lunes, 11 de diciembre de 2017

Los Policías de la Transición se adiestraron en la Dictadura Militar Argentina



Los policías de la transición se adiestraron en la dictadura militar argentina

Las investigaciones realizadas por el juez Garzón sobre los cursos ofrecidos por el régimen argentino a miembros de las Fuerzas de Seguridad españolas quedaron inconclusas. 

El anterior Ejecutivo del PP no aportó ciertos documentos sobre esa colaboración represiva, realizada justo antes del nacimiento del GAL.



Listado de militares españoles en Argentina



Entre 1976 y 1983, cientos de militares argentinos se especializaron en diferentes métodos de tortura. 

No figuraba oficialmente en los programas de estudio, pero alcanzaba con incorporarse a alguno de los temibles “grupos de tareas” –eufemismo empleado para identificar a los comandos a cargo de los secuestros y torturas de opositores– para aprender el amplio y tenebroso arte de los tormentos.





Sus inventores lo llamaban “teléfono”, pero no servía precisamente para hablar. 

En la Argentina de los campos de concentración, aquel temible instrumento era una pieza más en el catálogo del infierno: cuando los torturadores tenían ganas de jugar, lo utilizaban para atormentar aún más a sus víctimas. 

Básicamente, consistía en un aparato que daba descargas simultáneas de electricidad en oreja y boca. Era simplemente horroroso. Otro día podían meterte un tubo por el ano y soltar dentro una rata. “Rectoscopio”, lo denominaban los verdugos.

A fuerza de electrocutar, ahogar y golpear a personas indefensas, la dictadura de Jorge Rafael Videla se hizo un hueco en el disputado mercado de la lucha anticomunista. O antiterrorista, como preferían (y prefieren) denominarla aquellos que buscaban justificar tales crímenes. 

En ese contexto, la España de la transición apostó firmemente por la “escuela argentina” a la hora de formar a varios policías, guardias civiles y miembros del ejército. Todo ello ocurrió en los prolegómenos de la creación del GAL, el grupo terrorista que practicó la guerra sucia contra ETA.

Estos casos llegaron a mediados de los noventa a la Audiencia Nacional, donde el juez Baltasar Garzón efectuaba una investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura argentina. 

Sin embargo, el magistrado no dispuso de toda la información existente en torno a este asunto, y no precisamente porque los documentos en cuestión hubiesen desaparecido. Nada de eso. 

El gobierno de José María Aznar no aportó todos los archivos que daban forma a este capítulo de la colaboración establecida entre España y el régimen genocida de Videla.

En el marco de aquel procedimiento judicial, Garzón recibió un listado de militares españoles que habían realizado cursos en Argentina durante los años de la dictadura. El documento había sido enviado el 19 de enero de 1998 por el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, que había localizado en sus registros los casos de 10 militares que entre 1979 y 1983 se desplazaron a Buenos Aires. La mayoría eran coroneles y habían realizado cursos en la Escuela de Inteligencia del régimen argentino.

El 13 de mayo de 1998 el entonces ministro de Defensa, Eduardo Serra, envió a Garzón un listado más amplio sobre “nombre y empleo de los militares españoles que siguieron cursos en centros militares argentinos entre los años 1976 y 1983”.

Ese documento incorporaba los nombres del coronel de Infantería Marina Cristóbal Gil y Gil y del general de División del Ejército del Aire José María Paternina Bono, quienes también habían cursado estudios en el país sudamericano en 1981 y 1982 respectivamente.

El coronel Gil y Gil llegó a ser señalado por una de las víctimas de la ESMA, el mayor campo de concentración de la dictadura. Según el sobreviviente Víctor Basterra, el militar español había participado en secuestros, algo que el acusado negó ante el juez Garzón. 

Durante su declaración en sede judicial, efectuada el 16 de junio de 1998, incluso aseguró que cuando viajó a Argentina no sabía que allí se estaban produciendo desapariciones, algo que entonces era de público conocimiento a nivel internacional.

La transcripción de su declaración ofrece algunas otras pistas. “Preguntado si en el curso mencionado también se le instruyó sobre formas de combatir la subversión, contesta que esas eran las técnicas conocidas en España y en cualquier otro país occidental, siendo normales la existencia de libros de guerra de guerrillas. Por el contrario, el contenido del curso estaba centrado en el estudio del pensamiento y sus diferentes manifestaciones a través del Estado”, aseguró. También admitió que en 1981, cuando fue designado para realizar ese curso, efectuaba labores de Inteligencia “en el ámbito de lo que en aquel entonces era el antecedente del CESID”.

Ni las declaraciones de Gil y Gil ni los listados obtenidos por Garzón con los nombres de otros 11 militares tuvieron mayor recorrido. 

La causa llevada adelante por el magistrado de la Audiencia Nacional se detuvo en 2003, cuando Argentina anuló las leyes de impunidad y comenzó a investigar los crímenes de la dictadura. De esta manera, las averiguaciones que se habían emprendido en Madrid para conocer el papel de los militares españoles adiestrados en Buenos Aires quedaron paralizadas.

Hay una serie de documentos que no fueron aportados por el gobierno de Aznar a Garzón y que demuestran que la “formación” de policías y militares españoles en Argentina fue bastante más amplia. 

Esta estrecha colaboración se enmarcó en un “plan de becas”establecido inicialmente por el régimen de Videla para formar a agentes de otras dictaduras latinoamericanas.

En septiembre de 1977 la dictadura decidió ampliar esa oferta “a la Institución policial del Reino de España”. Así consta en un documento firmado por el entonces Jefe de la Policía argentina, Edmundo René Ojeda, quien destacaba que “la presencia de miembros de las instituciones hermanas” –en alusión a España– permitiría “optimizar” esfuerzos para“enfrentar con éxito la lucha común contra la delincuencia en todas sus formas”.

“En función de ello, se procura concurrir al intercambio de conocimientos y experiencias, en el que será de importancia el aporte de representantes de la Madre Patria. Asimismo, habrá de lograrse un acercamiento entre Fuerzas, idóneo para estrechar los vínculos que las unen”, señala el documento enviado por Ojeda al embajador de Videla en España, Leandro Enrique Anaya. 

También explicaba que todos los cursos tendrían “carácter intensivo, con clases teórico-prácticas dictadas de lunes a sábado inclusive, complementadas con visitas de estudio y/o conferencias especiales”.

El 25 de noviembre de 1977 el ministerio de Exteriores de España informó que el gobierno de Adolfo Suárez había aceptado las becas ofrecidas por la dictadura para miembros de las Fuerzas de Seguridad

“El Ministerio de Asuntos Exteriores saluda atentamente a la Embajada de la República Argentina en Madrid, y en relación con su nota verbal número 385, sección 2, de 19 de octubre último, relativa al Plan de Becas de la Policía Federal Argentina, tiene la honra de informarle que la Subsecretaría de Orden Público del ministerio del Interior acepta dos de las becas ofrecidas, a fin de que un oficial de la Guardia Civil y otro de la Policía Armada puedan realizar el Curso de Explosivos previsto para el día 23 de octubre de 1978”, señalaba la nota.

La colaboración continuó en años posteriores

En otro documento fechado el 3 de agosto de 1979 la embajada de Videla en Madrid notifica a la Subsecretaría del ministerio del Interior de España que “la Policía Federal Argentina ha informado a nuestra Cancillería que acepta la postulación del capitán Miguel Ángel Ortiz Asín y la del teniente Ángel Martín San Miguel, ambos pertenecientes al cuerpo de la Guardia Civil, para realizar el curso II Explosivos Latinoamericanos (sic), que dará comienzo el 10 de octubre próximo, de acuerdo con el Plan Becas 79”.

Cuando Garzón investigaba este tipo de colaboraciones, el gobierno de Aznar no aportó ninguno de estos documentos en el juzgado. Su “omisión” permitió que estos acuerdos siguieran escondidos. Luego, la causa se cerró.

Danilo Albín

Fuente: PÚBLICO

El Gobierno de Aznar ocultó datos sobre militares y policías adiestrados por Videla



Sus inventores lo llamaban “teléfono”, pero no servía precisamente para hablar. En la Argentina de los campos de concentración, aquel temible instrumento era una pieza más en el catálogo del infierno: cuando los torturadores tenían ganas de jugar, lo utilizaban para atormentar aún más a sus víctimas. Básicamente, consistía en un aparato que daba descargas simultáneas de electricidad en oreja y boca
Era simplemente horroroso. Pero había más. Siempre había más. 
Por ejemplo, otro día podían meterte un tubo por el ano y soltar dentro una rata. “Rectoscopio”, lo denominaban los verdugos.
Entre 1976 y 1983, cientos de militares argentinos se especializaron en diferentes métodos de tortura. No figuraba oficialmente en los programas de estudio, pero alcanzaba con incorporarse a alguno de los temibles “grupos de tareas” –eufemismo empleado para identificar a los comandos a cargo de los secuestros y torturas de opositores- para aprender el amplio y tenebroso arte de los tormentos.
A fuerza de electrocutar, ahogar y golpear a personas indefensas, la dictadura de Jorge Rafael Videla se hizo un hueco en el disputado mercado de la lucha anticomunista. O antiterrorista, como preferían (y prefieren) denominarla aquellos que buscaban justificar tales crímenes. 
En ese contexto, la España de la transición apostó firmemente por la “escuela argentina” a la hora de formar a varios policías, guardias civiles y miembros del ejército. 
El calendario indica que todo ello ocurrió en los  prolegómenos de la creación del GAL, el grupo terrorista que practicó la guerra sucia contra ETA.
Listado de militares españoles en Argentina
El gobierno de Aznar no aportó todos los archivos que daban forma a este capítulo de la colaboración establecida entre España y el régimen genocida de Videla

Estos casos llegaron a mediados de los noventa a la Audiencia Nacional, donde el juez Baltasar Garzón efectuaba una investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura argentina. 
Sin embargo, el magistrado no dispuso de toda la información existente en torno a este asunto, y no precisamente porque los documentos en cuestión hubiesen desaparecido. Nada de eso. 
Según ha podido comprobar Público, el gobierno de José María Aznar no aportó todos los archivos que daban forma a este capítulo de la colaboración establecida entre España y el régimen genocida de Videla.

Lista incompleta

En el marco de aquel procedimiento judicial, Garzón recibió un listado de militares españoles que habían realizado cursos en Argentina durante los años de la dictadura. 
El documento había sido enviado el 19 de enero de 1998 por el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, que había localizado en sus registros los casos de 10 militares que entre 1979 y 1983 se desplazaron a Buenos Aires. Según consta en esa nómina, la mayoría eran coroneles y habían realizado cursos en la Escuela de Inteligencia del régimen argentino.
El 13 de mayo de 1998, el entonces ministro de Defensa,  Eduardo Serra, envió a Garzón un listado más amplio sobre “nombre y empleo de los militares españoles que siguieron cursos en centros militares argentinos entre los años 1976 y 1983”. 
Ese documento incorporaba los nombres del coronel de Infantería Marina Cristóbal Gil y Gil y del general de División del Ejército del Aire José María Paternina Bono, quienes también habían cursado estudios en el país sudamericano en 1981 y 1982 respectivamente.
Cursos. España envía Guardia Civil y Policía a Argentina. Noviembre77
El coronel Gil y Gil llegó a ser señalado por una de las víctimas de la ESMA, el mayor campo de concentración de la dictadura. 
Según el testimonio ofrecido por el sobreviviente Víctor Basterra, el militar español había participado en secuestros, algo que el acusado negó ante el juez Garzón. 
Durante su declaración en sede judicial, efectuada el 16 de junio de 1998, incluso aseguró que cuando viajó a Argentina no sabía que allí se estaban produciendo desapariciones, algo que entonces era de público conocimiento a nivel internacional.
No obstante, la transcripción de su declaración ofrece algunas otras pistas. “Preguntado si en el curso mencionado también se le instruyó sobre formas de combatir la subversión, contesta que esas eran las técnicas conocidas en España y en cualquier otro país occidental, siendo normales la existencia de libros de guerra de guerrillas. 
Por el contrario, el contenido del curso estaba centrado en el estudio del pensamiento y sus diferentes manifestaciones a través del Estado”, aseguró. También admitió que en 1981, cuando fue designado para realizar ese curso, efectuaba labores de Inteligencia “en el ámbito de lo que en aquel entonces era el antecedente del CESID”.
Ni las declaraciones de Gil y Gil ni los listados obtenidos por Garzón con los nombres de otros 11 militares tuvieron mayor recorrido. La causa llevada adelante por el magistrado de la Audiencia Nacional se detuvo en 2003, cuando Argentina anuló las leyes de impunidad y comenzó a investigar los crímenes de la dictadura. De esta manera, las averiguaciones que se habían emprendido en Madrid para conocer el papel de los militares españoles adiestrados en Buenos Aires quedaron paralizadas.

Lo que ocultó Aznar 

En ese contexto, Público ha tenido acceso a una serie de documentos que no fueron aportados por el gobierno de Aznar a Garzón y que demuestran que la “formación” de policías y militares españoles en Argentina fue bastante más amplia. 
En realidad, esta estrecha colaboración se enmarcó en un “plan de becas” establecido inicialmente por el régimen de Videla para formar a agentes de otras dictaduras latinoamericanas.
Cursos. Plan Becas Policía Federal-Octubre77
En septiembre de 1977, la dictadura decidió ampliar esa oferta “a la Institución policial del Reino de España”. 
Así consta en un documento firmado por el entonces Jefe de la Policía argentina, Edmundo René Ojeda, quien destacaba que “la presencia de miembros de las instituciones hermanas” –en alusión a España- permitiría “optimizar”esfuerzos para “enfrentar con éxito la lucha común contra la delincuencia en todas sus formas”.
“En función de ello, se procura concurrir al intercambio de conocimientos y experiencias, en el que será de importancia el aporte de representantes de la Madre Patria
Asimismo, habrá de lograrse un acercamiento entre Fuerzas, idóneo para estrechar los vínculos que las unen”, señala el documento enviado por Ojeda al embajador de Videla en España, Leandro Enrique Anaya. También explicaba que todos los cursos tendrían “carácter intensivo, con clases teórico-prácticas dictadas de lunes a sábado inclusive, complementadas con visitas de estudio y/o conferencias especiales”.
Relaciones políticas. Informe sobre Plan de Becas y Cursos Policía Federal. Septiembre77
El 25 de noviembre de 1977, el ministerio de Exteriores de España informó que el gobierno de Adolfo Suárez había aceptado las becas ofrecidas por la dictadura para miembros de las Fuerzas de Seguridad. 
“El Ministerio de Asuntos Exteriores saluda atentamente a la Embajada de la República Argentina en Madrid, y en relación con su nota verbal número 385, sección 2, de 19 de octubre último, relativa al Plan de Becas de la Policía Federal Argentina, tiene la honra de informarle que la Subsecretaría de Orden Público del ministerio del Interior acepta dos de las becas ofrecidas, a fin de que un oficial de la Guardia Civil y otro de la Policía Armada puedan realizar el Curso de Explosivos previsto para el día 23 de octubre de 1978”, señalaba la nota.
La colaboración continuó en años posteriores. 
De hecho, este periódico ha tenido acceso a otro documento fechado el 3 de agosto de 1979, en el que la embajada de Videla en Madrid notifica a la Subsecretaría del ministerio del Interior de España que “la Policía Federal Argentina ha informado a nuestra Cancillería que acepta la postulación del capitán  Miguel Ángel Ortiz Asín y la del teniente Ángel Martín San Miguel –ambos pertenecientes al cuerpo de la Guardia Civil- para realizar el curso II Explosivos Latinoamericanos (sic), que dará comienzo el 10 de octubre próximo, de acuerdo con el Plan Becas 79”.
Cuando Garzón investigaba este tipo de colaboraciones, el gobierno de Aznar no aportó ninguno de estos documentos en el juzgado. Su“omisión” permitió que estos acuerdos siguieran escondidos. Luego, la causa se cerró. 

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro