Según un despacho de la agencia de prensa turca Anadulu, el jueves el embajador ruso en Tel-Aviv, Alexandre Petrovich, fue ingresado de urgencia en un hospital de la capital israelí por una grave intoxicación de origen desconocido.
Siete días después del asesinato de su colega en Ankara, al embajador ruso le llevaron a la unidad de cuidados intensivos, aunque el informe médico decía que su vida no corría peligro.
Hasta el momento el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores no ha emitido ningún comunicado oficial, aunque en determinados medios, como DebkaFiles, portavoz oficioso de la inteligencia israelí, las suspicacias han vuelto a emerger.
A pesar de sus importantes diferencias, Rusia e Israel mantienen excelentes relaciones yDebkaFiles asegura que, tras su intervención en la Guerra de Siria, Rusia se ha puesto en el punto de mira del Califato Islámico y otros grupos yihadistas que combaten contra el gobierno de Damasco.
DebkaFiles vuelve a replantearse las causas del accidente del Tupolev-154 en el Mar Negro en el que murieron los 92 pasajeros y acusa de precipitación al gobierno ruso a la hora de buscar un motivo, que se puso de manifiesto en la movilización de 3.000 socorristas, 100 buzos, decenas de barcos, submarinos y drones, lo que sería prueba de su inquietud por el accidente.
Aunque el ministro ruso de Transportes ha descartado la hipótesis de un ataque terrorista contra el avión, DebkaFiles no lo tiene tan claro y sigue esa pista, al tiempo que acusa a Putin de ocultar el saldo de muertes en la Guerra de Siria que, según los israelíes, sería de 310 soldados rusos muertos sólo en ataques terroristas, sin contar los que han caído en combate.
Independientemente de los motivos de la hospitalización del embajador Petrovich, el artículo de DebkaFiles confirma que, además de Turquía, Rusia también se dispone a padecer una larga campaña de atentados terroristas y que, tras ellos, está la misma mano que siempre mece la cuna.
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