Los proyectos (diferentes) de creación de un Kurdistán
por Thierry Meyssan, en Red Voltaire
Publicado 6 septiembre, 2016 por Leonardo Del Grosso
El actual proyecto de Kurdistán, con respaldo de Estados Unidos y Francia, no tiene nada que ver con el proyecto que esos mismos países reconocieron como legítimo en 1920, en la Conferencia de Sevres.
¡El proyecto actual ni siquiera se sitúa en los mismos territorios!
Este seudo Kurdistán sólo es la zanahoria que los occidentales muestran a los kurdos de Siria para utilizarlos contra la República Árabe Siria.
Su creación no resolvería el problema kurdo y provocaría un conflicto comparable al que ya dura desde hace más de 70 años entre Israel y los palestinos.
Desentrañando la situación actual, Thierry Meyssan pasa revista a las posiciones contradictorias de las 9 principales potencias exteriores implicadas.
Los movimientos de fuerzas y las batallas que han marcado este verano en el norte de Siria no parecen tener sentido para los observadores. El hecho es que cada una de las fuerzas implicadas persigue tenazmente sus propios objetivos.
Aunque todos los protagonistas dicen luchar contra el Emirato Islámico (Daesh [1]), lo cierto es que ese grupo yihadista lo que hace es desplazarse y solamente retrocede hacia el desierto.
Lo que realmente está en juego en estas acciones es la eventual creación de un Kurdistán en detrimento de las poblaciones árabes y cristianas del norte de Siria [2].
Veamos un análisis de los objetivos de guerra de las principales fuerzas que se mueven en el terreno, partiendo del principio básico que la República Árabe Siria es un Estado soberano y que ninguno de estos actores tiene, por consiguiente, ningún derecho a arrancarle parte de su territorio para crear allí una nueva entidad.
Nueve respuestas al tema kurdo… 7 de ellas ilegales
1- El Emirato Islámico no obstaculizará la creación de un Kurdistán, a condición de que no sea al este del Éufrates
El Emirato Islámico, creado, en Irak, por el estadounidense John Negroponte y, posteriormente, por el general David Petraeus, sigue bajo control de este general estadounidense y ex director de la CIA.
Este último subcontrata a Turquía la dirección de ese conjunto, conformado por la Hermandad Musulmana, miembros de los Naqchbandis y diversas tribus sunnitas del desierto que se extiende entre Siria e Irak.
Es por eso que, durante la reciente toma de Yarablus por el ejército turco, los yihadistas del Emirato Islámico que controlaban esa localidad siria, se limitaron a retirarse, obedeciendo órdenes de su mentor turco, sin oponer resistencia.
Después de la batalla de Ain al-Arab (Kobane), el Emirato Islámico admitió el principio mismo de la creación de un Kurdistán en el norte de Siria, pero no al este del Éufrates.
2- Las 3 posiciones de Estados Unidos
En tiempos de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson había incluido entre sus objetivos de guerra la creación de Armenia, de Israel y de Kurdistán.
Al final del conflicto, el presidente Wilson envió a la región la comisión King-Crane. Esta última indicó:
“Los kurdos reclaman un territorio muy extenso, basándose en su presencia [en ese territorio], pero como están muy mezclados con los armenios, con los turcos y los demás, y divididos entre sí en [kurdos] qizilbash [3], [kurdos] chiitas y [kurdos] sunnitas, parece preferible limitarlos a la zona geográfica natural que se halla entre la proposición de Armenia en el norte y de Mesopotamia en el sur, con el foso entre el Éufrates y el Tigre como límite oeste y la frontera persa como límite este (…)
Es posible desplazar de esa zona a la mayor parte de los turcos y los armenios, que son poco numerosos, mediante un intercambio voluntario de población y obtener así una provincia de alrededor de un millón y medio de habitantes, casi todos kurdos.
Debe garantizarse la seguridad de los caldeos, nestorianos y cristianos sirios que viven en la región.”
La Comisión King-Crane visitó la región justo al término de las masacres desatadas contra los cristianos –que se prolongaron desde 1894 hasta 1923–, perpetradas primeramente por el Imperio Otomano y después por los Jóvenes Turcos, con ayuda de la Alemania del II Reich alemán y de la República de Weimar [4].
Dado el hecho que los turcos habían utilizado a los kurdos para masacrar a los cristianos, la Comisión King-Crane se mostró muy prudente en cuanto a la posibilidad de que los armenios pudiesen vivir en un Estado kurdo.
Esa vieja herida se reabrió recientemente cuando, en noviembre de 2015, grupos de kurdos del PYD [5] trataron de “kurdizar” por la fuerza a los cristianos asirios del norte de Siria [6].
A pesar de todo, en 1920 la Conferencia de Sevres creó, en los papeles, un Kurdistán. Pero, ante la rebelión turca encabezada por Mustafa Kemal, aquel proyecto nunca llegó a concretarse y Estados Unidos renunció a él con el Tratado de Lausana, en 1923.
El siguiente mapa, tomado del sitio web Les Clés du Moyen-Orient [en español, “Las llaves del Medio Oriente”] permite observar que el presidente Woodrow Wilson había previsto crear aquel Kurdistán en el territorio de la actual Turquía e incluyendo una pequeña parte del actual Kurdistán iraquí. La Siria actual no tenía absolutamente nada que ver con aquel proyecto.
Varios decenios más tarde, durante la guerra civil turca, la Siria de Hafez el-Assad respaldó al PKK, basándose en las mencionadas proposiciones del presidente Wilson. Siria concedió asilo político al líder del PKK, quien se comprometió por escrito a no reclamar ninguna porción de territorio sirio, incluyendo aquellos donde Siria acogía a los refugiados kurdos.
Las estadísticas son elocuentes. El censo de 1962 muestra que en Siria había solamente 162 000 kurdos, pero un millón de kurdos turcos buscaron refugio en Siria, país que además les concedió asilo político. Hoy son 2 millones y la República Árabe Siria les concedió la nacionalidad siria en 2011.
Al inicio del actual conflicto, los kurdos defendieron Siria, con armamento y salarios proporcionados por Damasco, frente a la invasión de los mercenarios islamistas.
Renunciando a su posición histórica, Estados Unidos prometió entonces a los diferentes jefes kurdos –en Irak, en Siria y en Turquía– crear para ellos un Estado en Siria si volvían sus armas contra Damasco. Algunos aceptaron la oferta.
A inicios de 2014, cuando el grupo del general estadounidense David Petraeus planifica el desarrollo del Emirato Islámico y su invasión contra la provincia iraquí de al-Anbar, ese grupo autoriza al gobierno regional kurdo de Irak a apoderarse de los campos de petrolíferos de Kirkuk, lo cual se hizo realidad sin que ello diese lugar a ningún tipo de condena internacional, ya que los medios de difusión mantenían la atención de la opinión pública concentrada en los crímenes del Emirato Islámico.
3- Rusia respalda los derechos de la minoría kurda
En un primer momento, Rusia apoyó el proyecto de creación de una región autónoma kurda en Siria, según el modelo de la Repúblicas Autónomas rusas. En febrero de 2016 se abrió en Moscú una representación de las YPG.
Sin embargo, ante la reacción indignada de los sirios, Moscú tomó conciencia del hecho que la situación de la República Árabe Siria no tiene nada que ver con lo que existe en la Federación Rusa.
Las minorías sirias están tan mezcladas entre sí que no existe ninguna región del país donde una de ellas sea mayoritaria.
Durante miles de años, la defensa de Siria se ha organizado a partir de la mezcla de poblaciones, de forma tal que, en todas partes del país, una minoría vinculada a un eventual invasor pueda proteger al resto de la población.
Por consiguiente, el Estado sirio no garantiza los derechos de las minorías entregándoles la gestión de regiones separadas sino organizando las instituciones y la administración según los principios del laicismo, tanto en materia de religión como en el plano étnico.
Es por ello que Rusia aborda ahora la cuestión kurda de manera completamente diferente. Rusia se ha comprometido a defender los derechos de todas las minorías en general, incluyendo los derechos de los kurdos, pero ha invitado a estos últimos a que definan claramente si están a favor o en contra de los yihadistas.
En efecto, por el momento, los kurdos de todas las tendencias luchan contra los yihadistas, pero no porque sean yihadistas sino para apoderarse de los territorios que estos ocupan y apropiarse de ellos. Eso ha llevado a Rusia a exigir a los kurdos que definan también a quién consideran como aliado: Washington o Moscú.
4- Turquía quiere la creación de un Kurdistán, pero en Siria y bajo control del clan Barzani
Ankara se niega a la posibilidad de que un Kurdistán sirio pueda servir de retaguardia al PKK, circunstancia que este partido kurdo podría aprovechar para extenderse en Turquía. Ankara mantiene excelentes relaciones con el gobierno regional del Kurdistán iraquí y no tiene porqué oponerse a la creación de un Kurdistán sirio.
Es por eso que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan había concluido con los dos copresidentes de las YPG un acuerdo secreto según el cual él apoyaría la creación de ese Estado. Pero ese acuerdo no sobrevivió a la represión desatada contra los kurdos de Turquía por el propio presidente Erdogan a raíz del progreso de estos en las elecciones legislativas de junio de 2015 [7].
La extrema derecha turca, tanto el MHP como los Lobos Grises y la Milli Gorus del presidente Erdogan, profesa una ideología de carácter racial. Según esos movimientos y milicias, Turquía debe ser islámica y basarse en la raza turco-mongola –lo cual implica la expulsión de cristianos y kurdos.
La oposición no comparte ese punto de vista y gran parte de los kurdos están perfectamente integrados a dicha oposición.
Abdullah Ocalan crea el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) en 1978, cuando el fundador de los Lobos Grises, Alparslan Turkes, se convierte en viceprimer ministro de Turquía, en 1975, y habla públicamente de liquidar a los kurdos, siguiendo el modelo de liquidación de los cristianos aplicado durante el genocidio desatado contra los armenios y los griegos pónticos. Damasco concede a Ocalan el asilo político hasta 1998, año en que Ankara amenaza con recurrir a la guerra si Siria sigue protegiéndolo.
El entonces presidente sirio Haffez el-Assad pide a Ocalan que trate de hallar refugio en otro país.
El fundador del PKK será finalmente secuestrado en Kenya por el Mosad –la inteligencia israelí–, con ayuda de los kurdos del PDK, y entregado a Turquía, donde aún se encuentra encarcelado.
5- Irán se opone a la creación de un Kurdistán
Alrededor de 4,5 millones de kurdos son iraníes y son mayoría en una región de la República Islámica.
Si bien gozan de igualdad jurídica, la región donde son mayoritarios sigue siendo objeto de diversas formas de discriminación y está menos desarrollada que las regiones de población persa.
La República Islámica de Irán defiende firmemente la preservación de las fronteras, sobre todo porque la creación de un nuevo Estado podría estimular el separatismo de otras minorías, como los baluchis.
Además, siendo aliado de Siria, Irán no puede admitir la creación de un Gran Kurdistán en detrimento de la integridad territorial del Estado sirio.
6- El gobierno regional kurdo de Irak es favorable a la creación de un Gran Kurdistán en territorios que hoy son parte de Irak y de Siria
El gobierno regional kurdo de Irak ve con inquietud a los kurdos de Siria. En efecto, se trata de dos poblaciones diferentes que, a pesar de ser kurdos, no hablan la misma lengua (los kurdos de Irak hablan sorani mientras que el segundo grupo habla kurmanji, por tratarse de kurdos provenientes de Turquía) y tienen una historia de relaciones conflictivas desde los tiempos de la guerra fría.
Los kurdos de Irak incluso filtran la entrada a su territorio de kurdos provenientes de Siria y cierran las puertas a los kurdos que les parecen sospechosos de mantenerse vinculados al PKK.
Massud Barzani, jefe del clan Barzani, sigue siendo presidente del gobierno regional kurdo iraquí después de haber prorrogado su propio mandato en 2012, impidiendo la realización de elecciones.
Massud Barzani ha instaurado en el Kurdistán iraquí un régimen corrupto y autoritario, sin vacilar en recurrir al asesinato de sus opositores.
Con ayuda del Emirato Islámico, Massud Barzani extendió en un 40% el territorio de su región, anexando los campos petrolíferos de Kirkuk, y posteriormente el petróleo robado por el Emirato Islámico circuló a través del oleoducto del Kurdistán iraquí.
Como puede comprobarse en el siguiente mapa, al apoderarse del territorio que va desde Erbil hasta la frontera siria, Barzani impuso una continuidad geográfica entre el Kurdistán autónomo de Irak, bajo su control, y un Kurdistán eventualmente instaurado en el norte de Siria.
Luego de haber respaldado al Emirato Islámico durante la batalla de Ain el-Arab (Kobane), el gobierno regional kurdo iraquí se acercó a las YPG –a pedido de Washington– y les prestó una asistencia simbólica. Actualmente, el “presidente” Massud Barzani anuncia a cada rato que el Kurdistán iraquí va a declararse independiente y que planea anexar entonces una parte de Siria, pero se opone de plano a la creación de un Kurdistán dirigido por Saleh Muslim, copresidente del PYD (Partido de los kurdos de Siria).
7- Israel es favorable a la creación de un gran Kurdistán en territorios de Irak y Siria, pero no en Turquía
Para garantizar su propia seguridad, Israel estimuló inicialmente la creación de zonas desmilitarizadas a lo largo de su frontera, en detrimento de sus vecinos, como en el Sinaí egipcio y el sur del Líbano.
Pero, debido al desarrollo de los misiles, Israel abandonó esa estrategia, se retiró del Sinaí y del sur del Líbano y, desde 1982, viene desarrollando una estrategia que consiste en controlar por detrás a las tres grandes potencias de la región, que son Egipto, Siria e Irak.
Para lograrlo, estimuló la creación de un nuevo Estado independiente, Sudán del Sur, y ahora incita a la creación de un gran Kurdistán en territorios pertenecientes a Siria e Irak.
Desde la época de la guerra fría, Israel mantiene muy estrechas relaciones con el clan Barzani, actualmente en el poder en el Kurdistán iraquí.
8- Francia es favorable a la solución del problema kurdo sin afectar el territorio turco
En 2011, los entonces ministros de Relaciones Exteriores de Francia y Turquía, Alain Juppé y Ahmet Davutoglu, firmaron un Tratado donde se estipulaba que Turquía apoyaría las guerras contra Libia y contra Siria (esta última ni siquiera había comenzado todavía) a cambio de respaldo a la admisión de Turquía como miembro de la Unión Europea y de la solución del problema kurdo en detrimento de los vecinos de Turquía.
En otras palabras, Francia se comprometió a crear un Estado independiente –en Siria o en Irak, o a caballo sobre ambos países– para poder expulsar hacia allí [desde Turquía] a los kurdos del PKK.
Ese acuerdo, que planifica la ejecución de crímenes contra la humanidad, se mantuvo en secreto y no fue sometido a los parlamentos de Francia y Turquía.
El 31 de octubre de 2014, el presidente Francois Hollande recibió a Erdogan en la sede de la presidencia de la República Francesa. Saleh Muslim, copresidente del PYD (partido de los kurdos de Siria, cuya rama armada son las YPG), se unió secretamente a este encuentro.
Estos tres personajes se pusieron de acuerdo para crear en el norte de Siria, y en detrimento de los pueblos no kurdos que pueblan esos territorios sirios, un Kurdistán donde Saleh Muslim sería “nombrado” presidente.
Pero después de la batalla de Ain al-Arab (localidad siria designada como Kobane en kurdo kurmanji), el presidente Hollande recibió el 8 de febrero de 2015, públicamente y a pedido de Estados Unidos, a la otra copresidente del PYD, Asya Abdullah, suscitando así la cólera de Ankara.
La señora Abdullah es conocida como una fiel seguidora del líder histórico del PKK, Abdullah Ocalan, y por consiguiente se opone a una presidencia en manos de Saleh Muslim.
Cambiando nuevamente su posición después de los atentados de París, Francia hizo adoptar en el Consejo de Seguridad de la ONU la resolución 2249 que autoriza a intervenir militarmente contra el Emirato Islámico, lo cual proporciona una excelente coartada para la creación del nuevo Estado. Sin embargo, Estados Unidos y Rusia retocaron el proyecto francés en el último momento para que París no pueda intervenir en Siria sin autorización de Damasco.
9- Las tres principales facciones kurdas son favorables a la creación de un Kurdistán, pero cada una de ellas quiere que sea bajo su control y no bajo control de alguno de sus rivales
Durante la guerra fría, los kurdos se dividieron en pro-estadounidenses (PDK) y pro-rusos (PKK).
Las YPG representan a los kurdos turcos del PKK refugiados en Siria.
A esta división fundamental han venido agregándose otras, de manera que hoy existen una veintena de partidos políticos kurdos.
La sociedad kurda está organizada según un sistema de clanes que recuerda el que existe en el sur de Italia, de manera que la pertenencia a determinada tendencia política no es una opción personal sino algo que depende principalmente de relaciones de familia.
Durante los siglos XVIII y XIX, los dirigentes kurdos privilegiaron siempre las alianzas con grandes potencias en vez de los acuerdos con los pueblos con los que vivían.
De esa manera, los líderes kurdos garantizaron sus propios intereses a costa de los intereses de su pueblo, situación que recuerda el comportamiento de los dirigentes maronitas en Líbano.
En 1974-1975, los kurdos de Irak se aliaron a Estados Unidos en contra del presidente Ahmad Hassan al-Bakr. Pero cuando al-Bakr comenzó a reprimirlos, Estados Unidos los abandonó.
Y cuando una comisión senatorial lo interrogó, preguntándole si no le avergonzaba haber abandonado a los kurdos, el secretario de Estado Henry Kissinger respondió secamente: “La política exterior de Estados Unidos no es cuestión de filantropía”.
Los líderes kurdos actuales que aceptaron el proyecto estadounidense con la ilusión de obtener altos puestos en el futuro Estado se niegan a ser responsables de la Nakba [8] que se produciría si fuesen apartados del futuro poder.
El problema, en efecto, es que la creación del nuevo Estado supondría la expulsión o masacre de las poblaciones árabes y cristianas asirias que viven en el norte de Siria y que en su momento acogieron allí a los kurdos que huían de la represión turca.
Uso reciente de la fuerza para impulsar cada uno de estos proyectos
A lo largo del verano de 2016, Estados Unidos apoyó directamente las FDS (las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias, que no son otra cosa que miembros de las YPG junto con algunos mercenarios árabes y cristianos) para expulsar de la localidad siria de Manbij a los yihadistas del Emirato Islámico, estos últimos también indirectamente apoyados por Estados Unidos a través de Turquía.
En cuanto se materializó la toma de Manbij, el Pentágono obligó las YPG a retirarse de la localidad que acababan de conquistar y la puso en manos de grupos armados empeñados en derrocar el gobierno sirio.
El 23 de agosto de 2016, en Ankara, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y su homólogo del gobierno regional kurdo de Irak, Massud Barzani, concluyeron una alianza contra los otros kurdos.
El 23 de agosto, el presidente del gobierno regional kurdo de Irak, Massud Barzani, fue recibido con honores de jefe de Estado por los principales dirigentes de Turquía. Fundamentalmente, Barzani tuvo un encuentro de 2 horas con el presidente Erdogan.
El Kurdistán iraquí apoyó a Turquía contra los kurdos del PKK y trazó con Ankara un plan para destruir sus instalaciones en las montañas iraquíes.
El gobierno regional kurdo iraquí y Ankara abordaron además la cooperación energética, probablemente la manera de seguir vehiculando el petróleo robado por el Emirato Islámico.
Ese mismo día, el ejército turco entró en territorio sirio y “expulsó” al Emirato Islámico de la ciudad siria de Yarablus, situada entre la frontera turco-siria y Manbij. Los turcos tomaron Yarablus sin combatir ya que los yihadistas del Emirato Islámico se retiraron, obedeciendo las órdenes de su mentor turco. Por cierto, por el momento, nunca hubo ningún tipo de combate, ni en Yarablus ni en ningún otro lugar, entre el ejército turco y el Emirato Islámico.
Tratando de explotar la ventaja adquirida, el ejército turco prosiguió su avance tomando otras localidades y acercándose a Manbij, ignorando con ello las órdenes de Estados Unidos de detenerse.
Así que la CIA entregó misiles antitanques a las YPG, que los utilizaron primeramente contra los tanques turcos, pero no en Yarablus, y luego contra el aeropuerto de Diyarbakir, en territorio turco. Mensaje recibido.
El ejército turco se replegó hacia Yarablus y puso las aldeas que se hallan al sur de esa ciudad en manos de milicias turcomanas que ahora operan bajo la bandera –que había quedado vacante– del Ejército Sirio Libre.
Al día siguiente de la visita de Massud Barzani, también viajó a Turquía el vicepresidente estadounidense Joe Biden.
Siendo senador, Biden había presentado un proyecto de ley tendiente a proclamar la independencia del Kurdistán Irak.
Ya en Ankara, el vicepresidente de Estados Unidos anunció haber solicitado a las YPG que se retiren del territorio que se halla al oeste del Éufrates –lo cual incluye Manbij– y que, de no hacerlo, Washington cesaría toda forma de apoyo «a los kurdos».
Pero como el Emirato Islámico ya anunció que no permitirá la implantación de las YPG al este del Éufrates, se hace difícil entender qué territorio quedaría ahora para esos combatientes kurdos.
En definitiva, existe un acuerdo tácito entre Ankara y Damasco para obstaculizar el surgimiento de un Kurdistán bajo control de las YPG, mientras que hay otro acuerdo oficialmente concluido entre el Pentágono y las YPG para que ambas partes no luchen entre sí, a pesar del nuevo cambio de casaca de Washington contra la creación de un Kurdistán.
[1] También designado en la prensa occidental como Estado Islámico o con las siglas EI, ISIL o ISIS.
[2] Los 4 principales partidos kurdos mencionados en este trabajo son:
- el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), organización marxista-leninista creada en Turquía por Abdullah Ocalan en la época de la guerra fría.
- las YPG (Unidades de Protección del Pueblo), creadas en Siria por los kurdos turcos del PKK exilados en la República Árabe Siria.
- el PDK, creado en Irak alrededor del clan Barzani, cuyos miembros trabajaron públicamente para el Mosad (el servicio de inteligencia de Israel) durante la guerra fría y aún siguen vinculados a Israel.
- el UPK, creado alrededor de la familia Talabani y vinculado a Irán.
- el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), organización marxista-leninista creada en Turquía por Abdullah Ocalan en la época de la guerra fría.
- las YPG (Unidades de Protección del Pueblo), creadas en Siria por los kurdos turcos del PKK exilados en la República Árabe Siria.
- el PDK, creado en Irak alrededor del clan Barzani, cuyos miembros trabajaron públicamente para el Mosad (el servicio de inteligencia de Israel) durante la guerra fría y aún siguen vinculados a Israel.
- el UPK, creado alrededor de la familia Talabani y vinculado a Irán.
[3] Los qizilbash son una orden sufista de origen iraní.
[4] “La Turquía de hoy continúa el genocidio armenio”, por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 30 de abril de 2015.
[5] Partido kurdo creado en Siria por exilados kurdos provenientes de Turquía.
[6] “Estados Unidos e Israel inician la colonización del norte de Siria”, Red Voltaire, 1º de noviembre de 2015.
[7] “Erdogan anuncia 5 359 kurdos “neutralizados” “, Red Voltaire, 29 de marzo de 2016.
[8] El término árabe nakba, que significa “desastre” o “catástrofe”, es utilizado comúnmente para designar el proceso de limpieza étnica y expulsión de entre 700 000 y 750 000 palestinos durante la autoproclamación del Estado de Israel, en 1948.
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