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domingo, 3 de julio de 2016

La Izquierda ante el Brexit y el Neoliberalismo implantado en la UE




Rol de la izquierda en el #Brexit y las consecuencias de la cooperación con la derecha. Análisis y reconstrucción

Que la Europa de las Naciones ha degenerado en la Europa de las Corporaciones es evidente. 
El malestar político, económico y social lo patentan. 
El abuso institucional es cada día más escandaloso, el reparto de cuotas obsceno, la actuación del BCE al servicio de Alemania absorbe capitales hacia Berlín y Frankfurt secando áreas enteras de los países tutelados. 
La Unión Europea tal cual está planteada no puede continuar, por lo que la salida de la UE es legítima, si no necesaria. 
Su descomposición ha comenzado por el Reino Unido. La UE se disolverá por si sola de aquí a 10 años si no se reestructura.

Estas tropelías las conocen muy bien los británicos. 
Más allá de los movimientos políticos que llevaron a plantear el referéndum sobre la permanencia y si ha sido acertado o no, pondremos de relieve algo realmente curioso: La cooperación de la derecha y la izquierda por medio de un Fin Común.

La izquierda se enfrentó con un dilema: apoyar el Brexit y romper con el yugo de Europa o apoyar la permanencia y continuar con el inmovilismo. En objetivo general era aprovechar la oportunidad de deshacerse de la troika para centrarse en sus problemas locales
Veamos las consecuencias.



La pregunta es: ¿es legítimo apoyar a la derecha si nos beneficia, como ha ocurrido con los partidos socialistas ingleses, o es la derecha/fascismo el mal absoluto?  ¿hay primero que vencerla y después conseguir los objetivo? ¿El fin justifica los medios? Y sobre todo: ¿sirve para algo o resulta en escalabro?

El fin común y cooperación de la derecha-izquierda

Hemos visto que la cooperación interclase ha dado su resultado excelente: UK se ha salido de la UE. Pero a qué precio. 
Su repercusión es aún mayor de lo que parece.

Para saber quién ganó realmente hay que observar en qué términos se ha llevado la campaña, qué se prometió y que se esperaba.
- La opinión general a construido la idea de la salida en términos de derecha: UK vs UE, robo de puestos de trabajo, abuso de los 'benefits'. Inmigrante vago y ladrón.
- Se prometió trabajo, bénefits y aumento de salario "para los británicos primero".
Y es que en vez de plantearse la contienda en términos de arriba-abajo, derecha-izquierda, fue un 'ellos contra nosotros', UK vs UE monopolizado por la derecha gracias a sus medios masivos.

En una sola campaña se olvidaron de que fueron sus políticos, tanto Conservadores como Laboristas, los que privatizaron su servicios públicos, aplicaron las políticas neoliberales, y sus empresarios los que no suben sueldo, se llevan el dinero a paraísos fiscales y deslocalizaron las empresas. 
Europa en parte importó el modelo angloamericano que ahora aplica extensivamente, pero la creencia popular no es esa
En la calle la gente solo se fija en los migrantes y en que no llega a final de mes. Los millones volatilizados en maniobras especulativas del Gobierno son invisibles.

- El partido Conservador propuso el referendum para salirse como compromiso electoral. 
Aunque incómodo con las políticas europeas y los rescates de Alemania a Europa si disfrutaban de los beneficios del mercado europeo, por lo que parte del partido hizo campaña por quedarse.

- El partido Laborista también estaba dividido entre las dos opciones y por las mismas razones, pero su propaganda por el quedarse fue más que tibia. Esto es debido a que en estos momentos están pasando por una crisis de identidad interna.

- Los únicos que hicieron campaña feroz por el Leave en los término de propaganda y difusión fue la extrema derecha del UKip, y por eso se le concede la victoria. 
Pero esto no lo podría haber hecho solo: 
a pesar de que en los medios nacionales se le ridiculizaba y alababa por partes iguales fueron la miríada de medios locales los que le hicieron la campaña.

La izquierda en general vio en el referéndum su oportunidad de alejarse de uno de sus enemigos tradicionales, la UE y la troika, para centrarse en el enemigo interno, Conservadores y capitalistas. 
Pero en el curso de la contienda no pudieron imponer su discurso sobre el ruido mediático y la derecha se llevó todo el mérito del esfuerzo de la movilización. Se les comieron.

Resultado del Brexit: Una auge de las derechas y una descomposición del partido laborista son el cóctel necesario para una nueva era de oscuridad. Potenciado por la izquierda.

Consecuencias y lecciones aprendidas: el oportunismo pasó factura

Políticamente la mayor consecuencia del Brexit es que ahora el país se encuentra con los mismos problemas si no peores, con un país volcado en la derecha y sin espectativas de superarlos. Y todo por haber herrado en el diagnóstico:achacar la culpa de los problemas de UK a Europa en vez de a la clase política y empresarial; a los Capitalistas.

Económicamente la izquierda esperaba un revulsivo social que atrajera las empresas de calidad, la industrias y poder deshacerse del yugo de Europa, lo cual relanzaría la economía. 
Una nueva edad de oro. 
Qué poco leyeron a Marx, así no funciona el capitalismo. 
Ahora se enfrentan a una ola de rescates y privatizaciones que se teme que acabarán de arrasar lo que queda de servicios públicos. Justo lo que querían evitar. 
Alimentaron a un monstruo y ahora amenaza con devorarlos.

Socialmente la izquierda ha fomentado, sin querer, el individualismo del consumo, la docilidad, la pasividad del trabajo asalariado, la xenofobia y el capitalismo militante de sus instituciones promovido por la derecha. 
Todo lo contrario a lo que deseaban con el Brexit.

Dudamos de la capacidad de la izquierda parlamentaria para reconstruirse, cuando de hecho se encuentra en plena descomposición, como demuestra las más de 30 dimisiones dentro del partido Laborista (socialista) y el impeachment a su líder Jeremy Corbyn. 
El partido está muy tocado y se enfrenta a una escisión.

¿Y Si hubiesen usado su oportunidad para debilitar a la derecha, en vez de apoyarla? Alternativa de la izquierda a la cooperación con la derecha

- Fundamento: lucha contra el neoliberalismo

Con Brexit o sin Brexit, con troika o sin ella, continuarán las privatizaciones, expansiones cuantitativas, burbujas especulativas, deslocalizaciones, salarios de mierda, contratos de 0 horas, fuga de capitales y empobrecimiento general. Así funciona el capitalismo.

Ganó el Neoliberalismo. 
Nuestra beligerancia por tanto tiene que ir contra la práctica y quienes la practican. Es necesario rebatir tanto a la UE del Capital como a Lores de la City, los grandes vencedores. 
Nativxs y migrantes somos VICTIMAS!

Hay que Denunciar a los partidos de derechas y a muchos laboristas como defensores del Neoliberalismo. 

En tales términos es posible plantear un boicot tanto a la celebración del Referendum como al resultado, que siempre va a acabar con más neoliberalismo.

- Consecuencias de la no cooperación:
 Remain + inmovilismo. Pero una derecha débil

Lo único seguro es que es bastante posible que UK se hubiese quedado en Europa. Continuaría el inmovilismo político girando entorno al epicentro neoliberal de privatizaciones y deuda hasta la próxima crisis. Así de triste.

Hubiese beneficiado al Partido Laborista/socialista en términos de publicidad. Lo cual no quiere decir que no prosiguiesen las tensiones internas y la amenaza de cisma.

Algo se habría conseguido: una extrema derecha un poco más débil después de la pérdida de los comicios. Un gran descalabro para el Ukip que se lo jugó todo.

No sabemos cómo podría haber afectado al partido Conservador, ya que también se hallaba dividido entre las dos opciones. Lo que es seguro es que su defensa del neoliberalismo le mantiene fuerte con ambos resultados.

El objetivo de mantener a una derecha débil es que sea más fácil deshacer su red clientelar y de apoyos, presionar a sus políticos y empresarios e intervenir en la vida social, por lo que siempre es beneficioso. 
Ahora bien este desmontaje no se puede aprovechar en UK, con una izquierda parlamentaria desclasada y una izquierda social inexistente.

Algo hemos aprendido del Fucking #Brexit

Apoyar a la derecha es contraproducente. Desastroso. Esta vez el oportunismo británico le saldrá caro a los compañeros porque han reforzado a la extrema derecha. Esperemos que no acabe en fatality.

-La derecha Monopoliza la propaganda: Propaganda por el hecho

La alianza derecha-izquierda por un fin puede parecer a priori un hecho neutro, unidos por un objetivo. 
La maniobra de la izquierda inglesa demuestra que, a parte de torpe, ha perdido la perspectiva práctica que le otorga su teórica y minusvalorado a su partner, que finalmente acaparó la campaña.

Uno de los motivos más claro es no contar con medios de difusión masivos ni medios alternativos. Imposible vencer así. 
En UK la alianza fue monopolizada por la derecha porque no se disponía de medios propagandísticos adecuados. 
Las derechas poseen entre un 80 y un 90% de los medios masivos. La izquierda en general prefiere las cámaras y micrófonos Capitalistas que las Acciones propagandísticas, así nos va. 

Somos trabajadores, nos caracteriza estar desposeídos de todo medio de trabajo, incluidos los medios de comunicación. 
Son los fachas los que crean la opinión pública que consumimos en sus periódicos y nos convencen por desbordamiento de información, por lo tanto la izquierda no puede esperar dominar el discurso mediático mercantilizado.

Somos trabajadores, sus militantes deberían serlo, y aunque nos ganen en medios estamos acostumbrados a organizarnos en el trabajo y no nos ganan en acciones. De nuevo la Propaganda por el Hecho se muestra como la forma más efectiva si no única que permite dar ejemplo, construir y acaparar los focos de la prensa.

Como sucede en UK la izquierda, sin unos medios propagandísticos que coordinen las acciones sociales y superen bloqueo informativos las campañas son inútiles.

- Recuperar el discurso de la izquierda: 
  la némesis

Debemos recuperar los términos y reincorporarlos a los discursos, porque realmente son ejes centrales que pueden articular acciones y servir de guía a la sociedad. La alternativa es usar la terminología institucional de derechas. Sin pensamiento no hay voluntad, sin voluntad no hay acción, sin acción no hay transformación.

Hemos aprendido, y no solo con el ejemplo del Partido Laborista inglés, sino con el de muchos otros países, PSOE, PSD, PSI, PASOK, PT..., que los partidos y a agrupaciones de izquierdas que pierden su discurso acaban asimilándose a los de la derecha, tanto en forma como en fondo. 
El resultado es que la diferencia entre las expectativas y los resultados crea tensiones que después de los años acaban pasando factura interna y desafecto general. Perdieron la voluntad.
Aunque a muchos les sorprenda la recuperación del discurso no se realiza por generación espontanea. 
Hay que promoverlo y difundirlo. 
- La prensa burguesa evita por todos los medios hacer referencia al Neoliberalismo o al Capitalismo, tapándolos con eufemismos y términos vacíos.
- Los partidos al servicio del capital lo van a atacar.
- La cultura académica, mediática y laboral es claramente reaccionaria.
- Las instituciones copadas por el nepotismo y al servicio de los poderosos se privatizan y se venden a magnates y arribistas. Su discurso solo puede ser el del AMO.


Esta recuperación del discurso solo puede provenir de la propia izquierda cuando trabaja desde la base de la sociedad en grupos, asociaciones y colectivos, socavando así el discurso y prácticas dominantes y sustituyéndolo directamente por la práctica. 
Realmente no se ve otra forma.
-Reorganización ideológica entorno al Anticapitalismo: el foco
Cuando se disponen de pocos medios hay que concentrar los esfuerzos en un concepto sobre el que gire el discurso.

Durante siglos fue el Capitalismo. Ahora nos enfrentamos a su enésima mutación: el Neoliberalismo.

Esperar que la radio, televisión y otros medios públicos presten atención a un discurso de izquierdas es fútil. Y si llegase a las pantallas el discurso no se iba a entender hasta que la gente no se consiguiese: 
- 1º Identificar al Neoliberalismo por sus prácticas: privatización + deuda pública = ruina
- 2º A los Agentes del Neoliberalismo: expropiadores evasores
- 3º Alternativa Anticapitalistas: economías sociales y distributivas como opuesto al Neoliberalismo y única vía de obtención del bienestar. Anarquismo, comunismo y socialismo.

Ahora y siempre anticapitalistas!
PHkl/tctca Publicado 2.7.2016

tarcoteca.blogspot.com.es


Brexit: el futuro del neoliberalismo en Europa

Brexit: el futuro del neoliberalismo en Europa
Mañana se decide en el Reino Unido la permanencia o la salida de la Unión Europea. Es una decisión histórica. El futuro de Europa y hasta de la economía mundial pueden estar en juego. Por eso el debate ha sido intenso y, frecuentemente, indecoroso.
Uno de los principales temas que atraviesa la discusión es el de la migración y por ello las acusaciones de racismo han ido y venido entre los que participan en esta controversia. Y si bien el tema de la migración es importante, lo es también la otra gran vertiente del debate: el futuro del neoliberalismo en Europa.
Quizás el punto más trascendental en el debate sobre la salida del Reino Unido de la UE es el de los poderes centralizadores de la Comisión en Bruselas. 
Ese organismo promovió la aplicación de la mezcla de políticas macroeconómicas más ineficaz que se conoce como respuesta a una crisis que no vio venir y que, por consiguiente, tampoco pudo prevenir. 
Rindiendo pleitesía a los dogmas más queridos del neoliberalismo y, en especial, al de la austeridad fiscal, la Comisión es culpable de uno de los desastres históricos más espectaculares en Europa desde la segunda guerra mundial. 
Su terca oposición a una política fiscal flexible que podría haber contribuido a enfrentar la crisis es hoy un ejemplo de libro de texto sobre cómo agravar una recesión. 
La destrucción de la vida de millones de personas en todo el continente, en especial en los países de la cuenca del Mediterráneo, es resultado de su soberbia e incompetencia, así como la de sus aliados en el Banco Central Europeo (y, dicho sea de paso, en el Fondo Monetario Internacional). 
Por eso una de las preguntas que se hace buena parte de la izquierda en el Reino Unido es fácil de comprender: 
¿por qué permanecer en un esquema neoliberal que ha sido responsable de la destrucción de la economía europea?
El proyecto de integración europea fue visto por algunos como una fuerza que podría balancear y frenar los peores abusos del capitalismo en el Reino Unido. 
Pero el Tratado de Maastricht firmado en 1993 ya consagraba los principios del neoliberalismo en el plano macroeconómico, en especial las limitaciones al déficit fiscal. 
Y como la regla sobre déficit fiscal no es otra cosa que un mandato para recortar el gasto público (afectando directamente a rubros como salud, educación, vivienda y un medio ambiente sano), en realidad, se traduce en un ataque directo a los derechos sociales.
Posteriormente, con el Tratado de Lisboa de 2007 (en vigor desde 2009) aumentó el poder centralizador de varios organismos de la UE y, en especial, de la Comisión en materia de política macroeconómica al consagrarse el objetivo de la estabilidad de precios como la principal prioridad.
Vale la pena recordar que el Tratado de Lisboa fue un subterfugio para fijar a Europa en una trayectoria rígida de neoliberalismo. 
Así como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue un arma para amarrar las reformas neoliberales impuestas en México por el gobierno de Salinas, Lisboa fue el instrumento para reintroducir por la puerta trasera lo que se había querido imponer a través del proyecto de constitución europea. 
Ese proyecto fue rechazado en 2005 por sendos referendos en Francia y en Holanda. El proyecto constitucional tuvo que ser abandonado pero sus principios centralizadores y dogmas neoliberales fueron mantenidos en el Tratado de Lisboa. 
Así que aquí viene otra pregunta de la izquierda en el Reino Unido: ¿por qué confiar en las posibilidades del gradualismo para ir democratizando poco a poco la estructura de la integración neoliberal en Europa? Hay que ser optimistas, pero no ingenuos.
La verdad es que la Unión Europea no fue concebida para promover y beneficiar un proyecto social. 
Los derechos sociales arrancados al capital en la posguerra inmediata fueron desmantelados de manera sistemática, sobre todo a partir de Maastricht. 
Desde entonces, las prioridades fueron la desregulación comercial y financiera, la flexibilidad laboral (y su secuela de salarios estancados), así como la privatización de servicios públicos. 
Lo que hay que tener claro es que la destrucción del estado de bienestar no era una moda o una tendencia pasajera. 
Se basa en un proyecto que el capital buscó hacer realidad en toda Europa, concebida como espacio de rentabilidad y no como ambiente democrático. Y en su andamiaje institucional esa Europa neoliberal descansa en cuerpos de funcionarios que no tienen que rendir cuentas porque no han sido elegidos por nadie. 
Eso sí, están fuertemente comprometidos con los principios del neoliberalismo a ultranza. ¿Qué no se lo dijeron a Varoufakis con toda claridad? ¡Ninguna votación democrática puede ir contra los tratados y las reglas de la integración europea!
El futuro del neoliberalismo en la Unión Europea depende de muchos factores. Un eventual triunfo del Brexit podría convertirse en un golpe a los poderes centralizadores en la UE. 
Pero para cambiar el proyecto neoliberal lo que se necesita es un cambio radical en el paisaje político desde las bases nacionales en los estados miembros de la Unión Europea.
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La izquierda radical ante el “Brexit”

23 junio 2016 | Categorías: OpiniónUnión Europea | |
Ross Harrold, 
Alan Thornett, Joseph Choonara – VIENTO SUR
[El 23 de junio en el Reino Unido se celebrará el referéndum para decidir si el país continúa en la Unión Europea o la abandona. Una cuestión que divide enormemente al país tal como señalan las últimas encuestas en las que las dos opciones están muy igualadas, con ligeras ventaja sea para "permanencia" ("stay in") o para la salida ("brexit").
El que esta división se haya ido haciendo cada vez más fuerte y la opción del Primer ministro David Cameron de organizar el referéndum [para resolver la cuestión] son fruto, en gran parte, de la influencia cada vez mayor del ala reaccionaria y euroescéptica en su propio partido (el Partido Conservador) y de la presión del UKIP, un partido populista, reaccionario y muy racista, que en los últimos años gana fuerza.
Ahora bien, las divisiones en relación a la Unión Europea vienen de lejos, como trataremos de explicar en este dossier, con posiciones que a menudo han evolucionado (como las de la derecha y más concretamente, en el seno del gran capital), pero también en la izquierda política y sindical.
Para terminar, en torno al referéndum, la izquierda radical también está dividida sobre que hacer. Por lo que, para arrojar luz sobre este debate, publicamos dos tribunas: una defendiendo la permanencia crítica y otra a favor de la salida. Ross Harrold]
Los capitalistas británica y la construcción europea
Ross Harrold
Desde 1949, Winston Churchill, dirigente del Partido Conservador, en esas fechas en la oposición, fue uno de los primeros en declararse a favor de los “Estado Unidos de Europa”. 
Estaba a favor de la unificación y de la integración europea… pero añadía que la misma no podría aplicarse, de ninguna manera, a la Gran Bretaña debido a su Imperio y a “su papel en el panorama mundial” en tanto que gran potencia militar y comercial.
En los años 1960, el “despertar” de ese sueño imperial fue duro. A menudo sin otra salida, tiene que ir abandonando el Imperio y el declive económico del país se hace cada vez más evidente, tanto en relación al empuje de Alemania como de otros países europeos. 
Por último, el fiasco de la invación franco-británica del canal de Suez en 1956 y el “veto” de EE UU y la URSS pusieron fin a las ilusiones que algunos británicos tenían aún en torno a su papel como superpotencia militar
La adhesión a la CEE
Gran Bretaña se apresuro a solicitar la adhesión a la CEE (Comunidad Económica Europea). 
Su propuesta será rechazada en dos ocasiones; la segunda por el veto de De Gaulle que temía (puede ser que con razón) su política exterior no fuera independiente de la de EE UU. 
Finalmente, en 1973 se acepta la adhesión, pero ello no pondrá fin a las tensiones ni con el resto de Europa ni en el seno del Partido Conservador y en el capital británico.
Durante los primeros años, los capitalistas británicos pensaron poder compensar su aportación al presupuesto de la CEE con un incremento de las exportaciones. 
Sin embargo, la baja continua de la competitividad de la industria británica y el incremento de la importación de mercancías europeas hacen incrementar el déficit.
El Thatcherismo
En noviembre de 1979, unos meses después de haber sido elegida como Primer ministro, Margaret Thatcher declaró en la cumbre europea de Dublin: “I want my money back” (quiero recuperar mi dinero)… 
En los sondeos, el 40 % del electorado británico estaba dispuesto a salirse de la CEE en caso de no llegar a un acuerdo. Ahí comenzó un largo período de crispación con Europa.
Los años 1980 son también los años en los que Thatcher desarrolló su política neoliberal: menos Estado, menos social y menos “cargas”. 
Se opuso a todo lo que podía asemejar una política social, a imperativos en materia de derechos sociales, etc. 
Sin duda, menos pro-europea que sus predecesores, Thatcher dirige su mirada hacia su amigo y co-promotor de las políticas neoliberales Ronald Reagan, haciendo emerger de ese modo la vieja división en el capital británico entre europeístas y atlantistas.
¿Por qué se da esta división?
Entre las razones de la división actual entre los “pro” y los “contra” existen evidentemente intereses diferentes entre capitalistas que comercian más con Europa y quienes comercian más con América y más allá con Asia del Este y el mercado mundial. 
También se encuadran las grandes empresas mediáticas, poco vinculadas a la UE y de las que muchas de ellas están a favor del Brexit (salida).
Sin embargo, una encuesta muestra que las tres cuartas partes de las grandes empresas británicas, loa grandes bancos y la City de Londres están a favor de la permanencia, al igual que las dos grandes confederaciones patronales.
¿Cómo explicar, por tanto, que entre un tercio y la mitad de las y los diputados conservadores, una cuarta parte de los ministros y un tercio del gabinete estén a favor de salirse? 
La razón principal se llama UKIP (“el partido a favor de la independencia del Reino Unido”).
En Gran Bretaña han existidio diferentes partido europeos desde hace décadas, pero eran marginales. Sin embargo, en las últimas elecciones europeas, el UKIP ganó las elecciones con el 25 % de los votos. 
En las legislativas (2015), con un sistema que les es muy desfavorable, lograron el 12 %.
Con el estallido de la crisis en 2008 el UKIP, con un discurso racista contra los musulmanes, los roms y la gente en busca de refugio, supo captar el voto de millones de personas, aprovechando -al igual que en el resto de Europa- la decepción provocada por las políticas neoliberales impulsadas por la izquierda
El original y la copia
Viendo como cada vez una parte mayor del electorado, pero también de las y los electos de su partidos giraban hacia el UKIP, Camerón se vio obligado a convocar el referéndum. 
A partir de ahí, se ha dedicado a rivalizar con un discurso anti-inmigración y a negociar la reducción de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas que lleguen de la UE a Gran Bretaña, lo que nos sitúa de nuevo ante la historia del “original” y la “copia”, con un UKIP que cada vez presiona más.
En todo caso, el Partido Conservador va a continuar desgarrándose, sea cual sea el resultado. Nuestros camaradas británicos están divididos en torno a los pronósticos en torno a este desgarro en el Partido Conservador y las consecuencias del Brexit: refuerzo de las fuerzas reaccionarias o una oportunidad para que la izquierda recupere la iniciativa? El futuro nos lo dirá.
Ross Harrold, ha coordinado el dossier sobre el Brexit para l’Anticapitaliste
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Contra el racismo, 
por una “permanencia” crítica
Alan Thornett
El partido conservador actualmente en el poder en Gran Bretaña está profundamente dividido y en crisis cuando nos acercamos al referéndum sobre la adhesión a la Unión Europea del 23 de junio.
El primer ministro Cameron prometió este referéndum durante la campaña de las elecciones parlamentarias del año pasado a fin de recuperar los votos que perdía en beneficio del UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido (en inglés, United Kingdom Independence Party o UKIP) en una situación en la que no esperaba ganar las elecciones. 
Actualmente debe lamentar esa penosa tactiquilla oportunista, ya que el resultado del referéndum está lejos de ser algo seguro.
La campaña dominante a favor del “Brexit” (salida de la UE) es un escaparate nauseabundo de racismo y de xenofobia, y va empeorando a medida que pasan los días. Ante todo se trata de un referéndum sobre la inmigración. 
Para los conservadores y el UKIP, la UE está llena de extranjeros y estranjeras, y no los quieren aquí… 
Un voto a favor de la salida será visto ante todo como un voto contra la inmigración, mientras los y las migrantes se ahogan por decenas de miles en los mares Mediterráneo y Adriático.
En estas condiciones, este artículo -y es la posición de Socialist Resistance- argumenta a favor del mantenimiento del Reino Unido en la UE a fin de oponerse al ascenso cada vez más fuerte del racismo y de la xenofobia.
La izquierda radical dividida
Las dos organizaciones más importantes, el SWP y el Socialist Party (CIO) hacen campaña a favor del Brexit, y una serie de organizaciones más pequeñas, entre ellas Socialist Resistance y Left Unity, hacen campaña por permanecer dentro, juan al Partido Verd, el Partido Nacional Escocés (SNP) y de Plaid Cymru (independentistas del País de Gales).
Jeremy Corbyn también hace campaña por permanecer en la UE, sobre bases similares, es decir con un posicionamiento de izquierdas muy diferente del de Cameron: por una Europa social, por una Europa de los pueblos, etc.
Existen dos campañas de la izquierda radical a favor del Brexit sobre la misma base política: una, la del SWP junto al Partido Comunista (GB) y, la otra, del Socialist Party. 
Estas dos campañas han sido ahogadas por la derecha xenófoba y no tienen ninguna visibilidad en el referéndum. 
Desgraciadamente, en este referéndum no existen las condiciones para que pueda haber una campaña de izquierda progresista y creíble a favor de la salida, con fuerzas significativas que la apoyen y que podría tener un perfil distinto al de la campaña de la derecha.
Las dos campañas de la izquierda radical a favor de la salida basan su posición en la naturaleza reaccionaria y antiobrera de la UE, siendo su mejor demostración el papel jugado por ésta en Grecia. 
Y por supuesto, tienen razón. La UE es una estructura reaccionaria y antiobrera, que efectivamente ha empobrecido a la nación griega en el altar del salvamento del euro y la continuidad del proyecto neoliberal de la UE. Esto es absolutamente cierto y ya he escrito muchas veces sobre este tema.
Las consecuencias de un Brexit: el ascenso reaccionario
El problema es que esto no tiene en cuenta para nada las peligrosas consecuencias políticas de un voto a favor de la salida, así como las consecuencias para el movimiento obrero.
En las condiciones actuales, un voto favorable al Brexit conduciría la situación política en Gran Bretaña muy claramente a la derecha. 
Reforzaría al UKIP y a la derecha del Partido Conservador, y provocaría quizá un acercamiento profundamente reaccionario entre los dos.
Es cierto que Cameron no continuaría, pero su sustituto sería un xenófobo populista de derechas que interpretaría el voto por el Brexit como un mandato directo para nuevas medidas draconianas, en particular contra la inmigración.
No sería un Brexit dirigido por un gobierno que busque romper con las políticas neoliberales y las exigencias de la UE. 
Sería un Brexit dirigido por populistas y xenófobos de derechas en el marco de un programa de derecha racista.
De todas formas, el hecho de estar por principio a favor de la salida de la UE no significa votar por una salida, al margen de cuales sean las circunstancias o sus consecuencias. 
Debemos estar guiados no solo por principios generales, sino por lo que, aquí y ahora, sirve para mejor a los intereses del movimiento como respuesta a la austeridad.
También hay que subrayar que un voto por el Brexit pondría a 2,2 millones de ciudadanos de la UE que viven en Gran Bretaña en una situación muy vulnerable. 
Es algo que la campaña por el Brexit de izquierdas -de forma irresponsable- no tiene absolutamente en cuenta.
Jugar con fuego
Los defensores de un Brexit de izquierdas deberían reflexionar muy seriamente sobre las consecuencias de un voto a favor del Brexit en un referéndum como éste. 
Juegan con fuego cuando dicen, y lo dicen efectivamente, que un voto por el Brexit abriría oportunidades para la izquierda y llevaría a un gobierno Corbyn. 
Esto es algo que no tiene sentido. En el mejor de los casos es una apuesta con un riesgo enorme. ¿Cuándo una victoria de la derecha ha abierto oportunidades para la izquierda?
De hecho, el término “salida de izquierdas” es un nombre poco adecuado. 
Es una contradicción en los términos, puesto que no hay ninguna “salida de izquierdas” posible. 
La única salida propuesta es una salida de derechas, dominada por los xenófobos en el marco de su programa. 
Los animadores de las campañas de la izquierda radical por el Brexit cometen un grave error, y deberían reflexionar sobre ello.
Alan Thornettforma parte de la dirección de Socialist Resistence
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Por una una “salida” de izquierdas
Joseph Choonara
El debate en torno al referéndum en el Reino Unido gira en los dos bandos alrededor de argumentos proempresariales y antiinmigrantes. 
En este contexto, el Socialist Workers Party (Partido Socialista de los Trabajadores, SWP) preconiza una postura independiente de izquierda a favor de la salida de la UE. 
Existen motivos de calado para oponerse a la UE. 
El más evidente es la manera en que ha tratado a varios países de Europa del sur desde el comienzo de la crisis económica.
La UE ha hecho todo lo posible por imponer la austeridad en Grecia y otros países. 
En la primera fase del programa de rescate griego asistimos al espectáculo del recorte de las pensiones por el gobierno de Syriza, aplaudido por la UE. 
En el momento mismo en que esta medida se votaba en el parlamento, apoyada por el partido de la derecha y los Griegos Independientes, en el exterior (en la plaza Syntagma) la policía antidisturbios atacaba a los y las manifestantes con gases lacrimógenos. Esto ilustra la versión brutal de la instauración del neoliberalismo por la UE.
Citemos también el ejemplo del “pacto fiscal” que impone límites automáticos al gasto de los gobiernos europeos, o bien la sucesión de tratados comerciales de corte neoliberal, entre los que el TTIP es el más infame, negociado actualmente en secreto por la UE.
La Europa fortaleza
La UE ha sido siempre un proyecto capitalista, pero hoy en día opera abiertamente en interés de las grandes potencias europeas, de las grandes empresas y de los bancos. 
Lejos de asegurar la paz en Europa, forma parte del engranaje imperialista, como demuestra el avance coordinado por la UE y la OTAN en Europa Oriental.
Incluso la libertad de trabajar y estudiar en el extranjero, amparada por la UE, comporta una contrapartida importante. 
La coordinación de las fronteras europeas ha creado una “Europa fortaleza” que niega la libertad de circulación a quienes no tienen la suerte de ser ciudadanos o ciudadanas de la UE.
Una vez más, es Grecia el país que se halla en primera línea. Hace poco, el gobierno griego ha evacuado el campo de refugiados no oficial de Idomeni, que se encuentra junto a la frontera de Macedonia, prohibiendo a los periodistas acercarse al lugar mientras la policía obligaba a la gente a instalarse en los campamentos oficiales. 
Esta acción formaba parte del pacto con Turquía, acompañada de un endurecimiento de la represión contra los inmigrantes, mientras que hoy por hoy solamente han sido acogidos en Europa 177 de los 2,7 millones de sirios refugiados en Turquía.
¿Es posible reformar la UE?
Ante estos hechos, el SWP se ha unido a quienes se identifican como internacionalistas opuestos a la UE para lanzar la “Lexit”: The Left Leave Campaign (campaña por una salida de izquierda). 
Nos enfrentamos a dos argumentos procedentes de otras fuerzas de izquierda. El primer argumento afirma que es posible reformar la UE. 
Es una idea que defiende el dirigente del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. 
Pese a que históricamente se ha opuesto a la UE, poco después de su elección como máximo dirigente firmó un pacto con el ala derecha de su partido, muy mayoritaria entre los diputados al parlamento, para hacer campaña a favor del voto por permanecer en la UE.
Sin embargo, todavía nadie me ha explicado un método para reformar realmente la UE. 
Esta está repleta de burocracias no elegidas que conforman instituciones como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. 
Las grandes decisiones de la UE se toman tras un mercadeo entre los distintos gobiernos nacionales, reunidos en el Consejo Europeo. 
No existe ningún foro paneuropeo, democrático y creíble, capaz de impulsar una reforma. 
El Parlamento Europeo, que ni siquiera tiene la potestad de proponer leyes, no puede en modo alguno cumplir esa función. Cambiar las cosas a fondo implicaría reescribir los tratados europeos, lo que requeriría el acuerdo de los 28 Estados miembros.
Si la izquierda triunfara en los 28 países, no reformaríamos la UE: construiríamos instituciones verdaderamente internacionalistas para promover los intereses de los y las trabajadoras. 
Además, la posibilidad de una marea ascendente de las fuerzas de izquierda favorables a la UE, capaz de transformar las instituciones europeas, murió en las calles de Atenas. 
¿Acaso Syriza está remodelando la UE? 
¿No ocurre más bien lo contrario? 
Es hora de que empecemos a tratar a la UE como tratamos al FMI o a la OMC: 
como una institución capitalista neoliberal que deberíamos abolir y no reformar. 
Esto significa 
que los países deben votar por abandonarla.
Las consecuencias de un “Brexit”, 
el debilitamiento del capital y del imperialismo
El segundo argumento es que un voto a favor de la salida de la UE desplazaría el fiel de la balanza política a la derecha. 
La salida, nos dicen, nos dejará a merced de un gobierno encabezado por Boris Johnson, el conservador que dirige la campaña por el “Brexit”. 
No veo por qué Johnson ha de considerarse peor que David Cameron. Puede que la izquierda radical sea pequeña, pero reducir nuestras expectativas al nivel de querer apoyar a un ala del Partido Conservador frente a otra eleva el pesimismo a una cota jamás alcanzada. De todas maneras, el desplazamiento a la derecha no es ni mucho menos inevitable. 
El debate en torno a la UE está dividiendo al Partido Conservador. El resultado ya se ha visto con la anulación de muchos ataques recientes del gobierno.
Si el Reino Unido vota por salir de la UE, esto no solo debilitará al capital y al imperialismo, sino que provocará también la dimisión del primer ministro Cameron. 
Quienquiera que sea su sucesor o sucesora, heredará un gobierno profundamente dividido, un gobierno que tendrá muchas dificultades para permanecer en el poder. 
Esto abriría la posibilidad de nuevas elecciones, que seguramente ganará Corbyn, creando un terreno mucho más favorable para la lucha contra la austeridad y el racismo.
La izquierda debería ver con buenos ojos esta perspectiva y tratar de formular los argumentos socialistas a favor de la salida.
16/6/2016
Joseph Choonara, forma parte de la dirección del Socialist Workers Party.
Dossier publicado en el nº 341 de l’Anticapitaliste
Traducción: VIENTO SUR
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