¿Sabías que con un contrato de solo una hora la semana anterior ya cuentas como ocupado?
El 40% de los españoles en edad laboral ni tiene trabajo ni lo busca
¿DE VERDAD HAY VEINTE MILLONES DE ESPAÑOLES TRABAJANDO?
La recuperación económica que nos venden - escribe Rafael Silva - no llega a los parados, ni a las mujeres, ni a los pensionistas, ni a los inmigrantes, ni a las familias monoparentales. Los salarios no crecen, se estancan o disminuyen, mientras los precios suben (...).
"El trabajo es la principal actividad de nuestra vida. Nos preparamos para él desde pequeños. Nuestra escolarización está vinculada a él. Pasamos toda nuestra vida activa implicados en él. Sobre el trabajo reposa toda la sociedad.
Sin él no habría comida, ni ropas, ni un techo, ni escuelas, ni cultura, ni arte ni ciencia. Realmente el trabajo es vida. Negar a alguien el derecho al trabajo no es sólo negarle el derecho a un mínimo nivel de vida; es privarle de la dignidad humana, separarle de la sociedad civilizada, hacer su vida inútil y sin sentido. El desempleo es un crimen contra la humanidad"
(Alan Woods y Ted Grant, "Razón y Revolución")
Por RAFAEL SILVA.-
Acabamos de celebrar la fiesta del Primero de Mayo, es decir, la Fiesta del Trabajo, y por toda España los sindicatos y organizaciones afines han denunciado, sobre todo, la tremenda precariedad laboral que nos invade.
Mejores salarios, seguridad y dignidad han sido también reivindicaciones coreadas en las diferentes manifestaciones.
Y es que hoy día, las condiciones laborales de una inmensa mayoría de trabajadores y trabajadoras (y de desempleados y desempleadas) son de auténtica miseria, esclavitud y explotación, después de las sucesivas reformas laborales llevadas a cabo por los gobiernos bipartidistas (PP y PSOE), todas ellas encaminadas a reducir la fuerza sindical, y a precarizar las condiciones del trabajo, empobreciendo a la inmensa mayoría social que ha de vivir vendiendo su fuerza de trabajo.
Mientras, la supuesta "recuperación" sólo ha llegado a las cifras macroeconómicas, al PIB y a los beneficios empresariales.
Esa recuperación que nos venden no llega a los parados, ni a las mujeres, ni a los pensionistas, ni a los inmigrantes, ni a las familias monoparentales.
Los salarios no crecen, se estancan o disminuyen (es lo que llaman bajo el eufemismo de "moderación salarial"), mientras los precios suben.
Las prestaciones por desempleo sólo cubren a la mitad de las personas desempleadas, ya que en vez de aprobar una prestación indefinida, se han elaborado absurdos itinerarios de prestaciones, con determinados requisitos y temporalidad.
El panorama es pues ciertamente desolador. Las pensiones tienen cuantías miserables, mientras el Gobierno continúa con su indecente proclama de que "las pensiones están garantizadas" (¡faltaría más!), y de que con sus Gobiernos, "las pensiones subirán siempre"...lo que no dicen es cuánto...cuánta miseria moral y cuánta hipocresía hay que dejar caer para sostener tan viles argumentos.
Necesitamos un Salario Mínimo Interprofesional, una Pensión Mínima y un Renta Básica Universal equiparadas en una cuantía suficiente y digna para garantizar un mínimo proyecto de vida.
Hay que acabar también con la brecha salarial entre hombres y mujeres, recuperar la fuerza vinculante de los Convenios Colectivos, acabar con las Empresas de Trabajo Temporal (que se enriquecen mercantilizando la fuerza laboral de terceros), y dignificar el trabajo en todas sus dimensiones.
Como ya enunciábamos en otro artículo de nuestro Blog: "No quiero un empleo, quiero un puesto de trabajo".
Hemos de derogar la Reforma Laboral y la Reforma del Sistema Público de Pensiones (que tratamos a fondo en esta serie de artículos).
Los datos son más que elocuentes e ilustrativos: el último informe de Oxfam Intermón sobre "Crisis, desigualdad y pobreza" advierte que "de continuar los recortes sociales, la pobreza en España podría llegar a afectar al 40% de la población en el horizonte de la próxima década",
y según dicha ONG, la tasa de pobreza se situaría en el 24% de la población y afectaría a cerca de 11 millones de personas.
Y según Cáritas, tres millones de personas en nuestro país vivirían ya en situación de pobreza severa (esto es, percibiendo ingresos inferiores a 307 euros al mes), mientras el número de millonarios en España habría aumentado un 13% en el último año, según datos de Eurostat.
"Las consecuencias de esta larga crisis han sido letales para las familias. Nuestra tasa de desempleo, más propia de un Estado fallido de África que de un país de la OCDE, sigue siendo de las más altas del mundo occidental.
La tasa de desempleo juvenil, el colectivo más perjudicado por la crisis, sigue siendo superior al 42%, la más alta de Europa. Hemos perdido a una generación entera. Se han publicado abundantes datos que demuestran que muchas familias han descendido de clase social.
Otro legado de la crisis es la tasa de desempleo de larga duración más elevada de Europa. Este fenómeno afecta sobre todo a ciudadanos mayores de 50 años.
Entre ellos dos tercios llevan más de un año sin trabajar. Muchos no volverán a encontrar un empleo y por ello verán su nivel de vida reducido para siempre.
A la pérdida permanente e irreversible de renta se añadirá la injuria de que se les reconocerá una pensión menor a la que habrían disfrutado de haber podido seguir trabajando.
No es admisible ninguna complacencia ante la magnitud de la tragedia".
De hecho, muchas personas aún jóvenes para realizar sus trabajos u ocupaciones están ya prácticamente fuera del mercado laboral, porque éste los relega por edad, por actitud o por reciclaje, y además los condena sin prestación económica alternativa. Simplemente, el tren de la crisis los ha arrollado por completo, y se ven obligadas a subsistir de empleos bajo economía sumergida, o bien a depender de la familia y los amigos.
Ello ha disparado también el número de personas indigentes, así como la tasa de suicidios en nuestro país.
El caso de los jóvenes es aún más sangrante.
Muchos de ellos han perdido toda esperanza de encontrar una oportunidad laboral mínimamente digna en su país, que les permita emanciparse y emprender un proyecto de vida autónomo.
Se ven obligados a continuar dependiendo de sus padres, o bien a exiliarse laboralmente (algo que alababa de forma grosera e indecente el Ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis), desconectando por la fuerza de su tierra, de su familia y de su gente.
Todo ello implica además en muchos casos que nunca podrán hacer realidad ninguna aspiración personal legítima:
desarrollar una carrera, mantener una relación de pareja estable, emanciparse y establecer su propio hogar, tener hijos, llevar un nivel de vida materialmente digno, etc.
Y mientras todo ello ocurre, los principales ejecutivos de las multinacionales que cotizan en el IBEX-35 ganan 116 veces más que el salario medio de sus propios empleados.
Las estadísticas también indican que 600.000 hogares no cuentan actualmente con ningún ingreso regular.
Hacienda considera que los beneficios empresariales crecerán un 10% de media durante el presente año 2017, aumento que no se trasladará a la clase trabajadora.
Por su parte, estimaciones de las organizaciones empresariales consideran que el 77% de las empresas obtendrá beneficios a final de año, lo cual es el mejor dato desde el año 2009.
Y frente a estos datos, la patronal española propone un aumento salarial del 1 o 2%.
Hacienda también nos cuenta que hay cerca de 200.000 contribuyentes que declaran un patrimonio superior al millón de euros.
¿Tendremos de verdad 20 millones de personas trabajando, en el pleno sentido de la palabra?
¿Habrá en efecto 20 millones de españoles y españolas con un contrato de trabajo digno, estable y con derechos?
¿O más bien habrá 20 millones de personas, en un mes determinado (a veces incluso menos, semanas o días), cotizando ridículamente a nuestro sistema público de Seguridad Social, sin tener previsiones en cuanto a su futuro, sin poder salir de la pobreza, sin disfrutar de la debida protección social?
¿Qué significa en realidad que "habrá 20 millones de ocupados"?
Pues la verdad es que no significa nada, o si se quiere, que se vende humo, que se envían falaces mensajes a la ciudadanía, y que se juega con la ilusión de la gente, con la vida de las personas.
Enunciar un objetivo de ese calado con las características y la evolución de nuestro mercado laboral es absolutamente indecente.
Una estrategia al servicio de la manipulación mediática y electoral, para que los más ingenuos sigan depositando su confianza en la formación política más criminal y corrupta.
¿Para qué diablos queremos tener 20 millones de ocupados en un momento dado, cuando lo que se crea es empleo basura, inestable, sin derechos, sin salarios dignos, estacionales, de baja calidad y productividad?
¿De qué nos sirve que la estadística de un mes determinado nos diga que tenemos 20 millones de ocupados, si estamos ante toda una estrategia calculada de destrucción de empleo estable y con derechos, para transformarlo en empleo precario, inestable y esclavo?
La falacia consiste pues en que, debido a la baja calidad de los empleos creados, a la volatilidad, inestabilidad y falta de protección social de los mismos, la estadística creada y mantenida al efecto no es una estadística real.
En tiempos anteriores, cuando los contratos de duración indefinida eran mayoritarios en nuestro país (y se hablaba de "trabajo" en vez de "empleo"), si los puestos de trabajo crecían teníamos la seguridad de que la foto iba a ser fija, es decir, de que eran puestos de trabajo mínimamente estables, y que por tanto, las personas que estaban detrás de ellos iban a poder gozar de una vida mínimamente digna, desde el punto de vista económico (que se traduce en muchos otros puntos de vista).
Ahora, debido a la falta de perspectiva laboral, y a la creciente inestabilidad de los empleos creados, el hecho de hablar de 20, de 30 o de 15 millones de ocupados no nos remite a ninguna realidad social concreta, pues anula el concepto de vidas dignas que debieran estar detrás de dichos millones de ocupados.
La foto estadística de ahora es absolutamente volátil, de tal manera que no existe tendencia creciente, sino una interminable sucesión de subidas y bajadas del número de ocupados, sin proyección alguna de futuro.
Y esto sí que marca una tendencia:
la tendencia de la precariedad y de la desigualdad, donde 20 millones de ocupados no significan nada.
Se trata, por tanto, de la consolidación paulatina de un nuevo modelo de sociedad basado en la sucesiva y constante precarización de la vida laboral, de la propia fuerza de trabajo, devaluando permanentemente tanto los salarios como el resto de las condiciones laborales, lo que se traduce en la acentuación de las diferencias y desigualdades sociales, y en la instauración y permanencia de modelos de vida precarios a todos los niveles.
Porque no sólo la vida laboral es precaria, sino que esta precariedad se traslada al resto de los derechos sociales, y a la propia vida cotidiana de la clase trabajadora, que contempla con estupor, indignación e impotencia cómo se dificulta su acceso y cobertura de sus necesidades básicas, de sus derechos fundamentales y servicios públicos, todo lo cual contribuye a la instalación de un miedo sociológico en torno a la preservación de los puestos de trabajo, que incide además, lógicamente, en un incremento del poderío y de la hegemonía empresarial a la hora de continuar devaluando y precarizando las condiciones laborales.
Las leyes han marcado el camino, un camino perfectamente definido bajo los objetivos del neoliberalismo, donde ya no existen derechos, protección, felicidad, seguridad o estabilidad, sino simplemente "20 millones de ocupados".
Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es
Cuatro de cada 10 de personas en edad laboral no buscan empleo
El 40% de los españoles en edad laboral ni tiene trabajo ni lo busca
- Ver original
- mayo 24º, 2016
Cada vez hay más población económicamente inactiva en España como consecuencia del envejecimiento de la pirámide laboral y, sobre todo, por la insuficiente oferta de empleo a pesar de la reforma laboral, que ha reducido los costes salariales, y del crecimiento de la economía a tasas desconocidas desde que comenzó la crisis.
Todo ello lleva a que sólo haya18 millones de personas en España (39%) para generar PIB porque tienen empleo, muchos de ellos en precario (hay, por ejemplo, 2,8 millones con trabajo por horas y 3,7 millones de contratados temporales).
Se trata de la masa crítica para producir y son los encargados de sostener a una población total de 46 millones.
Sin embargo, hay 38,5 millones de personas (75% de los habitantes) que se encuentran en edad laboral con más de 16 años.
Estas cohortes no van a tener casi reemplazo porque cada vez hay menos jóvenes por debajo de esa edad (7,5 millones).
De esos 38,5 millones de masa laboral potencial, hay que descontar a los casi 4,8 millones de parados (12,5%) y los casi 15,7 millones (41%) que se encuentran inactivos.
La radiografía laboral que queda es la siguiente: de cada 10 personas que tienen edad de trabajar 4,7 tienen empleo, 4,1 son pasivos (inactivos) y 1,2 son parados.
Cuando empezó la crisis 5,5 tenían empleo, menos de cuatro eran inactivos y casi el 0,5 estaba en paro.
Todo esto significa que por cada ocupado hay ya prácticamente otro inactivo o pasivo (0,9% exactamente).
Pero, si sumamos inactivos y parados, el resultado es aún más peligroso para las pensiones, los ingresos del Estado y el PIB.
Hay casi 20,5 millones de la población laboral que no produce realmente.
Es más de la mitad (53,2%) de quienes tienen edad para trabajar, 10 puntos más que cuando comenzó la crisis.
Según datos de la EPA, en el primer trimestre de 2016 se produjo un nuevo repunte de los inactivos.
Aumentó en 55.000 sobre diciembre y acumula un alza de 314.000 desde 2007. Se considera inactiva a la población de 16 ó más años que no tiene empleo y que no está parada.
De los 15,7 millones de españoles que no realizan actividad económica alguna, la mitad (7,8 millones) tiene más de 64 años.
Lo que significa que se encuentran en la edad del posible retiro laboral, aunque podrían continuar en el trabajo voluntariamente siempre y cuando hubiera esa opción. Respecto a la otra mitad, según datos de Eurostat,
España ocupa el cuarto lugar de los 28 países de la UE con más pasivos por debajo de los 64 años.
Pero, la comparación no es homogénea ya que estos países tienen una población ocupada mucho mayor.
Por ejemplo, Francia y Alemania tienen 11,7 millones de inactivos pero al mismo tiempo disponen de 39,6 y 26,1 millones de empleos.
Por tanto, España lidera el ránking de inactivos en Europa.
¿A que se debe este crecimiento?
El aumento de la población jubilada y prejubilada es una de las causas. Es la consecuencia de la dificultad por mantener un puesto de trabajo a partir de los 50 años a pesar de que se haya alargado la edad para obtener la pensión.
Hay seis millones de personas (38% de los inactivos totales) en esta situación.
En el último año ha crecido en 83.000 (1,4%) y en 889.000 (17,3%) desde el inicio de la crisis.
Pero, este alza se ve compensado por las personas que se dedican a labores del hogar.
Hay 3,7 millones y su número se reduce progresivamente por el cambio de sociedad y también porque muchas mujeres demandan empleo (se las computa como activas aunque estén en paro) cuando su pareja sale del mercado laboral.
Desde 2007 han desaparecido 1,1 millones inactivos en este grupo (23%) y 24.000 en el último año.
A esta estadística hay que sumar 1,8 millones de viudas y huérfanos (12% de los inactivos) que cobran una pensión distinta a la de jubilación. El número se va reduciendo. Hay 28.000 menos que al principio de la crisis.
También hay que sumar a 1,2 millones de trabajadores con incapacidad permanente y 325.000 personas que hacen trabajos sociales sin prestación, rentistas y mayores de 75 años que no reciben ayudas.
En realidad, el grupo responsable de que aumenten las cifras de inactivos es el de los estudiantes y de quienes realizan cualquier tipo de curso para elevar su nivel de formación y, sobre todo, porque no encuentran empleo, y menos el adecuado.
Es decir, enganchan un curso tras otro a la espera de que remita la contracción laboral.
Hay 2,6 millones (17% de los inactivos) que son estudiantes y otros 330.000 del resto de categorías que siguen cursos.
Nunca había habido en España tantas personas en esta circunstancia. Su número ha aumentado progresivamente con el avance de la crisis. En el último año ha crecido en 35.000 y en 752.000 desde 2007.
"Ninguna sociedad puede ser feliz y próspera si la mayor parte de sus ciudadanos son pobres y miserables"
(Franklin Delano Roosevelt)
Hace pocos días, en un informativo de alguna cadena de televisión, mientras el rótulo principal de la noticia decía "El paro baja en España", el subrótulo nos hablaba de un muchacho del que decía que "fregará platos para costearse sus estudios".
Y parecía estar bastante contento.
Me recordó la anécdota de los años cincuenta del siglo pasado, cuando una vendedora de flores a la puerta del Teatro Real de Madrid, pobre y arapienta, mientras veía pasar con grandes lujos, pieles y joyas a los espectadores del teatro, murmuraba en voz baja:
"¡Hay que ver lo bien que vivimos en Madrid!".
Un perfecto caso de alienación, que es justamente donde nos quiere llevar este Gobierno.
Tomando la crisis-estafa como excusa, no sólo están reduciendo los derechos sociales y eliminando los servicios públicos, sino destruyendo el trabajo estable y decente, y sustituyéndolo por trabajo precario.
De esta forma, están intentando, ayudados también de una manipulación estadística, hacernos creer que el desempleo está cayendo, y que cada vez hay más personas trabajando.
Y parecía estar bastante contento.
Me recordó la anécdota de los años cincuenta del siglo pasado, cuando una vendedora de flores a la puerta del Teatro Real de Madrid, pobre y arapienta, mientras veía pasar con grandes lujos, pieles y joyas a los espectadores del teatro, murmuraba en voz baja:
"¡Hay que ver lo bien que vivimos en Madrid!".
Un perfecto caso de alienación, que es justamente donde nos quiere llevar este Gobierno.
Tomando la crisis-estafa como excusa, no sólo están reduciendo los derechos sociales y eliminando los servicios públicos, sino destruyendo el trabajo estable y decente, y sustituyéndolo por trabajo precario.
De esta forma, están intentando, ayudados también de una manipulación estadística, hacernos creer que el desempleo está cayendo, y que cada vez hay más personas trabajando.
Todo esto lo ayudan también mediante mil y una subvenciones al mundo empresarial, como el último parche que se les ha ocurrido para "garantizar" el empleo juvenil, subvencionando con 300 euros mensuales a los empresarios que contraten a jóvenes hasta 25 años que no estudien ni trabajen.
Y así van mareando la perdiz, dándole vueltas a la misma historia, maquillando las cifras, disfrazando las estadísticas, y sobre todo, facilitando cada vez más las cosas a los empresarios, poniendo los despidos y las contrataciones cada vez más asequibles, mientras destruyen los derechos laborales, y llaman "empleo" a quien trabaja, por ejemplo, dos horas a la semana, o como el chaval de la noticia, a quien friega platos en un bar para costearse sus estudios.
Estudios que también se vuelven más inaccesibles para los jóvenes, que de ello ya se encarga y muy bien el Ministro Wert, encareciendo las matrículas, y destrozando las becas y ayudas al estudio que se daban anteriormente.
Y este es más o menos el panorama laboral.
Y así van mareando la perdiz, dándole vueltas a la misma historia, maquillando las cifras, disfrazando las estadísticas, y sobre todo, facilitando cada vez más las cosas a los empresarios, poniendo los despidos y las contrataciones cada vez más asequibles, mientras destruyen los derechos laborales, y llaman "empleo" a quien trabaja, por ejemplo, dos horas a la semana, o como el chaval de la noticia, a quien friega platos en un bar para costearse sus estudios.
Estudios que también se vuelven más inaccesibles para los jóvenes, que de ello ya se encarga y muy bien el Ministro Wert, encareciendo las matrículas, y destrozando las becas y ayudas al estudio que se daban anteriormente.
Y este es más o menos el panorama laboral.
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Las ayudas a la contratación se dan incluso a las empresas que hayan despedido a su personal hasta con 31 días de antelación, lo que supone un buen incentivo para que las empresas se desprendan de sus plantillas antiguas, con experiencia pero con contratos más estables, por otras nuevas plantillas, más jóvenes y más baratos laboralmente hablando.
El empleo se vuelve cada vez más inestable, más frágil, más precario, más temporal, más limitado, más indecente, y deja por tanto de representar un medio de vida para cualquier persona, pasando a ser un medio de supervivencia, que ni siquiera garantiza salir de la situación de pobreza o exclusión social.
Rebelémonos contra ello, declaremos alto y claro que no queremos gato por liebre, y para ello, comencemos por la propia nomenclatura, que ya es engañosa por sí misma.
Proclamemos que no queremos ningún empleo, que lo que queremos es un puesto de trabajo.
Que no queremos, que no vamos a conformarnos con una vida precaria para siempre, sino que queremos volver a disfrutar de una situación de estabilidad y de dignidad personal y familiar, y esto sólo puede garantizarlo un puesto de trabajo.
No nos sirve insistir en los paradigmas de la construcción, del negocio inmobiliario, ni nos sirven fuentes de empleo que provengan de modelos productivos insostenibles.
No queremos empleos del tipo Eurovegas o BCNWorld, ni queremos empleados en el Hotel Algarrobico, ni empleos subvencionados durante un tiempo a los patronos, porque pasado dicho período temporal, volveremos al desempleo.
Desde este punto de vista, los puestos de trabajo que se creen deben ser caracterizados como decentes de acuerdo a los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Esto quiere decir que han de generar unos ingresos dignos, seguridad en el lugar de trabajo, protección social para las familias, perspectivas de desarrolllo personal e integración social, libertad para que las personas expresen sus opiniones, participación en las decisiones que afectan a sus vidas, e igualdad de oportunidad y trato para mujeres y hombres.
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Y aquí es donde la inmensa mayoría del empleo que se está ofreciendo no responde ni por asomo a dichas condiciones.
Esto es, se crea una simple ocupación temporal que no responde no ya sólo a las preferencias de la persona que lo busca, sino que tampoco soluciona las mínimas necesidades vitales de dicha persona, ni de su familia.
De esta forma, la clase dominante se permite explotar cada vez más la fuerza de trabajo de la clase trabajadora, consiguiendo uno de los objetivos derivados de la utilización de la crisis como una excusa.
Este es el motivo principal del aumento desorbitado de la desigualdad en nuestro país, que permite que los empleos sean cada vez más precarios, mientras los beneficios empresariales y todas sus prebendas
Esta será la única manera de romper el círculo vicioso donde nos encontramos, permitiendo aumentar los ratios del consumo, lo cual a su vez redundará en que las empresas vuelvan a tener motivos para contratar, porque sus ventas aumenten, y no porque el Gobierno les ofrezca ridículas subvenciones para contratar a esclavos laborales, que dentro de poco tiempo volverán a estar en desempleo, porque la empresa se ve obligada a despedirlos, simplemente porque no vende sus productos o servicios.
Es algo tan sencillo y lógico de entender, que no se explica hasta qué punto el fanatismo neoliberal de este Gobierno y de los empresarios nubla sus mentes hasta no darse cuenta de ello.
Todos saldríamos ganando: las empresas porque tendrían mayor actividad económica, mayor volumen de ventas, y los ciudadanos, porque sus contratos se volverían más estables, y con mejores condiciones salariales y laborales.
De esta forma, podríamos volver a cultivar el trabajo y no el empleo, y los ratios de desempleo descenderían de forma estable, y no de manera limitada, como lo hacen ahora.
Pero mientras los empresarios y el Gobierno continúen creyendo que el trabajo decente es un privilegio, seguiremos en este declive laboral que nos conduce únicamente a una redistribución de la riqueza balanceada hacia los más poderosos, hundiendo en la miseria, la pobreza y la exclusión social a la inmensa mayoría de la clase trabajadora.
¿Sabías que con un contrato de solo una hora la semana anterior ya cuentas como ocupado?
- Ver original
- abril 26º, 2016
En los últimos días habréis oído repicar las campanas a gloria en ciertos medios de comunicación: "¡El paro ha bajado!" O lo que parece lo mismo: "¡¡El empleo ha subido!!" ¡Hermanos, dad gracias a la santa madre que en el 2012 os trajo la revelación en la reforma laboral!
Es evidente que el mensaje que lanzan es que la culpa del paro la tenían los trabajadores porque cobraban mucho y era muy difícil despedirlos, para así conseguir legitimación para aplicar el mismo método en cuanto vuelvan a tener oportunidad.
Así que vamos a hablar un poco de cómo se cuentan los parados, porque a lo mejor no es como te crees.
En primer lugar cabe aclarar que hay tres fuentes de datos oficiales que pueden servir para contar parados u ocupados: la EPA (encuesta de población activa), el registro del SEPE y el registro de la SS.
De todas estas fuentes, la más fiable es la EPA y por eso es la que cuenta a efectos de estadísticas europeas Eurostat.
Además es obvio que las otras dos fuentes son incompletas, porque la SS solo cuenta afiliados y el SEPE solo cuenta demandantes de empleo.
Por ejemplo, hay muchas personas con la vida resuelta que no trabajan, por lo que no están afiliadas a la SS, pero tampoco buscan empleo, por lo que no son parados; al igual que hay personas que buscan empleo pero no están inscritas en el SEPE porque no tienen derecho a prestación y porque saben de sobra que para encontrar empleo no les servirá para nada.
Así que nos centramos en la EPA y concretamente en el nº de ocupados. Curiosamente, para contar la cantidad de empleo que hay en un país hay que contar la cantidad de ocupados y no la cantidad de parados.
Porque es obvio que el paro puede bajar sin que suba el empleo, por ejemplo con el retorno de inmigrantes o con el aumento de la emigración; o viceversa, por ejemplo con los fenómenos contrarios. Por tanto la pregunta es la siguiente ¿a quién se considera como ocupado en la EPA?
Para vosotros la respuesta es obvia: ocupado sería el que tuviera trabajo en el momento de hacerse la encuesta. Pero la EPA la hace el INE (Instituto Nacional de Estadística) y como es obvio la hace como le da la gana a quien manda y no como a vosotros os gustaría o como fuera lógico. Ahí os va la copia textual de la definición oficial de ocupado del INE:
"Ocupados: Son las personas de 16 o más años que durante la semana de referencia han estado trabajando durante al menos una hora a cambio de una retribución en dinero o especie o quienes teniendo trabajo han estado temporalmente ausentes del mismo por enfermedad, vacaciones, etcétera.
Por tanto, para que seas un ocupado según el INE... seguir leyendo
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