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sábado, 5 de agosto de 2017

O estás con Maduro o con los golpistas q asesinan al pueblo y malvende soberanía y recursos como Nieto,Temer o Macri

O estás con Maduro o con la ultraderecha golpista y terrorista latinoamericana que asesina al pueblo y malvende los recursos del país como Santos, Nieto, Temer o Macri

En México se asesina a estudiantes, líderes campesinos, periodistas y opositores. Hubo pucherazo y compra de votos en las elecciones. La mayor parte de los medios son oficialistas. La mafia del narcotráfico se entremezcla con políticos y militares.

En Brasil, el corrupto Temer, accedió al poder de forma irregular para derrocar a Dilma. Está vendiendo y privatizando sus recursos para que caigan en manos de las corporaciones sionistas estadounidenses. Su reforma laboral ha dejado sin derechos a los trabajadores. Se asesinan líderes indígenas y periodistas contrarios al régimen.

En Argentina, el corrupto y mafioso Macri, encausado en mil causas, ha destrozado el país en dos días subiendo más de un 500 por ciento productos básicos como gas y electricidad, ha vuelto a endeudar al país a límites casi anteriores a Cristina, ha dejado sin empleo a miles de trabajadores, esté malvendiendo el país a las corporaciones, ha encarcelado a líderes sindicales y ayer mismo se asesinó a un joven líder opositor, entre muchos más desmanes e injusticias.

En Colombia, no pasa día que los paramilitares protegidos del gobierno no mate a algún líder campesino. El país entero es una base militar norteamericana. El proceso de paz es un ardid para desarmar a las FARC y asesinar impunemente a los que defienden sus tierras de la expropiación y el robo a favor de las multinacionales sionistas.

En Honduras y Paraguay, se asesina impunemente líderes campesinos y opositores tras sendos golpes de estado avalados por EEUU.

Pero el problema es Venezuela, el único país que ha respetado la democracia con todo tipo de elecciones y ha sido sometida a una guerra comercial y mediática insoportable para cualquier país del mundo. Su único pecado legislar en favor del pueblo para mitigar sus carencias y proteger sus recursos de las garras de las multinacionales.

Armak de Odelot


La hora y la vez de Venezuela

Estar a favor del gobierno de Venezuela no es solo una cuestión política, pero también de carácter. Es vergonzoso como gente que pretende estar en el campo de la izquierda, instituciones con tradición de izquierda, partidos que en principio pertenecen al campo popular, quedan silenciosos o se valen de críticas al gobierno para justificar la falta de solidaridad con el gobierno de Venezuela.
Uno de los argumentos de mala fe es el de que habría que sortear la polarización entre gobierno y oposición, como forma de contornar la radicalización, que sería no estar de ningún lado. Es pretexto para no solidarizarse con un gobierno asediado por la derecha local y por el gobierno de los EEUU. Intelectuales suman críticas al gobierno para pronunciarse por la solidaridad “con el pueblo de Venezuela”, como si el pueblo del país no estuviera involucrado en la polarización.
Se puede no estar de acuerdo con aspectos de las políticas del gobierno de Maduro, pero ninguna crítica justifica una posición de equidistancia, porque nadie tiene dudas de que, caso se lograra la caída del gobierno, sería sustituido por un gobierno de derecha e incluso de extrema derecha, con durísimas medidas para los derechos de la masa de la población venezolana y para los intereses nacionales del país.
Hay todavía el argumento de que la izquierda latinoamericana no debiera estar solidaria con el gobierno de Maduro, que le daría legitimidad en toda la región, comprometiendo la imagen de las fuerzas progresistas latinoamericanas. Los que hablan de esa forma tiene un imagen particular de la izquierda, que no es de la izquierda realmente existente.
Una parte de esas posturas es reflejo de una ideología liberal. Lo único que hay para esa visión son democracia y dictadura. Y como el gobierno de Maduro no cabe en la concepción que tienen de democracia, lo clasifica inmediatamente de dictadura y centran su fuego en contra del gobierno, supuestamente aislado por una “sociedad civil” en rebelión contra la “tiranía”.
Para esos, aunque se digan de izquierda no existen ni capitalismo, ni imperialismo. No hay tampoco derecha, ni neoliberalismo. Las clases sociales desaparecen, disueltas en la tal “sociedad civil”, que pelea en contra del Estado. No toman en cuenta que se trata de un proyecto histórico anticapitalista y antimperialista.
Parece que no se dan cuenta que no se trata de defender un gobierno, sino un régimen y un proyecto histórico. Que si llegara a caer ese gobierno, cae todo el proyecto histórico iniciado por Hugo Chávez y Venezuela se sumaría a la recomposición neoliberal que hoy victimiza a Argentina y a Brasil.
Se puede ser de izquierda y ser crítico, pero peleando dentro de la izquierda, de las fuerzas anti-neoliberales, por el avance de esos procesos, nunca por su derrota. Porque la alternativa a esos gobiernos está siempre en la derecha, como Argentina y Brasil lo confirman, nunca en la extrema izquierda. Derrotar a gobiernos antineoliberales es abrir el camino a la restauración neoliberal, que es la única bandera de la derecha.
Lo que está en juego hoy no solo en Venezuela, sino también en Bolivia, en Ecuador, en Uruguay, en Argentina, en Brasil, es el destino de los más importantes gobiernos que América Latina ha tenido en este siglo: si se afirman y avanzan, si recuperan el camino donde la derecha ha retomado el gobierno o si la contraofensiva neoliberal vuelve a imponer la década nefasta en que imperó en nuestra región.
Esa es una razón más para que la izquierda exprese su apoyo y solidaridad con Venezuela. Hay horas en que el silencio es criminal, sea de dirigentes, sea de militantes, sea de intelectuales, sea de partidos, sea de instituciones, sea de gobiernos, sea de quien sea.




¿Qué esconden los últimos ataques de Trump y Europa a Venezuela?

En Venezuela, en contra de lo que se dice, lo que hay es un gobierno asediado por la derecha local con el inestimable apoyo del gobierno de los EEUU.
Me duele el silencio de los buenos, que por miedo a que los tachen de bolivarianos, miran para otro lado incluso en la izquierda.
La gente repite por boca de ganso lo que ve en la TV, sin entrever siquiera que ante nuestros propios ojos se está preparando un auténtico golpe de Estado
Me parece terrible.
A Venezuela la están estrangulándo económicamente, como se hizo con el bloqueo a Cuba, sin reparar en que hay más de ocho millones y todo un ejército detrás que ya no van a renunciar fácilmente a su sueño y menos ante una oposición es de corte fascista. Me temo que va a pasar como en Siria.
Aunque me llamen Chavista, Bolivariano, Revolucionario o Radical, estoy preparando para mis amistades y quien quiera honestamente contrastar con las falsedades diarias de unos medios imperialistas, un dossier con las noticias que no llegan a España y con artículos que se salen del discurso oficial. 
Y es que estoy verdaderamente estremecido.
Mientras tanto, comparto aquí una reflexión de mi amigo y hermano de comunidades cristianas populares, Pedro Castilla, ya que ningún medio se atreve a publicárselo. Es lo mínimo que puedo hacer. 
Feliz semana y si no queréis ser cómplices contrastar la mierda diaria con la que nos intoxican los medios del régimen.
LO QUE ESCONDEN LOS ULTIMOS ATAQUES, DE TRUMP Y EUROPA, A VENEZUELA 

Por Pedro Castilla Madriñán


Se puede decir que el mundo iba a mejor hasta que los grandes medios de comunicación fueron asaltados por el poder empresarial y los “chicagos boys” comenzaron a poner en práctica sus maquiavélicas teorías neoliberales en este laboratorio planetario.
Todas las “buenas intenciones” puestas en marcha, tras el desastre de las dos guerras mundiales, sólo duraron lo que un caramelo en la puerta de un colegio. 
Sólo que en esta ocasión el caramelo del mal llamado estado del bienestar (porque nunca lo fue para todos) lo arrebató el director de la escuela. Ósea el imperio económico.
Desde entonces, la Verdad, la Democracia, la Libertad, la Fraternidad, la Paz (aunque el tito Sam nunca la practicó) y el respeto a la madre Naturaleza se han ido pisoteando, hasta quedar enterradas en el subsuelo de los melancólicos recuerdos de lo que pudo ser y fue todo lo contrario. 
Desde ese entonces, han ido floreciendo siniestros rostros, ocultados por falsas democracias, que permanentemente lo delatan sus fasoides comportamientos; un aterrador mercadeo de armas que cuando los almacenes se encuentran llenos toca vaciarlos, y que su fructífero comercio, en manos de buitres encorbatados, lo hacen cada vez más apetitoso; también se ha instalado una inhumana indiferencia ante la mortífera y ocultada hambruna que padece una considerable parte de la humanidad. Ó sea, dinero para matar, pero no para comer. 
Asimismo han prosperado otras lacras antihumanas como son la emigración, los refugiados, el desempleo, los desahucios y el deterioro medioambiental. Y es que la codicia de estos amos del mundo, no tienen freno ni conciencia.
Esta derechona capitalista, poseída por crueles demonios, ni cree ni practica la democracia, sólo la escenifica. 
Cuando obtienen el poder gubernamental siempre lo aprovechan para reprimir al pueblo, sustraer sus derechos sociales y laborales, dictar leyes contra la ciudadanía y saquear las arcas estatales y bolsillos de la gente. 
Pero cuando son relegados a la oposición despliegan toda su batería informativa para erosionar constantemente a los legítimos gobernantes, planear golpes de Estado o impedir las labores gubernamentales con permanentes confrontaciones, originando con ello un clima de desestabilización e ingobernabilidad. 
Quizás nuestra embriaguez informativa, subyugación clientelar o espíritu acomodaticio no permitan advertirlo, pero que no quepa la menor duda que estamos engordando a esta bestia apocalíptica para “disfrute” de nuestros nietos y deterioro de la Pachamama.
La esquizofrenia del poderoso gobierno mundial en la sombra y de sus secuaces gobiernos occidentales, le llevan a dictar unas leyes que atentan contra los más fundamentales valores humanos y necesidades del planeta. La locura llega hasta tal extremo que defender hoy esos cruciales valores se ha convertido en delito. Es indudable que estos amos del mundo están marcando el camino al infierno, aquí en la Tierra. 
Por otro lado, la realidad que venden sus altavoces mediáticos es ficticia, engañosa y alineante, produciendo en el imaginario colectivo tan adulterada evidencia de los hechos, que le llevan a odiar al oprimido y amar al opresor, como decía Malcon X. Magia que consiguen mezclando hábilmente verdades con mentiras, ocultando logros ajenos, manipulando informaciones o simplemente eligiendo quienes son los ángeles- por muy demonios que sean- y cuales los demonios- a pesar de sus aureolas de humanidad-.


Tal es el caso de Venezuela, que se ha convertido en el mayor acontecimiento de manipulación mediática mundial. 
Los grandes diseñadores de la comunicación son reconocidos y recompensados, en tan vergonzoso tocomocho, por las élites mundiales, facilitando además que sus primas hermanas venezolanas implanten el terror en su país, propicien golpes de Estados, asesinen a quienes le vienen en ganas y, encima, sean exaltadas como héroes y defensoras de la democracia en todas las alfombras neoliberales de Occidente y en las latinoamericanas de sus compinches de traición. Súper óscar al mayor espectáculo de ficción.
Si Venezuela no ha sucumbido tras 18 años de continuos ataques mediáticos, diversos golpes de Estado y otras tantas intentonas, guerras económicas o de divisas y múltiples acciones violentas y maquiavélicas por parte de las élites empresariales venezolanas, con el constante apoyo logístico estadounidense, es porque el valeroso y consciente pueblo venezolano ha sabido defender sus grandes logros sociales y avances democráticos, con la valentía heredada de sus próceres y la fuerza imprimida por Hugo Chávez. 
Este sorprendente pueblo, siempre se ha sentido amparado por sus admirables fuerzas armadas, que sólo rinden pleitesía a la Constitución y al pueblo, como debe ser. Ojala que todas las fuerzas armadas mundiales se plegaran a tan hidalgos principios. Seguro que la paz mundial estaría garantizada.
Pueblo y Fuerzas armadas, comparten los verdaderos valores patrios, unidos por ese profundo sentimiento que significa el amor a la patria, ósea, a su gente, su historia, sus paisajes y sus tierras, su progreso, el de todas y todos, la solidaridad con los compatriotas que más sufren, la veneración a la huella de sus ancestros, la estela de sus próceres, la fraterna herencia que deberán entregarle a sus descendientes, la lucha por la paz y la democracia protagónica, y la entrega de la vida, si hace falta, por preservar esos valores. 
Pueblo y Fuerzas Armadas fundidos en una patriótica unión cívico-militar, puesta en marcha por Hugo Chávez y preconizada por Zamora, conforman un espíritu insoldable e invencible. Fundamento para el futuro de Venezuela y de Latinoamérica.
En estos decisivos momentos para Venezuela, Latinoamérica y la humanidad, el gobierno y pueblo venezolano se están enfrentando a un perverso golpe de Estado de última generación, muy bien diseñado por la tenebrosa CIA y el Comando Sur estadounidense, contando con el apoyo mediático y gubernamental de España, principalmente, y de los países latinoamericanos al servicio de los intereses de Washington. 
En estos decisivos momentos, en Venezuela se está librando una crucial batalla entre el fascismo y la democracia, la violencia contra la paz, la mentira contra la verdad, el odio contra el amor, los ricos contra los pobres y el pasado oscuro de Venezuela contra un presente nítido y esperanzador, que intenta enturbiar una terrorífica oposición. 
También se está jugando el principio del fin de la independencia latinoamericana o continuar con su legítimo proceso de soberanía continental. 
A la que tiene todo su derecho.
La alta preocupación e intervención de Trump, arrastrando a las serviles comparsas españolas y afines latinoamericanas, con el apoyo de parte de parlamento europeo, reflejan la transcendencia de la “batalla”. 
Al grito de “por el imperio capitalista”, todos estos buitres, de una forma u otra, intentan sacar tajada de un noble país que está dando ejemplo al mundo entero de cómo distribuir sus recursos y riquezas en beneficio de la felicidad de todas las personas, y no sólo de unas privilegiadas élites, como antaño.
Ya sabemos todos como Estados Unidos se las emplea para apoderarse de los recursos de cualquier país. Aún se están buscando las armas de destrucción masiva. Al igual que el caballo de Atila allá por donde pasa sólo deja guerras, desolación, muertes y emigración. Y Venezuela es un bocado muy apetitoso al ser la primera reserva mundial de petróleo. 
Además, no pueden consentir que esos recursos los disfrute el pueblo en forma de salud, educación y alimentación, basado en un genuino modelo social “marca de la casa”, ya que una parte de esos recursos deben servir para pagar a sus adinerados compinches venezolanos que, a su vez, tendrán que repartir unas migajas entre sus traidores secuaces.
Otra de las razones del descomunal despliegue contra el pueblo venezolano, es la de intentar apagar de una vez por todas la osadía de ofrecer, al igual que otras naciones latinoamericanas, la alternativa de que existe otra forma más justa de conducir este mundo. 
"No existen utopías”, decía Margaret Thatcher. 
Pues sí que existen, contradicen y demuestran Chávez, Morales, Correa, Fidel, Maduro, Lula, Cristina, Zelaya, Dilma, Múgica, Daniel… Así que toca sofocar esta insolente arriada que se está extendiendo cada vez más. 
Empleando sus consabidas artimañas, ya impusieron sus títeres en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil. Y todos conocemos el “progreso” que trajeron. Pero el estandarte venezolano es un hueso duro de roer y hay que ir a por todas, aunque sea quemando seres humanos (ya llevan más de 25).
También desean descargar toda esa rabia contenida contra la Venezuela de Chávez, por atreverse a iniciar un imparable proceso de independencia de la patria grande latinoamericana, a través de instituciones y estamentos supranacionales como UNASUR, Petrocaribe, CELAC, Tele Sur, Banco del Sur… 
Hay que recordar que no existe país latinoamericano que no haya sido invadido por SAM en los 150 últimos años, algunos varias veces. Estados Unidos quiere seguir tratando a Latinoamérica como una colonia que le pertenece.
Las relaciones comerciales que Venezuela ha iniciado con China, Rusia e India y otros países no alineados con el sistema capitalista, siendo imitadas por otras naciones latinoamericanas, deterioran la usurera dependencia económica y comercial con Estados Unidos, potenciando los igualitarios vínculos económicos que deben existir entre todos los países del mundo. 
El chavismo es altamente peligroso, además, porque inventa una política de la liberación como existe una teología de la liberación, emanada de la “herejía” del Vaticano II, que no es otra cosa que volver a las fuentes evangélicas enterradas por Constantino y Teodosio en el siglo IV. La “Opción preferencial por los pobres y su empoderamiento” es la base de la teología de la liberación. Es por ello que en el seno del chavismo, existe una filosofía patriótica del humanismo heredada del cristianismo. 
Al igual que Washington desplegó una terrible guerra contra esta Iglesia liberadora, culminando con el asesinato de los seis jesuitas, ahora mismo intenta erradicar nuevamente esa semilla de “herejía cristiana”, enraizada en la revolución bolivariana.
Pero, el colmo del “puñetero” pueblo venezolano, presionado por tanto asedio, ha sido la de ingeniarse una salida hacia adelante con la legítima Constituyente. 
Ello representa dar un paso más en los valores democráticos recogido en su Constitución, ofreciendo mayor poder y protagonismo al pueblo. Claro que, a un capitalismo cada vez más reaccionario, antidemocrático, de indisimulados tintes fascistas y sustrayendo la participación ciudadana para otorgarla a las grandes empresas y capitales, la nueva Constituyente los dejaría desenmascarados. 
No sería fácil continuar proclamando por sus altavoces que Venezuela es una “tiranía”- una tiranía que lega su poder al pueblo- y que ellos representan a la democracia.
En Venezuela ni existe tiranía, ni dictadura, ni violación de los Derechos Humanos, esas lacras son precisamente las armas de destrucción masiva que emplea el cruel capitalismo y la oposición venezolana. En Venezuela lo que se está produciendo es el imparable Albor de la paz y felicidad mundial. Y el Imperio Económico se obstina en apagarlo como sea.
La actual situación se torna difícil para el pueblo venezolano, pero más difícil se materializa aún para este enemigo del mundo, porque, aunque tenga el poder de las armas y de los medios, Venezuela, posee el poder de la razón y de la paz, y esta siempre termina imponiéndose. 
Porque las instituciones supranacionales latinoamericana están con Venezuela, al igual que la mayor parte de la OEA- a pesar de las traiciones- de la ONU, de los 120 países no alineados y de los pueblos del mundo, cada vez más enamorados de la revolución bolivariana. Porque la Verdad y el Amor siempre terminan venciendo y porque el invencible Chávez continua presente en el espíritu del admirable pueblo venezolano.

Venezuela: Trump, la CIA y los publicistas

Las acciones de guerra convencional siempre vienen precedidas por declaraciones y acciones político-diplomáticas. En el caso de las potencias con escala imperial también son habituales las sanciones o los boicots económicos, dentro y fuera del país.
Todas ellas, a su vez, son anticipadas por operaciones de prensa que invariablemente se mantienen hasta el final y a cada momento realizan balances y proyecciones de cara a la opinión pública.
Por debajo de la trama más visible se encuentra una tarea decisiva, que tiene que ver con el conocimiento y la operación sobre el terreno y los diversos actores. 
En este plano actúan principalmente las oficinas de relaciones exteriores, las agencias de inteligencia y las fuerzas especiales de los diferentes componentes militares. Si hablamos de EEUU, las más conocidas son el Departamento de Estado, la CIA, aunque hay varias otras estructuras y unidades involucradas, como los SEALs y Fuerza Delta.
La guerra híbrida implica, básicamente, la combinación de todos los elementos mencionados hasta aquí, pero además le otorga un creciente peso relativo a las operaciones encubiertas. 
Es decir, a las que nadie reconoce como propias, porque la publicidad de estas acciones -tipificadas en el código penal de cualquier país como actos criminales- restaría legitimidad a los argumentos oficiales, que se refieren a nobles objetivos como promover la libertad y la democracia o atender crisis humanitarias.
En el libro Conflict in the 21st Century: The Rise of Hybrid Wars (2007), el teniente de marina retirado Frank Hoffman, con larga experiencia en academias de Defensa norteamericanas, es uno de los primeros en conceptualizar la nueva doctrina. 
“Las amenazas híbridas incorporan una gama completa de modos diferentes de guerra que incluye capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares, actos terroristas con violencia e intimidación indiscriminada, y desorden criminal. (…) 
Estas actividades multimodales pueden ser realizadas por unidades separadas o por la misma unidad, pero generalmente son dirigidas y coordinadas (…) para lograr efectos sinérgicos en las dimensiones física y sicológica del conflicto”, sostiene allí.
La descripción cuadra exactamente con la situación que se desarrolla en Venezuela desde hace muchos años, y que tiene como momentos de máximo tensión al primer semestre de 2014 y a la actualidad.
Guerra económica, desconocimiento de las instituciones y llamados a la insurrección, sicariatos y acciones paramilitares, atentados con explosivos, destrucción del transporte público, entre otros, son ejemplos de acciones políticas encaminadas al mismo objetivo, que se realizan con el ocultamiento -o la justificación- de los medios más poderosos del mundo.
Esa es la base sobre la que se montan las declaraciones político-diplomáticas y en un extremo, cuando ya sea evidente o no quede ninguna otra opción, la declaración de guerra, convencional o como “fuerza de paz y estabilización”, que es lo mismo que la declaración de guerra pero con mejor cobertura, sobre todo si es asumida entre varias naciones y amparada por algún organismo multilateral.
¿Hasta dónde llegará Trump?
A la par de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y el debilitamiento en número (y crecimiento en violencia) de las protestas opositoras, en los últimos días se registró una intensificación de las amenazas de carácter militar por parte de EE.UU.
El 20 de julio, en el Aspen Security Forum 2017 realizado en esta ciudad estadounidense de Colorado, el director de la Agencia Central de Inteligencia, Mike Pompeo, aseguró que tenía que ser cuidadoso en sus palabras: “Estamos muy esperanzados de que pueda haber una transición en Venezuela”.
“Desde la CIA estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para entender la dinámica allí, para comunicársela a nuestro Departamento de Estado y a otros, como los colombianos. 
Acabo de estar en Ciudad de México y en Bogotá la semana pasada, hablando sobre este tema, tratando de ayudarlos a entender las cosas que ellos podrían hacer para tener un mejor resultado en su porción del mundo y en nuestra porción del mundo”, dijo.
Pompeo no hizo más que blanquear algo que era bastante obvio, y que se puede observar a partir de la ofensiva que estos países, acompañados por Brasil, Argentina, Perú, Chile, Paraguay y Honduras, entre otros, desarrollan en la OEA, en el Mercosur y en todos los foros posibles.
En este contexto es significativo analizar una entrevista a Eric Vergara, presentado como ex agente de inteligencia norteamericana y “experto en seguridad nacional”, realizada el 27 de julio por el canal El Venezolano TV, que tiene sede en Miami y filiales en Madrid y en Panamá.
Vergara aseguró que tiene fluida comunicación con varias fuentes de la “comunidad de inteligencia” y que EE.UU. se apresta a realizar una intervención militar junto a “unidades de asunto civil” del Departamento de Estado.
“En 72 horas tenemos a Venezuela controlada, tácticamente y estratégicamente con control de su gobierno, junto al Departamento de Estado, el de Justicia de EE.UU. y asuntos civiles comenzamos a implementar control de los gobierno locales y a meter lideres”, alentó Vergara, quien considera que esa es la única solución para impedir que Venezuela se transforme en una nueva Cuba.
“(Después del ataque militar) lo primero que se hizo en Irak fue mandar unidades de asuntos civiles”, relató. 
“Luego se establece un gobierno intermediario y allí el Departamento de Estado empieza a trabajar no solamente con líderes de la oposición en Venezuela, sino también con los que están en el exilio, para implementar un gobierno temporario y (después de todo eso) tener elecciones libres”, dijo. Nadie mencionó que en los últimos 18 años en Venezuela se hicieron 21 elecciones y que el período presidencial en curso, según mandato constitucional, recién finaliza en abril de 2019.
Pero si faltaba algún elemento para preocuparse, lo ofreció el New York Times el 1 de agosto. 
En un artículo firmado por Nicholas Casey, el influyente periódico analizó que las elecciones de la Asamblea Constituyente representaron “un golpe dramático a la oposición venezolana”, que “no había estado en un punto tan bajo” desde el fallido golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002.
El análisis, que no considera como posibilidad el establecimiento de un diálogo sobre la base del reconocimiento del chavismo y el respeto a la votación popular, plantea que las alternativas de la oposición son “limitadas”, pero sólo desarrolla explícitamente una: intensificar las protestas en las calles.
“Aunque dado que el gobierno comenzó a prohibir las manifestaciones callejeras el fin de semana de la votación constituyente -afirma falsamente-, no queda claro si esa opción siquiera será viable”. Así finaliza el artículo, dejando abierta la pregunta de cuál será entonces la opción que “le queda” a EE.UU. para derrocar el gobierno de Venezuela, como en las últimas semanas han exigido Pompeo, el secretario de Estado, Rex Tillerson y el propio presidente Donald Trump.
@FVicentePrieto
 URL de este artículo:  http://www.alainet.org/es/articulo/187330

Terrorismo informativo contra Venezuela

Las elites mundiales dominan los principales medios de comunicación internacionales de modo casi total a través de sociedades enrevesadas que ocultan las participaciones de emporios transnacionales como bancos, empresas de armamento, entidades financieras e inversoras y otras firmas de diversa índole.
The New York Times, Le Monde, Der Spiegel, Financial Times, El País, revistas de referencia y cadenas importantes de televisión o radio imponen sus puntos de vista sobre la actualidad según los intereses geopolíticos de sus accionistas, marcando los asuntos que deben ser portada y objeto de debate de sus millonarias audiencias.
Por decirlo de otra manera, crean focos de atención preferentes mientras silencian con sombras informativas intencionadas otros asuntos susceptibles de sus ocultos intereses económicos. Solo se habla de lo que el poder hegemónico quiere, tal y como estudiara al detalle el lingüista estadounidense George Lakoff. 
Quienes imponen los marcos de discusión tienen la sartén por el mango porque solo se habla y es motivo de debate lo que no daña su perspectiva política, eludiendo las contradicciones de toda realidad social. Esos marcos temáticos crean la realidad que las elites desean.
De esta forma, en los últimos años las victorias de la izquierda en Sudamérica (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay, Argentina…) han provocado una animadversión de las elites neoliberales para que tales triunfos electorales no sirvieran de ejemplo en otras áreas geográficas. 
La inquina hacia sus gobernantes ha sido y es más que alevosa y manifiesta, tomando el relevo de la maldita Cuba, objetivo ya demasiado manoseado históricamente por las derechas y sus acólitos de la izquierdita nominal.
La guerra desinformativa no tiene cuartel: todo vale contra la izquierda, aunque lleguen al gobierno (el poder sería mucho decir tal vez) democráticamente. Pero la mayor virulencia mediática recae sobre Venezuela. Contra este país, cualquier mentira es buena con tal de que el mensaje desestabilizador alcance las mentes de las masas de forma avasalladora y falaz.
¿Por qué ahora Venezuela? Porque podría ser un fuerte ejemplo a imitar y su pueblo está resistiendo andanadas de todo tipo para que quiebre su voluntad mayoritaria a favor de la burguesía nacional y la clase propietaria internacional. 
El pueblo de Venezuela está haciendo frente a una hiedra de numerosas ramas venenosas: la ultraderecha multimillonaria y rancia del interior, el FMI, el dinero negro de la CIA, golpismo y terrorismo de agentes anónimos que tiran la piedra y esconden la mano, la tibieza de la Unión Europea y el ataque desinformativo a mansalva, especialmente desde España, que está operando en esta crisis inducida como portaaviones nodriza de la crema elitista del mundo globalizado.
Neutralizada Grecia con la bajada de pantalones de Tsipras y Syriza solo quedan Venezuela, Cuba como recurso ideológico para personas talluditas y Corea del Norte como absurdo infantil para conjurar los peligros rojos contra la democracia de corte occidental.
Sin embargo, en este esquema de urgencia, Venezuela ostenta la primacía indiscutible en el escalafón de maldad absoluta, no en vano es el país con mayores reservas de petróleo del mundo (unos 300.000 millones de barriles), a la que siguen Arabia Saudí (250.000 millones de barriles estimados), Irán (150.000 millones) e Irak (140.000 millones).
Irak está en guerra permanente gracias a los bombardeos de EE.UU. y la Union Europea; Irán, siempre en el punto de mira bélico occidental; Arabia Saudí sometida por una dictadura feudal amiga de Washington y Bruselas y… Venezuela, un reducto izquierdista contra el imperio ultraliberal. 
Así puede entenderse mucho mejor la geopolítica de las “democracias” alentadas por los dueños universales de la ética instalados en la Casa Blanca y en las capitales de la vieja Europa.
Lo que nunca debe ser noticia de portada
Un repaso somero a la realidad mundial nos muestra aquella parte de la realidad que jamás ha abrir portadas o debe tratarse con sordina. Van algunos ejemplos más que significativos.
Arabia Saudí es el país más machista del mundo. En 2015 se registraron oficialmente 157 ajusticiados por condenas de pena de muerte, algunos por ateísmo. Decapitaciones y crucifixiones están a la orden del día.
Un fascista es el actual inquilino de la presidencia USA. 
Y llegó a tan alta magistratura con dos millones de votos menos que su adversaria demócrata Hillary Clinton. Genuino sabor a democracia total.
El régimen de Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas desde 2016, ha asesinado extrajudicialmente a miles de personas presuntamente vinculadas con el narcotráfico. Sus acciones no merecen editoriales ácidos ni espacios amplios en la prensa internacional, solo pequeñas censuras de pasada.
El año pasado, en México se recogió una cosecha diabólica, sin estar en guerra, de 23.000 personas muertas en actos violentos. En Siria, asolada por una conflagración bélica abierta y notoria, hubo 50.000 muertos.
Desde comienzos del presente siglo, el genocidio sionista ha segado la vida de 1.500 niñas y niños palestinos, un asesinato cada tres días.
Según diferentes organismos, durante 2016 perdieron la vida entre 74 y 156 periodistas. Irak, Siria, Afganistán, Yemen y… México son los países donde es más peligroso informar libremente. En el país azteca se contabiliza una macabra cifra de 107 periodistas vilmente asesinados desde el año 2000. 
De vez en cuando salta alguna noticia de agencia a la que se abre un hueco con fórceps en la prensa internacional. Al siguiente día, todo cae en la sima del olvido mediático.
España, según distintos índices, es el país más corrupto de Europa. Cuenta con 2,6 millones de personas pobres y con 10 millones de residentes con alto riesgo de caer en la indigencia. 
Si volamos a EE.UU., su territorio de pobreza muerde a 45 millones de personas.
En la “dictadura sangrienta” de Venezuela en 1999 la mitad de la población era considerada pobre. Hoy, se ha aminorado ese estigma entre 20 y 25 puntos porcentuales: antes había 16 millones de bocas hambrientas y miradas sin futuro y ahora 6 millones, una barbaridad sin duda pero el recorrido da idea de los esfuerzos realizados en la etapa de Hugo Chávez. 
Compárense estos datos con otras realidades, contextualizando los datos y su trayectoria histórica: África, Asia, otros países sudamericanos e incluso EE.UU. y España.
La realidad nada tiene que ver con las portadas de los mass media dominantes. Hay que buscarla más allá de las mentiras y los intereses de las elites neoliberales. 
Que un líder rodeado de mierda corrupta hasta los ojos como Rajoy y un fascista como Trump sean referencia moral para medir la democracia venezolana dice mucho de la estupidez política en la que está sumida la mayoría silenciosa española y occidental.
Contra Venezuela todo vale porque tapa las vergüenzas de la doctrina neoliberal. Y del sistema capitalista. 
Y de la corrupción. Nicolás Maduro es un chivo expiatorio para que no pensemos críticamente acerca del mundo doméstico e ideológico que nos asfixia cotidianamente. 
Romper el cerco desinformativo contra Venezuela es recuperar un poco de la dignidad alquilada o vendida durantes estos años locos y perversos de la crisis global.

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