Repetición de elecciones: una nueva oportunidad
Desde que Pedro Sánchez firmó un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, y desde que ese pacto fue “sancta sanctorum”, todos fuimos conscientes de que la repetición de los comicios electorales era algo más que un hecho probable. Se trataba de una evidencia.
Pedro Sánchez siguió un guion trazado con letras gruesas por la cúpula del partido, que no es sino Felipe González y sus adláteres, ya que Sánchez no lidera absolutamente nada y ha invertido la mayor parte de su tiempo en tratar de convencer a sus militantes de que el pacto firmado era la mejor de todas las opciones posibles, y en demonizar a Podemos, del mismo modo en que el señor González demonizaba a IU cuando Julio Anguita era su coordinador general.
Pero Julio Anguita vive con su pensión de profesor, fiel a los principios que siempre ha defendido.
Felipe González se ha manifestado claramente a favor de los pactos con la derecha. No ha tenido el más mínimo sentido de la vergüenza al manifestar que se necesitaba una gran coalición con el Partido Popular, un partido instalado en la corrupción como “modus vivendi”, alejado infinitamente de los problemas de la ciudadanía e insensible al dolor de sus ciudadanos.
Esa es la idea de país que pretende vendernos Felipe González por mediación de Pedro Sánchez y tras las siglas del PSOE.
Un país en el que él pueda seguir viviendo a lo grande, mientras el resto de la sociedad se desangra en la miseria, la precariedad, los recortes, el paro y la amputación de derechos y libertades.
Decían que no salían los números, que cualquier pacto pasaba por Ciudadanos. Era mentira. Todos lo sabíamos. Lo sabíamos, del mismo modo que supimos que Simancas se equivocaba cuando volvió a convocar elecciones y perdió la comunidad de Madrid, entregándosela en bandeja al Partido Popular.
Y así estamos desde entonces.
El entramado de empresas, con sede en Panamá, que ha aparecido tras la publicación de los “famosos papeles”, demuestra, además del vergonzoso hecho de eludir el pago a las arcas públicas de los impuestos que deberían haber sido satisfechos, la imbricación entre el poder político y el poder mediático, poniendo bajo los focos el sonrojante hecho de medios de comunicación vendidos a determinados intereses y cuotas de poder.
Estos medios son los mismos que nos bombardean continuamente con encuestas sobre los posibles resultados electorales, cuya credibilidad es, a mi juicio, absolutamente nula. En mi humilde opinión se trata de un nuevo intento de manipulación, con el objeto de bascular el voto hacia los partidos a los que realmente defienden.
Desconozco las presiones a las que se habrá visto sometido Pedro Sánchez. Ignoro si, realmente lo que ha hecho ha sido por convencimiento o por imposición.
Pero, tanto si lo ha hecho por convicción, como si ha sido por mandato, ha puesto su cabeza en bandeja de plata para que Susana Díaz le arrebate el liderazgo.
Porque, por mucho que lo nieguen, yo, al menos, apuesto porque Sánchez no repite como candidato por el PSOE el 26J. El tiempo dirá si me equivoco.
¿Qué va a suceder con los votantes del PSOE?
¿Realmente no van a sentirse decepcionados con este comportamiento? ¿Van a continuar soportando que saquen a pasear al señor Felipe González por los mítines? ¿Repartiendo moralina? ¿Hablando, de qué?
Creo, sinceramente, que va a existir una decepción enorme en ese electorado y que el PSOE va a sufrir un duro golpe.
Están también los que pretenden ganar simpatías vendiéndonos la idea de lo caro que sale una repetición de elecciones.
Son los mismos que nos han robado ese coste, pero multiplicado. Y culpan a los dos partidos que sienten como un estorbo.
Una muestra más de que para ellos la democracia es un instrumento, no un sistema político basado en la soberanía popular.
¿Y los votantes del PP?, ¿Hasta cuándo están dispuestos a dejarse robar y engañar?, ¿Tanto miedo tienen a cambiar de vehículo que están dispuestos a viajar en tartana toda la vida?
Es posible que las elecciones no configuren un parlamento marcadamente diferente, pero puede que las leves diferencias sean suficientes para que se pueda llevar a cabo un cambio.
Este tiempo transcurrido no ha sido inútil. Se han puesto muchas cartas boca arriba.
No se trata de quitar a Rajoy, o al PP, a cualquier precio, algo debe quedarnos claro: necesitamos un cambio, un profundo cambio. No un recambio
El PSOE se gripa
Pablo Iglesias y el periodismo
parapolicial en el Estado español:
el negocio de mentir
Anda el patio de los “mainstream” del régimen bastante escocido con las últimas declaraciones del líder de la formación morada, es decir, Podemos, esa amalgama política de embusterismo y trilerismo que fue ideada para ser ejecutada por etapas.
Al divo Iglesias le ha molestado seriamente que los perros falderos de la monarquía se dediquen a “hablar profesionalmente mal” de él y su cuadrilla de “bolivarianos” (sic), lo que ha motivado la agria y malencarada réplica del conglomerado falsimediático español.
El asalariado y bienpagao periodismo mercenario de las alcantarillas del borbonismo, mentirosos profesionales, además de agentes de desinformación masiva, ha reventado de hipocresía.
Que Podemos sea el pimpampum de la soldadesca mediática del régimen español ni es una sorpresa, ni tampoco algo de lo que haya que echarse las manos a la cabeza.
Podemos no es una amenaza para el sistema, ni tampoco lo es y será para el régimen de alianzas con los anglocriminales y el sionismo, pero si podría serlo, moderadamente, para la corrupción organizada por los dos grandes (hasta ahora) partidos del monolitismo autoritario neoliberal (la dictadura del PPSOE). Y ahí entra en juego la mafia mediática como un activo desinformador.
Unos tabloides que están bajo el control y paraguas de los grandes capitales empresariales y financieros o fundaciones estadounidenses cercanas a la CIA, además de recibir la tutela por los principales partidos políticos a los que sirven como propagandistas y agitadores.
No ha tardado mucho Iglesias, como buen prohombre del sistema político de castas que tanto criticaba antaño (sin duda como moneda de contrabando), en redimir su “culpa” con un “Siento haber ofendido y pido disculpas. No debí personalizar”. Lo que se dice arrastrarse como una serpiente ante el monopolio de los intocables tergiversadores profesionales.
Al igual que ha hecho su correligionaria Bescansa, en términos tales como:“Reiterar las disculpas a Álvaro Carvajal (el “periodista” aludido) y a los periodistas que se hayan podido sentir ofendidos por esa intervención. Sumarme a las disculpas y hacerlas en nombre de Podemos.
Le ha faltado a la ínclita Carolina azotarse en público, ejercer de plañidera o hacer un acto de contrición mariana.
En fin, un “periodismo sin Fronteras” para difamar y deformar que, eso sí, cuando recibe algunapuyita de vez en cuando por su indecente comportamiento parapolicial (y no focalizo en Podemos), eh…que no toquen a la Cosa Nostra “informativa”, guardiana del orden establecido.
Dicen los del perrodismo falsificado, con esa estomagante solemnidad postural que suelen fabricar para la ocasión, que La mofa, el escarnio, la ridiculización hacia un informador resultan absolutamente intolerables en una sociedad libre, abierta y democrática, para referirse a las palabritas del líder “morado” contra un empleado del conservadurista ELMUNDO que motivaron la escandalera entre el gremio de mafiosillos mediáticos y, cómo no, entre sus patrocinadores políticos.
Simplemente, me provoca repelús infinito que esta gentuza se haya dado una aureola de manufacturado victimismo, a la cabeza de todos ellos la siniestra Victoria Prego, cronista oficial de la “modélica transición de la CIA”, esa que fue pilotada por demócratas como el ex Rey de Franco, Fraga o Martín Villa. ¿Mofa? ¿Escarnio? ¿Repasamos hemerotecas hasta dónde ha llegado la inquina difamatoria mediática?
Pero…un momento, estos rufianes de los medios corporativos que llevan meses lapidando interesadamente al club podemita, etiquetándoles como agentes de Venezuela, esbirros de Irán o peligrosos bolcheviques, han determinado que las palabras de Iglesias rezuman “totalitarismo”. Están faltando a la verdad y lo saben.
Estos practicantes del peor y más deleznable periodismo canalla muestran su verdadero rostro (no con estos juegos florales anti-Podemos) cuando se trata de hablar mal de todo aquel que cuestione los fundamentos políticos del biparticidio (entre los que NO se encuentra Podemos, por si hacía falta remarcarlo), la monarquía o con el vasallaje de este país hacia el imperialismo norteamericano y el Estado terrorista de Israel, por citar algunos potables ejemplos.
Al periodismo español, anclado en los medios hegemónicos, no le duelen prendas para practicar el más feroz terrorismo informativo cuando “informa” acerca de países como Rusia, Cuba, Siria, Irán, Venezuela o criminaliza y señala objetivos al modo clásico “policial” refiriéndose a colectivos sociales, manifestantes o detenciones arbitrarias.
Es periodismo teledirigido desde las cloacas del sistema y su pudridero de “inteligencia”, al igual que ha hecho la CIA comprando a editores y periodistas de los principales medios de EEUU durante los últimos sesenta años.
En España ha sucedido exactamente igual. El periodismo independiente NO existe en los medios controlados y la prueba de ello es el reciente apoyo prestado, aquí mismo (por esos mismos medios que ahora gruñen como cerdos contra el líder de Podemos), en favor del terrorista venezolano Leopoldo López o dando parapeto mediático a los crímenes de EEUU y el sionismo. ¿Impartiendo lecciones de ética periodística? No me jodas, hombre.
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