Genial... genial artículo de Urania en Berlin sobre el tema!
http://uraniaenberlin.com/2012/08/23/la-estrategia-de-tension-contra-rusia-y-el-tocomocho-de-las-pussy-riot/
La estrategia de tensión contra Rusia
y el “tocomocho” de las Pussy Riot
Estos días pasados se ha montado una buena traca mediática en torno a un grupito de chicas rockeras o punkeras llamado Pussy Riot (un nombre muy ruso, por otra parte)
a las que se ha dado una publicidad extraordinaria desde los mass media de las democracias otanescas occidentales.
La cuestión de fondo no ha sido la de discutir sobre la presunta maestría musical de las Riot (creo que Las Vulpess del añorado y censurado programa de Carlos Tena, Caja de Ritmos, eran infinitamente más estimulantes), sino que el motivo medular del barullo mediático ha sido una algarada que las Riot protagonizaron en un iglesia rusa, donde supuestamente “blasfemaron” y mancillaron el honor del santo pope de todas las rusias y sus descendientes, medio despelotándose delante de los fieles e infieles allí congregados.
El montaje de las Pussy estaba destinado
a galvanizar a la iglesia ortodoxa rusa
para que se uniera en la causa contra el líder ruso.
Una tosca representación teatral que no logró convencer nada más que a los que siguen creyendo que todo aquello fue un producto de una singular puesta en escena de la libertad de expresión.
El problema de las Riot es que se trataba de algo más que hacer de espantapájaros contra Putin, de que su carnavalesca actuación era algo más que proclamar unas denuncias contra los “pucherazos putinianos”.
La política internacional es más compleja de lo que parece
y en el tablero del Este las agencias-ong’s de la CIA
están apretando las tuercas de lo lindo
para que Putin hinque las rodillas
y Rusia pase a ser una pseudocolonia de la OTAN.
Putin (del que se pueden decir no muchas cosas favorables) en los últimos tiempos se muestra particularmente firme e inflexible frente a la política expansionista del Tío Sam, negándose a asumir los objetivos del nuevo orden imperial: no al escudo antimisiles (a pesar del engatusamiento que hacen desde Washington y la OTAN) y no a la injerencia (la hay de hecho) de EEUU y sus comilitones europeos en Siria.
Leyendo un artículo de Paul Craig Roberts (ex editor del diario ultraconservador estadounidenseThe Wall Street of Journal, pero ahora pasado a la trinchera de la disidencia antiimperialista) titulado Las “Pussy Riot”, las desafortunadas estafadas de la hegemonía estadounidense, el americano admira el valor de estas estridentes pelagatas de baratija y pésimo gusto musical pero advierte a continuación que han sido burdamente manipuladas.
Es posible, pero tampoco es para adularlas, precisamente por las implicaciones directas, de claro color político, que subyacen en su “audaz” acción, y a pesar de que les hayan caído dos años de una condena que con toda seguridad no van a cumplir ni en su tercera parte.
A mí es que me parece más condenable aquí, por ejemplo, que los putos bicicleteros invadan continuamente las aceras poniendo en riesgo tu integridad física y no haya manera, ni de multarles ni de que vayan a la carretera, ni tampoco (si es menester) a la cárcel.
O, por establecer una analogía musical (en la distancia), el proceso que se llevó en este país contra el grupo Soziedad Alkoholika que fue sentado en el banquillo de la AN y no se montó el calculado estrépito internacional que se ha realizado a favor de las Riot.
El ex asistente del Secretario del Tesoro de EEUU (Roberts), de todas formas, lo tiene claro “ Washington necesitaba un asunto popular con el que demonizar al gobierno ruso por enfrentarse a la decisión de Washington de destruir Siria”
Los neocons pro-norteamericanos
al asalto del poder en Rusia
Garry KasparOTAN
El aislamiento contra Rusia viene de lejos.
Ya en 2004, como señala, Hans Werner Klausen en un artículo publicado en Horizons et Debats:
“El 28 de septiembre de 2004 se publicó una carta abierta de 115 europeos y norteamericanos en contra de la política de Putin.
Entre los firmantes figuraban neocons, imperialistas liberales y verdes.
En diciembre de 2004, con la Revolución Anaranjada, en Kiev, Washington logró progresar en su política de aislamiento hacia Rusia”.
Era parte de una nueva táctica de generación de tensión del Departamento de Estado norteamericano: la “psy op” u operaciones de guerra psicológica.
No hay apoyo militar a guerrillas urbanas o grupos armados terroristas al estilo de (antaño) la contra nicaragüense, el terrorismo de Gladio-OTAN o los más recientes mercenarios que actúan en Libia y Siria, sino que, en su lugar, se utiliza un abigarrado complejo de reclutas-activistas políticos, que son más o menos conocidos a nivel mediático, como pantalla para la desestabilización del frente europeo oriental que todavía no se ha postrado a los pies del imperio.
Es decir, países como Rusia o Bielorrusia que son refractarios, todavía, a asumir políticas neocoloniales en el mundo bajo el nuevo orden imperial. EEUU pretende introducir en el corazón de Rusia (y Bielorrusia) los mismos elementos desestabilizadores (campañas de agitación y propaganda a través de sus monigotes) que en sus experimentos de años atrás con las “roboluciones de colores” en el Este de Europa (Tbilissi, Kiev o Belgrado).
Para ello cuenta con personajes bien conocidos, como el ajedrecista ruso-americano Garry Kasparov, una histriónica marioneta neocon que les viene bien a los “think tanks” de la extrema derecha norteamericana.
Kasparov es miembro del Centro de Política para la Seguridad, el cual está integrado por la flor y nata del sector más duro y extremoderechista de EEUU (políticos neoconservadores, generales y almirantes retirados o halcones como James Woolsey miembro de la tapadera golpista Freedom House y ex jefe de la CIA).
Kasparov ha sido un activo conspirador contra Putin utilizando los mecanismos involucionistas “psy op” de la Administración norteamericana.
Un ejemplo desestabilizador fue la celebración de la conferencia Drugaja Rossija -La otra Rusia-, que fue financiada por el NED (National Endowment for Democracy), la ong predilecta de la CIA, y otras organizaciones europeas y americanas afines.
Un encuentro que fue un verdadero totum revolutum de “opositores” rusos anti-Putin sin ninguna afinidad ideológica entre ellos (desde derechistas hasta neonazis “bolcheviques” -sic-).
Para estos nada inconfesables fines utiliza la CIA
a estos papanatas pero, también, no lo olvidemos,
para neutralizar a la otra oposición
(más legítima y auténtica) a Putin, el PC ruso de Zhiuganov.
Las Pussy-Riot
En el contexto de la actitud, llamémosle “provocadora”, de las Pussy-Riot, hay que incidir en la misma dirección antes señalada pero con otros protagonistas.
La llamada Alternativa Democrática rusa es otro frente abierto contra Putin que se sabe recibe buenos dividendos de la CIA-NED.
Alternativa Democrática ha estado testificando en la defensa de las tres pelagatas de Pussy Riot durante el juicio que se ha celebrado contra ellas hace unos días.
Además de AD, otros grupúsculos están participando activamente en la campaña de imagen (y presumible manipulación) del grupo.
Existe un verdadero entramado conspirador
que ha utilizado el montaje de las “punkeras” rusas
para, desde ahí,
seguir explotando todos los resortes de la campaña anti-Putin.
Organizaciones como el Foro Cívico Ruso-Finés, perteneciente al NED, la Open Society del “filántropo” George Soros, la Fundación Ford, el Front Line Defenders o el Foro de la Sociedad Civil UE-Rusia asociación teledirigida por el Departamento de Estado de EE.UU y que, curiosamente, también está afiliada a Amnesia Internacional.
Estos son los que están moviendo los hilos para suministrar apoyo al vodevil de las “Pussy Riot”. Si como dice Roberts han sido engañadas o no, eso queda aún por dilucidar.
Lo verdaderamente sustantivo es
que hay un indiscutible proceso en marcha para minar
Rusia desde el interior y ponerla en manos del Pentágono.
La democracia que supuestamente buscan con el recambio
de Putin, como el que quieren hacer en Ucrania,
no es más que otro proyecto imperialista neocolonial más.
Además, como señala con acierto Klausen:
“Una “democracia“ como la que persiguen el National Endowment for Democracy (NED), Freedom House, George Soros, diversos Think tanks o fundaciones de los partidos alemanes, sería la vía libre para oligarcas criminales, así como bancos y multinacionales occidentales dispuestos para saquear Rusia y a sus habitantes”.
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