Rajoy culmina mandato con 310.500 millones más de deuda pública
- El pasivo español se convierte en el punto negro de un Ejecutivo que mejoró paro, déficit y PIB
- La extracción de 27.700 millones de la 'hucha de las pensiones' empaña una gestión reformista
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El incremento de la deuda pública, de casi 310.500 millones de euros desde el año 2011, se va a convertir en el punto negro de una gestión, la de Mariano Rajoy y su Gobierno, que ha sido muy polémica, pero ha conseguido devolver brío al PIB, mejorar el mercado laboral y reducir sustancialmente el déficit público.
El pasivo español, del 99,5 por ciento del PIB al término del segundo trimestre del año, según los datos del Banco de España, asciende nada menos que a 1,053 billones de euros. Un montante que ha engordado de forma brutal a base de la financiación del déficit, los fondos de rescate para comunidades autónomas -Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y Facilidad Financiera, entre otros- y rescate sobre el sector bancario, que finalmente costó al erario público algo menos de 40.000 millones de euros.
El brutal crecimiento de la deuda se ha producido en todas las administraciones y, por tanto, no es responsabilidad exclusiva de Rajoy y del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, encargado final de vigilar el cumplimiento de las reglas de estabilidad y la consolidación fiscal.
El Estado, aún así, es responsable del mayor incremento.
Su deuda en 2011 ascendía a 607.000 millones, y a falta de conocer registros más actuales, en julio de este año se situaba en 786.000 millones. Una subida de 179.000 millones, el equivalente al 17 por ciento del PIB.
Pero las comunidades autónomas no se han quedado cortas. Su pasivo ha pasado de los 145.000 millones de 2011 a los 251.000 millones actuales, 106.000 millones más. Regiones como la Comunidad Valenciana acumulan un pasivo superior al 40 por ciento de su PIB, el mayor que se conoce en este ámbito administrativo.
Por último, las entidades locales son las que mejor se han comportado, pues su deuda apenas ha crecido en 1.000 millones y asciende hoy en día a 37.000 millones.
Lo único positivo de ese volumen de deuda pública, alejado en relación al PIB al de otros países rescatados como Grecia, Irlanda o Portugal, es que desde mediados del año pasado ofrece claros síntomas de contención.
Tanto es así que el Ejecutivo prevé, en los Presupuestos para 2016, que se reduzca en medio punto del PIB, desde el 98,7 por ciento previsto para este año hasta el 98,2 por ciento de cierre del próximo.
Sin embargo, y pese a ese negativo registro, el Gobierno sí ha logrado mejorar muchos de los registros macro de la economía española.
No tanto respecto al inicio de la legislatura, en diciembre de 2011, pero sí respecto al punto más sombrío de nuestra última década, en las postrimerías del año 2012.
Crece el PIB
Después de tres años de recesión, el PIB volvió a terreno positivo en el último tercio del año 2013 y logró firmar su primer avance interanual el año pasado, al crecer un 1,4 por ciento.
El incremento estimado este año, del 3,3 por ciento, compensará de sobra las caídas de la primera parte de la legislatura, y situará el tamaño de nuestra economía en 1,072 billones, 30.000 millones de euros más que cuando José Luis Rodríguez Zapatero cedió el testigo al popular Mariano Rajoy.
El avance es mínimo, pero todo apunta a que 2016 proseguirá la senda de este ejercicio con un crecimiento que el Gobierno estima en el 3 por ciento y el resto de organismos lo sitúan entre el 2,5 y el 2,8. Será entonces cuando España bordee su máximo tamaño histórico, logrado en 2007 poco antes de que estallara la burbuja inmobiliaria y la crisis de Lehman Brothers metiera al mundo en un pozo.
El avance español es, además, muy superior al que está registrando la zona euro de media -por debajo del 2 por ciento-, y mayor al de los países más salpicados por la crisis de la deuda soberana: Grecia, de nuevo en recesión, Portugal, Irlanda e Italia.
El paro, en tablas
Al igual que sucede con el PIB, los registros del paro son muy similares a los del inicio de la legislatura. Sin embargo, y teniendo en cuenta que la EPA llegó a arrojar 6 millones de desempleados, el haber logrado rebajar esa cifra a los 4,85 millones resulta, cuando menos, digno de mención.
El jefe del Ejecutivo español, de hecho, fue calificado este mismo jueves por la canciller Angela Merkel como "el presidente del millón de empleos".
Respecto a las cifras brutas, actualmente hay 147.200 personas menos en paro que en 2011, pero también ha bajado el número de ocupados en 435.000 y el de activos en 583.000. La tasa de paro juvenil y el desempleo de larga duración son las otras dos grandes sombras que arroja el mercado laboral.
El déficit, el mayor logro
La reducción del déficit público es, sin duda, el gran logro del Ejecutivo. Primero, por la implicación que ello tiene en la contención del avance de la deuda pública.
Después, porque es una de las cifras macro que ha servido para que España logre recuperar la confianza de los inversores internacionales y se financie a tipos negativos incluso en tramos de nueve meses.
Esa reducción, si Montoro cumple con el 4,2 por ciento pactado con Bruselas, habrá sido de más de 50.000 millones de euros en sólo cuatro años.
Aún así, y si el déficit permaneciera en el 5 por ciento, la bajada sería ya de 44.000 millones, más que todo el rescate bancario junto.
El Ejecutivo, aún así, ha incumplido por la mínima los límites que permite la UE en casi todos los ejercicios. Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea, derribó la cifra oficial del año 2014 -se situaba en el 5,68 por ciento- y la situó en el 5,9 por ciento, una décima más del 5,8 por ciento que España había prometido.
Seguridad Social, el reto
La otra piedra en el zapato del Ejecutivo es el sistema de la Seguridad Social.
Entre la crisis, que ha perjudicado seriamente la recaudación por cotizaciones sociales, y el brusco incremento en el número de beneficiarios de pensiones, que supera los 10 millones según los datos del Ministerio de Empleo, la Seguridad Social se ha mantenido en déficit durante toda la legislatura.
Y, lo que es peor, ese déficit, de 7.080 millones de euros al término del primer semestre de este año, amenaza con ser el más elevado de los últimos ejercicios cuando termine en 2015.
La reforma paramétrica de las pensiones que acometió Zapatero; y la posterior del PP, ligando el pago de las prestaciones a la evolución del IPC, no han servido para contener los números rojos.
La extracción de más de 27.700 millones de la hucha en cuatro años ha llevado incluso a ministros como Montoro a plantear la posibilidad de cargar las pensiones de viudedad y orfandad a otra fuente de ingresos, y no a la Seguridad Social.
La solución a este dilema queda pendiente como el gran reto de la próxima legislatura.
Consumo y exportación, bien
La mejora de la economía ha motivado que la demanda nacional, hundida en el periodo comprendido entre 2008 y 2013, pase a crecer a un ritmo interanual superior al 3 por ciento. Y en esta ocasión, se está viendo acompañada por un comportamiento excepcional del sector exterior.
Este año, las exportaciones crecen el 4,9 por ciento respecto a 2014 y el déficit comercial apenas superaba los 16.000 millones a finales de agosto, un tercio de los más de 46.000 millones que registraba a finales de 2011. En este sentido, la política monetaria del BCE, que mantiene tipos en mínimos, ha resultado también clave.
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