Las cuentas suizas del rey y la “excusa Botín”
¿Tiene conocimiento el Gobierno sobre si el Rey D. Juan Carlos actúa como intermediario en operaciones comerciales en el extranjero que afectan a empresas españolas?
Si es así, ¿recibe alguna remuneración por la intermediación? ”.
También preguntaba Garzón sobre la existencia de las cuentas en Suiza sobre las quehabía informado la revista Interviú: según tal información la famosa amante del reyhabría abierto en Suiza dos cuentas bancarias en las que ingresar las comisiones obtenidas por su intermediación pero no las habría abierto a su nombre sino con una identidad falsa que le habrían proporcionado los servicios de inteligencia españoles, el CNI.
Nadie sabe quién estaría autorizado a ingresar dinero o sacarlo de tales cuentas. Por supuesto, nadie sabía si éstas serían las únicas cuentas que el círculo íntimo de Juan Carlos de Borbón tuviera alejadas del fisco español.
Hace años se solía hablar de los mentideros de la villa para explicar aquellas cosas que sabía mucha gente en Madrid pero que, por lo que fuera, nadie había publicado.
Los mentideros de la villa tienen más de patio de vecindad que de conocimiento contrastado pero lo cierto es que durante años fueron los únicos que informaron de la fogosa vida extramatrimonial del jefe del Estado o de que la razón por la que Iñaki Urdangarín y Cristina de Borbón se habían ido a Washington era que la corrupción de sus negocios había alcanzado un nivel de escándalo imposible de tapar sin alejarlos unos cuantos miles de kilómetros.
Por supuesto también ha habido decenas de rumores falsos, que nunca se han confirmado o que resultan sencillamente increíbles.
Durante las últimas semanas circula el rumor insistente de que el diario El Mundo tendría en su posesión la lista Falciani en la que aparecen 3.000 cuentas de españoles en Suiza, más de 650 con sus titulares identificados.
Según tal rumor, El Mundo no estaría publicando la lista porque la gravedad de su contenido (por la importancia de algunas de las personas que aparecen en esa lista de evasores) exigiría un nivel de contrastación que aún no habrían logrado.
Sin embargo, El Mundo sí se habría lanzado a la piscina al informar delas cuentas suizas de los Pujol en plena campaña electoral catalana y parece evidente que la piscina tenía agua. Todo esto, ya digo, son rumores insistentes y aparentemente bien informados, pero rumores.
Lo que no es un rumor sino un hecho es que de la lista Falciani sólo sabemos a ciencia cierta el nombre de una familia: la de Emilio Botín.
Cuando les pillaron (no porque España investigara, pese a tener a Falciani detenido en la cárcel de Valdemoro, sino porque la justicia francesa informó a las autoridades españolas) regularizaron voluntariamente el dinero evadido y se acabó la causa penal abierta.
Y se refugiaron en una excusa: el padre de Botín salió de España huyendo en la guerra civil con ese pastizal, lo metió en cuentas suizas y a los Botín se les pasó repatriarlo. Cosas que pasan.
Llama la atención la secuencia de los hechos: Izquierda Unida pregunta si el rey ha participado en chanchullos económicos que han terminado con ingresos en cuentas suizas, El Mundo publica la existencia de cuentas en Suiza a nombre del rey pero que serían relativamente disculpables (en una corte que ha disculpado todo tipo de desmanes a la familia real) y permitirían agarrarse a exactamente la misma excusa que Botín: que quien evadió el dinero fue el ancestro (triste pero oportunamente difunto), que además lo hizo por motivos perfectamente comprensibles (huir del terror rojo) y que el error de los vivos habría sido simplemente por inercia, por no cerrar esas cuentas y repatriar el dinero.
Algo que, según El Mundo, el rey no habría hecho por prudencia, por mantener intacta la memoria de su padre (ya se sabe lo sacrificado que ha sido siempre Juan Carlos en atención a su padre) y ni siquiera por decisión propia:
“Los albaceas recomendaron a los herederos no repatriar el dinero acumulado en el extranjero por cuestión de imagen“ (como si en los años 90 hubiera habido algún medio capaz de denunciar la existencia de tales cuentas y asumiendo que esa cuestión de imagen valía más que un mínimo patriotismo fiscal).
El Mundo publica hoy, 20º aniversario de la muerte de Juan de Borbón, que el evasor fue el padre del rey. Y coincide en los kioskos con la portada de ABC dedicada a toda plana a homenajear a su don Juan, “el hombre que renunció a todo [salvo alguna cosa] por España” en tan redondo aniversario: algo que no sorprendería a nadie si no fuera porque ni en el 10º aniversario, ni en el 5º aniversario ni incluso en el primer aniversario de la muerte de Juan de Borbón el diario monárquico dedicara ni un centímetro de su portada a recordarlo.
Casi se diría que la portada de ABC de hoy fuera una respuesta a El Mundo, para lo que sería imprescindible que alguien de El Mundohubiera avisado de lo que iban a publicar hoy a Zarzuela y desde ésta se pidiera a ABCun panegírico por aquello de la “cuestión de imagen”.
Esto último no es un rumor sino una deducción, aunque bien podría ser que todo fuera una sorprendente casualidad.
En todo caso la información de El Mundo no puede blanquear las preguntas originales.Que el rey llevara 20 años evadiendo del fisco varios millones de euros sería gravísimo. Que su padre hubiera acumulado esa fortuna desmiente el relato fantasioso de sus padecimientos económicos (y políticos).
Sólo eso deslegitimaría a Juan Carlos para seguir en la jefatura del Estado.
Ya en enero El Mundo soltó un bombazo informativo en portada que pronto entendimos como un mero intento de amortiguar los daños que pronto vendrían con la información más completa: que Luis Bárcenas había repartido sobres entre dirigentes del PP venidos de donaciones de constructores.
La noticia era escandalosa pero se enfocaba de tal forma que permitía al PP salvar los muebles dada la magnitud del escándalo real.
Algo así parece la noticia de hoy de El Mundo, un escándalo que sería insoportable si no fuera porque escondiera uno mucho mayor aún.
Toca al gobierno responder las preguntas registradas por Alberto Garzón: ¿Se ha dedicado el monarca a cobrar comisiones en tanto que intermediario comercial? ¿Dónde habría ingresado el dinero en tal caso?¿Y Corinna?
¿En función de qué habría tenido residencia pública e identidad falsa? ¿Qué hay de esas cuentas en Suiza? ¿Cuánto dinero mantiene la familia real y su entorno íntimo evadido del fisco español? ¿Quiénes son esos españoles que tanto tendrían que alegrarse, por ejemplo, de que empresas españolas construyan un AVE en el desierto saudí?
El autor de este artículo forma parte del Consejo Político Federal de Izquierda Unida
El rey heredó de su padre 375 millones de pesetas que depositó en una cuenta suiza
Según publica el diario El Mundo, Juan de Borbón tenía un patrimonio de 1.100 millones de pesetas en el momento de su muerte
728 millones estaban depositados en tres cuentas en Suiza, 375 fueron a parar el rey y el resto se los repartieron sus hermanas
Los albaceas recomendaron no repatriar la fortuna para no levantar sospechas sobre el patrimonio del conde de Barcelona
eldiario.es
La monarquía española ha tenido cuentas en paraísos fiscales. Según revela este domingo el diario El Mundo, el conde de Barcelona legó a sus hijos bienes y fondos por un valor de 1.100 millones de pesetas tras su muerte, el 1 de abril de 1993, de la que mañana se cumplen 20 años.
La mayor parte de ese patrimonio se encontraba fuera de nuestro país, en tres cuentas en Suiza, dos en Lausanne y una en Ginebra.
En ellas había fondos depósitados por un valor de 728,75 millones de pesetas, que al cambio actual, y aplicando el IPC de estos últimos 20 años, serían unos 7,85 millones de euros.
A esa cantidad se sumaría un patrimonio inmobiliario cercano a los 350 millones de pesetas, entre el que destacan el chalet familiar de Puerta de Hierro en Madrid, un edificio en la Gran Vía de la capital y un apartamento en la ciudad portuguesa de Estoril.
Siempre según el diario El Mundo, el grueso de las cantidades depositados en las cuentas suizas de Juan de Borbón acabó en manos del rey.
En concreto, unos 375 millones de pesetas.
Juan Carlos de Borbón los recibió a través de tres cheques que fueron ingresados el 21 de octubre de 1993, momento en el que se procedió al reparto de la herencia, en la cuenta 10.031 de Sogenal -Société Générale Alsacienne de Banque-, de Ginebra.
Se desconoce que sucedió a partir de ese momento con ese dinero depositado en el paraíso fiscal. Tampoco se sabe qué ha sido de la cuenta.
Buena parte de los fondos que recibió el rey procedían de una de las cuentas de Lausanne denominada en el testamento "cuenta de usufructo". Esta cuenta, de la Société de Banques Suisse, fue parcialmente vaciada, pero siguió abierta con un saldo de 24 millones de pesetas.
Los albaceas recomendaron al rey y sus hermanas, que recibieron 172 y 131 millones cada una, que no repatriaran la fortuna para no levantar sospechas sobre el patrimonio del conde de Barcelona, de quien siempre se dijo que no contaba con importantes bienes.
Los negocios del rey
¿Cobra el jefe del Estado dinero de empresas privadas por sus gestiones a favor o en contra de una u otra operación?
La pregunta es pertinente porque los indicios empiezan a ser palmarios y porque, de confirmarse, sería un escándalo difícil de justificar.
El rey ya cobra por defender los intereses españoles: ése es precisamente su trabajo.
Y si se llevase comisiones añadidas, sería tan impresentable como si lo hiciese Mariano Rajoy.
Por comparar, ¿alguien se imagina al presidente de la República francesa, o a su “amiga entrañable”, cobrando por gestiones empresariales mientras ocupa la jefatura del Estado?
Me hago la pregunta por una información que publica hoy El Mundo en su portada y que me resulta tremendamente familiar: Corinna asesoró a Lukoil ante Repsol y el Fondo Hispanosaudí.
Según esa información, Corinna no llegó a cobrar porque aquella operación no salió, pero iba a comisión.
Hace más de cuatro años, escribí para Público una noticia que cuadra mucho con lo que El Mundo cuenta hoy: que el rey estaba intercediendo a favor de Lukoil. Juan Carlos de Borbón llegó a llamar seis veces el mismo día al entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero para apoyar la entrada de la petrolera rusa en el accionariado de Repsol.
En su momento, en noviembre de 2008, la información fue desmentida por el Gobierno.
A mí, entonces director de Público, publicar aquella noticia me provocó algunos problemas que algún día contaré.
Dos años después, uno de los cables de Wikileaks demostró que mi información era buena: que el rey se movió en apoyo de Lukoil, tal y como confesó al embajador de EEUU el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Bernardino León.
¿Qué interés tenía el rey en que una petrolera rusa comprase parte de Repsol?
¿Iba también a comisión, como su “amiga entrañable” Corinna zu Sayn-Wittgenstein?
Esto es una cosa sabida de siempre. ¿Por qué la estamos sacando ahora? ¿Qué se quiere ocultar con esta nueva cortina de humo?
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