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martes, 23 de mayo de 2017

La Rebelión de las Bases del PSOE certifica el Final de los Medios de Comunicación de masas como Líderes de Opinión

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La rebelión de las bases del PSOE certifica el final de los medios de comunicación de masas (como líderes de opinión)

Esta vez, mi comentario al terremoto vivido en el partido socialista español va a ser muy escueto, porque ya lo he venido anunciando en los pasados meses. 
Con todos los periódicos en papel, las cadenas de radio y las televisiones (bochornoso el programa de Iñaki López en La Sexta TV, por parcial, del día antes) en contra del “Conde de Montecristo/Pedro Sánchez”, el hecho de que la militancia desoyera las consignas de todos los medios de comunicación de masas e hicieran justamente lo contrario, evidencia que estamos ya en una fase distinta de la era del Ser Humano en la que las decisiones políticas ya no se toman en base a lo que emiten esos medios unidireccionales sino que el Internet (donde existe feedback) tiene ya más peso en la creación de la Opinión Pública. 


Dado que la democracia moderna se erige(ía) sobre estos medios de comunicación al servicio de los piratas-banqueros, podemos afirmar con rotundidad que el sistema político ha entrado en otra fase y la prensa se tiene que “reinventar” a sí misma porque la gente ya no les cree. 


El batacazo de los llamados barones socialistas (con Felipe González y Rubalcaba a la cabeza) es toda una bofetada en la cara pero, obviamente, y conociendo todos los sucios asuntos que podrían salir a la luz si Sánchez e Iglesias llegaran al poder, van a preparar toda una guerra de sabotajes al reelegido secretario general del PSOE. 


Con el 80% de los diputados socialistas traidores a Sánchez y sin estar éste en el Congreso (entregó su acta cuando le destituyeron), vamos a asistir a una guerra fratricida puesto que, como es lógico, Sánchez empezará a cortar cabezas,cosa que ya ha anunciado una de las afines a Sánchez
Se mire por donde se mire, esto acaba en ruptura, pero una ruptura favorable a Sánchez, pues él dispone de las siglas del PSOE (la marca, que da legitimidad) y, en cambio, los traidores son incapaces de formar un nuevo partido porque carecen por completo de gancho social. 


El problema, a todo esto, es que a esta inestabilidad se une el órdago soberanista de una parte de los partidos catalanes, lo que augura (si el reseteo no lo impide) fuertes marejadas en nuestro país. 
A mi modesto entender, lo único que puede impedir que España se fracture es la presión internacional para que la rivalidad futbolística Madrid-Barça no perezca. 
En Orán, Argelia, cuando se celebran estos partidos tienen que encerrar a los partidarios de uno y otro equipo en distintas salas, para que no se peleen. Os lo juro.

El juego sucio en el PSOE

A los golpistas del PSOE y amigos no se les caen de la boca grandes palabros sobre la fraternidad de todos los socialistas y cuánto se quieren unos a otras. Pero hacen lo contrario de lo que predican. Los dos adversarios de Sánchez, López y Díaz, solo hablan (mal) del exsecretario general, pero nada se dicen entre ellos. Y lo que es peor, tampoco cuestionan al PP. 

Todo se les hace parar la candidatura de Sánchez como sea, cosa harto difícil porque tiene amplio apoyo entre las bases y, lo que es más decisivo, empieza a generar aureola de triunfadora. 

En cuanto se perfila un caballo ganador, concentra las apuestas como el líder los apoyos.


Da la impresón de que solamente Díaz tiene alguna posibilidad frente a Sánchez y eso moviendo el aparato por todas partes, manipulando por doquier y confirmando la imagen de intrigante sin escrúpulos que ya se ha ganado. 

Continúa organizando actos de su campaña con ocasión de asuntos oficiales y, por tanto, empleando recursos públicos en su provecho personal. Tengo para mí que eso va en detrimento de sus posibilidades pero ella no parece verlo así.


La batalla está muy encendida y el juego es ya muy sucio. 



RESUMEN: 
En amarillo, los sitios donde Susana Díaz no puede ir; en verde, el sitio donde ha de dimitir.

Véase, por ejemplo, el caso que denuncia el tuitero de la derecha: los delegados del PSOE en un Congreso en Colombia van predicando que a los mítines de Sánchez solo acuden los de Podemos. Ignoro el grado de información de la gente que acudió a Colombia pero aquí, en la Península, cualquiera podría decir al autor del infundio que es una estupidez porque los últimos interesados en que gane Sánchez la SG, precisamente, son los de Podemos que, como buenos izquierdistas, no quieren rivales.

Lo que no podía ser no fue

Las primarias han sido un psicodrama. Así se ha vivido hasta el último, hosco, rencoroso, agresivo y hasta amenazador desplante de la caudilla ignominiosamente derrotada. 

Las cosas tenían que terminar personalizadas y enconadas porque así empezaron. 

Fueron dos campañas personales que se perfilaron de liderazgo, con una diferencia: mientras el de Sánchez era de abajo arriba, impulsado por la militancia, el de Díaz era de arriba abajo, impuesto por el aparato. Los dos se acusaron de personalismo pero eran personalismos contrapuestos.

Un dato frío, tan frío que mete miedo, es que Díaz tuvo menos votos que avales, a diferencia de sus dos adversarios. 

No es extemporáneo ni absurdo presumir en Andalucía la famosa espiral del silencio, de Noelle-Neumann. 

La verdad, algo siniestro para venir además de la mano de la izquierda, que no se ha resistido a tejer una estructura clientelar análoga al caciquismo de la derecha. 

Esa extraña mezcolanza de institucionalismo partidista (por designar de forma exquisita lo que otros llaman "captura de rentas") explica muchas cosas sobre la visión de alianzas de Díaz: con el PP y con C's, sí; con Podemos, no; y con los indepes, menos. Una candidatura del aparato, en ignorancia del sentir de la militancia y defendida, además, de modo autoritario, intemperante, a veces chabacano y generalmente agresivo.

¿Cómo no percibió Díaz lo que se avecinaba si era palpable? ¿Cómo nadie de su confianza se lo dijo? ¿Son en verdad la vanidad y la ambición tan poderosas que ciegan el juicio y obnubilan la razón? 

Así parece y con efectos duraderos, a juzgar por el modo abrupto de despedirse la comitiva andaluza la noche de la elección. Se barrunta tormenta.

De eso tendrá que ocuparse el candidato ganador y actual SG. 

Pero antes habrá de responder al nuevo reto de Podemos de retirar su moción de censura (MC) a cambio de que Sánchez presente una suya. 

Es una curiosa oferta: la MC iba a ser apoyada por una gran manifa en la calle de la que los medios, sin embargo, no se hicieron eco por estar ocupados con las primarias. 

Y eso que la manifestación adquirió efluvios plebiscitarios cuando la MC incluyó de candidato a Iglesias. Esa MC no tiene ningún porvenir jurídico ni político de forma que retirarla o no retirarla es indiferente para los planes del PSOE. 

Este pide la comparecencia y reprobación de Rajoy, cosa que seguramente saldrá y, en consecuencia, su dimisión. 

De no producirse esta, los socialistas seguramente presentarán su propia MC que llevará su popio candidato, Sánchez, y a la que Podemos decidirá si se suma o no.

En los asuntos internos del PSOE (ya se sabe, allí en donde anidan los verdaderos enemigos, como se vio el 1-X), Sánchez transita por un campo de minas. 

Ya le han estallado algunas: la dimisión fulminante de Hernando y la espantada montaraz de Corcuera son solo el comienzo. Habrá otras. Vendrán de las federaciones. 

El venenoso editorial de El PaísEl Brexit del PSOE contenía una llamada a la rebelión entre los barones. 

Perdida la primera línea de batalla, derrotada la caudilla, el aparato se retira al segundo frente y levanta una fronda señorial contra el poder central. 

No obstante, algunos barones se han puesto ya incondicionalmente a las órdenes del SG (el de Extremadura y el de Aragón); otros se lo están pensando (el de Castilla La Mancha, el de Valencia y el del PV); y la andaluza muestra querencia a echarse al monte y levantar bandera en el Congreso.

Todo eso es política interna de interés inmediato para militantes, dirigentes, cargos, corrientes, pero poco más.

En el interés general, en cambio, está comprobar si esa candidatura de izquierda democrática triunfante actúa en congruencia con lo que las bases que la han armado reclaman: 

oposición sin fisuras al gobierno del partido más corrupto de la historia de la democracia; oposición activa que trate de deponerlo; diálogo y colaboración con las otras fuerzas de la oposición, a ser posible con todas y, si no, preferentemente con la izquierda.

Diálogo y negociación que tiene que incluir Cataluña. 

No es admisible que, ante una reiterada oferta de negociación del referéndum por parte de la Generalitat (oferta que llega literalmente "hasta el último minuto") la respuesta haya sido siempre "no", sin ningún tipo de contrapropuestas. Contra toda razón y contra la voluntad expresa de una inmensa mayoría de catalanes, el referéndum no se puede celebrar simplemente porque no.

Alguien tiene que empezar a decir que si en democracia cabe hablar de todo, cabe hablar de un referéndum pactado que clarifique de una vez las relaciones entre España y Cataluña.

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