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viernes, 9 de junio de 2017

Theresa May pierden la mayoría absoluta - 10 claves sobre el vuelco electoral en Reino Unido





Los conservadores de Theresa May ganan las elecciones en Reino Unido pero pierden la mayoría absoluta

El Partido Conservador de la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha ganado las elecciones aunque ha perdido la mayoría absoluta, lo que puede complicar su estancia en Downing Street. 
Algunos diputados han pedido incluso su dimisión. 
Pese a que los sondeos a pie de urna daban una clara victoria a May, el lider laborista Jeremy Corbyn ha recortado distancias durante el recuento y ha demostrado una sorprendente fortaleza. La incógnita reside ahora en saber qué hará May, si dimite o intenta formar gobierno. 
La líder tory dará una rueda de prensa a las 11:00 horas.EN DIRECTO | Siga aquí toda la información de la jornada.
Con un total de 648 asientos escrutados, 
los conservadores han logrado 317 escaños (12 menos que en las elecciones de 2015), 
los laboristas 261 (29 más que en 2015), 
el Partido Nacional Escocés 35 (21 menos que en 2015), 
el Partido Liberal 12 (cuatro más) 
y el Partido Unionista 10 (dos más que en 2015) y otro partidos, 13. 
Se necesitan 326 asientos para conseguir la mayoría absoluta.
El UKIP no ha conseguido representación en el Parlamento y el Partido Nacional Escocés (SNP) ha cedido bastante terreno, perdiendo más del doble del número de asientos esperados. 
Este resultado podría socavar el empuje para celebrar otro referéndum de independencia en Escocia.
De este modo, la apuesta de la primera ministra por el adelanto electoral ha resultado un fracaso porque su objetivo era ampliar la hegemonía de 17 asientos que ostentaba en Westminster y poder negociar así mejor el Brexit.
La propia May ha resaltado este viernes que el país "necesita un periodo de estabilidad", agregando que siempre ha actuado teniendo en cuenta los intereses de la nación. 
"El país necesita un periodo de estabilidad, y sean cuales sean los resultados, los conservadores garantizarán esa estabilidad para que podamos estar unidos como país", ha dicho.
May ha realizado estas declaraciones tras conseguir mantener su escaño por Maidenhead, reiterando que una de sus prioridades será trabajar para lograr una correcta aplicación del Brexit.

¿Qué pasará con May?

Ahora la incógnita reside en saber si May dejará el puesto o intentará formar gobierno
Por el momento, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha pedido su dimisión, apuntando a su "pérdida de apoyos" en las elecciones parlamentarias. 
"La primera ministra convocó las elecciones porque quería un mandato. El mandato que ha logrado es que los conservadores han perdido escaños, votos, apoyo y confianza. Creo que eso es suficiente para que se vaya", ha dicho. 
Voces del Partido Conservador secundan la propuesta del líder de su rival político al entender que May es la máxima responsable de un retroceso notable en las urnas.
El 20 de mayo, May escribió en Twitter que si perdía más de seis asientos sería Corbyn quien se sentase para negociar el Brexit. Habrá que esperar para ver si cumple su palabra. 
Por el momento, dará una rueda de prensa a las 11:00 y los medios británicos informan que su intención no es la de dimitir.
En el caso de que decidiese formar gobierno, una alianza con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte le daría escaños suficientes para liderar. 
Las posibles alianzas de Corbyn no serían suficientes para superar en asientos a los tories, informa Bloomberg. No obstante, el Partido Laborista ha informado de que intentará formar un Gobierno en minoría.
May ha perdido 13 escaños. Hace 20 días decía que perder más de 6 era perder las elecciones y dejarle paso a Corbyn 👇🏾

En caso de dimitir, todas las miradas apuntan a Boris Johnson. El actual ministro de Exteriores y polémico exalcalde de Londres se ha convertido en el favorito de los conservadores para sustituir a una May que ha quedado en horas bajas y que podría dar un paso atrás tras su fracaso. 
Precisamente, a primera hora de esta mañana, el hombre que también estuvo en las quinielas para sustituir a David Cameron y que se erigió en gran defensor del Brexit, evitaba apoyar públicamente a la continuidad de May y señala que aún era demasiado "pronto" para posicionarse, según recoge el diario The Sun.
Amber Rudd, ministra de Interior, también ha subido en las apuestas debido a la buena imagen que se ha ido labrando a lo largo de la campaña del Partido Conservador.
No en vano, constitucionalmente es el partido que defiende su permanencia el que tiene la primera oportunidad de intentar aprobar en el Parlamento el denominado Discurso de la Reina, es decir, el paquete de medidas legislativas preparado por el ejecutivo de turno, un baremo fundamental para demostrar su capacidad de aprobar leyes en el Parlamento y, por tanto, de garantizar la gobernabilidad.

Fracaso de los tories

May convocó elecciones anticipadas para aumentar los apoyos y la mayoría en el Parlamento, ayudada por la división en un laborismo que no acababa de aceptar el liderazgo de Corbyn, hasta su ascenso un veterano raso más preocupado por la coherencia ideológica que por la disciplina interna.
La notable ventaja que disfrutaba en las encuestas fue el detonante de que se animara a un adelanto electoral al que era reacia, pero los más de 20 puntos se fueron reduciendo a medida que avanzaba la campaña.
La participación era clave para la suerte de los dos grandes partidos, pero se trata una variable que en Reino Unido no se conoce con precisión hasta que el escrutinio ha quedado prácticamente completado bien avanzada la jornada posterior a la votación.

10 claves sobre el vuelco electoral en Reino Unido

El mapa electoral británico llevaba un tiempo pareciéndose a Maggie Simpson: un cuerpo mayoritariamente azul conservador, una cabeza amarilla nacionalista escocesa y un pequeño reducto rojo laborista a forma de chupete. 
Pero la bebé de la icónica familia televisiva ya no existe, y no es la única: después de las elecciones que Theresa May decidió adelantar para intentar legitimarse contra la UE en sus negociaciones del brexit ya no hay un dibujo claro en el panorama político británico. 
A grandes rasgos, Theresa May ha perdido su apuesta: quería fortalecer su mayoría y la ha perdido. 
Eso no quiere decir que Jeremy Corbyn y los laboristas puedan gobernar de forma sencilla -aunque las matemáticas electorales ya se sabe que son su mejor resultado en décadas, y justo con el líder más cuestionado dentro y fuera del partido-.
May quería estabilidad y su derrota les aboca a un 'Parlamento colgado', a un Gobierno sin mayoría que deja al Reino Unido en una posición desfavorable en su negociación de salida de la UE y abre muchos interrogantes a corto plazo.
Clave 1. May, como Díaz y Mas
Las comparaciones son odiosas, pero Theresa May llegaba como Susana Díaz y se ha ido como Artur Mas. 
La lideresa conservadora se había encontrado con el puesto de premier tras la renuncia de David Cameron por la victoria del 'sí' en el referéndum para salirse de la UE. Ella había apoyado el 'no', pero como tantos prestidigitadores de la política subo aprovechar el momento para colarse y acabar siendo la 'premier' del sí. 
Con su llegada, el ala más conservadora de su partido, la que había hecho campaña con UKIP, se establecía en Downing Street.
Sin embargo, como le pasó a Mas, calculó mal sus fuerzas: en un intento por legitimarse y fortalecer su posición negociadora una vez comprobó que la UE no iba a plegarse a sus condiciones, decidió adelantar los comicios. 
Quería ganar por las urnas directas lo que ganó por las indirectas... y ha acabado perdiendo la mayoría. El recuento no había apenas empezado y en los mentideros tories ya se cuestionaba su liderazgo. May ha perdido sin haber perdido.
Clave 2. Corbyn resucita
Siguiendo con las comparaciones, Corbyn sería el Rajoy británico. Pero por supervivencia, no por ideología -el establishment se ha afanado en tacharle de radical izquierdista, y los tabloides casi de filoterrorista-. 
Corbyn llegó como un inesperado 'radical' que se hizo con las cenizas del laborismo y ha tenido que superar hasta dos algaradas internas para conservar el puesto, llegando a quedarse sin equipo en una especie de golpe de Estado al más puro estilo de lo que le hicieron a Pedro Sánchez.
Sin embargo, el candidato en principio más débil ha conseguido ganar sin haber ganado: le ha quitado la mayoría a los conservadores y logra el mejor resultado en dos décadas gracias a que ha recuperado el voto urbano. 
Ahora será incuestionable internamente, aunque no pueda gobernar -salvo un improbable acuerdo a múltiples bandas-.
Clave 3. El Brexit ha pesado más que el terrorismo
Se esperaba que los ataques terroristas de las últimas semanas condicionaran el resultado, especialmente los más recientes -Manchester y Londres-. 
Sin embargo, parece que el resultado del referéndum del Brexit ha tenido más peso: los jóvenes han votado masivamente laborista, y los mayores masivamente conservador. 
Eso, que en principio tampoco es una sorpresa demoscópica, sí refleja paralelismos con el sentido del voto de aquella sorpresiva consulta.
Del mismo modo, fue muy criticada en Reino Unido su postura durante su encuentro con Trump, a quien no osó contradecir, y la invitación extendida al polémico mandatario norteamericano para que visitara el país. 
Los vuelcos electorales no suceden normalmente por una única razón, y por eso tampoco se puede afirmar que los atentados no hayan influido, aunque no haya sido en el sentido esperado. 
De hecho, parece que pesaron más las controvertidas afirmaciones de May diciendo que si había que limitar los derechos humanos para combatir el terrorismo, lo haría.
Clave 4. Los jóvenes han decidido
Siguiendo con la lógica' demoscópica de que los jóvenes voten menos conservador, podría decirse que el peso de los jóvenes ha inclinado la balanza. 
Su apoyo ha devuelto la vida que le negaban a los laboristas -no sólo ellos, también una parte importante de la masa obrera nacional que había virado a posturas mucho más duras, como la de UKIP-.
Sin embargo, este apoyo no es un cheque en blanco: la política británica es una de las más envejecidas del continente, y eso acabará pasando factura. 
Ambos candidatos a estas elecciones superan los 60 años, y de mantenerse un esquema similar podría volverse a perder el voto joven en aras de la abstención por falta de representatividad. 
Urge renovar los esquemas de ambos partidos, porque Reino Unido podría dejar de ser una isla y contagiarse con lo que ha sucedido en otras latitudes -como Francia, sin ir más lejos-. 
Y en el bando laborista el alcalde de Londres, el musulmán Sadiq Khan, ha ganado muchos enteros tras su gestión de los atentados y de los ataques de Trump.
Clave 5. Habrá Brexit, pero no hard Brexit
Corbyn dijo en su día, presionado por la mayoría conservadora, que no cuestionaba el resultado del Brexit: si el pueblo había votado salirse él -en caso de gobernar-no iba a contradecir dicho mandato. 
Así las cosas, Corbyn puede ser muy diferente en lo ideológico respecto a May, pero no cabe esperar de él un paso atrás en lo decidido, por traumático que resulte. El Brexit es inevitable.
Sin embargo, su 'victoria' al arrebatarle la mayoría a los conservadores sí suaviza posturas. 
El voto muestra un claro rechazo al hard Brexit planteado por May y los suyos, además de debilitar la posición negociadora británica en la UE. Las riendas de la negociación se quedan a esta orilla del Canal de la Mancha.
Clave 6. Irlanda da vida a los conservadores
La política es a veces caprichosa, y construye aliados inesperados. No es que sea muy sorprendente que los tories (con 315) puedan contar con el apoyo del DUP irlandés -es el partido unionista, y ha logrado 10 escaños-, pero sí que puedan verse favorecidos por el auge del Sinn Fein, el antiguo brazo político del IRA. 
Como le pasó al PP en España, que pudo gobernar por la abstención de Podemos, los conservadores pueden verse favorecidos gracias precisamente a los menos conservadores e todos.
La cuestión es que, a diferencia de lo que sucede con la izquierda abertzale en el Congreso y el Senado, el Sinn Fein no toma posesión de sus asientos en las elecciones británicas -sólo reconocen la legitimidad de los órganos de gobierno irlandeses-. 
Así, los siete escaños conseguidos (tres más que en las últimas elecciones) se quedarán vacíos. Eso implica que la mayoría de facto no está en los 326 escaños, sino en 322. 
Y ahí conservadores y unionistas sí suman.
Clave 7. En Escocia todos ganan
Parte de la resurrección del laborismo tiene que ver con la caída del pujante Partido Nacionalista Escocés (SNP por sus siglas en inglés). La formación, de corte progresista, ha sido la absoluta dominadora del panorama político local durante los últimos años, llegando a forzar un referéndum de autodeterminación que al final acabaron perdiendo. 
De hecho, el único motivo político por el que un premier conservador pudo haberse plegado a dicha consulta tiene que ver con que la pujanza del SNP debilitaba las posiciones laboristas en Escocia... y así ha sido, hasta ahora.
En realidad el SNP se ha dejado en total 21 escaños y los conservadores se han llevado 12 de ellos, por siete que han ido para los laboristas. El margen de voto, sin embargo, ha sido apretado: 28,6% para los primeros, 27,1% para los segundos. 
Además, hay otro factor importante de su derrumbe: el segundo referéndum de autodeterminación que se había demandado por el rechazo del país al Brexit se aleja. Así las cosas, en Escocia han ganado todos los partidos... menos el SNP.
Clave 8. Adiós UKIP, adiós populismo
El año 2016 terminó metiendo el miedo en el cuerpo, pero 2017 parece empeñado en aflojar la presión. 
La ultraderecha no logró ganar en Suiza, acabó perdiendo fuerza en Austria y Holanda y Le Pen se quedó sin presidencia en Francia. 
Ahora en Reino Unido el partido que impulsó el Brexit se ha quedado sin escaños... aunque les haya arrastrado al Brexit.
A decir verdad UKIP sólo ha sido influyente en las elecciones europeas, y eso se debe en gran medida a la escasísima participación que tienen esos comicios en Reino Unido - llegar a una participación del 40% es un hito-. 
El sueño de la razón produce monstruos, y en términos electorales parece que el monstruo ha perdido su influencia.
Clave 9. Las víctimas del vuelco
La noche electoral deja un reguero de víctimas que pierden su escaño. La peculiaridad del sistema electoral británico -hay 650 circunscripciones y se la lleva el candidato con más votos, aunque sea con uno solo- hace que ni los políticos más conocidos tengan su asiento asegurado.
Así, los carismáticos Alex Salmond y Nick Clegg han perdido sus escaños. El primero era el líder del SNP que impulsó el referéndum de autodeterminación, y el segundo el vicepremier liberaldemócrata que hizo posible que David Cameron formara gobierno. Junto a ellos cae Jane Ellison, un alto cargo en el Tesoro británico.
Clave 10. Cuidado con las alternativas
Theresa May ha anunciado que no dimitirá, a pesar de los resultados y de verse cuestionada por su propio partido. Para muchos laboristas y progresistas su salida hubiera supuesto una enorme victoria... pero no lo hubiera sido. El motivo: la alternativa más verosímil hubiera sido Boris Johnson, el hombre fuerte tras el Brexit.
El controvertido exalcalde de Londres, actualmente ejerciendo las funciones de responsable de Exteriores, cuenta con el favor de los 'brexiters' y podría hacerse con los apoyos suficientes en unos conservadores faltos de liderazgos fuertes desde la salida de Cameron.

Jeremy Corbyn pide la dimisión de Theresa May y voces dentro del Partido Conservador le secundan

El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha pedido la dimisión de la Primera Ministra británica, Theresa May, después de haber perdido la mayoría absoluta en los últimos comicios celebrados ayer jueves en el Reino Unido. 
Voces del Partido Conservador secundan la propuesta del líder de su rival político al entender que May es la máxima responsable de un retroceso notable en las urnas, con una pérdida de 15 escaños. 
Los laboristas han crecido 30. También ha sufrido un duro batacazo el Ukip, el partido precursor del Brexit. En 2015 lograron el 12,6% de los votos. Ahora se han quedado con el 2%.
Pese a estas presiones, la primera reacción de May ha sido la de aferrarse al puesto. Su intención es la de formar un gobierno que garantice la "estabilidad" del país. Una postura que, aunque de partida, no se puede garantizar.
"La primera ministra convocó estas elecciones porque quería tener un mandato. Bien, pues resulta que el 'mandato' que ha recibido ha sido una pérdida de escaños, una pérdida de apoyo y una pérdida de confianza. Yo diría que es suficiente para marcharse y hacer sitio a un Gobierno verdaderamente representativo de lo que quiere la gente de este país", ha dicho Corbyn.
Anna Soubry, diputada del Partido Conservador, ha seguido un argumento similar en declaraciones a la BBC. "Es una pregunta para ella. Pero estos resultados son malos. Está en una muy difícil posición. Necesita considerar su posición. Es una noche terrible", admitió.

Y si gana Corbyn?



A mediados de Abril Theresa May, en un movimiento sorpresa, convocó elecciones con el objetivo de barrer a la oposición laborista y obtener una victoria inapelable que la legitimara como primera ministra y favoreciera su posición en la negociación del “hard Brexit” con la Unión Europea. 
Una jugada política con la que May quería emular la victoria de Margaret Thatcher de 1983, cuando la líder conservadora superó a los laboristas por 144 asientos. 
Pero, contrariamente a lo que habían planificado los “tories”, la ventaja de hasta 22 puntos que tenía su partido en las encuestas de abril se ha esfumado. 
Y hoy una Cámara de los Comunes sin mayorías comienza a contemplarse como una posibilidad muy real.
A pesar de lo cuestionadas que están las encuestas inglesas después de las elecciones del 2015 y del referéndum del “Brexit”, en lo único en que están de acuerdo todas ellas es en la remontada de Corbyn, cuya magnitud es muy difícil de pronosticar. 
La evolución de la campaña ha sido absolutamente extraordinaria: de estar 20 puntos por debajo en las encuestas y con una valoración pública desastrosa, Corbyn y los laboristas han conseguido reducir la diferencia desde un solo punto porcentual hasta once, dependiendo de la encuesta. Aunque varía según la fuente, la reducción del margen es consistente en todas, lo que pronostica un resultado cuanto menos ajustado.
La campaña de los laboristas ha roto el guión de estas elecciones, en donde la victoria de May parecía ya preestablecida. Su gran éxito ha sido conseguir desplazar el marco de la discusión del Brexit a las políticas sociales, forzando a los conservadores a entrar en temas que no querían. 
Un buen ejemplo ha sido la polémica en torno a la propuesta Torie del llamado “impuesto a la demencia” (dementia tax) por el cual gente mayor con necesidades de cuidados tendría que sufragarlos con un impuesto adicional. 
Una decisión que generó bastante inquietud entre los votantes tradicionales del Partido Conservador, hasta tal punto que tuvieron que rectificar la medida.
Si la política de recortes es una de las patas fundamentales del programa de May, la segunda es “reducir y controlar” el número de inmigrantes europeos en el Reino Unido, dando punto final a la libertad de movimientos tras el Brexit, proponiendo rebajar el número de inmigrantes “netos” (273.000 el año pasado) a “decenas de miles”. 
Además, May se propone endurecer las medidas para facilitar visados a los inmigrantes de fuera de la Unión Europea, así como duplicar los impuestos que actualmente pagan las empresas (1.200 euros anuales) por contratar trabajadores extranjeros.
Por contra, los laboristas han hecho del eslogan “For the Many, Not the Few” (Para la Mayoría, No la Minoría) toda una declaración de intenciones que se concreta en un programa que supone una ruptura radical con la herencia del “nuevo laborismo”. Es la primera oportunidad real para una generación de votar por políticas que significarían un cambio fundamental y un desplazamiento hacia la izquierda. 
En este programa los laboristas han propuesto nacionalizar las principales empresas de servicios públicos, cuya privatización ha aumentado el coste de la vida; reformar las condiciones laborales, deteniendo el proceso de degradación en términos y condiciones, como la supresión de los contratos de cero horas; y construir una economía social en la que los elementos básicos necesarios para una vida digna – desde la educación y la vivienda hasta la asistencia social y las ayudas sociales – mejoren y, en muchos casos, sean de libre acceso. 
Mientras, los tories han centrado su campaña en la figura de May como líder fuerte y estable para negociar el Brexit, agitando propuestas de xenofobia institucional o populismo punitivo con la clara intención de ganar el doce por ciento de voto de extrema derecha que consiguió el UKIP en las elecciones del 2015.
La campaña de Corbyn ha conseguido recortar ostensiblemente la distancia con los Tories, gracias tanto a un discurso social que ha apelado a las clases populares, como recogiendo un voto anti o, en cierta medida, decepcionado con el Brexit. 
En esta remontada podemos aventurar que las posibilidades de victoria de Corbyn tienen mucho que ver con la movilización del voto juvenil, ya las encuestas muestran como los laboristas ganan por mayoría entre los menores de 40 años y en especial en las franjas de menor edad.
En la remontada de Corbyn y en el resultado final de las elecciones de hoy, la verdadera incógnita es cómo afectará el impacto de los atentados en Manchester y Londres. 
Mientras que May ha agudizado su discurso de populismo punitivo, homologándose en propuestas a la extrema derecha europea, Corbyn ha centrado su discurso en los recortes en policía local de los últimos años (conectados directamente con May como ministra de interior) y en el orgullo de pertenecer a una comunidad diversa que desafía al miedo evitando el enfrentamiento entre comunidades.
Lo cierto es que si finalmente sale de las urnas un Parlamento sin mayorías, el escenario recordaría mucho al de 1974, en donde el conservador Edward Heath había ganado por sorpresa cuatro años antes y decidió convocar elecciones anticipadas para que el electorado le diera “un mandato firme”, exactamente la misma estrategia empleada ahora por May. 
Plan que terminó con un parlamento sin mayorías y que propició acuerdos que acabaron con los Laboristas en Downing Street y la muerte de la carrera política de Heat.
Todo lo que no sea una mayoría absoluta de May se puede considerar una victoria de Corbyn. 
Aunque una mayoría laborista parece ahora mismo, no imposible pero si improbable, las encuestas no reflejan ni las diversas alianzas ni tampoco el voto útil en cada circunscripción por lo cual desconocemos el impacto que puedan tener en la composición final del parlamento mas allá de los porcentajes de voto. 
Pero repito, todo lo que no sea mantener o ampliar los escaños actuales supone una derrota para May y una legitimización de la validez de Corbyn como candidato. 
Y, de alguna forma, una derrota del “new labour” consolidando no solo a Corbyn como dirigente dos años después de que ganara las primarias, sino sobretodo la línea política seguida en el programa de los laboristas, que ha conseguido volver a ilusionar a capas muy importantes de las clases populares.
En definitiva, en abril podría parecer que Corbyn solo podía perder en estas elecciones, dos meses después de la convocatoria electoral parece que May solo puede perder. 
Una buena lección de cómo encarar no solo una campaña sino sobre todo de cómo conseguir que un programa político directo y claro se convierta en un elemento performativo y conecte con las aspiraciones de las clases populares de una vida que merezca la pena ser vivida.

Corbyn desarma a sus críticos con una robusta campaña electoral

"Ha sido una campaña realmente fuerte y Jeremy Corbyn ha desconcertado a sus más feroces críticos con su actuación robusta y energética", afirma McShane.
La concejala se incluye entre los críticos que ahora puntúan positivamente al único líder político británico que ha atraído a las masas estas últimas siete semanas como si se fuera un artista de rock and roll.
"Corbyn mejoró día a día y demostró pasión e inagotable energía, ambas cualidades muy populares a juzgar por las miles de personas que asistieron a sus mítines", celebra McShane.

La regidora laborista sigue de campaña esta jornada de votación en apoyo de Catherine West, diputada que arrebató la circunscripción londinense de Hornsey & Wood Green a la candidata liberal-demócrata en 2015.
Aún se preserva en Reino Unido la tradición de llamar de puerta en puerta en casi todas las calles de los barrios sondeando la opinión de simpatizantes y críticos de uno u otro partido.
"Al principio había muchos indecisos y mucha gente con el dilema de que querían votar laborista pero no se sentían seguros con Corbyn, pero a medida que se acercaba la fecha de votar han tomado la decisión a favor de Catherine", explica a esta agencia.
La campaña de la izquierda británica se aceleró con la publicación del manifiesto que, según la vicealcadesa, "incluso analistas conservadores celebraron por su contenido y detalle".
© REUTERS/ Andrew Yates
Explica además el ajuste en la enorme distancia que separaba a los dos principales partidos en los sondeos de opinión en los continuos errores en la campaña de la primera ministra y líder conservadora, Theresa May.
"Se debió a la absoluta arrogancia y debilidad de Theresa May, que se negó a debatir con Jeremy Corbyn y otros líderes políticos y rechazó incluso entrevistas en algunos informativos, lo cual horrorizó y sorprendió al público", puntualiza.
McShane no hace proyecciones sobre la resaca electoral ni la distribución de escaños en el parlamento de Westminster, que será decisiva para el futuro del país y el liderazgo de los dos principales partidos del Reino Unido.

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