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sábado, 10 de febrero de 2018

Si tu ojo te escandaliza, arrancátelo, gilipollas

La jurisprudencia española lleva tiempo sentando cátedra en temas tan acuciantes como los chistes sobre Carrero Blanco, las letras de rap y las chirigotas de Cádiz. 
Hay que decir que los jueces españoles trabajan de acuerdo a la sensibilidad delicadísima de estos tiempos en que se descuelga un lienzo prerrafaelita de un museo por machirulo y se prohíben los carteles de una exposición del pintor Egon Schiele porque ofrecen genitales a la vista del público. The New Church Ladies, como bautizara Jim Goad a estos nenúfares de la indignación, ven el garabato de una polla fláccida y se atragantan, pero luego leen que quince inmigrantes se ahogaron gracias a la acción higiénica de la Guardia Civil y no les dedican ni un avemaría.
En lo que toca a la sensibilidad religiosa, España, más que una piel fina, tiene un clítoris. Todavía colea el juicio por blasfemia que se celebró -con doce años de retraso- contra Javier Krahe por un cortometraje sobre el mejor modo de cocinar un Cristo al horno. 
El abogado bien podía alegar que Krahe sólo intentaba mejorar el canibalismo implícito en el acto de la comunión, ya que de eso va precisamente la eucaristía, cuando el cura alza la hostia y murmura “tomad y comed”. 
Si usted no cree que el pan y el vino son en ese mismo instante, gracias al misterio de la transustanciación, el cuerpo y la sangre de Cristo, entonces no sabe lo que está comulgando; si cree que la hostia es un símbolo o una metáfora o, todavía peor, un trámite, entonces no tiene usted ni puñetera idea de cristianismo. Como advirtió el escritor católico Flannery O’Connor: “Si la Sagrada Forma fuese sólo un símbolo, yo diría: Al diablo con ella”.
Lo último en cuestiones de urticaria religiosa ha sido la multa de 480 euros a un joven de Jaén por subir a Instagram un fotomontaje del Cristo de la Amargura en la que sustituyó la cara de Cristo por su propia jeta. 
Otro grave error teológico, puesto que si Cristo murió en la cruz para lavar los pecados de toda la humanidad, el joven chistoso de Jaén iba incluido en el lote. 
Más ducha en estas intricadas cuestiones dogmáticas, una ingente muchedumbre de las redes sociales se ha apresurado a aleccionar al tribunal para recordarle que Cristo también murió por ellos. 
Hasta un ex letrado del Tribunal Constitucional ha colgado un fotomontaje con su propia cara para recordar a sus colegas que ya no estamos en el siglo XVII.
Sin embargo, que la jurisprudencia hispánica haya decidido, en contra del sentido común y de la libertad de expresión, aplicar el delito contra los sentimientos religiosos es una magnífica noticia para el maremoto de puritanismo que amenaza con inaugurar un Neomedievo. 
Le están dando la razón no sólo a esos meapilas de la moral que se ofenden por cualquier cosa sino también a los verdugos del Estado Islámico que castigan a bombazos una caricatura de Mahoma. 
No hace falta recurrir a Voltaire ni a los Monty Python para desmontar la imbecilidad implícita en estos alardes de indignación. Fue Cristo quien dijo: “Si tu ojo derecho te escandaliza, arrancátelo”. Los evangelistas prefirieron no recoger el colofón que Cristo añadió en perfecto arameo: “Gilipollas”.
David Torres
Fuente: PÚBLICO

Jueces de mierda y católicos de mierda




A mí me da un poco de cosa insultar a la gente, pues mi madre es mujer culta y de origen humilde, y quizá por eso me enseñó formas, talantes ymanieras
Pero algunos jueces y católicos de España son, y han sido siempre, una banda de hijos de puta. Unos mafiosos. Pistoleros contra el humor, la belleza y la inteligencia. Los curas se han follado a centenares de miles de niños, y nadie ha dicho nada. 
Y ahora los jueces, un mierda de juez de Jaén, un tipo o tipa que debería estar pintando palotes en un cuaderno infantil, un fascista asqueroso, un gilipollas, un castrato intelectual, una cagada de persona, una excrecencia ética, un esputo en la frente de la evolución humana, va y condena a un chaval a pagar quinientos pavos por haber subido en las redes una foto suya caracterizado de Cristo.
No encuentro en internet el nombre o la nombra de este juez, que, si no, aquí lo pondría.
El chaval ha aceptado pagar 480 euros. Diez días de jornal vareando aceitunas. No es una metáfora. El chaval condenado se dedica a varear aceitunas. Estoy seguro de que ese hijo de puta de juez no sabe lo que es varear aceitunas.
El chaval ha dicho que no quería ofender a nadie.
¿Quién se siente ofendido?
Unos mierdas despreciables conocidos como la Hermandad de la Amargura, católicos yihadistas de la estupidez gregaria, lo denunciaron. ¿Por qué? Esa no es la pregunta. La pregunta es cómo un juez puede admitir tan alocada demanda. Y que lo declare culpable. ¿Dónde estamos, compañeros?
¿Por qué no decimos nada nosotros?
¿Por qué no hacemos nada nosotros, cuando la diferencia entre decir y hacer, en democracia, no es tan grande?
¿Qué hay que hacer?
Supongo que la mierda esa de la Hermandad de la Amargura me denunciará por llamarlos no sé… A pesar de mi gran léxico, no se me ocurre cómo adjetivar a estas heces bazofieras.
Dejamos que esos putos integristas católicos sigan condenando gente, como en el franquismo y la inquisición. Y nos quedamos tan tranquilos. Son solo 480 euros. Idos a la mierda, pazguatos. Esos 480 euros le suponen al chaval diez días vareando aceitunas. ¿Habéis visto algún día a alguno de la Hermandad de la Amargura vareando aceitunas?  Yo lo hice de joven, y es duro.
Los paletos y los indocumentados no saben que la Iglesia recibe de media unos 10.000 millones de euros anuales de nuestros impuestos, entre subvenciones, exenciones y otras prebendas (ni siquiera cotizan las entradas en sitios como la catedral de Santiago, que es mi pueblo; compraron la mezquita de Córdoba por 30 euros: ¿Por qué tú no la pudiste comprar por ese precio?).
Mi directora me va a echar, pues este artículo semanal va sobre lo que se dice en los periódicos. Y no he visto el tema en ninguna portada. Jefa, ¿puedo escribir también sobre lo que no he podido leer en los periódicos?
Vale.
Quedo despedido.

"La vida de Brian' hoy sería delito": el pulso judicial contra la sátira toca fondo

El pasado miércoles, un joven de Jaén fue condenado a pagar 480 euros de multa por subir a Instagram un montaje con el Cristo de una cofradía y su cara. Seguimos. 
El cantante de una banda punk (Rokavieja) tuvo que desembolsar 375 euros por gritar en un concierto “¡mucha policía, poca diversión!”. Hay más. 
El promotor de la pitada al himno nacional en la final de la Copa del Rey, 7.200 euros por injurias a la Corona y ultraje a España. No ha acabado. Una tuitera de apenas 20 años, Cassandra Vera,condenada a un año de cárcel por hacer chistes sobre la muerte de Carrero Blanco, asesinado por ETA en un atentado en 1973 y sobre el que hay miles de chistes en internet y en todas las hemerotecas desde la Transición.
La lista no para de crecer. El rapero César Strawberry, condenado por el Supremo a un año de prisión por tuits como este: "Street Fighter, edición post ETA: Ortega Lara versus Eduardo Madina". En marzo del año pasado, un tuitero anónimo tuvo que pagar 720 euros por otro delito de odio (catalanofobia en este caso) a raíz de un tuit ("Poca mierda veo en Twitter por haberse estrellado un avión lleno de catalanes") tras el accidente del avión de Germanwings.
Hay críticas groseras o trogloditas o sin piedad humana, pero que no son delitos de odio
Condenas a raperos —algunos con comentarios mucho más sangrantes que los anteriores—, chistes del Valle de los Caídos que llegan a juicio, jóvenes detenidos por pintar de rosa la estatua de un torero, condenas de conformidad por poner en una iglesia el himno del PP mezclado con el 'Cara al sol'... 
Según juristas consultados, la combinación de cambios legales, la menor tolerancia ante la sátira, la desorientación generada por internet y la mano dura de policía, fiscalía y jueces nos conduce a una situación que no admite comparaciones en democracia. 
Y a una certeza: hoy, 'La vida de Brian' podría ser considerada delito contra los sentimientos religiosos; las letras del 'rock radikal' vasco de los ochenta, enaltecimiento terrorista, y muchos chistes de 'El Papus' llevarían al secuestro de la revista. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Jacobo Dopico, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Carlos III, ha estudiado muchos de estos casos y vive con preocupación el hecho de que "la represión de la sátira ya sea parte del paisaje". 
"Vivimos una oleada de menor tolerancia y devaluación de la libertad de expresión de ideas odiosas o irritantes. La sátira política no vive sus mejores momentos, cuando es casi más importante que la libertad de prensa", se queja.
Dopico subraya que no se trata de casos sueltos en juzgados aislados, sino una tendencia. 
En su opinión, hay dos casos especialmente llamativos: el de la procesión del 'coño insumiso' y el del chiste de Wyoming y Dani Mateo sobre el Valle de los Caídos. 
"Aquí los jueces hicieron una instrucción razonable y lo archivaron porque ni en los peores momentos de la Transición a nadie se le habría ocurrido criminalizar eso. Después llegaron las audiencias provinciales en sedes tan importantes como Madrid y Sevilla y mandaron reabrirlos. Son magistrados con galones los que dicen que hay que continuar. 
El delito de odio se aplica hoy a términos inaceptables y odiosos pero no delictivos. Hay críticas groseras o trogloditas o sin piedad humana, pero que sin embargo no son delitos de odio".
No es solo la derecha, la izquierda ya pide delito de odio para muchos comentarios machistas
El caso de la cofradía y el chiste del Valle de los Caídos acabaron archivados, pero tras vivir un largo un periplo judicial. Igual que ocurrió con el caso del cartel de los Carnavales de A Coruña que representaba a una persona disfrazada de Papa y bebiendo
Para evitar ese penar por los juzgados y ante la dureza de la fiscalía, muchos de los acusados acaban aceptando una condena en conformidad. Pagan una multa y se aseguran de que no habrá pena de cárcel. Es lo que ha hecho, sin ir más lejos, el joven de Jaén, al que inicialmente le pedían más de 2.000 euros pero que se quitó el problema aceptando el delito pagando menos de 500. También aceptaron penas de seis meses de cárcel —que no conllevan ingreso en prisión— dos chavales que en 2013 en una iglesia en Quijorna (Madrid) hicieron sonar el himno del PP remezclado con el 'Cara al sol'.
Cassandra, la tuitera de Murcia que se mofó en Twitter del asesinato de Luis Carrero Blanco.Foto por: EFE

Nada que decir

Ni el Ministerio de Justicia ni la Fiscalía General del Estado han querido hacer comentarios al respecto. 
El primero, que sí habla sobre la prisión permanente revisable y sus consecuencias, ha declarado a través de una portavoz que es un tema judicial fuera de sus competencias. 
La Fiscalía, por su parte, sostiene que solo aplica la ley y que va caso a caso, y que si los legisladores endurecen los delitos de odio, que haya más condenas es la consecuencia lógica.
El abogado penalista Juan Gonzalo Ospina opina que "no todo vale en democracia" y es partidario de defender el derecho a la dignidad humana igual que se defiende la libertad de expresión. 
"Hay que encontrar un equilibrio en ese núcleo fundamental", comenta. En el caso del enaltecimiento del terrorismo, "hay conductas que el Código Penal tiene que recoger, pero se debería acotar muy bien cuándo es punible, cuál es la responsabilidad en el Código Penal y cuándo la falta no debe pasar de la sanción administrativa". 
El problema, subraya, es que no queda claro qué es delito y qué no es delito. "Por ejemplo, si decidimos que es delito hacer fotos satíricas de Jesucristo, pues habrá que perseguirlo siempre y con todas las confesiones".
El Código Penal no está para educar a la sociedad a base de golpes en la cabeza. Ahora está a cada cual más Torquemada
En algunos casos, como ocurrió con muchos de los cerca de 80 acusados en las diferentes fases de la llamada operación Araña, se han llegado a desplegar fuerzas policiales para detener a personas sospechosas de instigar el odio en Twitter. 
Al abogado Arkaitz Terrón lo arrestaron a las nueve de la mañana del 13 de abril de 2016 cuando salía de su casa. Cinco policías lo esperaban en la puerta y se lo llevaron derecho al cuartel. Le explicaron que estaba acusado de enaltecimiento del terrorismo por una serie de tuits escogidos entre miles. 
"Me quitaron el teléfono para comprobar que los mensajes habían sido escritos desde mi terminal y después me lo devolvieron", recuerda. Le pedían dos años de cárcel y 10 de inhabilitación absoluta, además del pago de las costas.
De los más de 6.000 tuits escritos por Terrón entre 2010 y 2016, la fiscalía había elegido nueve. 
El primero, escrito en conmemoración del 40 aniversario de la última ejecución del franquismo, decía lo siguiente: 
“40 años sin Juan Paredes ‘Txiki’ y Ángel Otegi. Siempre os recordaremos con orgullo. #GUDARIEGUNA”. Del resto, la mayoría son chistes y menciones al asesinato de Carrero Blanco, como este:
 “Roma acoge este sábado una cumbre de la extrema derecha europea. Estando ahí juntitos… Un ‘Carrero’ no estaría mal”.
El viernes pasado fue absuelto por el Tribunal Supremo, al que había recurrido la Fiscalía tras la sentencia absolutoria de la Audiencia Nacional. 
“Esto es una inseguridad total, una falta de criterio absoluta, porque con el mismo tipo de tuits a unos nos absuelven y a otros los sentencian. 
¿Dónde está la barrera? ¿Alguien me puede explicar qué se puede poner y qué no se puede poner? ¿Cuál es el criterio?”, se queja. 
E insiste: “Al ser abogado, siempre tuve mucho cuidado, rozando el doble sentido y la ironía. Es escandaloso que haya ideologías que tienen más libertad que otras. La extrema derecha tiene manga ancha. En la operación Araña casi todos somos comunistas, anarquistas…”.
Hoy día es difícil mantener compartimentos estancos para la sátira porque las cosas llegan a todo el mundo en las redes sociales
El ilustrador Mauro Entrialgo, autor de algunas de las viñetas más corrosivas de las últimas décadas, cree que es importante que no se utilice ese argumento. 
“En el momento en que uno de izquierdas señala a otro de derechas que ha hecho un chiste parecido, se está legitimando que se pueda perseguir la opinión. La idea es que no se condene por hacer chistes, ni de izquierdas ni de derechas”. 
Desde su punto de vista, uno de los problemas es que la irrupción de internet ha provocado que desaparezcan los compartimentos estancos.
“Con esto me refiero a que antes, cuando yo iba a hacer una barbaridad muy gorda, la hacía por ejemplo en TMEO, que era el lugar apropiado: una revista de distribución limitada y humor salvaje. 
Hoy en día es difícil mantener compartimentos separados porque las cosas llegan a todo el mundo en las redes sociales”. 
En definitiva, cualquier cosa que se publique hoy en un fanzine punk puede acabar en Twitter con copia a la cuenta de la Conferencia Episcopal y generar un conflicto que hace años se hubiese evitado porque esas dos realidades realidades existían en entornos totalmente separados. 
“Al margen de esto y de la descontextualización del humor”, concluye, “el problema gordo es que exista una persecución penal, que el Estado se meta por medio”.
Hay casos muy complejos, subrayan los juristas consultados. Uno de ellos es el de Andeka Jurado García, exrecluso que cumplió tres años de cárcel tras ser condenado por participar en acciones de kale borroka en 2005 y quien se convirtió a finales del año pasado en el primer tuitero condenado por el Supremo por enaltecimiento del terrorismo por hacer varios retuit. 
"Yo no fui el autor de las imágenes, ni el que las subió a Twitter, solo hice retuit de algo que se grabó durante un homenaje público [a un terrorista fallecido] en Arrasate [Mondragón] y de un vídeo de YouTube. Lo curioso es que no se abrió ninguna diligencia del acto en sí, que además era público. Y el vídeo sigue todavía en YouTube". 
Aunque finalmente no tendrá que pasar por prisión, Jurado ha sido condenado a año y medio de cárcel.
El músico César Strawberry, durante la presentación de un informe de Amnistía Internacional.Foto por: EFE

¿Excepción europea?

La aplicación que se está haciendo del delito contra los sentimientos religiosos choca -o como mínimo contrasta- con las recomendaciones del Consejo de Europa, que en 2007 pidió abolir los delitos de blasfemia salvo en casos en los que “contenga los elementos distintivos del delito de odio (la capacidad de incitar a la comisión de nuevos delitos)”, en palabras de Dopico. 
En caso contrario, como el de Jaén, estos delitos serían más propios de regímenes teocráticos que de una democracia europea. Para Tonchu Rodríguez, senador del PSOE, la clave es diferenciar entre el mal gusto y el ilícito penal.
"Si no lo hacemos, no sabremos dónde poner el límite. Alguien se preguntaba: ¿los Monty Python tendrían que ir a la cárcel hoy? Porque La Vida de Brian sería hoy delito 
¿O Madonna por aquel espectáculo con un Cristo? No. Tenemos que ser muy respetuosos con la libertad de expresión, incluso si hay cosas de mal gusto", dice.
Quique, uno de los cuatro cantantes de Rokavieja, recuerda aquel 16 de septiembre de 2016. “Era el concierto de feria de Yecla. Hubo un encendido de bengalas en el público y la policía 'jipó' a uno que había sido. Se metieron al público, lo engancharon y se lo llevaban entre cinco guardias. 
Parecía un chaval. Dijimos que no se pasaran, que no hacía falta tanto escándalo y de forma espontánea uno de la banda gritó por el micrófono: 'Mucha policía, poca diversión'. La policía dice que eso puso en riesgo su actuación". 
Lo suyo fue una multa de la policía local y recurrieron en un contencioso que acabaron perdiendo. "Se le ha dado una patada al derecho. Ahora meten una política de miedo para callarnos pero nosotros tenemos al pueblo de nuestra parte".
Inmediatamente después de la sentencia, del pasado 23 de diciembre, el grupo sacó la canción 'Nos persiguen' en cuyo vídeo parodia el procedimiento: "Siempre mucha policía, ¡poca diversión! / Nos persigue el perro del poder. / Le jode que la gente cante contra él...". 
Puede parecer una provocación, pero la canción está muy lejos de algunas letras de los años ochenta. Entonces no existía el delito de enaltecimiento y las canciones sobre la policía y otros temas conflictivos sonaban en la radio sin escándalo. 
"Hoy toca un político y mañana un militar", cantaba entonces Seguridad Social. Por no hablar de Fermín Muguruza, que ahora ve algunos de sus conciertos rodeados de escándalo.
Las ampollas que levantan estas situaciones ahora no tiene comparación con el pasado... ni con el extranjero. Porque tampoco es que España sea particularmente salvaje. En 1980, Iron Maiden hizo un 'single' conMargaret Thatcher muerta en su portada. Y canciones como 'Paper Planes', de la británica M.I.A., aderezan sus estrofas con disparos y suenan en cadenas de televisión en España sin problema, como señala Dopico. 
"Yo comparo y creo que no somos una democracia plena si perseguimos estas cosas. Aunque no pasaré por la cárcel, me han condenado a un año y me levanto todos los días con la idea de que tengo una condena por unos chistes. Además, estoy inhabilitada y me quedan antecedentes. Es muy grave", cuenta Cassandra.
Uno de los primeros casos conocidos fue el de los titiriteros, que llegaron a entrar en prisión preventiva después de que alguien dijera que una marioneta había sacado una pancarta "a favor de ETA" en un espectáculo pagado por el Ayuntamiento de Madrid. Al final fue archivado. La pancarta, minúscula, era parte de la ficción: una marioneta la usaba para colocarle una prueba falsa a otra y lo que podía leerse es ´Gora Alkaeta´.
Jaime Montero fue el abogado que los defendió. 
"El enaltecimiento se introdujo en 2002, pero la vorágine es muy posterior. Ha habido un cambio de la percepción. Tenía sentido que si a alguien le mataba ETA no llegara un etarra a reírse ante su familia. Pero hay un salto con la doctrina Strawberry, en la que te pueden condenar aunque estés muy alejado", reflexiona.
En 2015 se subieron las penas por delitos de odio y ahora todo el mundo denuncia a todo el mundo
El cambio de sensbilidad es notable. "En 2015 se subieron las penas por delitos de odio y ahora todo el mundo denuncia a todo el mundo cuando escucha algo que no le gusta. Los cambios sociales generan cambios legislativos y estos a su vez generan cambios sociales. Se retroalimentan. 
En los ochenta no existía en enaltecimiento y 'La bola de cristal' era más punki que cosas por las que ahora la gente va al juzgado. No es solo la derecha, la izquierda ya pide delito de odio para muchos comentarios machistas. 
Yo me considero de izquierdas pero lo veo un error de la izquierda. El Código Penal no está para educar a la sociedad a base de golpes en la cabeza. Ahora está a cada cual más Torquemada". 
Podemos presentó un proyecto de ley en el Congreso en defensa de lesbianas, gays y transexuales que incluía el cierre de webs por decisión administrativa -sin un juez de por medio como manda la Constitución- por comentarios ofensivos, aunque acabó rectificando.
¿Hasta dónde puede llegar esto? Dopico cree que la Justicia ha tocado fondo en este asunto. 
"Hemos visto mandar a alguien a la cárcel por lo que dice una marioneta. Hay resoluciones tan absurdas y ridículas como debatir en medidas cautelares si unas marionetas ya han sido incautadas.Vivimos una deriva represiva terrible. 
Hay una deriva enloquecida del delito de incitación al odio. 
Hay que explicar que si no es delito disfrazarse de Papa y emborracharse, no puede serlo dibujar a alguien disfrazado de Papa y bebiendo".
Al menos el sistema parece haber dejado de cavar, que es el primer paso para salir del pozo. O eso considera Dopico: 
"En el Tribunal Supremo hay una pugna entre dos líneas. Está el ala de lo que podríamos llamar 'doctrina César Strawberry', que es tan insostenible que considera que para ofender a las víctimas no hace falta ofender o tener intención de hacerlo, sino repetir lo que alguien ha dicho. 
Luego ese fallo ha sido repudiado expresamente en otras cinco sentencias: en dos absolucionesy en tres condenas pero en las que se dice que tiene que haber intencionalidad y un riesgo". Así fue absuelto el abogado Arkaitz Terrón. En una de esas sentencias, del pasado 25 de julio, fue ponente Sánchez Melgar, actual fiscal general del Estado.

Jesús Vázquez, con el condenado por el montaje de Cristo: “¿Qué fue de la libertad de expresión en este país?”

Hace 18 años Jesús Vázquez posó para la revista Zero ataviado con una corona de espinas, como si fuera Jesucristo. 
En aquel momento nada sucedió, nadie se rasgó las vestiduras ni nadie tuvo que dar explicaciones ante un juez por “ofender el sentimiento religioso”, como le ha sucedido ahora a un joven de Jaén por un rudimentario fotomontaje con su cara por la que ha sido condenado en una sentencia propia de la Edad Media.
El propio presentador es el último rostro conocido que ha salido en defensa de Daniel Serrano, el jienense que tendrá que pagar una multa de 480 euros después de que un juzgado admitiera la demanda de la cofradía de la Hermandad de la Amargura. Serrano fue condenado como autor de un delito contra los sentimientos religiosos.
En un post publicado en sus redes sociales –TwitterInstagram yFacebook– Jesús Vázquez recupera la portada y alguna de las fotos de la sesión que publicó en su día la citada revista y en la que él mismo se convertía en un trasunto gay de Jesucristo
“Hace casi 18 años se publicó esta portada sin ningún problema. Hoy incomprensiblemenete, han contenado a un chaval a pagar una multa por algo parecido. ¿Qué ha pasado con la libertad de Expresión en nuestro país?”, se pregunta Vázquez en un tuit que está siendo compartido masivamente.
Durante los dos últimos días ha habido una auténtica avalancha de muestras de solidaridad hacia el “condenado blasfemo”, hasta el punto de que la multa provocó el “efecto Streisand”, titulan nuestros compañeros de Tremending: “en su intento de censurar algo en las redes se logra el efecto contrario: su difusión masiva”.
Con información de Público, Verne y Tremending.

Libertad de expresión España, en la minoritaria lista de países en los que ofender al creyente es delito

Las injurias a la religión, las blasfemias o las ofensas a los sentimientos religiosos son castigadas con el Código Penal en 71 países de los 194 que hay en el mundo. Es decir, el 36% de los estados recoge sanciones penales por algún tipo de delito religioso y España es uno de ellos. El Código Penal español, aprobado en 1995, recoge como delito la ofensa "a los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa". 
Para ello prevé una multa de ocho a doce meses. 
Eso sí, el delito específico de blasfemia desapareció del Ordenamiento Jurídico en 1988. 
La lista de países que mantienen algún tipo especial de protección a la religión o a sus creyentes fue elaborada en 2017 por la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos (USCIRF, en sus siglas en inglés)
El estudio clasifica a los países según la gravedad de las penas, la vaguedad o precisión de la ofensa castigada y el grado en el que estas leyes discriminan a otros grupos religiosos. 
Los cinco países que lideran esta lista son Irán, Pakistán, Yemen, Somalia y Qatar

Los cinco países que lideran esta lista son Irán, Pakistán, Yemen, Somalia y Qatar. El primer país europeo que aparece es Italia, que ocupa la séptima posición. 
También aparecen, en este orden, los siguientes países europeos: Liechtenstein, Grecia, Andorra, Rusia, Austria, San Marino, Montenegro, Finlandia, Alemania, Suiza, Polonia, España e Irlanda. 
Este último fue el último en aprobar este tipo de leyes antiblasfemia, en el año 2009, aunque nadie ha sido condenado por ello. 
La investigación de la USCIRF es especialmente dura con Italia, a la que sitúan en el séptimo lugar del ránking. 
El motivo es la decisión judicial de un tribunal italiano en 2015 que multó a un artista por representar en Milán, en un lugar público, un acto sexual que involucraba al Papa Benedicto y uno de sus consejeros. La sentencia decía que la crítica era legítima, pero si la realizaban personas con una conocimiento y una experiencia importante en el asunto.  

España, en el puesto 70

España ocupa el penúltimo puesto en esta lista, justo antes de Irlanda y detrás de las Islas Filipinas. El profesor de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad Carlos III de Madrid Óscar Pérez de la Fuente explicaba en un artículo en el Huffington Post los tres tipos de delitos religiosos y los castigos que suelen producirse en los tribunales españoles:
"Está la blasfemia, el insulto religioso y el odio por motivos religiosos —la ofensa de los sentimientos de los creyentes—. 
En España está tipificado el insulto religioso, la ofensa a los sentimientos religiosos, que son los delitos de escarnio y el de profanación. La interpretación de los jueces y de la doctrina hace que no se condene desde hace años por el delito de escarnio. Se busca un ánimo de injuriar y los jueces siempre encuentra otro ánimo que esas acciones: informar, hacer reír, criticar..."., explica el profesor. 
Los juzgados españoles, por norma general, tal y como señala Óscar Pérez de la Fuente, se resisten a emitir condenas por este delito. 
Sin embargo, sí que ha habido un buen número de juicios por este tipo de delitos que siempre han creado un gran debate a nivel social. Esta semana, de hecho, un juzgado de Jaén ha condenado a un joven a pagar 480 euros por subir a la red social Instagram un montaje de su cara con la del Cristo Despojado de Jaén. En la memoria quedan otros muchos. 

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