Vayan sacando el dinero de la Bolsa
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Alejandro Inurrieta *
En el inicio del año 2016 los mercados bursátiles han mostrado una gran debilidad, habiéndose producido fuertes pérdidas en la mayoría de plazas mundiales, en parte debido al efecto arrastre de la bolsa china, así como el desplome del precio del crudo. En España, el IBEX se ha situado por debajo de los 9.000 puntos, algo que no ocurría desde hace varios ejercicios, lo que complica aún más el escenario de nuestra economía.
Estas fuertes caídas demuestran que los inversores no se creen la propaganda que inunda los mercados financieros, que intentan hacer creer que estamos en una nueva fase alcista, lo cual es incongruente con los fundamentos que presentan la gran parte de economías desarrolladas y no desarrolladas. Esto está originando que nos estemos preparando para una segunda fase recesiva, como ya se ha descrito en otros artículos.
El sistema está lleno de deuda privada, tras la generación de múltiples burbujas, se ha optado por socializar las pérdidas del sector privado, vía deuda pública.
Esto ha venido acompañado por un proceso profundo de devaluación salarial, sin que se haya recuperado la inversión productiva, sino todo lo contrario.
Por ende, la productividad no se ha recuperado, por lo que no se está recuperando el stock de capital que hemos perdido en esta fase recesiva.
Con este panorama, la llamada Inestabilidad Financiera de Minsky se está reactivando, porque a diferencia de algunas aproximaciones neoclásicas, el motor de los beneficios empresariales es el gasto en inversión que expande los beneficios sobre los rendimientos previos, activando el apetito por el riesgo y por tanto continúa la expansión de la inversión.
Por tanto, si no hay inversión nueva se contrae el retorno del stock de capital ya existente.
Este círculo vicioso viene inducido porque los inversores en bolsa siguen exigiendo retornos anormalmente altos, por lo que las grandes empresas no invierten en proyectos productivos.
Esto es precisamente lo que se está viendo ahora en China, pero también en EEUU y otras grandes economías, lo que está provocando una nueva fase de aversión al riesgo, lo que se traduce en ventas masivas y grandes dosis de volatilidad, características que nos van a acompañar durante todo el ejercicio.
Pero el detonante de las caídas generalizadas en las bolsas mundiales ha sido la crisis china.
El gigante asiático ha apostado por un modelo de crecimiento que confía cada vez más en el consumo privado, reequilibrio que implica una disminución del ahorro chino, y, por lo tanto, menos necesidad de canalizarlo hacia la compra de activos soberanos en dólares estadounidenses, de manera que la acumulación de reservas en moneda extranjera se ha ralentizado. Sin embargo, esta transición está siendo muy lenta.
Por eso China ha vuelto a activar la inversión y el sector exterior. Pero para mantener una tasa de crecimiento vía inversión como en el pasado, el sistema productivo chino necesita generar unos elevados flujos de cajas ya que en caso contrario, se debe acudir a deuda.
Y ese es el problema, China sería un ejemplo de libro donde se desarrollaría la hipótesis de inestabilidad financiera de Hyman Misnky. El crecimiento de China en 2016 ralentizaría su crecimiento a tasas cercanas al 4%-5%, mientras que Latinoamérica lo hará al 1%-2%.
El mayor riesgo para Asia y Latinoamérica procede de un parón no esperado en Estados Unidos y otros países occidentales endeudados.
¿Qué pasará si entramos en un ciclo secular de aversión al riesgo?
Entonces, los tipos de interés a largo plazo repuntarán con fuerza, las bolsas caerán, los diferenciales de crédito se ampliarán, las materias primas podrían aún debilitarse un poco más, y la volatilidad se disparará. En ese escenario emergerán los problemas subyacentes no resueltos como es la descomunal deuda, privada y pública, y la insolvencia bancaria.
Como consecuencia se activará un círculo vicioso que se irá retroalimentando: crisis de deuda, crisis bancaria, deflación por endeudamiento.
El crecimiento económico se hundirá y la recesión se intensificará con fuerza.
Como la mayor parte de activos financieros están sobrevalorados, es cuestión de tiempo esperar a que se desate la siguiente fase de venta masiva de los mismos.
Se avecina, en definitiva, la tormenta perfecta, que en nuestro país se materializará en un ciclo perverso que se retroalimentará: crisis soberana, crisis de balanza de pagos, crisis bancaria y deflación por deuda. Bastará solo con que aumente la aversión al riesgo de los mercados.
Se trata, por tanto, de la única variable que no controla nuestro gobierno y que sin duda acelerará el fin de la euforia que ha traído la Navidad y las cifras tramposas de empleo y consumo.
En resumen, los mercados financieros han empezado a anticipar lo que se podría desencadenar a lo largo de 2016, eso sí con un nivel de volatilidad muy elevada.
Las recomendaciones para pequeños inversores es claramente la de salir de los mercados de riesgo, ya que este tipo de inversores no son capaces de gestionar de forma eficiente el riesgo que supone un mercado bajista con elevada volatilidad. China puede ser el detonante, pero EEUU y Europa serán los que terminen por desencadenar esta tormenta perfecta.
Pero que quede claro que esta crisis no es simplemente un ajuste más de la elevada sobrevaloración de activos financieros causada por la política del BCE o la FED.
Estamos ante una clara crisis del sistema y modelo de acumulación financiera basado en el uso de derivados para generar rendimientos a la enorme liquidez ociosa del planeta.
(*) Alejandro Inurrieta es economista y director de Inurrieta Consultoría Integral.
cuartopoder.es
El crash bursátil de 2016
y el fraude de la recuperación de EEUU
- Algunos expertos alertan sobre lo que puede ocurrir en los próximos meses
Con Wall Street en zona de máximos, pero sin ofrecer los retornos de sus pares europeos o asiáticos, algunos expertos si preguntan si el "desacople" de la mayor economía del mundo con respecto a otras economías avanzadas es real. Para el estratega de Société Générale, Albert Edwards, la recuperación estadounidense es un fraude que dará paso a una reacción "violenta" en los mercados durante la segunda mitad de este año.
"La tendencia a la baja en los beneficios de las compañías estadounidenses sigue acelerándose, y no es un fenómeno ligado al dólar o al crudo, buena parte de los datos de febrero han sido decepcionantes", aseguró en un informe distribuido entre sus clientes. Unas declaraciones que se producen en un momento en que los indicadores de renta variable estadounidenses tocan nuevos máximos históricos y el Nasdaq está cerca de romper su máximo registrado durante la burbuja de las dotcom en el año 2000.
Según Edwards, el mercado se está fijando en datos irrelevantes que centran los temas de conversación de la Reserva Federal, pero está ignorando que hasta la fecha 2015 se perfila como el peor arranque del año desde 2009. El estratega justifica este hecho señalando las ventas minoristas, los pedidos a fábrica o el gasto personal. También señala las decepcionantes cifras presentadas por Wal-Mart o bancos como Morgan Stanley.
Durante una entrevista con la CNBC, Jim O´Neill, quien fuera presidente de Goldman Sachs Asset Management, advertía que la economía de EEUU no es tan fuerte como parece debido a su dependencia en el consumidor para su expansión. "Cuando el consumidor supone más del 70% del PIB, la perspectiva estructural no es tan poderosa como muchos creen", apuntó.
En este sentido, O´Neill añadió que posiblemente el hecho de que el consumidor fuera el "rey" pudo haber sido una parte crucial de la crisis financiera de 2008 y la posterior recesión económica, la más profunda desde la Gran Depresión.
Mientras tanto, Paul B. Farrell, columnista en MarketWatch, advertía que EEUU podría haber comenzado la cuenta atrás para un posible crash, con una corrección de hasta el 50% el año que viene, coincidiendo con el año electoral. Farrell indica que esta debacle podría simular la crisis de 2008, que impactó en los resultados electorales de los republicanos y generaron una pérdida de hasta 10 billones de dólares en la capitalización del mercado.
También hace referencia al colapso de las dot.com, que recortó 8 billones de dólares del valor de las compañías cotizadas e, incluso, hace referencia a 1929. "Los teóricos advierten que escapamos a un corrección en 2012-2013 gracias a las políticas y estímulos de la Reserva Federal. Quizás lo que hicimos fue retrasarla, lo que hará que la próxima sea mucho más fuerte", señala.
- Algunos expertos alertan sobre lo que puede ocurrir en los próximos meses
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