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lunes, 16 de abril de 2018

Por qué los rusos no colocarán la otra mejilla en Siria


Las nuevas armas rusas anticipan el término de la hegemonía militar estadounidense

La demostración de superioridad tecnológica militar de Rusia es una advertencia para comenzar una conversación sensata sobre el nuevo orden mundial entre los principales actores geopolíticos. El mundo no puede permitirse más aquel matón de barrio, pretencioso y engreído, que no sabe lo que hace y que amenaza permanentemente la estabilidad y la paz en todo el mundo


Durante la guerra ruso-georgiana de agosto de 2008, las operaciones del 58ª Ejército fueron bautizadas como “Coerción para la paz”. Se trataba de un nombre apropiado para lo que estaba en juego en ese momento. Los rusos ganaron esa guerra y forzaron a Georgia a una actitud más pacífica. En la terminología clásica de Clausewitz, los rusos lograron el objetivo principal de las guerras “obligar al enemigo a actuar según nuestra voluntad”.

Desde hace tiempo los rusos ya no se hacen falsas ilusiones con occidente . Por la experiencia que han vivido en los últimos 19 años, no esperan una conducta civilizada y razonable, menos aún cuando Estados Unidos, sigue en una burbuja que lo aísla de la razón y la paz. El historial mundial estadounidense de las últimas décadas no requiere ninguna explicación elaborada: es un registro de desastres militares y humanitarios.

Por tanto, el discurso de Vladimir Putin del Primero Marzo de 2018, a la Asamblea Federal de Rusia , no estaba referido a las próximas elecciones presidenciales en Rusia, como lo han sugerido cierto políticos Europeos. El discurso de Putin estaba dirigido a las élites de los Estados Unidos urgiéndolas hacia una política de paz o al menos a un cierto grado de cordura, dado que actualmente está completamente alejado de las nuevas realidades geopolíticas, militares y económicas que están emergiendo en el mundo.

Al igual que Georgia en 2008, Rusia piensa que sin poder militar no hay paz. A pesar de sus deficiencias reales el ejército ruso de entonces (antes de Shoigu) eliminó a la fuerza georgiana (entrenada y equipada por Estados Unidos) en cuestión de cinco días; la tecnología, el personal y el arte operacional del ejército ruso eran simplemente mejores. Naturalmente es obvio que ese escenario no se puede trasladar a la relación entre Rusia y a los Estados Unidos.

También es verdad que las élites estadounidenses, en su gran mayoría nunca han servido un día de uniforme de combate , tampoco han asistido a instituciones académicas militares serias. En realidad no están calificados para comprender la complejidad y la naturaleza de una fuerza militar; su escasa experiencia en cuestiones militares, tecnológicas y geopolíticas se limitan a una serie de seminarios sobre armas nucleares. Sencillamente no tienen puntos de referencia. Son producto de una cultura pop-militarista conocida como “pornografía y propaganda” . Una élite de “especialistas” – compuesto por abogados, cientistas políticos, sociólogos y periodistas – dominan la estrategia estadounidense guisando unas doctrinas militares para una geopolítica agresiva y ahora delirante.

Un mensaje claro
El mensaje de Putin a los Estados Unidos fue extremadamente simple: recordó la negativa de los Estados Unidos a considerar la posición de Rusia sobre el Tratado ABM. Al respecto vale la pena citar a Jeffrey Lewis quien en un sorprendente momento de sensatez escribió para la revista Foreign Policy :

“La verdadera génesis de la nueva generación rusa de exóticas armas nucleares no radica en un revisión de su postura nuclear, sino en la decisión del gobierno de George W. Bush, en 2001, de retirarse del Tratado de Misiles Antibalísticos y del fracaso bipartidista de Bush y las administraciones de Obama para comprometerse significativamente con los rusos sobre sus preocupaciones ante los escudos anti- misiles estadounidenses”.

Putin lo dijo en sus comentarios. “Durante todos estos años desde la retirada unilateral de Estados Unidos del Tratado ABM, hemos estado trabajando intensamente en equipos y armas avanzadas, lo que nos ha permitido desarrollar nuevos modelos de armas estratégicas. Estos avances tecnológicos ya están en Rusia. Lamentablemente, todavía no tienen la necesaria contraparte diplomática que necesitan de parte de Estados Unidos” .

Putin fue claro: No nos escuchaste entonces, nos escucharan ahora. Después, describió las nuevas armas como un nuevo Pearl-Harbor militar-tecnológico. Las implicaciones estratégicas de los nuevos “sistemas de defensa” presentados por Putin son inmensas. De hecho, son de naturaleza histórica. Pero como era de esperar, expertos de la cúpula militar estadounidense han descalificado estos avances , han dicho : “una fanfarronada”. Otros no han sido tan despectivos y más de alguno, se ha mostrado profundamente conmocionado.

La impresión general, después del discurso de Putin, se puede describir en términos simples: la brecha de misiles es real y es más que una brecha es un abismo tecnológico.

Paradójicamente, este abismo no está donde muchos creen; en el misil balístico RS-28 Sarmat, cuya existencia y características eran más o menos conocidas desde hace años. Sin lugar a dudas, el RS-28 es un logro tecnológico impresionante porque se trata de un misil balístico con un alcance prácticamente ilimitado y con trayectorias que inutilizan cualquier tipo de defensa. Puede ser lanzado desde el Polo Sur y cruzar toda América del Sur, Esta es una contingencia que el actual ejército estadounidense no es capaz de enfrentar y probablemente tampoco lo podrá hacer por muchos años.

Tampoco el sistema hipersónico ruso M = 20 (de ala flexible) llamado Avangard, ha resultado ser una sorpresa porque ya se produce en serie: Estados Unidos tiene programa similar desde mediados de la década de 2.000 con el nombre “Prompt Global Strike”.

Aunque estos son logros tecnológicos el término “exótico” usado por Jeffrey Lewis es un eufemismo para decir que “no tenemos nada comparable”. En varios de mis anteriores artículos los he precisado el área donde Estados Unidos está más retrasado: los misiles de crucero. En su momento anticipe el declive militar real de los Estados Unidos, quiero decir, que va por camino de bajada hace ya algunos años. Hoy está claro que Rusia tiene una ventaja militar y tecnológica abrumadora en misiles crucero y aero-balísticos, un campo que lideró por décadas Estados Unidos.

Mientras “expertos” occidentales discuten sobre estas armas “exóticas” (diseñadas para lanzar misiles nucleares a cualquier punto del globo con una precisión muy alta) los verdaderos profesionales están desesperados por el misil Kinzhal ( la Daga) porque implica un completo cambio operacional en la estrategia, la táctica, la geopolítica y la acción psicológica.

Desde hace un tiempo se sabe que la Armada rusa ha desplegando el revolucionario misil Zircon M = 8. Pero más poderoso que el Zircon, es el Kinzhal por sus impactantes capacidades de maniobra . Probablemente este basado en el Iskander, un misil aeroespacial altamente maniobrable, con un alcance de 2000 kilómetros. En el caso que sea transportado por los MiG-31BMs, esta arma podría escribir los nuevos libros de las guerras navales. El Kinzhal (la Daga) ha hecho nada menos que obsoletas las grandes flotas de superficie, sus armas y sus combatientes.

No, no está entendiendo mal. Ningún sistema de defensa antiaérea o de antimisiles en el mundo es capaz de hacer hoy algo al respecto, y lo más probable es que se tomarán décadas para encontrar el antídoto. 

Más específicamente, ningún sistema de defensa aérea moderno y ninguna flota de la OTAN podrá interceptar ni un solo misil con esas características por el momento. (tal vez la única excepción será la construcción en el futuro del hipotético S-500). Una salva de 5-6 misiles garantiza la destrucción de cualquier dispositivo de misiles o de cualquier otro aparato de superficie. Y más importante todo esto, sin el uso de cargas nucleares.

Este sofisticado sistema ya se ha desplegada en el Distrito Militar del Sur de Rusia; el objetivo más probable de estos misiles serán en las aguas internacionales del Mar Negro, cerrando así todo el Mediterráneo oriental a cualquier flota de barcos que quieran agredir a Rusia . 

También puede taponar por completo el Golfo Pérsico y crear una masiva zona de exclusión en el Pacífico, porque los MiG-31BM de Yelizovo en Kamchatka –o de la Base Aérea de Uglovaya en Primosrky Krai- pueden patrullar grandes distancias sobre el océano.

De hecho la actual los Kinzhales (las Dagas) para el MiG-31, son el mejor interceptor de la historia reciente. 

Por su parte el MiG-31 puede alcanzar velocidades supersónicas muy altas (muy superiores a M = 2) ; un factor clave para los lanzamientos del misil . Pero no importa como se lanzarían esta nueva arma, lo importante son consecuencias estratégicas inmediatas del despliegue operativo del Kinzhal (La Daga):

– Obligará a moverse a los portaaviones de su nicho de acción efectiva contra adversarios más débiles, relegando a estos navíos muy lejos de la zona marítima de Rusia, en el Mediterráneo, el Pacífico o el Atlántico Norte. 

Esto representará una zona de no intervención para cualquiera de los 33 destructores y cruceros de la Marina de EE. UU equipados con los “Aegis” un armamento fundamental para la defensa de los misiles balísticos Estadounidenses ;

– Dejará casi por completo obsoletos e inútiles los CBG como fuerza de ataque. También quedarán indefensos a cualquier barco de combate (independiente de su capacidad de defensa aérea o antimisiles ) y, eliminará cualquier soporte de superficie, recurso crucial para los submarinos del área en conflicto. Por tanto su efecto es multiplicativo y profundo .

En definitiva, este nuevo sistema de defensa anula por completo la inversión de cientos de miles de millones de dólares en plataformas de misiles de USA, porque de repente se todas estas armas convertido en blancos indefensos.

El concepto norteamericano de Air-Sea Battle (conocido como Comando para el Acceso y la Maniobra Global Común) que es una piedra angular del dominio global estadounidense, se ha vuelto inútil: en fin, se trata de una catástrofe doctrinal y en un derroche fiscal para el Pentágono. Sus armas, en todos los océanos, se verán limitadas por la adaptabilidad del Kinzhal y sus portadores.

Rusia tiene muchos portadores para estos misiles: el programa de modernización de los MiG-31s se ha desarrollado por años y las unidades de la Fuerza Aérea tienen una gran cantidad de estos aviones . 

Ahora ha quedado claro por qué se llevó a cabo la modernización: ha convertido los MiG-31BM en plataformas de lanzamiento para el Kinzhal .

Como declaró el general de división James L. Jones en 1991 (después de la Primera Guerra del Golfo): “lo único que se necesita para atemorizar a un ejercito es que vean caer miles de misiles al agua”.

El Kinzhal elimina efectivamente cualquier fuerza de superficie no suicida a miles de millas de las costas de Rusia y vuelve irrelevantes las capacidades agresivas del enemigo. En la jerga de los profanos, en cuestiones militares, esto significa solo una cosa: las armas de superficie de la Marina de los EE. UU se convierten en una fuerza vacía que solo sirve para los desfiles y para demostraciones de fuerza en los litorales de naciones débiles militarmente. Además el Kinzhal puede hacer todo esto con una pequeña fracción de los costos astronómicos que gastan Estados Unidos en sus plataformas de misiles y armas atómicas.

En esta etapa es muy difícil predecir las consecuencias políticas del discurso de Putin en los Estados Unidos. Lo que es fácil de predecir, es el termino del uso de la amenaza asimétrica o del golpe nuclear definitivo por quien posea más bombas atómicas. Ahora el uso de esta amenaza es totalmente erróneo. 

Lo ocurrido el 1 de marzo de este año, con las nuevas armas rusas no es una nueva asimetría, es el comienzo de un paradigma completamente nuevo, tanto en la guerra como en la tecnología militar y, como consecuencia, en la estrategia y el arte operacional. Las viejas reglas han dejado de aplicarse.

Los Estados Unidos no estaban preparados para esto. A pesar que muchos de sus profesionales de verdad advirtieron sobre el desarrollo de nuevo paradigma militar y tecnológico, se impuso la miopía y arrogancia estadounidenses en todo lo relacionado con su ejército.

A este respecto el coronel Daniel Davies se ha visto obligado a admitir:

“Por justificado que haya sido el orgullo en su momento, rápidamente este se transformó en una arrogancia desagradable. Ahora, es un absoluto peligro para la nación. Quizás nada ejemplifica mejor esta amenaza que el sistema de adquisición disfuncional del Pentágono”.

Es prudente predecir que con el actual enfoque estadounidense para una guerra, este país no tiene una respuesta tecnológicamente sensata frente a Rusia en un futuro cercano. Los Estados Unidos no tienen estos nuevos recursos tecnológicos y por el momento solo pueden tratar de asustar a la opinión publica con sus grandes medios de comunicación.

Este es el punto, los rusos lo saben. En efecto, Putin no quiso amenazar a los Estados Unidos, que, a todos los efectos, ahora está indefenso ante una profusión de armas híper-sónicas de Rusia. Esta muy claro los rusos no persiguen destruir a los Estados Unidos. Al contrario, digámoslo con una figura fácilmente entendible, los anuncios rusos están “mostrando el arma a un matón borracho y escandaloso del bar que amenaza con acuchillar a la gente”.

En otras palabras, la demostración de superioridad tecnológica militar de Rusia es una advertencia para comenzar una conversación sensata sobre el nuevo orden mundial entre los principales actores geopolíticos. 

El mundo no puede permitirse más aquel matón de barrio, pretencioso y engreído, que no sabe lo que hace y que amenaza permanentemente la estabilidad y la paz en todo el mundo.

La autoproclamada hegemonía estadounidense ha terminado donde realmente importa cualquier hegemonía real: en el campo militar. Su dominio sin una contraparte ya no está funcionando. El discurso de Putin nos recuerda que se puede llegar más lejos con una palabra afable y un arma que solamente usando palabras amables. Después de todo, Rusia intentó por muchos años usar palabras afables y no funcionó. Solo los Estados Unidos tienen la culpa.

por Andrei Martyanov, experto en armamentos rusos

Fuente: KRITICA




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