fin de no afectar negativamente a la opinión pública estadounidense, o fue un error de cálculo y no esperaba que su ejército estuviese durante más de dos años en Irak?
La economía de Estados Unidos podría haberse beneficiado de conseguir el petróleo iraquí a precios preferenciales, por lo que los contratos para la reconstrucción de Irak, e incluso la presión sobre los países de la región para comprar armas estadounidenses… servirían a la economía de Estados Unidos… pero todos estos factores no fueron suficientes para justificar la ocupación de Irak y pagar precios tan enormes… en una inversión aparentemente perdida.
Así que no hubo beneficio económico de la guerra contra Irak … por el contrario, los enormes costos dañaron la economía de Estados Unidos de una manera u otra … lo que llevó al votante estadounidense a elegir al candidato demócrata Barack Obama.
Las dimensiones geo-estratégicas y los antecedentes culturales y religiosos:
Parece que las creencias religiosas y culturales de los neo-conservadores que rodeaban al presidente George W. Bush, y la voluntad de tomar ventaja de la lucha contra la “terrorismo”, que creció después de los ataques del 11 de Septiembre, empujaron la toma de decisiones de los Estados Unidos a adoptar las visiones de volver a dividir la región sobre bases sectarias y étnicas, facilitando así más aún la hegemonía estadounidense y de Israel.
Uno de los pensadores más prominentes que llamaron a la división del mundo árabe fue Bernard Lewis;
que tuvo un impacto significativo en la escuela neo-conservadora, y sobre el propio George W. Bush, oponiéndose al error de Sykes-Picot al no tener en cuenta las bases sectarias y étnicas.
El autor estadounidense Ralph Peters construyó sus tesis sobre los estudios de Lewis y pidió la desintegración de Oriente Medio en su artículo “La Frontera de sangre “, que publicó en la revista del ejército de Estados Unidos “Armed Forces Journal” en junio de 2006.
Él habló abiertamente acerca de dividir Irak y Arabia Saudí, sugiriendo la fundación de un estado para los chiíes árabes en el sur del país que se extienda a Al-Ahsa y el suroeste de Irán bordeando el Golfo, en particular Ahvaz y Arabistán.
También sugirió la creación de un estado para los árabes suníes en el centro de Irak y otro para los kurdos que se extienda sobre el norte de Irak, el noroeste de Siria, el este de Turquía y el noroeste de Irán.
Por lo tanto, había un deseo de atacar e internamente fragmentar Irak, independientemente de cualquier justificación real, legal o amenazas contra la seguridad nacional estadounidense.
Características de la actitud actual de Estados Unidos en la región:
La ocupación estadounidense de Irak en 2003 comandada por George W. Bush inauguraba una nueva fase de la injerencia directa de Estados Unidos en la remodelación o coacción a los regímenes políticos en la región.
A continuación, Obama llegó al seguir la misma táctica de provocar la pérdida de poder de sus enemigos y la coerción utilizando medios suaves. Sin embargo, la actitud de la administración estadounidense permaneció “prácticamente” similar dentro de un número de líneas y parámetros que incluyen:
- El debilitamiento de los regímenes regionales, política, económica y militarmente a fin de facilitar su sujeción de manera que no representen ningún peligro para Israel y los intereses de Estados Unidos.
- La ayuda “inteligente” en la creación de entorno para los conflictos sectarios y étnicos, lo que resulta de desgarrar el tejido social dentro de los estados, provocando el odio entre las personas; incluso sin dibujar necesariamente nuevas fronteras políticas.
- La adopción de políticas no declaradas con el fin de crear un ambiente adecuado para los conflictos regionales y las tensiones entre los países y los pueblos de la región a lo largo de líneas sectarias y étnicas (suníes contra chiíes, árabes contra persas, turcos contra kurdos…) con el fin de agotarlos en tales animosidades, fuera del común enemigo de “Israel”.
- La prevención de los proyectos dirigidos al desarrollo o la unidad en la región, es decir, detener cualquier amenaza contra los intereses de Estados Unidos o del Estado de Israel.
Esta actitud de Estados Unidos no habría encontrado un buen mercado, ya que los regímenes corruptos, autoritarios y represivos de la región no tuvieron éxito en sus proyectos de desarrollo y la unidad. No pudieron construir un estado nacional moderno y fortalecer las estructuras sociales, así como desarrollar un sentido de la ciudadanía y la lealtad entre su pueblo, lejos del fanatismo religioso y étnico.
La actitud de los políticos de Estados Unidos se ocupa de crear un ambiente adecuado para la escalada de las tensiones sectarias y étnicas sin tomar un papel directo y flagrante en este sentido, ya que tal acción podría estropear el plan de la administración estadounidense y provocar acusaciones directas hacia ellos. Todo lo que tenían que hacer (después de destruir el gobierno central) fue “abrir la puerta” y dejar el resto a los movimientos y fuerzas en la escena iraquí que estaban listos para añadir más leña al fuego sectario y étnico.
Ejemplos de procedimientos y políticas implementadas por los estadounidenses:
- Disolver el ejército iraquí de manera arbitraria; permitiendo la creación de un nuevo ejército dominado en gran parte por las fuerzas sectarias.
- Dar cobertura a los kurdos en el norte de Irak con el fin de fortalecer su autonomía mediante el fortalecimiento de su infraestructura con el fin de alejarse del gobierno central y la secesión.
- Tolerar la formación de militares, paramilitares sectarios, que ejercen la incitación y eran una parte esencial de los cruentos conflictos sectarios en las propias narices de los estadounidenses.
- El descuido de la propagación de la corrupción administrativa, financiera y política en todos los aspectos del estado, favorecer los sistemas de cuotas sectarias y étnicas… y hacer la vista gorda con el robo de miles de millones de dólares de la riqueza de Irak y su pueblo, hecha por personas y entidades iraquíes influyentes. De acuerdo con ‘Adel Abdul-Mahdi, ex ministro iraquí de Petróleo, la corrupción le costó al país 450 millones de dólares de 2003 hasta 2015. Además,’ Adel Nouri, portavoz de la Comisión Iraquí de Integridad, informó al parlamento iraquí sobre la desaparición de 500 billones del tesoro de Irak durante el gobierno de al-Maliki entre 2006-2014. El ex jefe de la Comisión Iraquí de Integridad, Rahim al-‘Akili, dijo que se hicieron 6 mil contratos falsos por valor de 227 billones… Un informe anterior de la Comisión de Finanzas en el Parlamento iraquí había declarado que el despilfarro financiero durante el gobierno de gobierno de al-Maliki llegó a 109 mil millones. Todo lo que hizo Irak, durante la “era americana”, fue entrar en la lista de “países corruptos en el mundo”, y situarse entre los últimos cinco países en el mundo en el Índice de Transparencia. Curiosamente, los que tomaron la costosa tarea de la ocupación de Irak, no ejercieron el mínimo esfuerzo necesario para restablecer sus sistemas administrativos y financieros sobre bases transparentes y eficientes.
- La política estadounidense y occidental promovió una retórica que aprovechó todas las ocasiones para hablar de los chiíes del sur, suníes del centro y kurdos del norte… por lo que se convertiría en un lugar común en el consciente y el subconsciente de los iraquíes, árabes, y la gente en todo el mundo.
- Hay grandes signos de interrogación alrededor del hecho de que los fenómenos de extremismo distribuidos bajo la ocupación estadounidense… y el número de los afiliados a los grupos “extremistas” aumentaron de llegar a miles después de que no existieran bajo el gobierno de Saddam Hussein. Esto significa que el crecimiento de las fuerzas “extremistas” en realidad se produjo bajo la ocupación estadounidense… no necesariamente porque los EE.UU lo fomentasen, sino debido a que la ocupación en sí provocó sentimientos contra Estados Unidos y sus políticas, de manera disciplinada e indisciplinada. El surgimiento del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) y la acción ineficaz de América frente a él es solo un ejemplo.
- El incumplimiento deliberado o injustificado de las obligaciones con respecto a la protección del patrimonio iraquí, su artefactos, historia e identidad nacional… Esto se manifestó cuando los EE.UU permanecieron en silencio después del saqueo del Museo Nacional.
La ocupación estadounidense y sus políticas causaron una de las mayores catástrofes humanitarias de la historia moderna y contemporánea. Durante el período de diez años de ocupación, más de 134 mil civiles murieron; tal vez hasta cuatro veces este número (de acuerdo con las estimaciones “moderadas” de la Universidad de Brown); y mucho menos para los cientos de miles de heridos y millones de desplazados. Peor aún, altos muros de sangre surgieron entre la sociedad iraquí.
Continuaremos esta discusión en el próximo artículo sobre la política de Estados Unidos en Siria.
La versión árabe de este artículo apareció en Al Jazeera.net el 30/7/2016. Traducida al inglés por el Centro Al-Zaytouna de estudios y consultas, 12/08/2016 y al castellano por MEMO el 30/08/2016
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