El brazo mediático de las bandas armadas
El terror no tiene efecto si no se difunde. La fama que adquirió el grupo terrorista autodenominado Estado Islámicono se forjó cometiendo las atrocidades, sino difundiéndolas. Lo mismo sucede con sus similares, las bandas armadas en Venezuela que se organizan en equipos de miles de personas, subordinadas a un solo mando. Si eso no se llama paramilitarismo, entonces habrá que hacerle una enmienda al diccionario.
Pero el tema que se va a tratar de principio no es de terminología en cuestión, sino del espacio mediático con el que cuentan estas bandas criminales para difundir sus atrocidades.
Hablamos del coro de los mismos medios de comunicación electrónicos en Venezuela, que se caracterizan por ser ultra opositores al chavismo y que han recibido 12 millones de dólares de financiamiento desde distintas ONG como Espacio Público y el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela (IPyS-Venezuela), quienes dirigen a Caraota Digital, Sumarium, Efecto Cocuyo, El Pitazo y Runrunes, aunados a los ya existentes La Patilla y Dolar Today, que cuentan con fondos de financiamiento provenientes de los lavadores de dinero prófugos en EEUU.
Esta estructura ha sido develada por personas que mantienen o mantuvieron una relación laboral con estas empresas de laboratorios mediáticos, que no están de acuerdo con algunas acciones antiéticas que se llevan en ellas, principalmente una presunta complicidad entre algunos periodistas y directivos con el mando central de las bandas criminales que operan coordinadamente en Venezuela.
“Si es para algo tan propio del periodismo como obtener un tubazo o si es para otros fines (que es mi miedo), tenercontacto con estos criminales de forma permanente y no denunciarlos, es complicidad”, declaró un(a) trabajador(a) perteneciente a este conglomerado de medios, quien solicitó expresamente no revelar identidad, cargo, ni lugar específico de desempeño, por temor a su vida, debido a la razón obvia de estas relaciones entre periodistas y directivos con la fuente violenta.
Es así pues que medios como Dolar Today, la Patilla y sus derivados, que fueron concebidos para el derrocamiento de la Revolución Bolivariana, en muchas ocasiones conocen la información de los casos de violencia antes que las autoridades, incluso, hay evidencia de casos que tienen la información antes que los hechos sucedan, esto los pone en una situación delicada dentro del problema de la violencia en el país.
La necesidad de muerte se volvió complicidad
Desde hace unos años, hemos visto en estos medios antichavistas titulares donde el país se caía a pedazos a causa de la inseguridad. Recordemos que algún vocero oficial de Gobierno se refirió al término sociológico “sensación de inseguridad” y fue linchado mediáticamente, porque precisamente se refería a la inseguridad personal como un estado alcanzado a través de la mediatización de algunas realidades. Lo cierto es que esa campaña no tuvo el “éxito” esperado, puesto que los casos de violencia parecían ser algo lejano y exclusivo de los antisociales, donde ellos mismos eran víctimas y victimarios.
Sin embargo, desde hace un par de años (2014-2015), esta realidad ha venido dando un giro macabro: no sólo en la cantidad, sino más bien en la cualidad de estos casos: descuartizamientos, empalamientos, decapitaciones, incineraciones y cualquier homicidio perverso, del que ya no sólo son víctimas los antisociales, sino cualquier personade cualquier status económico, ocupación o ubicación dentro del Territorio.
Lo más perverso de estas barbaries, más allá de sus formas de ejecución, es que son utilizadas como un estilo de propaganda de guerra a través de las redes sociales, que va dirigida sólo a un enemigo: la Revolución Bolivariana.
No importa cuál sea el contexto, la forma o los involucrados en el crimen: desde su ejecución, pasando por su difusión, hasta su interpretación y análisis, el mensaje manchado de muerte va dirigido al Chavismo.
De esta manera, podemos sospechar que existe un vínculo estructural entre el crimen cometido por estas bandas y los medios que con una intencionalidad clara, difunden los mensajes de miedo que los criminales quieren dar.
Sin embargo, existen otras evidencias que más allá de ser estructurales, denotan el trabajo conjunto entre los asesinos reales y los mercenarios mediáticos:
El vínculo entre ejecutores y difusores
A lo largo de 2015 y lo que va de 2016, han quedado sellados sendos ejemplos de la cooperación entre los perpetradores materiales y los -ahora- perpetradores mediáticos del hecho. Le llamamos perpetradores mediáticos, porque utilizan los hechos como propaganda de miedo.
Entre los casos más recientes donde han que dado incluso grabaciones, es en la relación del autodenominadocorresponsal de Dolar Today, Jesús Medina Ezaine, con dirigentes criminales del penal de Tocorón, en los que planifican los motines y la manera de proyectarlos mediaticamente.
O también cuando este mismo periodista expuso la foto de una presunta banda criminal en El Valle que un día después fue exterminada por otras tres bandas que operan en el sector y que están apegadas “al pacto” existente desde principios de 2015, que no es otra cosa que somerte a un único mando externo a cambio de armas de guerra y drogas.
Este fue el resultado de la “denuncia” o “baticinio” de Medina Ezaine |
Otro caso reciente y muy macabro fue la ejecución del Supervisor Jefe de la Policía de Caracas, Larry Morillo, cuya información ya estaba en manos del corresponsal de La Patilla, Román Camacho, antes que ocurriera el terrible hecho.
En esa ocasión Camacho publicó el tweet luego de tener contacto con las bandas que, un día antes de la ejecución, habían organizado una protesta por presuntos abusos policiales en el sector.
Lo curioso y contradictorio de Camacho es que primero niega que hubo presencia y organización de las bandas en la protesta, para luego informar que las “bandas se preparan para ir en contra de los organismos policiales”
Lo que puede hacer más evidente que no se trataba de una protesta espontánea es que la tranca de la vía se hizo en base al horario de paso de las gandolas de combustible de PDVSA. Incluso, el primer rumor que corrió los laboratorios de estos medios es que iban a quemar gandolas de combustibles en Caracas en protesta por inseguridad:
El(la) informante que labora en el cartel de estos medios electrónicos antichavistas y que nos brindó su testimonio, expuso su rechazo ante la práctica que tienen estos con los miembros de las bandas armadas: “Una cosa es hacer periodismo en contra del gobierno, que no lo veo mal, pero algo muy distinto es aliarse con el hampa para crear malas noticias, sin importar que se estén sacrificando la vida de personas (…) Quisiera que fuera distinto, porque hay muchas cosas malas en la que nos podemos enfocar como medio para denunciar al gobierno, pero lo que hacen es una hijo de putada”, afirmó.
“No tengo claro quién es el contacto con ellos [las bandas], o si hay pagos de ellos hacia los medios o de los medios hacia ellos, lo cierto es que hay complicidad, porque a cada sala de redacción llega la información de estas cosas terribles antes que pasen, como si fuese un guión”, agregó el(la) informante, al tiempo que afimaba que este cartel conformado por los medios electrónicos y los laboratorios informáticos antichavistas, se valen de unos 15 mil perfiles en las redes sociales, reales y ficticios, para posicionar estos temas.
La huida hacia adelante con el termino “paramilitar”
Como ya explicamos anteriormente, una organización conformada por varios grupos armados a sueldo, bajo un solo mando, tiene un significado en el diccionario: paramilitarismo.
Pero al parecer, es un términos que genera escozor y rechazo en estos medios antichavistas. La pregunta es ¿Por qué?
Quizá la repuesta sea que si estos grupos paramilitares son definidos como hampa común, representaría un fracaso a todos los planes de seguridad y pacificación de la sociedad, implementados desde Estado en la gestión de la Revolución Bolivariana.
Aún más, estos medios antichavistas no sólo apuestan por exhibir un fracaso de la Revolución, sino atribuirle la macabra creación no de grupos organizados, sino de hordas de malandros armados a la deriva, que matan sin razón alguna.
Se puede especular mucho acerca del por qué y para qué de la creación de estas organizaciones criminales de talante paramilitar, si sus fines son políticos, económicos o meramente producto del “régimen castro-chavista”, lo que sí es cierto es que a ninguna población, ni a ningún gobierno le conviene convivir con este flagelo.
De acuerdo a las declaraciones de algunos de estos asesinos que están bajo custodia de los organismos de seguridad, reciben un incentivo de 30 a 500 dólares estadounidenses por cada muerte de un funcionario de seguridad o personaje, todo depende del rango o importancia de la persona o de la proyección mediática que haya tenido el caso. Nuevamente inferimos: si no es paramilirismo ¿qué es?
Otro razonamiento acerca del uso o no del término en cuestión: es extraño que los autores de las barbaries que van en contra de lógica humana, encuentren una lógica organizativa, en el tráfico de armas y municiones, en el trabajo de inteligencia necesario para perpetrar algunas de sus atrocidades y sobre todo, en cuentren la lógica suficiente para organizar el aparato de difusión de sus crímenes.
Entonces no podemos hablar de hordas armadas que asesinan sin razón como si se tratara de una era post-apocalíptica, sino de grupos organizados con un leit motiv: sembrar el terror y el pánico por un incentivo económico, para favorecer intereses oscuros.
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