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miércoles, 13 de diciembre de 2017

“Facebook es un arma de control mental” - Otro ex-ejecutivo de Facebook confiesa que la Red Social es Perjudicial para la Salud

Ex consejero de Facebok admite que es un arma de control mental

Es el segundo ejecutivo de Facebook que en cuestión de semanas afirma lo mismo: “Facebook es un arma de control mental”
El indio Palipitiya afirma que Facebook “impulsa ciclos de retroalimentación a corto plazo que impulsan la dopamina”.

Otro exejecutivo de Facebook confiesa que la red social es perjudicial para la salud

Esta vez ha sido Chamath Pailhapitiya, vicepresidente de desarrollo deFacebook entre 2007 a 2011, quien ha alzado la voz para condenar la red social por haber causado daño a sus usuarios y a la sociedad en general.
En un video subido a Youtube, Pailhapitiya dijo sentenció: 

El exempleado alentó a la gente a tomar un descanso de la red social y de todo el ecosistema en línea dentro del cual nos encontramos sumergidos a diario, a tratar de usar la red social lo menos posible, y a buscar la forma de que sus hijos "tengan prohibido usar esa mierda".

Esto sucedió luego de que otro exejecutivo hace pocos días se hubiera pronunciado de modo similar. 
Sean Parker, el primer CEO de Facebook y quien saltó a la fama gracias a Napster, dijo en una entrevista con Axios:
No estoy seguro de haber entendido las repercusiones de lo que estaba diciendo, debido a las imprevisibles consecuencias de una red que crece a mil millones de usuarios, o dos mil millones y ... literalmente cambia la forma en que te relacionas con la sociedad, y el modo en que nos relacionamos los unos con los otros... probablemente interfiere con nuestra productividad de formas extrañas. Sólo dios sabe lo que le está ocasionando al cerebro de nuestros hijos.
El arrepentimiento no se detuvo ahí. En la misma entrevista agregó:
El proceso que llevó a crear esas aplicaciones (Facebook habiendo sido la primera...) fue: "¿Cómo consumimos la mayor cantidad de tu tiempo y de tu atención?
Eso quiere decir que necesitamos darte un poco de dopamina de vez en cuando, porque alguien acaba de dar me gusta o dejó un comentario en una foto, o una entrada o lo que sea. Y eso te motivará a compartir más contenido, lo cual te traerá... más me gusta y más comentarios. Es un circuito de retroalimentación que te valida socialmente... exactamente el tipo de programa que un hacker como yo inventaría, porque estás explotando una vulnerabilidad de la psicología humana.
Las mismas advertencias también han venido de otros. 

Es bien sabido que Steve Jobs no dejaba que sus hijos usaran tecnología, al igual que Bill Gates y otros grandes de Silicon Valley.

Quizás sea porque, como dijo Sean Parker en la entrevista, cuando se trata de explotar esta vulnerabilidad psicológica:
Los inventores, los creadores -como yo, Mark (Zuckerberg) o Kevin Systrom de Instagram - toda esta gente, lo entendíamos conscientemente. Y aún así lo hicimos.
Estoy seguro de que todos hemos sentido el entusiasmo que implica ir aFacebook o a Instagram o cualquier otra red social, y ver si hemos ganado más me gusta en una foto. 

En efecto, se sabe que la adicción a Internet y a los dispositivos es un buen modelo de negocio. 

Pero en realidad, el problema realmente no yace en los adultos, sino precisamente, como lo han intuido Parker y Palihapitiya, en los millenials y la Generación Z, nuestros hijos.

En un estudio de la Universidad Coreana en Seúl, Corea del Sur, el Dr. Hyung Suk Seo advierte que, más allá del mero hecho de perder nuestro tiempo al ver y compartir memes y videos virales, la adicción a las redes sociales esconde un peligro mayor:
Paralelamente a este estudio, existe mucha evidencia que apunta a los efectos dañinos que tienen los dispositivos electrónicos en los más pequeños. No hace falta más que hacer una búsqueda en SOTT para encontrar decenas de artículos mencionando los peligros que esta tecnología implica para nuestra cognición y nuestra salud en general.

Es posible que para un adulto que lleva años en la red interactuando con compañeros de trabajo, viejos amigos del colegio, familiares, etc, sea difícil desconectarse. 
Pero la cuestión no es bajar la llave y apagar por completo la interacción en las redes sociales, sino más bien comprender qué lugar ocupa en la vida de cada uno el "tiempo en línea", qué tan importante es el "me gusta" o el comentario celebrando lo que compartimos. 
¿Nos mueve verdaderamente un deseo genuino de comunicarnos y compartir, o toda nuestra actividad en red se orienta a la autosatisfacción?
Las advertencias de aquéllos que han sido artífices y han visto la red desde dentro, apunta justo en ese sentido. 
Las redes sociales funcionan como un juego macabro que altera nuestros patrones mentales, nos hacen vivir la vida desde una perspectiva egocéntrica y alimentan esa modalidad de existencia premiándonos con megadosis de dopamina.
Usted puede decir, "¡No!... yo también le doy 'me gusta' y comento las publicaciones de otros"... 
Pero ¿y si hiciera todo eso sólo para que después alguien hiciera lo mismo con usted... como una especie de "yo te palmeo tu espalda y tu la mía" implícito?
Y si a un adulto las redes sociales pueden afectarlo de este modo, imagine lo que podría ocurrir en la psiquis en formación de un niño. Realmente el "mundo en línea" está "cableando" el cerebro de nuestros hijos.
La digitalización de nuestro entorno es un hecho consumado y posiblemente sería tonto oponernos de un modo intransigente y radical. 
Pero debemos buscar la forma de limitar el acceso de nuestros hijos a estas tecnologías; esto no significa forzarlos a desconectarse para siempre, sino más bien establecer reglas con horarios y cantidad de horas, y estimularlos a que realicen otras actividades donde la vida social sea una de verdad y en contacto directo con personas de carne y hueso.
Debemos preguntarnos cada mañana al despertar: 
¿Estamos ayudando o perjudicando a nuestros hijos cuando los convertimos en nativos digitales?

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