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viernes, 22 de abril de 2016

Obama o Daesh: ¿quién reviste más riesgo para el mundo?

Obama o Daesh: ¿quién reviste más riesgo para el mundo?

Obama o Daesh: 

¿quién reviste más riesgo para el mundo?


La gravedad de las denuncias sobre el apoyo directo aunque solapado de EE.UU. a Daesh son absolutamente preocupantes por la doble moral que implica, así como por la forzada prolongación de los esfuerzos para derrotar a dicho grupo debido a esta colaboración armada y táctica que recibe.
Entre estas peligrosas “ayudas”, generales del Ejército estadounidense recientemente se han reunido en secreto con líderes del grupo takfirí en el norte del país, según confirma la agencia kurda iraquí de noticias Dwarozh, y en las redes ha aparecido un video que muestra cómo los rebeldes sirios destruyen uno de los helicópteros rusos que buscaban a los pilotos del Su-24 siniestrado en la provincia siria de Latakia, utilizando un mortero fabricado por EE.UU.
Cabe mencionar que la presión internacional al Departamento de Estado obligándolo a admitir la financiación de los autodenominados “Papeles de Panamá”, con el fin de realizar una estrategia dirigida a establecer el Nuevo Orden Internacional (NOM) y reconfigurando los paraísos fiscales al concentrarlos en estados como Nevada principalmente, no se ha convertido en una noticia mundial igual que la anterior porque deja en evidencia los niveles más profundos de la falsedad que utiliza la Corporatocracia a través de un gobierno obediente y sumiso. 
De igual modo, el auxilio dado directamente al grupo terrorista por Washington no ha sido conocido a nivel internacional y, por el contrario, se ha ocultado flagrantemente con el fin de que el planeta desconozca lo que se hace a favor de esta organización terrorista, independientemente que se disfrace con declaraciones a favor de la paz y contra la violencia takfirí.
Esa es la verdad.
Por ello, la interrogante es válida y conveniente hacerla nuevamente con el fin de clarificar su contenido: ¿conlleva más riesgos en el mundo EE.UU. o Daesh?
Cabe reconocer la importancia que asume la nación ubicada en el Norte de América  (junto a Canadá y México), ya que es indudable que su alto desarrollo indiscutible tiene un gran componente humano, laborioso, de emprendimiento, lo que le ha posibilitado ser lo que es. 
Es decir, nadie puede decir que su pueblo es guerrerista por excelencia y no desea la paz como todos aquellos del mundo que no han sido amaestrados para creer que la agresión es el único modo de vivir en comunidad. 
Por tanto, la pregunta no tiene ningún deseo de daño ni puede referirse a su población (que es controlada en su conciencia y acción en alto grado), pues no se basa en emociones negativas sino en realidades, documentación, historia y resultados, todo lo cual configura regímenes cada vez más mortíferos para la vida del ser humano. 
Por tanto, es imposible entender una argumentación sólida como un deseo de ofender a alguien. Más bien, en términos positivos significa el espíritu de cooperar para hacer que quien se equivoca y provoca daño, consciente o inconscientemente, reflexione para dejar de utilizar argucias, fuerza, engaño, como su herramienta de vida cotidiana, reconsiderando su actuar y transformando su proceder valórico.
Como se sabe el pueblo estadounidense está absolutamente privado de información verdadera, correcta, del momento, especialmente sobre problemas que atañen al mundo y donde su país participa agresivamente. 
El 99% de la información está controlado por el gobierno y transnacionales, los que establecen la línea editorial y lo que debe saberse o no, ejemplificado en la unidad expuesta a nivel planetario de la supuesta denuncia de los papelillos de Panamá y su pronta disolución comunicativa debido a que se conoció el origen, financiación y objetivo de propaganda política. 
Por ejemplo, dicho pueblo aún desconoce que la destrucción de las Torres Gemelas fue un autoatentado y una razón para emprender la ilegal destrucción de Irak con más de un millón de muertos, que los presidentes en Estados Unidos son una figura simbólica del poder a los que los controla el Establecimiento, o que aquel mandatario que se oponga a dichos designios no es derrocado sino neutralizado (asesinado).
Es imposible olvidar la nueva injerencia en Siria por parte de Obama al manifestar de modo espúreo que la autodenominada “transición política” debe incluir la salida del mandatario sirio, Bashar al-Asad, y el reciente reconocimiento de Obama sobre la intervención macabra en Libia (confesión de parte que da motivo para ser acusado de crimen de lesa humanidad), haciendo imprescindible la devolución del Nobel de la Paz por la incoherente actividad en pro de la destrucción de naciones enteras, incluido el saqueo económico y cultural.
En el caso de Irak y Siria, los ciudadanos de ambos países desconfían del régimen estadounidense y lo relacionan directamente con Daesh como un aliado y no un enemigo, especialmente porque saben de la “solidaridad” que presta al terrorismo y que sus aisladas acciones para destruir jefes takfiríes siempre finaliza con daños colaterales matando más civiles que mercenarios.
Y la razón es que la Coalición no está prestando cooperación a los pueblos sirio o iraquí sino que su misión es asegurar sus fuerzas para proteger la frontera turca desde donde se desplazan los mercenarios de Daesh. La complicidad ha sido tal que muchos dirigentes han salido del entrenamiento de las agencias de inteligencia occidentales. 
Recientemente se reconfirmaba pues el asesor del presidente del Comité Antiterrorista ruso, Andréi Przhezdomski, alertó que los destacamentos de Daesh dirigidos por Chetáev Ahmed Chetáev, el checheno que encabeza el batallón de “Estado Islámico” integrado por oriundos del Cáucaso del Norte, preparaban atentados en Rusia y Europa. 
El líder interino de la República rusa de Chechenia, Ramzán Kadírov, reveló que Chetáev se ocultó todo este tiempo en Austria y estuvo vinculado con la CIA hace seis años. 
Asimismo, aseguró que los extremistas que huyeron del Cáucaso a Europa fueron entrenados en las bases de la OTAN y luego enviados a Siria.
Excede esta demostración saber que el supuesto ejército rebelde sirio, enemigo de Bashar al-Assad, ha recibido armamento y contratado milicianos que luego ha traspasado a Daesh, lo cual reconfirma la oculta acción subversiva de EE.UU. con los terroristas.
Hay que recordar que los ataques a Europa por parte de extremistas que fueron extraídos desde el mismo seno de dicho continente y auspiciados por sus gobiernos, ahora regresan ya no como lobos solitarios sino de forma organizada con el deseo de expresar el descontento con sus propias administraciones para demostrar su respuesta concreta. 
De allí que el adagio: el que siembra terror cosecha tempestades, se aplica con fuerza a estos gobiernos europeos los que no pueden sorprenderse del engendro creado pues es su propia responsabilidad con este Frankenstein moderno. 
La interrogante, entonces, se basa en un principio fundamental: es más responsable el autor intelectual, que idea, financia y estimula al sicario, o éste que ejecuta el crimen. Obviamente hay que detener a ambos pues el primero es perverso ocultando su autoría a través de una defensa retórica y el segundo un criminal confeso que no dice de donde procede su mentor sino que se descubre por la fuerza de los hechos reales.
Consideraciones finales.
La conclusión es que, de no modificar Obama su planteamiento y acción trazados desde arriba, el descrédito de su régimen, además de la pérdida de influencia y aceptación en el planeta, será cada vez mayor. 
Son demasiados los hechos que acusan a Barack Obama, más allá de un doble discurso, de no reconocer su visión guerrerista acentuada en el proceso de desarme nuclear ya que, contrario a lo dicho, se realizó el año 2015 en Nevada pruebas de la bomba nuclear B61-12. 
Junto con Hillary Clinton deben asumir la responsabilidad por lo sucedido y continuado en Libia, Irak, Siria, Yemen, Palestina, donde la muerte es el diario transitar de cada momento.
No sin razón, la pre candidata demócrata presidencial quedó en evidencia al mostrarse un documento desclasificado de sus correos (febrero de 2011), enviado por John Godfrey, un integrante del Departamento de Estado, que contiene un análisis sobre cómo EE.UU. debía “ayudar al desarrollo de Libia” y al asentamiento de su gobierno tras la caída de Gadafi. Frente a tanta evidencia de apoyo al terrorismo: ¿quién puede dudar ya de la peligrosidad de Barack Obama para el planeta tierra y sus habitantes? 
¿Cómo podrá remediar el mandatario estadounidense el inmenso mal causado a numerosos niños mutilados, ciegos, deformes, solitarios, huérfanos, masacrados y torturados?
Compete ahora a la diplomacia alternativa y a sus Medios cambiar el rumbo de la información: todos los esfuerzos deben dirigirse a identificar internacionalmente a quienes financian a Daesh y solicitar su castigo en tribunales internacionales. 
Esto frenará en parte dichos intentos pues los pueblos reaccionarán ante quienes son más corruptos que los que estafan pues aquí lo que existe es el asesinato legalizado.
Cabe exaltar el compromiso irrenunciable y la seria actitud de naciones soberanas que luchan contra el terrorismo, sin discursos dobles, juegos de apoyo a los takfiríes o simplemente vinculados a la extorsión y el desatino humano.
La influencia de EE.UU. en América Latina es inmensa y, por ello, no se debe descuidar pese a que se diga que el continente ya tiene su ruta propia. 
Ejemplos trágicos son Chile, Venezuela y Cuba, entre otros. Este daño a la Humanidad merece más que un mea culpa de Obama, siendo de obligatorio y ético cumplimiento rectificar, subsanar y sanar las heridas causadas a la civilización humana.
Estados Unidos es una gran nación y la mayoría de sus ciudadanos estarán a favor de la pacificación del mundo a través de la razón y no la fuerza, y seguramente su carácter emprendedor será el resultado del desarrollo de dicho país. 
Los estadounidenses merecen una segunda oportunidad de resarcir los daños causados por sus gobiernos a todos los continentes prácticamente, recordando solamente las dictaduras y gobiernos represivos en América Latina, las que sobrepasan más de dos millones de asesinados. El uso pacífico de la tecnología, la estabilidad laboral, el respecto a la política soberana, la economía solidaria, entre otras, se verán beneficiadas si hay una nueva visión y el pueblo estadounidense será realmente quien obtenga las oportunidades consecuentes.
La gente honesta de este planeta exige a Barack Obama, como representante de la Corporatocracia, que no se someta a esos designios y vele por su nación protegiendo el verdadero interés del país. 
De no hacerlo, la pregunta queda saldada: es más peligroso EE.UU. que Daesh ya que este último es su engendro y sólo existe porque el régimen Obama lo estimula y permite.


Carlos Santa MaríaCarlos Santa María es Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, profesor universitario, columnista de varios medios nacionales e internacionales y ha escrito dieciséis libros en el campo humano, político y pedagógico.

http://www.hispantv.com/newsdetail/opinion/252574/eeuu-obama-estado-islamico-riesgo-mundo

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