Hoy la realidad es que la crisis sólo ha caído a un lado, sólo ha caído sobre una clase. Sólo hay que fijarse en quién es desahuciado, quién es recortado, quién es despedido. La crisis ha caído sobre la espalda de las y los trabajadores.
Hoy la realidad es que la crisis sólo ha caído a un lado, sólo ha caído sobre una clase. Sólo hay que fijarse en quién es desahuciado, quién es recortado, quién es despedido. La crisis ha caído sobre la espalda de las y los trabajadores.
Ahora que se ha terminado el verano y el verdadero calor, debemos hacer un balance: la juventud se ha visto precarizada y con condiciones laborales deplorables, sin aire acondicionado y echando más horas que un reloj, y además, en muchos casos, sin cobrar, como ocurrió con el caso de Jordi Cruz y los becarios entre muchos otros. Lo que sí está claro es que solo luchando cambiaremos nuestras vidas.
El 4 de septiembre el diario Público indicaba que “el fin del verano trae el peor dato para el empleo desde 2008: en agosto el paro aumentó en 46.400 personas’’. Sin duda, se trata de un dato preocupante que trae consigo el debate de si realmente hay signos de recuperación económica tras años de recortes.
En 2008 ya nos estaban diciendo eso de “tenéis que apretaros el cinturón” y “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades”.
Hoy la realidad es que la crisis sólo ha caído a un lado, sólo ha caído sobre una clase. Sólo hay que fijarse en quién es desahuciado, quién es recortado, quién es despedido.
La crisis ha caído sobre la espalda de las y los trabajadores.
Resulta frustrante que, al mismo tiempo, como explica en su Facebook el periodista y presentador Jesús Cintora, “los multimillonarios aumentan un 55% en España en 4 años.
Ya hay más del doble de la crisis… Mientras, un 50% de los trabajadores tiene problemas para llegar a fin de mes’’.
Cada cierto tiempo, el gobierno presume y hace alarde de datos positivos, de los supuestos “brotes verdes’’ (la vieja confiable), mediante declaraciones e informes para calmar ualquier atisbo de movilización social. Su fin último es el de mantener cierta estabilidad política y social.
Esta estrategia forma parte de lo que se conoce como propaganda burocrática, una práctica muy utilizada por los gobiernos. Aquí entra el uso de informes oficiales por parte de una organización para demostrar eficacia.
Normalmente va dirigida a los “evaluadores’’, quienes están encargados de valorar estos informes (normalmente contratados por empresas o entidades financieras), aunque también se usa con la gente en general. Se trata del uso de estadísticas y “datos duros” para aparentar una demostración “científica”. Sin embargo, normalmente no se ofrecen datos de cómo se han elaborado los informes.
Decían David L. Altheide y John M. Johnson en Bureaucratic Propaganda que “El uso de argumentos lógicos para representar eficacia, así como justificar y presentar esfuerzos individuales como si realmente formaran parte de un ‘sistema’, ha llevado a mucha gente a creer que los informes oficiales pueden ser vistos como el reflejo de ciertas medidas, incluso de medidas muy complejas”.
A veces, esos informes burocráticos no son el medio, sino el objetivo. Para el gobierno, la lucha contra el “desempleo” es la lucha por conseguir un mejor “número” en los informes, no la lucha para eliminar dicha situación.
Propaganda para dar la apariencia de que, tras las acciones políticas, empresariales, etc., hay un sistema que funciona ‘’a la perfección y exactitud’’, con el consiguiente uso de datos y estadísticas para argumentar un punto de vista.
Estamos a principios de septiembre, y aún seguimos escuchando el cuento de los brotes verdes. Pero lo cierto es que cada semana, conforme avanzan los hechos, los datos de la economía española siguen siendo igual de preocupantes.
No hemos notado la diferencia tras tanto recorte y privatización, sea con el gobierno que sea.
Aquí cada uno tira para su terreno, pero estamos dejando pasar por alto una cuestión realmente importante: no hay cambio real sin solucionar los problemas de los y las trabajadoras.
Que haya diálogo y debate es estupendo, pero si los partidos quieren actuar, que sea para garantizar pan, trabajo, techo y libertades democráticas, porque a día de hoy se sigue reproduciendo un sistema en el que los únicos empleos que se crean son precarios, donde hay violencia machista y no se hace nada al respecto, donde cada día se desahucian a cientos de personas.
Los salarios son bajos, no son fijos, muchos de ellos en negro, en condiciones laborales deplorables y sin estar dados de alta en la Seguridad Social.
Por un plan de emergencia social y de salida a la crisis
Para resolver esta situación son necesarias medidas como la derogación de las reformas laborales, un salario mínimo interprofesional superior a los 1.000 euros, enmarcadas en un plan de emergencia social para una salida a la crisis para la gran mayoría. Además, los sueldos no resuelven las necesidades básicas de las y los trabajadores.
¿Cuántos casos conocemos de personas que no llegan a fin de mes y tienen que pagarse sus estudios con la lúgubre pensión de sus abuelos o vivir de la caridad?
El gobierno, los partidos políticos y los medios de comunicación, al hacerse eco de la crisis económica, han puesto el enfoque en la caída del sector de la construcción, de la bolsa y las supuestas pérdidas en el sector financiero.
Sin embargo, los y las trabajadoras sufrimos en carne esta crisis desde hace años en forma de contratos basura, estancamiento y caída de los salarios, aumento del coste de vida, imposibilidad de acceder a una vivienda, desempleo, recorte de derechos y un triste y largo etcétera.
Más que nunca es vital la percepción de una pensión básica de cuantía igual al Salario Mínimo Interprofesional para toda persona mayor de 60 años.
Por su parte, El País se hacía eco de que el paro subió en agosto en 46.400 personas, pero no es exactamente por el fin del verano, (y por ende por subir el paro en el sector turístico) sino por la educación y la industria.
Es decir, muchos de esos contratos temporales llegaron a su fin el pasado mes. Por otra parte, el 12,5% de todos los contratos que se firman en España son de camarero.
Dos datos importante para entender las cifras del paro: la baja afiliación (78.000 nuevos empleos en Sanidad, Hostelería y Transporte y se destruyen 93.000 en Educación, Industria y Construcción).
En agosto había 15 millones afiliados, pero en los primeros siete meses del año, se han firmado 12,5 millones de contratos.
Sin embargo, la media de estos contratos con fecha de caducidad era de 52 días.
En definitiva, datos que encarnan una realidad alarmante: precariedad y temporalidad absolutas.
También se esconde el paro juvenil (un 48,7% entre los menores de 25 años en Andalucía, según la EPA) y la desigualdad salarial entre hombres y mujeres (las mujeres reciben de media un salario un 30% menor que el de los hombres por el mismo trabajo realizado), las grandes olvidadas en los informes gubernamentales.
De aquí surge la necesidad de satisfacer las reivindicaciones sociales, que no son sino necesidades de la clase obrera ante sueldos de miseria y precarios, desempleo, recortes en servicios públicos, datos de rentas, ingresos…
Necesitamos un plan de emergencia social y de salida a la crisis para la gran mayoría:
– Ninguna familia sin comida, energía y agua.
– Trabajo digno para todxs.
– Desahucios cero y alquiler social ya.
-- Servicios públicos y de calidad.
– Abajo la Troika, la UE y el euro.
– No al pago de la deuda.
– A igual trabajo, igual salario.
¡¡¡Porque la crisis, la reforma laboral y los recortes sólo afectan a lxs trabajadores/as y estudiantes!!!
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