El Confidencial reconoce (indirectamente) que Puigdemont es manipulado por la mafia judía
Uno, que ya tiene cierto “callo” y se imagina el contenido de las noticias antes de leerlas, al hacerlo con la noticia de El Confidencial titulada “Islas Vírgenes, Mónaco y finca en Gerona del magnate ruso que se vio en Puigdemont” se temía a qué tipología de ruso se refería el artículo.
Lo que no me podía esperar es que en la propia fotografía que ilustra la noticia aparecieran tres rabinos ortodoxos con sus correspondientes barbas!
Como digo, estas son las consecuencias de la censura imperante (aunque hay que reconocer que en el cuerpo de la noticia los redactores sí escriben la palabra prohibida: “judío”), las consecuencias son que se atribuye a la “trama rusa” la manipulación de la independencia catalana cuando lo que se debería decir, a la vista de esta información y la fotografía, “mafia judía”.
Como vengo repitiendo desde hace años, decir la Verdad está prohibido en estos tiempos que corren, y aquí está la prueba irrefutable de ello.
Puigdemont es manipulado por el magnate judío Aminov, pero escriben “magnate ruso”, con lo que le cargan el muerto a Putin.
Adquirió la mansión en abril de 2015, tan solo un mes después de registrar una sociedad 'offshore' |
Islas Vírgenes, Mónaco y finca en Girona: el magnate ruso que se vio con Puigdemont
El magnate ruso del trasporte ferroviario Vyacheslav Aminov es propietario de una mansión con bosque privado en la provincia de Girona, en concreto en la muy cotizada localidad de Pals, en la Costa Brava.
Junto a su hermano Vadim, Vyacheslav es fundador, accionista y consejero del gigante de transporte ferroviario ruso de mercancías Netfetrans Service, un complejo valorado en más de 2.000 millones de dólares.
Aminov coincidió con el entonces presidente Puigdemont el 11 de junio pasado en Girona, en plena crisis soberanista en Cataluña, durante un encuentro de rabinos, ya que Aminov es judío.
Por razones que se desconocen, la Generalitat ocultó esta reunión, tal y como contaba esta semana El Confidencial.
Por razones que se desconocen, la Generalitat ocultó esta reunión, tal y como contaba esta semana El Confidencial.
La Generalitat ocultó el encuentro de Puigdemont con el magnate ruso Aminov
Marcos Lamelas. Barcelona
Los representantes del autodenominado “Govern legítim” han evitado explicar por qué se encubrió el encuentro con Aminov, que tuvo lugar en la ciudad de Girona.
El empresario adquirió la finca en abril de 2015, momento en el que su precio de venta rondaba los 10 millones de euros.
Aminov la compró a la sociedad Ribera de Malagón, propiedad del antiguo presidente de Burberrys en España, Eugenio Mora Olivella, considerado uno de los grandes defraudadores españoles al fisco.
La operación aparece fechada el 16 de abril de 2015.
Tan solo un mes antes, el 4 de marzo de ese mismo año, Vyacheslav Aminov registró la sociedad Tabera Global Ltd en las Islas Vírgenes Británicas, un paraíso fiscal, tal y como consta en la documentación de los papeles de Panamá que obra en poder de este periódico.
La sociedad se utilizaba para controlar una cuenta bancaria en Mónaco, territorio conocido por el secretismo que garantiza a los clientes de sus bancos.
Los datos registrales de la finca indican que el magnate es su único propietario.
Está situada en un bosque de pinares que ocupa una extensión total de más de 22 hectáreas.
El complejo incluye una residencia principal con planta baja, semisótano y piso superior que suma 1.200 m2; un edificio anexo (conectado con la casa principal por medio de un porche), con dos plantas, almacén, vivienda de los guardias de seguridad y zona de estar y juegos de otros 807 m2, y un garaje con capacidad para siete vehículos, que suma otros 208 m2.
Además, cuenta con una piscina de piedra volcánica de 27 m2 en un área dedicada a esta zona de ocio que ocupa 378 m2.
Se ha solicitado a los representantes de Puigdemont en Bruselas qué conocimiento tenía la Generalitat de estas inversiones y si los Aminov habían participado de otros negocios en Cataluña.
No ha habido respuesta a estas cuestiones.
Residente temporal
Fuentes del sector inmobiliario de la Costa Brava explican que Aminov se encuentra muy cómodo en Girona, si bien solo reside allí de manera temporal, recibe visitas de su hermano Vadim y no explota de manera alguna la finca, en la que solo busca discreción y privacidad.
La finca propiedad de Aminov se denomina Mas Cassà. Fue segregada por Eugeni Mora tras sus problemas con Hacienda.
Una parte fue repartida entre sus hijos y la que correspondía a los 'massovers', los cuidadores del terreno, se puso a la venta, tras lo que pasó a manos del magnate ruso.
La cercanía de Aminov a Puigdemont se enmarca en un entorno de injerencia rusa en la crisis catalana, desde reuniones con congresistas estadounidenses prorrusos hasta el encuentro entre Oriol Solé, asesor del 'expresident' catalán, con el ciberactivista Julian Assange, pasando por diversas 'fake news' sobre la cuestión catalana.
Complicidad local
Fuentes cercanas a la Administración local de la Costa Brava explican que el poder de la zona siempre ha mantenido importantes complicidades con los propietarios de los terrenos.
Así, en una reciente tala masiva de árboles que declaró el Ayuntamiento de Pals, la finca de Aminov quedó al margen de esta medida, lo que fue entendido por otros propietarios del municipio como un favoritismo que no venía al caso.
Aminov compró sus terrenos cuando era alcaldesa de Pals Sílvia Monar (ERC), quien mantenía una buena relación con el propio Puigdemont.
Puigdemont, con la alcaldesa de Pals, Silvia Monar.Foto por: EFE
Los republicanos gobernaban la localidad por un acuerdo con el PDeCAT a través de una coalición denominada Junts per Pals.
Por ese acuerdo, en el segundo tramo de la legislatura Monar cedió la alcaldía a Sergi Brull(PDeCAT), quien precisamente como antiguo regidor de Medio Ambiente de Pals era quien había tomado las controvertidas decisiones sobre la tala de árboles.
Cierra el círculo del poder local la regidora de urbanismo Maite Servià (PDeCAT), hija del constructor local Pere Servià.
Pere Servià en 2002 vendió su constructora, Servià Cantó, al gigante de la construcción FCC.
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