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martes, 23 de enero de 2018

Si votamos a Lacayos de las Corporaciones Sionistas y sus puertas giratorias... pasa esto - 8 de cada 10 $ que se producen en el planeta van a parar a tan solo... 2000 personas

La riqueza de esta élite aumentó en 762.000 millones de dólares

2.000 PERSONAS SE REPARTEN EL 82% DE LA TARTA ECONÓMICA MUNDIAL

El descomunal aumento del empobrecimiento y la crecida del número de personas milmillonarias a nivel mundial son procesos inversamente proporcionales que se retroalimentan por relaciones de causa y efecto (...).
Por CARLOS RAFAEL RODRÍGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
    El descomunal aumento del empobrecimiento y la crecida del número de personas milmillonarias a nivel mundial son procesos inversamente proporcionales que se retroalimentan por relaciones de causa y efecto. Sin embargo, dicha relación no es referida explícitamente por los medios de comunicación de todo el mundo, a pesar de que el penúltimo estudio estadístico da cuenta del comportamiento de dichos indicadores.
    Así lo pudimos constatar en el más reciente informe de la confederacióninternacional Oxfam que conforman unas 17 organizaciones no gubernamentales el pasado lunes.
    De acuerdo con el informe el número de personas que se han convertido en milmillonarios “aumentó cada dos días durante el pasado año 2017 alcanzando la cifra de 2.043 personas en todo el mundo.
    En este sentido, confirma la fuente, “la riqueza de esta élite aumentó en 762.000 millones de dólares lo cual significa que el 82% de la riqueza global generada en 2017, se concentró en manos del 1% más rico de la población mundial”.
    Mientras tanto, “el 50% de la población más pobre del planeta, unos 3.700 millones de personas, no se beneficiaron en absoluto de dicho crecimiento”.
    El estudio da cuenta del comportamiento asimétrico que   "durante la última década” registraron los salarios y las ganancias empresariales.
    Dice el informe, que mientras el salario de las personas trabajadoras aumentó  como promedio solo un 2%, la riqueza de los milmillonarios creció un 13% anual.
    Al respecto, las estimaciones confirman la tendencia a la galopante concentración de la riqueza. En este momento, "42 personas poseen la misma riqueza que los 3.700 millones de personas más pobres del mundo".
    Por otra parte el informe concluye –además- que esta es la misma dinámica se observa en todos países estudiados.
    Llama la atención sobre el resto de países el caso de Brasil donde “cinco multimillonarios brasileños poseían en 2017 la misma riqueza que la mitad más pobre del país.
    Al propio tiempo el 50% de las personas más pobres de Brasil perdieron ingresos calculados entre  un 2% y un 2,7%
    Para que se tenga una ideal del desbalance, “solo en el último año Brasil sumó 12 nuevos multimillonarios, un grupo que pasó de 31 a 43 componentes.
    Como conclusión, dos cuestiones.
    Primero, que ni el empobrecimiento es una desgracia, ni las riquezas virtudes
    Y segundo, que la pobreza y  riqueza, son extremos que no se tocan.

La recuperación económica en España: más desigualdad y más precariedad

Se cumplen diez años desde el comienzo de la crisis económica. España crece y los datos macroeconómicos acompañan, algo que ha servido para que el Gobierno de Mariano Rajoy haga bandera de ello. Aun así, la economía día a día continúa reflejando el verdadero problema: los ricos son cada día más ricos y los pobres cada vez más pobres. Problemas como la desigualdad o la precariedad continúan sin solución.
La ONG Oxfam Intermon ha hecho público este lunes un informe titulado ‘¿Realidad o ficción? 
La recuperación económica en manos de una minoría’ en el que destaca cómo España continúa a la cola en materia de desigualdad y cómo la recuperación económica continúa sin llegar a la clase trabajadora y humilde del país, una situación donde la precariedad es habitual.
España es una de las economías de la Unión Europea que más ha crecido en los últimos años pero, según el informe presentado hoy por la ONG, somos el tercer país con más desigualdad de los veintiocho, solo mejorando a Rumanía y Bulgaria
Un dato que se refleja en los 10 millones de españoles que obtienen rentas por debajo del umbral de la pobreza, lo que representa un 22,3% de la población total, la tasa más alta desde 1995.
Esta pobreza hace la infancia se vea golpeada por la situación. Un 28,9% de los menores de 16 años se encuentran en situación de pobreza. Se trata de la cifra más alta de los últimos 10 años, exceptuando 2014 que alcanzó el 30%. 
Continua habiendo 600.000 hogares que no tienen ningún tipo de ingreso, unos 215 mil más que antes de la crisis. 
En conclusión: el 27,9% de la población se sitúa en riesgo de pobreza o exclusión social, cuatro puntos por encima de la tasa de 2008, según el indicador de la UE.

Trabajadores “pobres”

La crisis trajo consigo una congelación de los salarios (en el mejor de los casos). A pesar de la recuperación, el coste laboral de cada trabajador para la empresa continúe congelado, lo que ha hecho que las empresas continúen aumentando sus beneficios y obteniendo ganancias.
Oxfam hace hincapié en la productividad que el trabajador ofrece la empresa. 
Según el informe de la ONG, desde el año 2012 se evidencia la ruptura de la relación entre la productividad por hora trabajada y el salario por hora trabajada. 
Mientras que desde el primer trimestre de 2012 la productividad por hora trabajada ha crecido un 6%, el coste salarial por hora trabajada se ha mantenido prácticamente estancado, con un crecimiento del 0,6%.
Es decir, desde el primer trimestre de 2012, la productividad por hora trabajada ha crecido diez veces más que el salario promedio por hora trabajada. 
Beneficios que han ido a parar a las empresas pero no se han visto reflejado en el sueldo de final de mes para los trabajadores
En total, las ganancias de las empresas crecieron en 2016 un 200,7% manteniendo una tendencia alcista desde el 2013, mientras que el coste laboral por trabajador está estancado desde 2012.
Con esta información, la ONG da más detalles al respecto. Según los datos, se puede concluir que casi el 14% de la población ocupada en España son personas que, a pesar de tener un empleo, no logran salir de la pobreza. Un dato que golpea con más fuerza a las mujeres. Del total de esa cifra, el 58% de son mujeres.

Salarios también desiguales

"Los situados en la parte más alta de la distribución salarial han visto cómo sus remuneraciones aumentaban" afirma Oxfam Intermon. 
Según las conclusiones de este estudio, los trabajadores que más ingresaban en los momentos previos a la crisis "no han percibido" la crisis económica, mientras que los trabajadores menos remunerados sí, lo que les "ha alejado" del resto.
Además, con las cifras actuales, una persona que gana el salario mínimonecesita 71 años para ganar el salario anual de quienes se encuentran en el tramo más alto.
En 2014 un trabajador medio de una empresa del Ibex tenía que trabajar 84 años para igualar el salario anual del primer ejecutivo de la compañía, en 2016 esta cifra se elevó hasta los 112 años.

Las mujeres, las más afectadas

Una vez más, en las situaciones de vulnerabilidad las mujeres vuelven a ser las más afectadas. 
En conjunto, todas las variables muestran como son el colectivo que la crisis más golpeo y que la recuperación más está olvidando. Los jóvenes y las mujeres son el rostro de la precariedad laboral y los bajos salarios, según la ONG.
El 58% de las personas en situación de vulnerabilidad laboral son mujeres pero se explica por diversos factores: 
la fuerte brecha salarial, aglutinan la mayor parte de los contratos temporales y la mayor parte de los empleos con menos valor añadido
Lo que obliga a tener salarios más bajos. 
sobre el mismo trabajo, Oxfam conlcuye que las mujeres ganan de media un 20% menos que los hombres, cuando desempeñan el mismo trabajo.

En 2010, 388 personas tenían lo mismo que la mitad de la humanidad. Hoy esa elite de máximos multimillonarios se achicó a 42 personas.

Un mundo cada vez más desigual: Ocho de cada diez dólares van al uno por ciento

El 82 por ciento de la riqueza generada el año pasado fue a parar a los bolsillos de 74 millones personas, que equivalen al 1 por ciento más rico de la población mundial. 
En cambio, 3700 millones de personas, la mitad de la población global, no recibió ningún tipo de beneficio del avance económico. 
En el mundo, la riqueza acumulada por 42 personas es igual a lo que poseen, otra vez, 3700 millones. 
Los datos fueron presentados ayer por la organización no gubernamental Oxfam en la previa al Foro Económico Mundial de Davos. 
El informe advierte que entre las causas del incremento en la desigualdad está el deterioro de los derechos laborales, el retroceso de los sindicatos, las transferencias fiscales a las grandes empresas y la evasión tributaria.
“En 2017 se produjo el mayor aumento en los ´milmillonarios´ de la historia, uno cada dos días. Hay 2043 personas con fortunas por encima de los mil millones de dólares, de las cuales nueve de cada diez son hombres. 
En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762 mil millones de dólares. Esta cantidad equivale a lo necesario para terminar siete veces con la pobreza extrema en el mundo”. 
Así presenta su informe Oxfam. 
El 1 por ciento más rico del mundo acumula más riqueza que el resto de la humanidad y según los últimos datos de Credit Suisse, 42 personas poseen la misma riqueza que las 3700 millones de personas más pobres del mundo. En 2010, ese selecto grupo estaba compuesto por 388 personas.
Los intereses que genera la riqueza del hombre más rico de Nigeria alcanzan para sacar de la pobreza extrema a dos millones de personas. 
Allí, el crecimiento económico de la última década se verificó en paralelo a un aumento de la pobreza. 
En Indonesia, los cuatro hombres más ricos tienen tanta riqueza como las 100 millones de personas más pobres. 
En Estados Unidos, las tres personas más ricas tienen el dinero equivalente a la mitad más pobre del país (160 millones de personas). 
En Brasil, un trabajador con el salario mínimo debería trabajar 19 años para ganar lo mismo que una persona que forma parte de los cien más ricos en un mes. 
Los CEO´s de las cinco principales marcas de moda del mundo ganan en cuatro días lo mismo que una trabajadora del sector textil de Bangladesh durante toda su vida. 
Según el Indec, en la Argentina durante el tercer trimestre del año pasado el 10 por ciento más pobre recibió apenas el 1,3 por ciento del ingreso nacional según la escala de ingreso individual, mientras que el 10 por ciento más rico embolsó el 30,4 por ciento, una diferencia de 23,4 veces.
El informe está conceptualmente en las antípodas de Cambiemos, que ni siquiera habla de desigualdad sino de pobreza. La diferencia es relevante. 
De hecho, Oxfam marca que entre 1990 y 2010 el número de personas que viven en situación de extrema pobreza (con menos de 1,9 dólares al día) se redujo a la mitad. Sin embargo, creció la desigualdad porque la tímida mejora de los más desfavorecidos es muy inferior a la que registran los más ricos. 
En consecuencia, la expectativa de vida, la calidad de los empleos, el acceso a la educación, la tecnología y la cultura, son cada vez más desiguales.
“¿Por qué ocurre esto?”, se pregunta Oxfam. 
“Es el resultado de una confluencia de factores que aumentan el poder de negociación de los más poderosos y reducen el de los sectores más desfavorecidos”, menciona. “Los derechos de los trabajadores y trabajadoras se han erosionado y los sindicatos se han debilitado, limitando así su capacidad de negociación. 
Las empresas se fortalecen más y están presionadas para producir mayores beneficios para sus ricos accionistas. 
Con frecuencia, estos beneficios se generan a costa de los trabajadores y son un incentivo para participar en la evasión y elusión a gran escala. Las grandes empresas se aprovechan de la movilidad de sus inversiones para provocar una carrera a la baja entre países en materia fiscal y laboral”, describe Oxfam, una confederación fundada en Oxford, Inglaterra, en 1942. 
Está formada por 17 ONG´s. El informe también advierte sobre la suba de la tercerización laboral.
Oxfam agrega que el camino para reducir la desigualdad pasa por incrementar el grado de regulación estatal para mejorar las posibilidades de negociación de los trabajadores, poner fin a los paraísos fiscales, apoyar con más fuerza al sector de las cooperativas y generar políticas de acceso universal a la educación, la salud y la protección social.
A contramano de ese diagnóstico, el gobierno de Cambiemos busca limar a los sindicatos y reducir conquistas laborales y se ufana de la bondad del mercado para asignar recursos de manera más eficiente que el Estado. 
También elimina regulaciones y promueve la tercerización en su boceto de reforma laboral. Pero, además, la economía de la desigualdad exige un andamiaje teórico que la justifique. 
Es la idea de que mejorar la situación de los ricos (las señales al inversor) a la larga redundan en un beneficio para los pobres. 
Se trata de la filosofía de Mauricio Macri, quien suele lamentarse de tener que tomar medidas “dolorosas pero correctas”.
“La justificación económica habitual sobre la desigualdad es que aporta los incentivos necesarios para la innovación y la inversión. Impera el discurso de que los súper ricos son el ejemplo palpable de los resultados del talento, el trabajo y la innovación, y que esto beneficia al conjunto de la población. 
No obstante, cada vez hay más estudios que demuestran que los actuales niveles de desigualdad extrema superan con mucho lo que podría justificarse por el talento, el esfuerzo y el riesgo de innovar. 
A menudo, los beneficios acaban en manos de accionistas muy ricos, aumentando así la presión sobre los trabajadores y trabajadoras. 
La incesante obsesión porque las grandes empresas obtengan mayores retornos y dividendos es uno de los factores que impulsan la desigualdad”, concluye el informe.
(Tomado de Página 12)

Recuperemos el poder que ahora está en manos de unos pocos multimillonarios


Aunque resulte difícil entenderlo, lo cierto es que las seis personas más ricas de la Tierra  poseen más riquezas que la mitad más pobre de la población mundial, 3.700 millones de personas. 
Además, el 1% más rico  tiene más dinero que el 99% restante. 

Y mientras estos multimillonarios hacen alarde de sus riquezas, cerca de una de cada siete personas intenta sobrevivir con menos de 1,25 dólares diarios. 
Y un dato espeluznante:  unos 29.000 niños mueren diariamente por enfermedades que son completamente prevenibles como la diarrea, la malaria y la neumonía.
Al mismo tiempo, las élites corruptas, los oligarcas y las monarquías anacrónicas de todo el mundo gastan miles de millones en las extravagancias más absurdas.
El sultán de Brunei tiene unos  500 Rolls-Royce y vive en uno de los palacios más grandes del mundo,  un edificio con 1.788 habitaciones y que en una ocasión fue valorado en 350 millones de dólares. 
En Oriente Medio, que cuenta con cinco de los diez monarcas más ricos el mundo, los jóvenes miembros de la realeza viajan y se divierten por el mundo entero mientras la región sufre los efectos de la tasa de desempleo más alta de todo el planeta, y unos 29 millones de niños, como mínimo, viven en la pobreza y no tienen acceso a los servicios más básicos, agua potable o alimentos nutritivos.
Es más, mientras cientos de millones de personas viven en la pobreza más extrema, los traficantes de armas acumulan cada vez más riquezas ya que los gobiernos gastan billones de dólares en armamento.
En Estados Unidos, el fundador de Amazon, Jeff Bezos, es la persona más rica del mundo con un patrimonio de más de 100.000 millones de dólares
Es dueño de, al menos, cuatro mansiones, que sumadas alcanzan un valor de decenas de millones de dólares. 
Como si esto no fuera suficiente, se gastará unos 42 millones de dólares en un proyecto para construir  un reloj dentro de una montaña en Texas que, supuestamente, funcionará durante 10.000 años.
Sin embargo, en los almacenes de Amazon repartidos a lo largo y ancho de Estados Unidos, los  trabajadores a menudo trabajan a destajo y ganan tan poco dinero que dependen de Medicaid, cupones para alimentos y viviendas sociales pagadas con los impuestos de los contribuyentes estadounidenses.
Y eso no es todo. Es este contexto de riqueza descomunal y desigualdad económica, las personas están dejando de creer en la democracia; el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Cada vez son más conscientes de que se ha amañado la economía mundial en beneficio de unos pocos poderosos y en detrimento de todos los demás, y están furiosas.
Millones de personas trabajan más horas y ganan salarios más bajos que hace cuarenta años tanto en Estados Unidos como en muchos otros países.
Sufren la situación en silencio, se sienten impotentes frente a unos pocos poderosos que compran las elecciones, y frente a una élite política y económica que se enriquece sin parar, incluso a costa del futuro de sus hijos.
En este contexto de desigualdad económica, el mundo está siendo testigo de un alarmante aumento del autoritarismo y del extremismo derechista; que alimenta, explota y amplifica el resentimiento de los que se sienten abandonados por el sistema, y aviva las llamas del odio étnico y racial.
Ahora, más que nunca, los que creemos en la democracia y en los gobiernos progresistas debemos unir a las personas trabajadoras y de bajos ingresos en torno a un programa político que refleje sus necesidades. 
En vez de ofrecer odio y fragmentación social, debemos proporcionar un mensaje de esperanza y de solidaridad. 
Debemos levantar un movimiento internacional que luche contra la avaricia y la ideología de los multimillonarios y nos ayude a construir un mundo medioambiental, social y económicamente justo. 
¿Se trata de un proyecto fácil? En absoluto. 
Sin embargo, se trata de una lucha que debemos librar. 
Nuestro futuro depende de ello.
Como señaló, acertadamente, el papa Francisco, en un discurso pronunciado en el Vaticano en 2013: “Hemos creado nuevos ídolos. Los hombres del pasado adoraron a un becerro de oro y ahora esta figura ha sido sustituida por una imagen sin cabeza, para rendir culto al dinero y estamos ante una dictadura de la economía que no tiene rostro y cuyo propósito no es el bien de la humanidad”. También indicó que “en la actualidad todo se rige por la ley de la rivalidad y la supervivencia del más fuerte, y los poderosos se alimentan de los indefensos. 
Como consecuencias, las masas son excluidas y marginadas, sin trabajo y sin una posibilidad de escapatoria”.
Debemos levantar un nuevo movimiento progresista y mundial que nazca con el compromiso de luchar contra la desigualdad estructural; desigualdad entre países y también dentro del país. Este movimiento debe sobreponerse a la mentalidad del “culto al dinero” y de la “supervivencia de los más fuertes” de la que habló el papa Francisco.
Debe apoyar medidas impulsadas a nivel nacional e internacional para mejorar las condiciones de vida de las personas pobres y de clase trabajadora y cuyo objetivo sea alcanzar el pleno empleo, un salario digno y una educación universal de calidad, acceso universal a la salud pública y acuerdos comerciales internacionales justos. 
También debemos recuperar el poder que ahora tienen las empresas y evitar la destrucción de nuestro planeta como resultado del cambio climático.
Les pondré un ejemplo de lo que podríamos hacer. 
Unos pocos años atrás, la Red para la Justicia Fiscal señaló que las personas más ricas y las principales empresas del mundo habían escondido entre 21 y 32 billones de dólares en paraísos fiscales para no tener que pagar los impuestos correspondientes
Si juntos intentamos luchar contra esta práctica abusiva, los ingresos que podríamos obtener nos permitirían terminar con el hambre mundial, crear cientos de millones de puestos de trabajo y reducir de forma significativa la desigualdad de ingresos y de patrimonio. 
Podríamos hacer un cambio radical hacia la agricultura sostenible y acelerar la transformación de nuestro sistema energético para no depender de los combustibles fósiles y avanzar hacia las fuentes de energía renovable.
Luchar contra la avaricia de Wall Street, el poder de las gigantescas multinacionales y la influencia de los multimillonarios no solo es un deber moral; es un imperativo geopolítico estratégico. 
Las investigaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ponen en evidencia que la percepción que tienen los ciudadanos de la desigualdad, la corrupción y la exclusión son los indicadores más fiables para saber si esas comunidades apoyarán al extremismo de derechas o a grupos violentos.
Cuando las personas tienen la sensación de que el sistema no juega a su favor y no ven la forma de cambiar la situación desde la legitimidad, tienen más posibilidades de apostar por soluciones perjudiciales que lo único que hacen es empeorar la situación.
Estamos ante un momento clave de la historia mundial. 
Con la revolución de las nuevas tecnologías y los avances que trae consigo, podemos aumentar sustancialmente la riqueza mundial de una forma justa. 
Tenemos todos los medios a nuestro alcance para erradicar la pobreza, aumentar la esperanza de vida y crear un sistema energético mundial no contaminante y asequible.
Lo podemos conseguir si tenemos la valentía de unirnos y enfrentarnos a los intereses de unos pocos poderosos que lo único que quieren es seguir acumulando riqueza. 
Esto es lo que debemos hacer para defender el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos y de nuestro planeta.
-El autor, Bernie Sanders, es senador por Vermont y fue candidato en las primarias demócratas de la última campaña presidencial en Estados Unidos.
Traducido por Emma Reverter
*Fuente: El Diario

 No se discute el capitalismo, como mucho sus efectos


En el debate cotidiano aparecen ciertos asuntos que motivan discusiones interesantes, aun cuando no siempre van al fondo de la cuestión. Desde un punto de vista conceptual solo se quedan en el fenómeno y no avanzan sobre la esencia. 

El fenómeno apunta a las consecuencias sociales y ambientales del orden contemporáneo, pero la esencia es […]
En el debate cotidiano aparecen ciertos asuntos que motivan discusiones interesantes, aun cuando no siempre van al fondo de la cuestión.
Desde un punto de vista conceptual solo se quedan en el fenómeno y no avanzan sobre la esencia.
El fenómeno apunta a las consecuencias sociales y ambientales del orden contemporáneo, pero la esencia es el régimen capitalista.
Veamos el tema referido a tres asuntos: a) Trump, sus actitudes, comentarios, políticas y consideraciones sobre el mismo; b) los dichos del Papa Francisco y los apoyos y críticas que arrastra; c) en capitalismo en la Argentina y su financiamiento.
LA RACIONALIDAD TRUMP
Un ejemplo es Donald Trump y el gobierno de EEUU. Hace un año que gobierna Trump y el gobierno cerró ante la negativa parlamentaria para aprobar el Presupuesto 2018 en tiempo y forma (el viernes 19/01). 
Eso significa que varios trabajadores estatales sean licenciados en sus tareas y se cierren funciones estatales que afectan a usuarios y a esos trabajadores. Ni siquiera pudo Trump disciplinar a la mayoría republicana en el Congreso de EEUU.
Trump gobierna a EEUU y es la mejor expresión de la anarquía del capitalismo, con base en la anarquía de la producción para sostener el régimen de la ganancia, de lo que se jacta Trump. Él se considera el mejor intérprete del capitalismo y de EEUU, y quizá tenga razón.
La racionalidad del capitalismo es la irracionalidad de la explotación de los seres humanos y la depredación de la Naturaleza. Quién mejor que Donald Trump para expresar esos “valores”. “Primero EEUU” sostiene Trump y eso lleva implícito “primero el capitalismo estadounidense” y los negocios Trump.
EEUU es la potencia hegemónica del capitalismo mundial, más allá de cualquier disputa por la dominación global y por eso preocupa Trump y su gobierno de especulación y militarización.
La sociedad necesita discutir el molde capitalista y desafiar el orden “normal, natural” y aspirar a otro mundo posible.
EL PAPA EN CHILE Y PERU
Mucho se escribe sobre las visitas de Francisco a Chile y Perú. Se destacan las críticas del Papa a los efectos del capitalismo de época y a los gobiernos que aplican políticas hegemónicas llamadas neo-liberales.
Algunos lo dicen en tono crítico a Francisco, porque acuerdan con las políticas hegemónicas, incluso hablan de convergencia entre los gobiernos regionales (de derecha).
Otros acuerdan con Jorge Bergoglio y reclaman cambiar políticas “neo-liberales” por otras, como si hubiera otras dentro del capitalismo actual. Las otras, esas “otras”, keynesianas, o neo-keyesianas, corresponden a otra época del capitalismo, que no son los años recientes, sino las que se aplicaron entre los 30 y los 80 en el marco de la bipolaridad entre capitalismo y socialismo, que además, eran hegemónicas en el capitalismo mundial, incluso en el socialismo (para el debate)….
Si se quiere ser crítico con el orden contemporáneo no alcanza con la critica a los efectos del capitalismo, sino que hay que criticar y superar al propio régimen del capital. Ese es el debate, lo demás es entretenimiento.
POR CASA AFECTA EL ACECHO DEL FANTASMA DE LA DEUDA
La economía capitalista de la Argentina funciona con base en la DEUDA PÚBLICA, lo que da aire a las clases dominantes locales y en contra de la mayoría de la población, principalmente trabajadores y trabajadores, activos y pasivos.
El capitalismo funciona si hay inversor en origen y poco importa si es productivo o financiero, ya que la lógica del capital es mundial y el más valor o plusvalor obtenido es mundial y se apropia en la circulación mundial.
Argentina es parte de esa lógica mundial entre producción y circulación, por lo que no alcanza con condenar la valorización financiera o la especulación, al neo-liberalismo o las modas teóricas, sino condenar al capitalismo.
Claro que para eso hay que animarse, ya que si se critica al capitalismo, al real, al que existe, al que define nuestra cotidianidad, hay que animarse a proponer alternativas no capitalistas, y no cualquiera se anima ante la condena socio intelectual de que es posible.
CONCLUSIÓN
En los tres casos se analiza el fenómeno, sin avanzar en la esencia que supone el debate contra y más allá del capitalismo.
Trump no es un accidente de la historia política de EEUU, como no lo fue Bush, hijo o padre, ni Reagan u otros de los presidentes de la potencia imperialista, sino lógica consecuencia de la crisis política y el funcionamiento anárquico del orden capitalista para sostener la razón de ser del orden: la ganancia y la acumulación.
Francisco no discute la explotación del hombre por el hombre, sino que aboga contra las consecuencias más negativas del orden vigente y concentrado en la miseria y la pobreza de millones, abrigando expectativas por modificaciones en el margen del sistema.
En Argentina como en otros países se apuesta a la atracción de inversiones, con la secuela de producción y generación de excedentes que reproducen una lógica de la desposesión y la depredación.
Para todos los casos, se escamotea lo esencial, el orden capitalista, y con ello la posibilidad de discutir un orden en contra y más allá de la lógica del capital.

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Premiar el trabajo, no la riqueza

Opinión
22/01/2018
El año pasado se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo milmillonario cada dos días. 
En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762 000 millones de dólares. 
Este incremento podría haber terminado con la pobreza extrema en el mundo hasta siete veces. El 82% de la riqueza generada durante el último año fue a parar a manos del 1% más rico, mientras que la riqueza del 50% más pobre no aumentó lo más mínimo.

La riqueza extrema de unos pocos se erige sobre el trabajo peligroso y mal remunerado de una mayoría. 

Mientras las mujeres ocupan mayoritariamente los empleos más precarios, prácticamente todos los súper ricos son varones. 

Los Gobiernos deben favorecer la creación de una sociedad más igualitaria a base de dar prioridad a los trabajadores y a los pequeños productores agrarios en vez de a los más ricos y poderosos.


https://www.alainet.org/es/articulo/190513

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