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viernes, 11 de diciembre de 2015

La Autodestrucción de la Izquierda.




La autodestrucción de la izquierda. Parte I


Nombres rimbombantes en partidos apodados como izquierda, pero con hechos lamentables: pedir, por ejemplo, en voz de Esther Vivas, que el dinero de los libios fuese a las manos de los mercenarios destructores de este país, junto a la OTAN, que eran, cínica y eufemísticamente, llamados como rebeldes

En una entrevista al escritor, físico y filósofo belga Jean Bricmont, publicada por el diario Público el 25 de noviembre, se expone en qué se ha convertido la izquierda occidental o qué era realmente ya esta izquierda y ahora se ve con meridiana claridad (como tal hablamos aquí de aquella que tiene cierta representatividad parlamentaria y que carece realmente de un discurso y personalidad propios).

Antes de comenzar, deberé decir que un medio como el periódico Público no se ha distinguido precisamente por su honestidad y rigor en la información internacional, teniendo las mismas o mayores culpas que esa izquierda que Bricmont crítica con acierto. 

Este diario no cuajó como medio alternativo de izquierdas porque sus lectores, con ciertos conocimientos sobre actualidad internacional y bagaje político, rápidamente vieron una muy notoria disonancia entre lo que se presumía defender y lo que realmente se defendía. 

Porque alguien: un medio de comunicación, un colectivo o una persona, no puede calificarse como solidario, progresista o de izquierda si no tiene una idea clara de que las personas y las sociedades locales toman sus decisiones, sin imposiciones externas; que no hay culturas inferiores, sino diferentes; que nosotros los occidentales no podemos dar lecciones a nadie y no podemos tampoco hablar en nombre de este o aquel país o este o aquel pueblo. 

Damos lecciones de democracia cuando nuestros sistemas políticos apenas la permiten, de solidaridad cuando nuestra "ayuda" perjudica más que ayuda; y de respeto a los derechos humanos, cuando somos los principales vulneradores.

Sobre Público pueden consultar este artículo:  ¿Por qué no cuajó el diario Público?

Sobre nuestra perjudicial "ayuda", porque así fue realmente pensada, no como ayuda, sino, en el mejor de los casos, como esparadrapo que tapase la herida pero no la curase, les aconsejo que reflexionen sobre lo siguiente de lo que les hablo: ¿Cómo podemos ayudar a que el mundo sea algo mejor?

Volviendo a la entrevista mencionada, a razón del décimo aniversario de la publicación en castellano de su obra Imperialismo Humanitario, recuerda que le impulsó a escribirla la actitud, realmente deplorable, que tuvo en general la izquierda occidental  ante las guerras desatadas contra Yugoslavia o contra Irak.
Por ejemplo, muchos "pacifistas" aceptaron la política de sanciones impuesta en la primera guerra del Golfo, en 1991, e incluso después, y eran favorables a las inspecciones en los días previos a la guerra sin darse cuenta de que era una maniobra para preparar a la opinión pública para que la aceptase, algo que se hizo público a través de filtraciones posteriores, como los llamados papeles de Downing Street. 1
Las sanciones a Irak, como recordarán, produjeron cientos de miles de muertes, principalmente niñ@s

En el sur/centro, la mortalidad de los bebés y menores de 5 aumentó durante los 10 años anteriores a la investigación, que corresponde principalmente al periodo siguiente al conflicto del Golfo y al comienzo de las sanciones de las Naciones Unidas. La mortalidad de los bebés aumentó de un 47 por mil  nacimientos vivos de 1984-89 a 108 por mil en 1994-99, y en los menores de 5 la mortalidad aumentó de un 56 a un 131 por mil de nacimientos vivos. En la región autónoma durante el mismo periodo, la mortalidad de los bebés bajó del 64 al 59 por mil y en los menores de 5 cayó del 80 al 72 por 1000.

Interpretación: La mortalidad infantil aumentó claramente después del conflicto del Golfo y bajo las sanciones de las Naciones Unidas en el sur/centro de Irak, pero en la región autónoma desde el comienzo del Programa Petróleo por Alimentos la mortalidad infantil ha empezado a bajar. Mejor alimentación y distribución de recursos en la región autónoma contribuyeron a las mejoras en una más baja mortalidad, mientras que la  situación en el sur/centro se ha deteriorado a pesar del alto nivel de alfabetización. 2

Las inspecciones no solo prepararon el terreno a la guerra en las mentes occidentales, sino también, valga la redundancia, en el mismo terreno donde iba tener lugar la invasión, Irak.

La acusación de que Irak no había permitido la labor de los inspectores era falsa, como así lo atestiguaba por ejemplo Scott Ritter, inspector de armas de la ONU en Irak en los años 1991-98:
Si esto se sometiera al examen de un tribunal de justicia, la carga de la prueba recaería justo en sentido contrario, porque en efecto, Irak siempre ha mostrado su disposición a la colaboración con el equipo de inspección de armas. 3
Blair, Clinton y más tarde Bush hijo, arropados por las cadenas de televisión y la prensa, volvieron a mentir sin rubor sobre el asunto de los inspectores, indicando que Hussein los había expulsado cuando estos estaban finalizando su misión, destruyendo las armas químicas y de otro tipo. Blair declaraba en el Daily Express el 6 de marzo de 2002:
Antes de que [Sadam Hussein] expulsara a los inspectores de armas de la ONU hace tres años, estos habían encontrado y destruido miles de armas químicas y biológicas […] y cuando estaban a punto de concluir su labor se les expulsó del país. 3
De hecho, los inspectores fueron retirados de Irak por orden de EE.UU., ya que iban a lanzar un ataque militar, con la Operación  Zorro del Desierto ordenada por Bill Clinton en diciembre de 1998, cuando estaba ante su impugnación por sus escándalos sexuales. 

El que era inspector jefe del equipo de inspección de armas UNSCOM, Scott Ritter, confirmó que no era Hussein quien provocó su expulsión, sino EE.UU., quien les ordenó su evacuación antes del ataque aéreo. 3 

El mismo Ritter habla de las presiones a los  inspectores para que elevaran el tono en sus informes con el fin de justificar ese bombardeo de diciembre. 

Scott Ritter finalmente  dimitiría al ver que agentes de la omnipresente y siniestra CIA habían estado infiltrados como inspectores y que, entre otras cosas, además de pervertir la labor de inspección, habían pasado información para la Operación Zorro del Desierto. 

Es por ello que no debe extrañar el rechazo que mostró luego Irak a readmitir a los inspectores... 4

Continuamos con Jean Bricmont:
Me parecía que la ideología de la intervención humanitaria había destruido por completo en la izquierda cualquier noción de respeto al derecho internacional, así como cualquier actitud crítica hacia los medios de comunicación.1
El respeto al derecho internacional, como es el del respeto a la independencia y decisiones de naciones soberanas y de gobiernos legítimos, es ignorado por esta izquierda según sus intereses. 

Lo vemos ahora claramente respecto al Gobierno de Siria, elegido democráticamente por una abrumadora mayoría de los siri@s. 

Decisión que debemos respetar en todo país y lugar. 

Ahora que Estados Unidos o Francia, y a los que acompaña el Reino Unido, bombardean Siria sin el permiso de esta, no se alzan voces denunciándolo. Cuando es una clara vulneración de la legalidad nacional e internacional. 

Del mismo modo, la actitud acrítica, y lo que es peor, el servilismo a unos medios que expresan la voz de las grandes corporaciones económicas, muestra la bancarrota intelectual y moral de esta denominada izquierda. Recordémoslos en relación a la mencionada Yugoslavia: Los medios de comunicación instan a bombardear Serbia.

Seguidamente Jean Bricmont habla de algo que merece una especial atención, la reacción que finalmente se está produciendo en la sociedad occidental a la proliferación de la violencia más abyecta. Aunque, digámoslo claro, es una reacción más  al propio daño sufrido o por sufrir, que al daño del prójimo, que sentimos como algo lejano y ajeno.

Han cambiado muchas cosas, aunque me temo que no debido a mi libro. Se trata, más bien, de una realidad que se ha revelado por sí misma, primero, con el caos en Irak, luego en Libia y ahora en Siria y en Ucrania, conduciendo a la crisis de los refugiados y a un estado próximo a la guerra con Rusia, que no sería un simple desfile militar.
Los imperialistas humanitarios siguen ocupados empujándonos hacia nuevas guerras, pero ahora hay una parte considerable de la opinión pública que está en contra de estas políticas. Esa parte es probablemente más importante en la derecha que en la izquierda.
Ciertamente un libro o un blog no cambian el mundo, aunque también es cierto que pueden ayudar a hacerlo. 

Que la gente empiece a sentir desconfianza de estos "progresistas" que tanto nos han hablado de "guerras humanitarias", si a una guerra se le pudiera denominar así, se debe a que ven que han sido conducidos o no, pero sí afectados, por un grotesco engaño que está teniendo unas consecuencias directas nada agradables sobre ellos y sus vidas. 

Pueden ser y son víctimas de crueles e indiscriminados ataques terroristas y comienzan a llegar oleadas de inmigrantes en una época de severa crisis con escasez de ofertas de empleo. 

El miedo y la reacción ante este estado de cosas se pueden entender, aunque no justificar este rechazo sin ser capaz de ver que los refugiados solo huyen de una guerra creada por nuestros dirigentes y consentida, cuando no apoyada, por buena parte de nosotros.

Que la denominada derecha política o social esté dando algunas lecciones al respecto a esta izquierda corrobora el grado de desorientación y la vaciedad de principios y de conocimientos de esta última. 

Yo hablaba de la lección que daba a este respecto el escritor Juan Manuel de Prada diciendo cosas elementales, pero que parecían de difícil comprensión a una población bastante "cretinizada"
Primero encumbraron [los gobiernos occidentales] este movimiento panislámico presentándolo ante la pobre gente cretinizada como una espontánea floración democrática que aunaba voluntades y traspasaba fronteras (risum teneatis), merced a las llamadas redes sociales; semejante paparrucha no se la tragaría ni un niño de teta, pero durante meses los medios de cretinización de masas repitieron la misma monserga, asegurándonos de que aquellas revueltas eran el estallido de un anhelo colectivo de "libertad". 5
Recientemente tenemos otro ejemplo de realidad por parte de esta, como he dicho, denominada derecha. Es el caso de Fernández Dragó y lo que dijo sobre los dirigentes de las potencias mundiales actuales:
El único estadista que queda en el mundo se llama Putin. Por eso lo demonizan, por eso lo calumnian, por eso le atribuyen los crímenes que los demás cometen, por eso han orquestado contra él una de las mayores campañas publicitarias que la historia universal ha conocido, superada sólo en cuantía de inversión oligárquica y en lavado colectivo de cerebros por la que condujo al despacho oval a un fantoche llamado Obama. La agresión perpetrada por Turquía y avalada por la OTAN y el Pentágono contra el caza ruso es una declaración de guerra que sólo beneficia al IS. 6
Lo que dice este autor es cierto, otras cosas no lo son, hablando de las potencias mundiales, no de todos los políticos del mundo, claro. 

Putin es el único presidente entre las grandes potencias con suficiente personalidad y bagaje político, los demás se muestran en realidad como actores en una escenificación para engañar a la gente. Fantoches, títeres en manos de los grandes propietarios, tan títeres como los representantes en la política de la izquierda occidental.

Notas:
1.  La izquierda se ha autodestruido aceptando las intervenciones humanitarias. Entrevista a Jean Bricmont. Público. 25.11.2015.
2. The Lancet, Volume 355, Issue 9218, Pages 1851 - 1857, 27 May 2000.
3. David Edwards&David Cromwell. Newspeak in the 21st Century. PlutoPress. 2009, pp. 69-75.
4. Mikel Itulain. Justificando la guerra. 2012.
5. Juan Manuel de Prada. Chusma. ABC. 28.7.2012. Desde luego ABC, pese a este artículo, es tan demencial como los otros medios corporativos: La falta de rigor y ética en los medios corporativos: atentados terroristas en Damasco.
6. Fernando Sánchez Dragó. Santa Rusia. El Mundo. 29.11.2015.

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