Terrorismo manufacturado por Occidente: creando falsas banderas para el Nuevo Desorden Mundial (1)
Aunque el terrorismo de falsa bandera ha sido tratado ampliamente, al menos en este blog, en particular, “clásicos” del terror de Estado como el 11-s o el 11-m y otros eventos asimilados como los acontecidos en fundamentalmente en territorio europeo (París), conviene volver a las andadas sobre los mismos para seguir manteniendo viva la memoria acerca de qué clase de delincuentes psicópatas están ejecutando el Nuevo (des) Orden globalista contra la ciudadanía y, por extensión, contra la Humanidad.
Lo haremos de la mano del norteamericano Joachim Hagopian, Graduado en la reconocida Academia Militar de West Point, por tanto, ex oficial del Ejército de Estados Unidos, quién da un soberano y ciclópeo repaso a la chusma globalista analizando ese terrorismo, que nos ha sido tan familiar en los últimos veinte años, con el sello de denominación de origen “yihadista” o Gladio B.
Antes de empezar con el denso, certero y concluyente análisis de Hagopian hay que señalar una atribución falsa que hace Hagopian de unas supuestas palabras pronunciadas por el dirigente soviético Jose Stalin, a modo introductorio de su artículo.
En concreto, la frase que pone en boca de Stalin es: “La forma más fácil de obtener el control de una población es llevar a cabo actos de terror. Entonces la gente demandará más leyes si su seguridad personal está amenazada”.
Esta cita es un completo bulo que no ha sido verificado, no ya de forma independiente, sino que ni siquiera figura en ningún texto de historia sobre la figura del líder soviético, de los más conocidos, que yo recuerde.
En la Wikiquote, versión española, de Internet figura una lista extensa de citas de Stalin y no aparece mencionada.
En la versión en inglés, en cambio, el alegato “estalinista” lo consideran falso, señalando que: “Parece ser una cita falsa, la referencia más antigua se encuentra en el libro Vile Acts of Evil, que fue publicado en 2009.
El autor afirmó que la cita era de Stalin, pero las citas incluidas no incluyen dicha anotación. Además, el libro está lleno de otras citas falsas similares, lapsus y atribuciones erróneas.”.
Y es que amigos, Stalin vale como comodín para todo lo demonizable e inventable por parte de quién se acerque a cuestionar (o desollar) su figura, después de transcurridos casi setenta años de su muerte.
Su fantasma sigue recorriendo no ya Europa, sino el mundo.
Esto no quiere decir que el trabajo de Hagopian quede mermado de credibilidad, como algunos podían pensar, por este “lapsus”, ni mucho menos. Quede claro.
LA SOLUCIÓN FINAL DEL TERROR GLOBALISTA
Hagopian deja de forma cristalina al comienzo de su artículo que Los gobiernos de los países occidentales utilizan a sus comunidades de inteligencia para fabricar colectivamente, orquestar y organizar acontecimientos mundiales violentos que promuevan una interminable guerra contra el terror y luego manejar a los propagadores de los medios hegemónicos, todos ellos comprados y vendidos, para formar una opinión pública favorable a sus tesis.
El gobierno estadounidense y sus vasallos occidentales han desplegado incesantemente la Dialéctica hegeliana para crear crisis sistemáticamente y luego implementar una llamada solución para obtener el máximo control sobre la Población mundial, con el objetivo de dividir y gobernar el planeta.
En última instancia se impondrá la tiranía global.
El 11-s, el autoatentado “estrella” de falsa bandera más conocido de la historia, merece un punto y aparte para Hagopian. Lógico, si tenemos en cuenta que es ciudadano americano y allí, en su país, se ejecutó una de las mayores infamias de la historia del crimen.
Dice Hagopian, a este respecto, que
un puñado de poderosos neoconservadores sionistas en Washington desplegaron colaboradores de la CIA, el FBI y el Pentágono para trabajar directamente con Israel y su servicio de inteligencia, el Mossad, junto con la inteligencia saudí, para matar a 3.000 estadounidenses.
Con la profunda conexión de la familia Bush-Bin Laden de fondo, que se remonta a años atrás cuando eran socios de delincuencia terrorista, el globalista George Bush padre, entonces director de la CIA y el asesor global de seguridad Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, emplearon un grupo de wahabitas saudíes llamados “mujaidines” para luchar como terroristas a sueldo de EEUU en contra del ejército soviético.
Brzezinski se jactaba de que había incitado al presidente Carter a “firmar la primera directiva de ayuda secreta a los opositores al régimen pro-soviético en Kabul” para provocar una invasión de la URSS en Afganistán, en diciembre de 1979.
Invasión, cabe recordar, que no fue tal sino ayuda militar en el marco de cooperación entre dos países amigos y aliados. La historia oficial occidental ha tergiversado y manipulado a su antojo esta cuestión. El juego dado por el terrorismo islámico a los intereses geoestratégicos del imperio se remonta, pues, a 1979.
En los años 80, durante el mandato de Ronald Reagan, cita Hagopian, el entonces vicepresidente George Bush (padre) estaba muy ocupado financiando , armando y entrenando a extremistas islámicos liderados por Osama Bin Laden.
El perfil siniestro de la familia Bush y sus vínculos con el terrorismo quedan de manifiesto cuando se sabe que Bush padre fue también la figura central que estuvo detrás del escándalo Irán-Contra y quién coordinó la enorme operación de contrabando de cocaína que montó la CIA desde Colombia hacía EEUU, la cual sirvió para financiar la compra de armas que iban a ser suministradas a escuadrones de la muerte centroamericanos, a los que el actor de la Casa Blanca (Reagan) llamó afectuosamente “luchadores por la libertad”.
El reciclaje del terrorismo islámico, utilizado por Occidente para sus criminales objetivos, comenzó “oficialmente” en los años noventa, pasando de ser considerados los entonces muyaidines combatientes por la “libertad” (en Afganistán) a ser simples mercenarios ocultados bajo bambalinas para servir a los intereses americano-sionistas (“terroristas” de conveniencia) para los que se utilizó una oportuna propaganda que les declaraba enemigos jurados de la “civilización occidental”, por supuesto, de cara a modelar la opinión pública mundial.
Estamos hablando del Gladio B.
Apunta Hagopian que la redistribución de la marca de Al Qaeda, trajo consigo que el terrorismo de Osama actuara como mercenario de los Estados Unidos a lo largo de los años del mandato de Bush-Clinton, en los años 90, para ayudar a balcanizar Yugoslavia y fragmentarla en media docena de piezas rotas.
Al mismo tiempo entra en acción el think tank neoconservador Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC) creado en 1997 y su tratado “Reconstruyendo la Defensa de América” que se convirtió en su libro maestro.
Una especie de “Mein Kampf” sobre cómo conquistar y controlar el mundo. Por lo tanto, el nuevo escenario no podía ser otro que fabricar ante los ojos del mundo la gran historia de un terrorista de nombre Osama Bin Laden “dirigiendo” desde su cueva afgana su “vasta” red de terroristas de Al Qaeda que iban a “actuar” en eventos tan significados como el del 11 de septiembre de 2001.
El mostrenco islamista ha sido, pues, la nueva fachada criminal de los globalistas, cuya puesta en escena (que no estreno) se hizo práctica una vez que la OTAN certificó el fin de la guerra fría anticomunista.
Según Hagopian Hasta el día de hoy, los delincuentes de Washington y Occidente han utilizado el Islam como su chivo expiatorio para inducir a los occidentales mal informados y maltratados mediáticamente a ir contra los musulmanes de todo el mundo con el fín de promover una guerra interminable, en beneficio, lógicamente, de la élite gobernante.
Ni más ni menos que los mismos presupuestos que se emplearon en la mencionada guerra fría por parte de Occidente en contra del comunismo soviético y sus aliados.
De este modo, se han ido produciendo guerras manufacturadas, como las de Siria y Libia (las “revoluciones árabes”), que han tenido (y tienen) un mismo objetivo cardinal como es el de destruir-desestabilizar Oriente Medio y el Norte de África para que a su vez produzcan crisis migratorias masivas en Occidente con inmigrantes entrando descontroladamente en Europa (negocio redondo para los traficantes de derechos humanos y demás ONG’s de poder blando que viven a cuenta del estupidizante “welcome refugees”, con la sombra de sus padrinos-mentores: EEUU y George Soros) mientras fabrican hostilidades de guerra fría contra Rusia y China. Todo sea por implementar la tiranía del Nuevo Orden Mundial.
Las falsas banderas son, de este modo, los montajes terroristas sobre los que se asientan las prioridades de los déspotas occidentales para expandir su particular “blitzkrieg” conquistadora.
Hagopian no duda de ello Cada evento de falsa bandera del siglo XXI (y bastante más atrás, con la Operación Gladio, iniciada tras la II GM) ha involucrado terrorismo patrocinado por Occidente, incluyendo todos los atentados llevados a cabo tanto en EEUU como en Europa.
David Steele, con 20 años de experiencia en la inteligencia militar del Cuerpo de Marines y ex oficial de la CIA, ya dijo que:
La mayoría de atentados terroristas en el mundo lo son de falsa bandera, o bien esos atentados son ejecutados por nuestros propios servicios de inteligencia. En los Estados Unidos, cada incidente terrorista que hemos tenido ha sido una falsa bandera o bien ha sido un informante controlado por el FBI.
De hecho, ahora tenemos ciudadanos que están impulsando órdenes de restricción contra informantes del FBI que están tratando de incitar al terrorismo. Nos hemos convertido en un manicomio.
¿Les suenan aquellos informantes-chivatos controlados por la policía, la guardia civil y el CNI en el 11-m español?
La mecánica fue idéntica a la que señala Steele para el FBI, el propagador, junto a la CIA, de este manual de falsa bandera para las policías y servicios de espionaje del resto del mundo que sea acólito del imperio.
Así, Hagopian, señala que Los manipuladores de la CIA, el FBI, el Mossad y el MI6 regularmente reclutan y financian a jóvenes extremistas musulmanes vulnerables como activos para actuar como patsies (tontos útiles) con los que supuestamente llevar a cabo operaciones de falsa bandera.
Aunque la mayoría de los occidentales podrían estar de acuerdo en que sus libertades se han visto comprometidas desde el 11 de septiembre, todavía se resisten a aceptar la siniestra realidad de que sus propios gobiernos las usan como peones sacrificables, en definitiva, para asesinar a su propia gente.
No es ciencia ficción, a la luz de los hechos, qué clase de propósitos criminales tienen entre manos los gestores de este Nuevo Orden neocon con el que quieren “obsequiar” a todos los ciudadanos del mundo.
Hagopian lo refiere, aunque a algunos les parezca su planteamiento catastrofista, del siguiente modo:
De acuerdo con el diseño diabólico de los globalistas, de las cenizas de la muerte y la destrucción surgirá una población global “sostenible”, drásticamente reducida de la mitad a mil millones de habitantes humanos, de los 7,3 mil millones actuales, quiénes vivirán el resto de sus días en la tierra en servidumbre total sirviendo a una élite de poder genocida que gobernará sobre lo que queda vivo en el planeta.
Este escenario final se está manifestando a través del análisis de los acontecimientos geopolíticos desestabilizadores y polarizadores que se están desarrollando en los últimos dos años en los que se están resucitando las hostilidades de la guerra fría entre Oriente y Occidente y cómo la élite gobernante ha estado utilizando su estrategia de división y conquista
La solución final pasa pues por...
El terrorismo patrocinado por los Estados occidentales, que se ha traducido en los atentados ocurridos en EEUU (11-s), España (11-m), el Reino Unido (7-j) y, entre otras, las masacres de falsa bandera acontecidas en Francia.
Todo ello ha sido diseñado para difundir el pánico en todo el mundo occidental, para encender una guerra artificial contra el terror a expensas de los musulmanes de todo el mundo (antes fueron los comunistas), en consecuencia, para disminuir las libertades propias y ajenas.
Los llamados terroristas son simples extensiones de la cábala del crimen occidental que asesina a su propio pueblo para la causa de la tiranía y control absoluto del Nuevo Orden Mundial.
26 de febrero de 1993: primer atentado terrorista de falsa bandera contra el World Trade Center
Expone Hagopian que El incidente terrorista más cercano ocurrido en territorio estadounidense que culpó a los musulmanes con las implicaciones de una falsa bandera fue el ataque terrorista al World Trade Center el 26 de febrero de 1993, ocho años antes del 11 de septiembre.
Un artículo del New York Times del 28 de octubre de 1993 informó que el FBI era consciente, con bastante anticipación al ataque, de los planes de extremistas musulmanes de atacar con bombas una serie de lugares en Nueva York.
Un ex oficial del ejército egipcio, Emad Salem, se convirtió en informante del FBI y aparentemente fue capaz de infiltrarse secretamente en el grupo de terroristas asignándole la tarea de sustituir el explosivo por polvo.
Según Salem, un supervisor de la oficina del FBI en Nueva York canceló el operativo y la explosión de una serie de bombas en el Centro de Comercio de las WTC se produjo sin contratiempo alguno, matando a seis personas e hiriendo a más de mil, además de causar daños estructurales por valor de más de medio billón de dólares.
En la secuencia de hechos posteriores del ataque a las WTC de 1993 Hagopian incide en las vergonzantes fallas oficiales y connivencias del “establishment” policial con el terrorismo
Una vez que el atentado contra las WTC ocurrió, el FBI rápidamente se dispuso a arrestar a cuatro musulmanes acusados del ataque, todos juzgados y condenados dentro del plazo de un año.
Después de entrevistar a un quinto hombre acusado en el atentado, Abdul Rahman Yasin, éste fue extrañamente liberado por el FBI y se le permitió regresar a Irak en 1993.
Según un artículo de la CBS del 31 de mayo de 2002 titulado ” El hombre que se fugó”, el FBI justificó el dejar marchar a Yasin porque “fue servicial y cooperativo, facilitando los nombres y direcciones de los autores del atentado, por lo que el FBI, procedió a su liberación”.
Pero Hagopian dice, con lógica, que A menos que Yasin estuviera en la nómina del FBI, como Emad Salem, con evidencias potencialmente perjudiciales que pudieran comprometer al propio FBI como partícipe del atentado, jamás se permitiría a un terrorista abandonar el país.
Lo que probaba, de alguna manera, la complicidad del FBI en el atentado de las WTC. Hagopian cita a Mark Gorton, autor de Fifty Years of the Deep State (Cincuenta años de Estado Profundo), afirmando que George Bush padre fue el cerebro que estuvo detrás del atentado de 1993, así como el gran asesino del 11 de septiembre.
¿Pero cuál fue el objetivo del atentado a las WTC en 1993?
Según Hagopian se hizo para crear una justificación que supusiera una “mejora de la seguridad” del complejo de las WTC.
A un costo de medio millón de dólares, el director de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey contrató a Kroll Associates, que entonces estaba dirigida por el experto en contraterrorismo Brian Michael Jenkins, con el objeto de realizar un “análisis de seguridad completo” (analicen el entrecomillado)
Otro personaje clave en toda la trama terrorista estadounidense es Michael Chertoff(11-s (y XI).
En 1993 Michael Chertoff, señala Hagopian, fue Fiscal de los Estados Unidos para el distrito de Nueva Jersey.
Sus filiiaciones neoconservadoras le supusieron un ascenso meteórico en su carrera legal para convertirse en el zar de la seguridad nacional.
Sionista de doble ciudadanía israelí-estadounidense, Chertoff escribió una parte sustancial de la inconstitucional Ley Patriota, la práctica ilegal de torturas del tándem Bush-Cheney y leyes draconianas que permitieron el arresto de cientos de musulmanes en Estados Unidos después del 11-S.
La madeja terrorista de Estado es tan extensa que otros copartícipes en los crímenes de falsa bandera del Tío Sam, al igual que el citado Chertoff, engordaron sus cuentas corrientes al calor de aquéllos.
Es el caso de Dick Cheney, otro turbio y siniestro personaje que pasó de secretario de Defensa bajo el mando de Bush padre a CEO de Halliburton y luego vicepresidente con Bush hijo, otorgando enormes contratos sin licitación a su vieja compañía, sacando de ello miles de millones de dólares de las guerras de Irak y Afganistán o, por no hacer prolijos los nexos terroristas de la élite política de EEUU, las profundas conexiones de la familia Bush con Bin Ladens y el Grupo Carlyle.
En una entrevista posterior al 11 de septiembre, dice Hagopian, el ex jefe de la estación de Dallas y Los Angeles del FBI, Ted Gunderson, declaró que creía que la CIA y el FBI eran responsables en última instancia de la mayoría de los actos de terrorismo.
Citó una declaración hecha por un abogado del Departamento de Justicia en la década de 1980, que acababa de redactar la legislación antiterrorista que eventualmente se convertiría después en la Ley Patriota, “La gente tendrá que ser asesinada para que esto pase”.
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