UNA MONARQUÍA BANANERA O, MEJOR, UN RÉGIMEN SEMIFEUDAL
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Pensemos. Comparemos. Comparar es bueno. Repitamos el ejercicio hasta la saciedad.
Perdonan el impuesto de Patrimonio a las grandes fortunas con el que se podrían recaudar en Madrid fácilmente 600 millones – más de 2.000 millonesa nivel nacional –. Durante los últimos 5 años, Madrid, ha perdonado a las rentas más altas más de 3.000 millones con distintas rebajas de impuestos a éstas.
El mismo caso podemos extrapolar a Cataluña o al resto de España, en esto no hay banderas.
El gobierno no persigue el fraude fiscal sino que lo posibilita y lo amnistía renunciando a 88.500 millones.
Apple, Amazon, Starbucks, Sansumg, Google, etc. con beneficios millonarios en suelo español, prácticamente, no pagan impuestos.
Nuestras grandes empresas tributan a entre el 5 y el 14% – según la fuente a la que se acuda o la forma en que se calcule – pero no más.
Éstas tienen empresas en paraísos fiscales para defraudar alegremente con la connivencia de nuestros gobiernos.
Nuestras patrióticas grandes fortunas tributan al 1% mediante triquiñuelas acompañadas de figuras legales, mientras, nos exprimen les hacemos sentirse lo más a gusto posible para que no se vayan.
Se crea un limbo legal y fiscal en EuroVegas – con el que renunciaremos a unos 3.000 millones – para mayor gloria de los “pelotazos” urbanísticos y la corrupción. Se dan cientos de miles de millones a los banqueros para salvar sus fortunas cuando esos bancos podrían ser liquidados con el dinero de sus mismos accionistas e inversores privados. Etc. Etc. Etc.
Todas ellas medidas muy necesarias… Lo permitimos ¿Somos tontos? Seguro que sí, pero, empiezo a inclinarme más porque somos gilipollas.
Qué es lo mejor de todo esto, que, mientras, eximimos a estas empresas y fortunas del pago de impuestos o las rescatamos, desvían los fondos a paraísos fiscales – 21 billones se encuentran allí – y, para mayor escarnio, luego son ellas – los mercados – las que con el dinero que han evadido nos prestan y les pagaremos intereses anuales, solo España, por valor de 38.000 millones el próximo año.
Esta cifra es más del dinero que dedicamos a los denigrados y humillados desempleados.
Nuestros abnegados líderes en pos del buen funcionamiento y la sostenibilidad del sistema – la salvación en el sacrificio y la destrucción de nuestra sociedad – imponen un REpago en medicinas y, ahora, una tasa de un euro por receta para obtener una recaudación ridícula de 83 millones en Madrid– en Cataluña se prevén recaudar alrededor de 90 o 100 millones anuales – poniendo contra las cuerdas a jubilados, desempleados y enfermos crónicos;
Parece que, no, suficientemente, castigados con el REcobro de los transportes sanitarios, por ejemplo, para las innecesarias diálisis – ¡¡¡no son urgentes, porque si un paciente de diálisis no la recibe, no le ocurre nada!!! –
Pero, bueno, no nos vamos a sorprender, ya nos lo dijo la viceconsejera de Asistencia Sanitaria madrileña, no podía ser que los enfermos crónicos vivieran gratis del sistema o como piensan el ministro de Justicia y el presidente del Gobierno, que creen, que su labor consiste en impartir dolor y sufrimiento.
Eso sí, sufrimiento para el resto, riqueza y poder para ellos.
El señor Lasquetty se excusa – y nos culpabiliza – de las cerca de 3.800 toneladas de medicamentos tirados
¡Pero, si eso es la esencia de este sistema capitalista!
El consumo irracional, compulsivo, masivo y el despilfarro a gran escala– mientras millones de seres humanos sufren y mueren de hambre – con la destrucción de los recursos económicos, energéticos y naturales.
Debería darse este señor una vuelta por nuestros ríos, costas y bosques destruidos por su codicia e irreflexividad.
Debería luchar contra los 9 millones de toneladas de alimentos que se tiran cada año. Su trabajo como consejero de Sanidad hubiera consistido – en este caso – en implantar una medida tan simple como dar a los pacientes la dosis justa de medicinas, eso sería más que suficiente para ahorrar, evitar el despilfarro y hacer un uso racional de los medicamentos.
Pero, esta medida iría contra las estrategias de ventas de las multinacionales farmacéuticas a las que no quiere perjudicar y se debe.
Todas las medidas se están realizando sin la participación de los profesionales de la educación ni la sanidad, ni la justicia, ni los trabajadores; se está pasando por encima de ellos y lo que es peor se les está criminalizando porque el objetivo es desmantelar el sistema, privatizarlo y cuando se presente algún problema en los beneficios, socializar las perdidas.
Solo un régimen estamental puede justificar que mientras para unos pocos puedan regir privilegios y dádivas sinfín, para el resto de ciudadanos recaigan medidas coercitivas, confiscatorias y una pérdida masiva de derechos. Y, evidentemente,ese régimen caciquil y corrupto se está apuntalando con medidas demagógicas.
Medidas demagógicas como la reducción de los concejales. Medida falaz porque se pretenden impulsar las diputaciones provinciales, cementerio de elefantes y cargos elegidos a dedo que suponen un coste de 22.000 millones.
Se consolida un gasto de 22.000 millones en redes clientelares y se deja sin sanidad – con una medida inhumana que, además, es inconstitucional y pone en riesgo la salud pública – una disposición racista e ideológica que pretende ahorrar otra miserable cifra: 245 millones.
Pero, no nos engañemos, esta es la realidad, atizan el racismo y las emociones más miserables para proteger sus intereses en este sistema caciquil.
Con unas pocas medidas podríamos ahorrar 365.000 millones que favorecen a los estamentos privilegiados.
Esta es la sociedad estamental – que pensábamos solo se estudiaba en los libros de historia – donde unos entes públicos cobran el IBI a sus universidades – un absurdo absoluto cobrarte a ti mismo – y renuncie a cobrar el IBI – y otros impuestos – a la Iglesia Católica, unos 3.000 millones anuales.
Una Iglesia que recibe unos 11.000 millones, que no son para atender a los más pobres, pues, Cáritas – la coartada perfecta esgrimida por la cínica jerarquía católica española – solo recibe un 2% de sus fondos del dinero destinado por el Estado a la Iglesia Católica.
Una cifra irrisoria para una Institución, extremadamente, rica y subvencionada.
Una Iglesia que posee miles de viviendas que nunca serán destinadas a los más necesitados.
Que habrá que darle casi 4.000 millones a las concesionarias de autopistas de peaje para evitar su quiebra – o poner el 25% del PIB al servicio del rescate a los bancos – pues se les da. Que hay que garantizarles los ingresos, pues se hace.
Que esas mismas constructoras se van a quedar con la sanidad, pues qué más da. Eso son minucias.
Pero, bajo ningún concepto, vamos a rescatar a los 350.000 desahuciados y perdonar sus deudas con la entrega de la vivienda – una vivienda tasada por ese precio por el mismo banco – eso sería poner en riesgo el sistema y crearíamos un mal precedente que fomentaría la irresponsabilidad en los ciudadanos. Un plan que podría costar unos 6.000 millones o poner en el mercado alrededor de 3 millones de viviendas vacías, cuando miles se quedan sin techo o tienen que volver al hogar familiar.
Pero, seamos realistas, una vida humana no es cuantificable – no vamos a perder el tiempo en problemas metafísicos – en cambio, el precio de un yate, un Ferrari, comer en un restaurante de lujo o una mansión es cuantificable fácilmente.
Lo que, también, es cuantificable es la estafa de las preferentes a los pequeños ahorradores perpetrada por la banca con engaños.
Es un engaño vender como un valor seguro una acción que es variable y, además, estaba sobrevalorada. Nada va a ocurrir.
La estafa ha sido consumada y nadie va a devolver la integridad del dinero que ha colaborado al rescate bancario.
El señor Ruíz Gallardón, además, ha puesto otra barrera – llámalo racionalización, ahorro o medida estructural – a estos estafados, una barrera económica de, aproximadamente, 940 euros para demandar al banco.
Y lo más grotesco es que sus demandas van a ser estudiadas en el Supremo por un juez que ha estado al servicio de la banca desde 1969.
Estafados dos veces:
por los bancos y por el Estado de derecho.
La última medida chusca de ahorro tomada es el plan de ‘racionalización’ (otropalabro falaz y ridículo en sus bocas) de Renfe que dejará incomunicados muchos lugares de España, sin realizar un contraestudio del coste que supondrá para los ciudadanos en gasolina, coches, accidentes o contaminación, por unos míseros 51 millones, mientras, ellos pueden viajar en AVE(35.000 millones el dispendio para trasladar cómodamente a las élites económicas) o en avión o en helicóptero – lo mismo da – en primera clase y gratis.
Mientras, Alemania construyó una potente red de ferrocarril allá por el S.XIX, nuestra corrupta e insaciable oligarquía – en el S.XXI – nos quiere devolver al subdesarrollo industrial y tecnológico.
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