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martes, 12 de diciembre de 2017

¿Formarán Rusia, Venezuela, Irak e Irán una nueva OPEP?

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¿Formarán Rusia, Venezuela, Irak e Irán una nueva OPEP?

Germán Gorraiz López - ATTAC Navarra-Nafarroa
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un reciente informe titulado “Perspectivas mundiales de inversión en energía”, advierte que será necesario invertir 48 Billones $ hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 50 $, imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones por lo que no sería descartable un posible estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2.025, al concatenarse la recuperación económica de EEUU y la UE con factores geopolíticos desestabilizadores (Nueva Guerra en Oriente Medio). 
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Así, según Rystad Energy, la industria petrolera necesita reemplazar 34.000 millones de barriles de crudo al año pero en el 2.015 tan sólo se alcanzaron los 8.000 millones de barriles debido al drástico descenso de las inversiones en exploración y producción mundial (un 28% en el 2015 y se estima para el 2016 una nueva caída del 20%).
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Dependencia mundial de los combustibles fósiles
Según Edgar Ocampo, cada año, el mundo fagocita la mitad de las reservas de un país petrolero importante (México) y dado que las energías alternativas todavía necesitan enormes subsidios como para ser viables en los países en vías de desarrollo, la práctica del fracking ( especie de panacea universal que resolverá los problemas energéticos de la Humanidad) es todavía incipiente y suscita recelos medioambientales y la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes compañías abandonen sus equipos e infraestructura actuales, se deduce que la economía mundial seguirá gravitando sobre la dependencia del petróleo en la próxima década. 
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El gas natural se presenta como el único sustituto ante una presunta escasez de petróleo, pero este recurso también sigue el mismo camino de inestabilidad, por lo que los principales países desarrollados cuentan con reservas estratégicas de petróleo que destinan exclusivamente para uso en situaciones críticas para garantizar el consumo interno durante un par de meses además de implementar medidas cosméticas de ahorro de energía. 
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Así, en China, se habría fijado el Plan Energético Quinquenal 2015-2020 con el objetivo de reducir la dependencia del carbón y del petróleo aunque según Greenpeace con un “insuficiente incremento de las energías renovables del 1%”, en un país donde el carbón cubre el 70% de las necesidades energéticas y si continúa la tendencia actual, la combustión actual de carbón se duplicará en 15 años.
Cénit del petróleo (Peak Oil)
El declive de la producción mundial de crudo convencional se explica por medio de los métodos de análisis del geólogo King Hubbert sobre la producción de petróleo de los Estados Unidos, método conocido como la “curva de Hubbert” pues dicho geólogo calculó en 1956 con extraordinaria precisión la fecha en que los Estados Unidos no podrían producir más petróleo de forma convencional aunque se perforaran más pozos 
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En la actualidad, la producción actual del petróleo proviene en más de un 60% de campos maduros,(que tienen más de 25 años de ser explotados de manera intensiva) por lo que las nuevas prospecciones se realizan en regiones más remotas (Ártico, Amazonas), con mayor coste productivo ( 120 $) y menor rentabilidad, amenazando en muchas ocasiones a reservas y parques naturales (Ártico, Alaska, Amazonas) 
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En la actualidad, el desfase entre el consumo mundial y los descubrimientos de nuevas explotaciones sería abismal (en una proporción de 4 a 1) y el tiempo necesario para poner en marcha a pleno rendimiento un yacimiento sería de alrededor de 6 años, por lo que cualquier descubrimiento no podrá entrar en operación hasta después del 2021. 
Así, el 90% de la producción de crudo saudí procede de tan sólo cinco campos maduros y hasta el 60% procedería del megacampo de Ghawar lo que aunado con que los nuevos proyectos de infraestructura petrolera de extracción de crudo considerados como “grandes,” (aquellos de más de 500 millones de barriles).
En Arabia Saudí para el 2017 son prácticamente inexistentes y dado el espectacular incremento de la producción de crudo saudí ( 9 millones de barriles día) para suplir la drástica reducción de la producción de crudo de países como Libia, Siria e Irak, acelerá la fecha de caducidad de sus reservas ociosas, por lo que Arabia Saudí sería partidario de mantener los recortes de producción de petróleo en el 2.018, quedando a expensas de la decisión de Putin en la reunión que mantendrán en Viena. 
¿Formarán Rusia, Venezuela, Irak e Irán una nueva OPEP?
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la producción de petróleo en Rusia alcanzó su máximo histórico (11,41 millones de barriles diarios) en el año 1988 cuando todavía formaba parte de la Unión Soviética, pero tras el declive provocado por la crisis económica del 2008, la producción ha ido in crescendo hasta alcanzar los 10,59 millones de barriles por día (bpd) en el 2013 con una fecha de caducidad de 20 años. Rusia y China sellaron un estratosférico contrato petrolero que se convierte en uno de los mayores de la historia de la industria energética por el que la empresa rusa Rosneft, (la mayor petrolera del país), suministrará petróleo al gigante asiático durante 25 años por valor de 270.000 millones de dólares (unos 205.000 millones de euros). 
Ello, aunado con el megacontrato gasístico firmado por la rusa Gazprom y la china CNPC por el que Rusia suministrará al país asiático 38.000 milones de metros cúbicos de gas natural por un monto aproximado de 400.000 millones $ y con una vigencia de 30 años a través del gaseoducto Sila Sibiri (La Fuerza de Siberia), sentaría las bases económicas de la Unión Euro-Asiática que inició su singladura el 1 de enero del 2015 como alternativa económica y militar al proyecto de EEUU de crear una Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés).
Respecto a Venezuela, la producción de crudo habría descendido a menos de 2 millones bpd (su menor nivel desde 1989 según datos de la OPEP), por lo que necesita urgentemente nuevos hallazgos petrolíferos (de seguir el ritmo actual de producción podrían agotarse sus reservas probadas en el 2021) así como una urgente financiación para refinanciar una deuda de 60.000 millones $. 
En consecuencia, Venezuela habría firmado un acuerdo por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo) y la empresa nacional de hidrocarburos PDVSA estaría en negociaciones con la rusa Rosneft, la italiana Eni y la española Repsol para obtener los créditos necesarios para realizar nuevos proyectos de crudo y gas. 
Recordar que Venezuela habría recibido con anterioridad préstamos por valor de 5.000 millones $ de la rusa Rosneft a cambio de envíos de crudo y combustible, siendo en la actualidad deudor de unos 1.000 millones $ que serán condonados por Putin, quien aprovechará la ocasión para convertirse en “socio estratégico” de Venezuela y reforzar la presencia de Rosneft en en el mercado energético mundial, no siendo descartable la instalación de una megabase naval y logística en Venezuela.
Respecto a Irak y según un artículo publicado por el New York Times, una buena parte de la producción petrolera de dicho país tendría como destino China, dado que las compañías occidentales (Exxon Mobil, Shell, BP y otras serían reacias a invertir en dicho país, pues las regalías, impuestos y otros cargos cobrados en Irak suelen engullir el 90% o más de las ganancias de una empresa petrolera, mientras que las inversiones en EEUU consiguen una ganancia del 50% aunado con el hecho de que EEUU importa tan sólo el 3% de sus necesidades petrolíferas de Iraq. 
Así, el Gobierno de Al Maliki firmó en 2008 un acuerdo con China cifrado en 3.000 millones de dólares, mediante el cual la firma estatal China National Petroleum Corp. (CNPC) obtuvo los derechos de explotación durante 23 años del campo petrólifero de Al Ahdab (el mayor yacimiento abierto en Irak durante las dos últimas décadas con una producción estimada de 25.000 barriles diarios) recibiendo de parte china la condonación del 80 por ciento de la deuda heredada de la época de Sadam Hussein, estimada en unos 8.500 millones de dólares.
En cuanto a Irán, posee las terceras mayores reservas probadas del mundo de petróleo y gas tras Arabia Saudí e Irak pero precisa de una inversión de unos 155.000 millones de dólares para el desarrollo de la industria petrolera y gasista. 
En la actualidad, Irán exporta 2,6 millones de bpd de petróleo crudo y condensado de los cuales el 40% se envían a Europa, por lo que Irán trata de acelerar la construcción del gasoducto de South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el Mar Mediterráneo y permitiría la llegada del gas iraní a la Unión Europea, relativizando de paso la importancia estratégica de Turquía dentro del Proyecto del Gasoducto Trans-Adriático (TAP) así como el papel relevante de Arabia Saudí y Emiratos Árabes como suministradores de crudo a Occidente. 
Sin embargo, tanto Irak como Siria estarían inmersos en procesos internos destructivos fruto de la balcanización implementada por EEUU siguiendo su doctrina del caos ordenado, por lo que Rusia sería en estos momentos la única potencia capaz de pacificar el avispero sirio y facilitar la exportación de productos petrolíferos de Irak e Irán, tras lo que no sería descartable el nacimiento de un nuevo holding energético pilotado por Rusia que contaría con Venezuela, Irak e Irán como socios energéticos y que utilizaría monedas nacionales en las transacciones comerciales entre dichos países para luego utilizarlas como fuente de acumulación de reservas y así adquirir preeminencia frente al dólar en las operaciones financieras internacionales,  dentro de la ofensiva de Putin para acabar con el papel del dólar como patrón monetario mundial tras la imposición por parte de EE.UU. de nuevas sanciones contra Rusia. 
Analista internacional
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